El latín es bien adaptado para la liturgia de la Iglesia, ya que es venerable y misterioso. Es venerable en cuanto a su origen y antigüedad, es el idioma en cuanto las alabanzas a Dios resonaron en voces de los primeros católicos del primer siglo. Es un pensamiento solemne y sublime el que la Misa sea ofrecida en el mismo idioma, las primeras palabras que resonaban en las catacumbas. El uso del idioma desconocido crea la impresión en quien lo desconoce, de que algo se está llevando a cabo sobre el altar, más allá de sus comprensiones, es decir que se está realizando un misterio.
El uso del latín es una forma de mantener la unidad dentro de la Iglesia de Jesucristo. Así como uniformidad en su Liturgia, ya que el uso del mismo idioma en los templos católicos dispersos por todo el mundo, es una forma de conexión con Roma, uniendo a todas las naciones del mundo, bajo en solo idioma. El latín como idioma de la Iglesia, une a todas las naciones, haciéndolos a todos miembros de la familia de Dios, del mismo Reino de Jesucristo.
El altar es una especie del Jerusalén Celestial en el cual la gran multitud de gentes y lenguas se reúnen alrededor de este trono Divino, para alabar a Dios. Si no fuera el idioma Latín, la lengua oficial de la Iglesia, las discusiones y disertaciones que se llevan a cabo en los Concilios no serían capaces de entenderse y los mutuos intercambios de ideas y opiniones entre los Teólogos seria imposible. Por otra parte el uso del latín, el idioma de la Roma antigua, nos recuerda nuestra dependencia a la Santa Iglesia, Romana. Involuntariamente trae a nuestras mentes el hecho de que los primeros misioneros fueron enviados por la Iglesia Católica, cuando llevaron la doctrina de Jesucristo por primera vez a nuestras naciones.
Algunos que que han tildado al Santo Padre de reaccionario desconocen, o no quieren saberlo, los importantísimos intelectuales, que con posterioridad al concilio Vaticano II, han hecho llegar a los sucesivos Papas sus peticiones para que la liturgia tradicional y el canto gregoriano no fueran erradicados de la Iglesia: Jorge Luis Borges, Salvador de Madariaga, Andres Segovia etc.
Deus, Pai e Nai de todos os homes e mulleres do mundo, grazas porque Tí recolles as nosas oracións e comprendes o noso mais profundo sentir en calquera das linguas; O idioma universal para acercarse ao teu misterio non é outro que a linguaxe do AMOR.
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