Una ciclogénesis o borrasca explosiva, bautizada con el nombre de 'Petra' y que hoy se está desarrollando al sur de las islas británicas, llegará mañana al tercio norte del país, dejando a su paso fuertes lluvias y rachas de viento de 100 kilómetros/hora.
El fenómeno, poco habitual en España, afectará sobre todo a áreas de montaña y a los litorales de Cantabria, Galicia, Asturias, Navarra y Castilla y León, ha explicado el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Alejandro Lomas.
Este tipo de borrasca profunda es la razón por la que más de una veintena de provincias de estas comunidades autónomas estarán mañana en alerta naranja (riesgo importante); las costeras registrarán además olas de entre cuatro y cinco metros de altura y mar de fondo.
'Petra' se dejará sentir a partir de las horas centrales de mañana y el jueves disminuirá su intensidad.
Las precipitaciones derivadas de esta ciclogénesis, un proceso con un ciclo vital muy rápido e intenso, oscilarán de entre 20 y 50 litros por metro cuadrado en 24 horas, una "cantidad que no es espectacular", ha añadido Lomas.
El precedente de 'Xynthia'
Entre el 26 y 28 febrero de 2010, una ciclogénesis explosiva ('Xynhia') puso en alerta a casi toda España y dejó tres muertos, a miles de personas sin electricidad, se cancelaron un centenar de vuelos y hubo inundaciones.
Los vientos alcanzaron los 228 km/hora en Vizcaya.
El 'Xynthia' penetró por Canarias y afectó a Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, Castilla y León y Andalucía, y con menos intensidad al resto del país, donde el viento sopló a 90 km/hora.
Después, 'Xynthia' se desplazó a Francia, el país europeo que más sufrió sus consecuencias, donde dejó al menos 50 fallecidos, varios desaparecidos y decenas de heridos. A continuación avanzó a Bélgica, donde causó una muerte y en Alemania mató a seis personas.
Traducido al español – de su libro titulado “la vision”
Capítulo 2 drásticos cambios meteorológicos y terremotos (La visión de David Wilkerson, publicado en 1974) Los terremotos que vienen a Estados Unidos. Los Estados Unidos va a experimentar en un futuro no muy lejano los terremotos más trágicos de su historia. Un día antes de que esta nación se tambalea bajo el impacto de la historia más grande de noticias de los tiempos modernos. Será la cobertura de los mayores terremotos más desastrosos en la historia. Esto causará pánico y el miedo, sin duda, se convertirá en uno de los terremotos más completamente informado que nunca. Las cadenas de televisión van a suspender toda la programación y llevaran toda la cobertura del día. Otro sismo, posiblemente en Japón, puede preceder a la que veo venir aquí. No hay la menor duda en mi mente acerca de este gran terremoto que se próxima en nuestro continente. Yo no estoy en absoluto convencido de que este terremoto tendrá lugar en California. De hecho, creo que va a llevarse a cabo en un lugar donde menos se espera. Este terrible sismo puede ocurrir en un área que no se conoce como un cinturón de terremotos. Será tan alto en la escala de Richter que activará otros dos terremotos importantes.
Estoy convencido que todas estas terroríficas situaciones que hoy observamos acontecer en esta tierra - huracanes, tsunamis, terremotos, cambios drásticos de clima, terrorismo, amenazas nucleares, guerras, rumores de guerra - todo tiene que ver con la venida de Cristo. Más allá de las “nubes de guerra” que se están formando, más allá de la oscuridad que está cubriendo la tierra, existe una “nube” que se está formando en el cielo. Y un día cercano, Cristo entrará por esa “nube” y se revelará a sí mismo ante el mundo entero. “Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que esta cerca el reino de Dios”. (Lucas 21:31).
La primera iglesia le pedía al apóstol Pablo escribir más sobre los tiempos venideros. En el tiempo de Pablo, los cristianos presentían cerca la destrucción de Jerusalén. De ahí que deseaban saber más sobre eventos proféticos. Tenían miedo de la rudeza de los ejércitos invasores, quienes tomaron a multitudes cautivos en esclavitud. Ello causó en los creyentes que pensaran que los tiempos decadentes estaban por llegar. Entonces le solicitaron a Pablo información sobre lo que habría de venir: “Escríbenos acerca de cómo entender los tiempos venideros.”
Se trata de las señales sobre la venida del Señor Jesús para llevarse a su pueblo.
Pablo respondió con estas palabras llenas de firmeza; “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba” (1 Tesalonicenses 5:1-2). Pablo les indicó que esto sucedería cuando Cristo regresara: “Porque el Señor mismo con voz de mando con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero, luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tesalonicenses 4:16-18)
La exhortación de Pablo hacia ellos tenía el propósito de motivarlos. En esencia él les dijo, “No hay necesidad de que ustedes se atemoricen acerca de las cosas que vendrán a la tierra. No tienen que preocuparse por estas señales temerosas y calamidades. Ustedes saben de lo que se trata. Son las señales acerca de la venida del Señor Jesús para llevarse a su pueblo.
La verdad es que la historia tiene una dirección.
Podemos tener la certeza que la serie de eventos que se desencadenarán se encuentran acorde al propósito de Dios. No importa la maldad y falta de fe que exista en la humanidad, el mundo no va hacia la deriva, el Señor no ha abandonado la tierra. Por el contrario, Dios simplemente tiene el control del ritmo de los sucesos. Lo que observamos hoy en día es un cambio en la dirección de los eventos, los cuales están encaminados hacia un próximo “acontecimiento divino”: la recreación de un nuevo cielo y una nueva tierra donde Cristo reinará supremamente por toda la eternidad.
Los antiguos estoicos creían que el mundo pasaba por tiempos de recomposición. En sus mentes, al término de cada periodo el mundo era destruido por una gran conflagración. Posteriormente el mundo era restaurado a semejanza de sus inicios, y todas las cosas empezaban de nuevo. En otras palabras la historia se repetía una y otra vez. Las mismas estrellas seguían las misma órbitas, las mismas personas vivían de nuevo, con lo mismos amigos, preocupaciones, y experiencias. No todo era restaurado solamente por una vez sino por la perpetuidad. Los seres humanos estaban atados a un camino del cual no podían escapar.
Las palabras del apóstol Pedro se oponen a esta forma de pensamiento. Pedro nos dice que de acuerdo con las promesas de Dios, que los cristianos esperamos “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13). Aunado a ello, afirma que si nosotros creemos en la Palabra de Dios, entonces podemos saber que la historia se está encaminando hacia el día de la venida del Señor, cuando “los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán”. (2 Pedro 3:12).
“Pero el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos, para la venida del día de Dios” (2 Pedro 3:10-12).
Aquí Pedro nos dice que podemos esperar un nuevo cielo y una nueva tierra y que debemos estar expectantes a estas cosas.
Al decir Jesús, “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza” (Lucas 21:28), se refiere al lugar donde debemos mantener nuestro enfoque.
Como seguidores de Cristo nuestro foco no debe estar en los reportes de las noticias diarias. No debemos de remitirnos a los ámbitos de las guerras y rumores de guerras, ni tampoco a la posibilidad de un accidente nuclear, ni a las cosas que habrán de suceder en la tierra.
Esto significa que el pueblo de Dios no debe temer del Islam ni de cualquier otro "ismo". Hoy en día los musulmanes de la Jihad proclaman haber recibido una palabra acerca de que su gran Imam quiere aparecer. Pero acorde con ellos, él les ha dicho que esto no sucederá hasta que el mundo se encuentre en total caos. Esto explica por qué muchos ayatollahs y mullahs están detrás de actos terroristas planeados y llevados a cabo para crear un gran desorden. Aunado a ello se encuentra el destruir Israel a través del acto terrorista más grande posible, pues éste conduciría al mundo al caos.
Todos estos hechos nos remiten a las palabras mencionadas por Jesús, Pablo y Pedro. Los argumentos musulmanes acerca de tomar el dominio del mundo - sus actos terribles de asesinato e intolerancia - son tan sólo un eco de lo que Dios tiene preparado. Su Palabra dice que estos hombres son granos de arena que desaparecerán: “Tan pronto como sopla en ellos, se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca” (Isaías 40:24).
Los musulmanes de la Jihad cimientan su esperanza trayendo caos, pero con un simple soplo Dios es capaz de eliminar toda potestad. La verdad es que ellos solamente están apresurando la venida del único verdadero Mesías, del creador del mundo y de todo lo que en Él existe.