Me considero como una pequeña gota de agua en el océano de la humanidad, y precisamente por eso queremos con millones de otras hacer el esfuerzo de unirnos alrededor de un hombre que hoy ocupa un lugar importante en el mundo moderno y al que se le comienza a hacer la vida imposible.
En el almuerzo que tuvo con su antecesor Benedicto XVI, en Castel Gandolfo, este le confió que una de las razones de su renuncia eran las amenazas de muerte por envenenamiento recibidas. El poder político y económico de la Curia del Vaticano no iba a permitirle que siguiera adelante en sus reformas.
La Fiscalía Romana anticorrupción tiene cientos de documentos que comprometen a personalidades del Vaticano en un gigantesco lavado de plata. Estos documentos comprometen no solamente a personalidades vaticanas, sino también del Estado italiano y de la mafia internacional. Y el papa Francisco tiene toda la intención de sanear todo el poder de estas finanzas.
Otra situación que ha puesto furiosos a muchos de estos delincuentes con sotana o sin ella, que viven dentro del territorio del Estado vaticano, ha sido la orden del papa Francisco de que todos los que tengan causas pendientes salgan inmediatamente de vivir en el Vaticano.
Paralelamente, por estos motivos bien graves por lo que se quiso presuntamente envenenar al papa Benedicto XVI, se ataca al papa Francisco por otros motivos que descubren la verdadera catadura de los que ahora le atacan.
Por ejemplo, porque realizó el lavatorio de los pies de Jueves Santo fuera del Vaticano sin haber invitado a los cardenales, por ejemplo, la negativa de vivir en las piezas del Palacio Vaticano, decidiendo residir en la residencia religiosa Santa María, con lo que rompe los planes de tenerlo vigilado y separado de la realidad.
Ciertamente, el papa Francisco necesita la solidaridad de los que queremos otro mundo mejor.
Francisco Oliva es sacerdote jesuita en Asunción
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