Estimado monseñor: Jesús también advirtió: Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece. (Juan 15:19). Mostradme a un creyente que se ha convertido en un amante y hacedor de la verdad, y yo les mostraré uno que será rechazado y perseguido por toda la iglesia tibia. Renunciamos al mundo y el mundo renuncia a nosotors. Jesús tuvo muchos seguidores hasta que la palabra que él predicó fue percibida como muy fuerte - demasiado exigente. El grupo de aquellos a quienes le encantaba los milagros escuchó sus declaraciones y lo abandonaron, diciendo: !Muy difícil! ¿Quién puede recibirlo? Jesús se volvió a los doce y preguntó, ¿También ustedes se marchan? O, ¿Es Mi Palabra muy difícil para vodotros también? Pedro contestó: ¿A quién iremos si sólo tú tienes palabra de vida eterna? No, Pedro y los doce no se irían porque ellos amaban la palabra que los demás decían era muy difícil, muy exigente - porque estaba produciendo en ellos valores eternos. Se quedaron con la verdad, sin importar el precio.
Este es el asunto que nosotros los cristianos debemos enfrentar en estos últimos dtiempos: ¿Te volverás de la verdad que te convence, verdad que señala tu pecado, verdad que quita, corrige, y destruye tus ídolos? ¿Verdad que te llama a quitar tus ojos de las cosas del mundo, de ti mismo y del materialismo? O, ¿te volverás a predicaciones y homilías que te cosquillean el oído, suaves, tranquilizantes, que dicen todo-está bien? ¿Permitirás que el Espíritu Santo te examine, que te exponga?
La verdad nos hace libres. Nos hace libres de prédicaciones muertas, libre de predicadores muertos, libre de tradición muerta, libre de doctrina de demonios. Libre de amistades que ponen la verdad a un lado porque no tiene mucho amor, como dicen. Los amantes y hacedores de la verdad desean entrar a la luz, tener toda obra secreta descubierta. Jesús dijo, Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios. (Juan 3:20,21). Aquello que es verdad genuina siempre expone toda cosa escondida. Cuando Jesús comenzó a poner luz sobre sus pecados escondidos, los judíos religiosos buscaron matarlo. Jesús dijo, Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra. (Juan 8:37). Ustedes, en cambio, quieren matarme, ¡a mí, que les he expuesto la verdad que he recibido de parte de Dios! Abraham jamás haría tal cosa. (versículo 40). El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios. (Juan 8:47).
Hoy en día existen multitudes de cristianos que no aman la verdad. Dios dice que es a causa de pecado secreto - teniendo placer en injusticia. Estos amantes de placer están en un horrible engaño. Como los judíos de los días de Jesús, están convencidos que ven. Ellos creen que son hijos de Dios y ferozmente rechazan cada palabra que expone sus secretos más profundos y sus lujurias. Algo que no es la verdad ha captado su corazón. No están abrazando la verdad como una perla de alto precio. Al contrario, abrazan algún placer escondido.
Pablo escribió a Timoteo: Ya sabes que todos los de la provincia de Asia me han abandonado (2 Timoteo 1:15). Pablo se había entregado por completo a esta misma gente, declarándoles todo el consejo de Dios. Él estaba sin culpa delante de ellos; santo, sin reprensión. Él fue rechazado por las iglesias en Asia y sus propios hijos espirituales lo evitaban. ¿Por qué?
Pablo estaba en la prisión ahora. Él estaba sufriendo. Él estaba en aflicción profunda; atado con cadenas; un prisionero del Señor. Pero un nuevo maestro se había hecho popular - un maestro que traía mensajes acerca de la prosperidad que cosquilleaban el oído. Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. (2 Timoteo 4:14).
Jesús advirtió: Los expulsarán de las sinagogas; y hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le está prestando un servicio a Dios. (Juan 16:2). Jesús dijo, Estas cosas les digo, para que no se ofendan... no se sorprendan cuando la iglesia tibia los eche fuera - porque no me conocen a mí ni al Padre...
Pablo estaba en la prisión ahora. Él estaba sufriendo. Él estaba en aflicción profunda; atado con cadenas; un prisionero del Señor. Pero un nuevo maestro se había hecho popular - un maestro que traía mensajes acerca de la prosperidad que cosquilleaban el oído. Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. (2 Timoteo 4:14).
Jesús advirtió: Los expulsarán de las sinagogas; y hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le está prestando un servicio a Dios. (Juan 16:2). Jesús dijo, Estas cosas les digo, para que no se ofendan... no se sorprendan cuando la iglesia tibia los eche fuera - porque no me conocen a mí ni al Padre...
Los israelitas también trataron de apedrear a Josué y a Caleb por su llamado a entregarse por completo a Dios. Diez espías desanimaron al pueblo de Dios diciendo Entonces Caleb hizo callar el pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y poseámosla; que más podremos que ella. (Núm. 13:30). Pero ellos dijeron: Hagamos un capitán, y volvámonos a Egipto. (Núm 14:4). Y Josué hijo de Nun, y Caleb hijo de Jephone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos; Y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos meterá en esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra, porque nuestro pan es: su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová: no los temáis. Entonces toda la multitud habló de apedrearlos con piedras. Mas la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo del testimonio a todos los hijos de Israel. (Núm. 14:6-10).
Mi preocupación en esta historia Monseñor Reig no es por Josué y Caleb, porque Dios estaba con ellos. ¡Mi preocupación es por este pueblo de Dios que rechina sus dientes y levanta piedras! ¿Por qué un llamado a obediencia saca de ellos tal reacción? ¡Mira el llamado! Estoy convencido que una vez que el corazón está capturado por un ídolo o lujuria, la incredulidad toma control. La tolerancia y la incredulidad van mano a mano. Entonces, toda prédica contra la tolerancia les irrita y terminan peleando con Dios, mientras ciegamente confiesan su nombre.
La recompensa por todo esto estimado Monseñor es: ¡Tener a Cristo de su parte! Existen muchos otros premios por entregarse por completo, pero menciono solo éste porque es todo lo que necesitaremos. Pablo fue encarcelado en un castillo en Jerusalén con todo el sistema religioso deseando matarlo. La iglesia estaba escandalizada. Él fue acusado de contaminar el lugar santo, de predicar falsa doctrina. Hasta los soldados temían que Pablo fuera hecho pedazos; así que lo llevaron a la fuerza y lo encarcelaron en un castillo. Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Animo, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalén, así es menester testifiques también en Roma. (Hechos 23:11).
El Señor mismo le habló a Pablo - ¡no un ángel!- ¡Y qué palabra:! Animo! ¡Viene más! ¡Pero usted sabe que puede enfrentar cualquier cosa y a cualquiera si sabe que el Señor está de su lado!
¡Dios le siga bendiciendo Monseñor !
¡Dios le siga bendiciendo Monseñor !
¡Dios le siga bendiciendo Monseñor !
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