viernes, 19 de septiembre de 2014

Xabier Pikaza: Un siervo de Dios



El siervo de Dios es aquella persona que está dispuesta a:
* hacer lo que Dios pida
* cuando El lo pida
* donde El lo pida
* no importa lo que El pida

La palabra siervo significa esclavo (doulos). Describe a alguien que está sujeto a la voluntad de su Señor, y totalmente a la disposición de él.
Al usar este término para describirse, los apóstoles están expresando su absoluta devoción y sujeción a Cristo, están expresando su actitud de absoluta  obediencia hacia Cristo, algo a lo que no sólo los apóstoles fueron llamados,  sino todos los que somos de Cristo. Es esa obediencia incondicional la que nos va habilitar para ser siervos efectivos.
Esa obediencia comienza en nuestras vidas cuando renunciamos a otros “señores”, nos identificamos con Cristo, descubrimos en la Escritura cuál es su voluntad, vivimos de acuerdo a ella, y conscientemente nos alejamos de intereses que son contrarios a la voluntad de Dios

La iglesia necesita de hombres y mujeres de DIOS como Pikaza que se sientan comprometidos.

Xabier es un hombre rebosante del Espíritu de Cristo. Ser lleno del Espíritu,  no es otra cosa que ser controlado por el Espíritu que mora en nosotros.
Fijémonos  el contraste en Ef. 5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Lo que sucede con una persona cuando se emborracha es que ha tomado tanto alcohol que su influencia lo domina. Ese hombre está bajo el efecto de la bebida.

Así como la bebida afecta la mente, el corazón la voluntad, así debemos ser afectados por el Espíritu en nuestra mente, en nuestro corazón y en nuestra voluntad. Esa es la similitud entre la borrachera y la llenura del Espíritu Santo.

En la historia de Jesús, el hombre prudente escoge hacer lo bueno. El hombre prudente escoge edificar su casa sobre la roca.  Jesús habla acerca del hombre insensato. Jesús dice que la persona que escucha su enseñanza pero no la obedece es como el hombre que edificó su casa sobre la arena.  Cuando vinieron las tormentas la casa se cayó. El hombre no pensó en la tormenta cuando edificó su casa. No hizo una buena decisión.
Jesús contó esta historia para ayudarnos a ver que debemos ser como el hombre sabio.
Pikaza goza del privilegio de ser usado a favor de los demás: Es el propósito de Dios de que seamos usados para bendecir a los demás.

¡El testimonio del Espíritu casi no se menciona en la mayoría de las iglesias en la actualidad!
Sin embargo el hecho es que los creyentes necesitamos el testimonio del Espíritu como nunca antes.

Xabier Pikaza es un hombre de paz y humilde. Necesitamos hombres como Xabier Pikaza ardiendo al rojo vivo, que irradien el fuego con tan intenso calor; que no podamos siquiera acercarnos sin sentir que nuestros corazones se están quemando
“Dame cien predicadores que no le teman a nada excepto al pecado, y que no deseen nada excepto a Dios … ellos sacudirán las puertas del infierno y establecerán el reino de Dios en la tierra.”  John Wesley

 San Juan de la Cruz, buen conocedor de los símbolos religiosos, sabe cómo el Espíritu de Dios perfuma con su presencia al hombre interior y a sus virtudes. En la estrofa 18 de su Cántico exclama: "¡Oh ninfas de Judea!, -en tanto que en las flores y rosales -el ámbar perfumea, -morá en los arrabales -y no queráis tocar nuestros umbrales". Luego, en su comentario aclara el Santo el alcance de sus símbolos. "Las flores, como habemos dicho, son las virtudes del alma; los rosales son las potencias de la misma alma: memoria, entendimiento y voluntad, las cuales llevan en sí y crían flores de conceptos divinos y actos de amor y las dichas virtudes. En tanto, pues, en estas virtudes y potencias del alma... el ámbar perfumea.

La Palabra dice que nosotros somos GRATO OLOR DE CRISTO para Dios, que tenemos OLOR DE VIDA para vida (2Cor. 2:15-16), y esto me recuerda las innumerables veces que el Señor cita estas mismas palabras en el antiguo testamento al referirse al holocausto encendido que era ofrecido para Él en el altar, lo llama olor grato, nosotros también somos un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios (Rom.12:1). Me pregunto si Dios también se complace en nuestro olor cuando se acerca a nosotros cada día, si anhela nuestro perfume cada mañana, como el olor del incienso que era quemado cada mañana y noche en el tabernáculo (Ex. 30:7-8), dice la palabra que este incienso era como un perfume para Dios, bien mezclado, puro, santo y sagrado (Ex. 30:34-37).
 Dios cuida nuestro olor, incluso en los momentos más difíciles. Cuando los tres amigos de Daniel fueron echados al horno de fuego no solo fueron librados sino que Dios cuidó que aún no tuvieran ni la peste a quemado.
Nuestro olor debe ser el de Cristo y llevando las buenas noticias del evangelio cambiar la peste del pecado por el Olor de su conocimiento.

 Seamos agradecidos a Dios y a nuestro prójimo. Que nuestras vidas sean sacrificio a Dios de olor fragante y principalmente seamos obedientes. Que seamos bañados del perfume de Cristo, seamos como él, andemos como él anduvo, rompamos nuestro frasco como aquella mujer que perfumó sus pies.