jueves, 11 de octubre de 2018

Veloso y la fiesta del arroz con leche


 
 
 
El PSOE olvida que existe un gran número de sus votantes, simpatizantes e incluso militantes, que se encuentran muy lejos de algunas de sus ideas radicales y que desaprueban la ampliación de las leyes ya existentes sobre el aborto y la falta de exigencia de la autorización paterna para las menores, que han estado en la base de la agenda del Zapaterismo. Parece que con todas estas ideas vamos  a revivir  otra vez las páginas del viejo PSOE laicista que pensábamos ya definitivamente enterrado con la pasada derrota electoral.

Ahora el Señor Veloso tiene la genial idea de cambiar la fiesta de San Julián por la del arroz con leche y la de San José Por la fiesta de los Pepes y las Pepitas…. Mientras ellos se aburren y gastan su tiempo en intentar terminar con la festividad de San Julián y el día de San José, Ferrol se ha empobrecido, despoblado y envejecido como ninguna otra ciudad gallega.
Mientras tanto las ONG de Ferrol también detectan una pobreza que se hereda de padres a hijos y que se está haciendo crónica en las familias, de ahí que exista una capa de la sociedad que tiene que recurrir a las ONG, para poder superar el día a día, bien para la adquisición de productos de primera necesidad, como para el pago de viviendas y servicios esenciales. Mientras ellos  debaten en los plenos sobre las fiestas de San Julián y san José, en Ferrol se ha incrementado considerablemente el número de hogares con dificultades para llegar a finales de mes, por lo que no es de extrañar que la tasa de riesgo y de exclusión social sea la más elevada de Galicia. Mientras ellos debaten y pierden el tiempo  pensando en cambiar las fiestas religiosas la imagen que se lleva cualquier visitante que recorre las calles, es la de un tablero de damas en blanco y negro donde por cada local abierto se encuentra otro cerrado a pocos pasos. Lo mismo pasa con los edificios en buen estado que se intercalan con los edificios en ruinas.

¡Si es que están por arreglar la situación de Ferrol y sus problemas, salta a la vista! Pero mientras unos y otros debaten sobre los cambios de los días festivos,  Ferrol se empobrece y el descontento e incertidumbre anida en las mentes y en los corazones de muchos ciudadanos. Es una lástima que para ellos todo esto sea una macedonia… Pues así se expresaba hace unos meses en Facebook el concejal de cultura sobre unas conferencias organizadas en el mes de abril sobre Derechos Humanos con dos especialistas internacionales, como Xabier Pikaza y Roberto Badenas. Al final las conferencias tuvieron lugar en un local de la Diócesis Católica (¡Gracias al Señor Obispo!), y no del Ayuntamiento Democrático de Ferrol, que sólo se comprometió a ceder el local cuando ya era tarde y en fechas distintas a las programadas.

La condición de Estado laico supone la nula injerencia de cualquier organización o confesión religiosa en el gobierno y las instituciones del mismo, ya se trate del poder legislativo, el ejecutivo o el judicial. En un sentido laxo un Estado laico es aquel que es neutral en materia de religión por lo que no ejerce apoyo ni oposición explícita o implícita a ninguna organización o confesión religiosa.
Sin embargo un Estado aconfesional, como el nuestro, es aquel que no se adhiere y no reconoce como oficial ninguna religión en concreto, aunque pueda tener acuerdos (colaborativos o de ayuda económica principalmente) con ciertas instituciones religiosas.

EL artículo 16,3 de la Constitución Española establece el principio de la aconfesionalidad del Estado al declarar que, “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones”. Así declaró, la Carta Magna española excluye la posibilidad de un estado laico o independiente de cualquier organización o confesión religiosa. El Estado español, según la Constitución, no puede ser indiferente ante el hecho religioso y está obligado a cooperar con las distintas confesiones y muy en particular con la Iglesia católica.

En un artículo publicado el 18 de Septiembre, el diputado socialista César Luena También escribía: “Para poner a España en el siglo XXI de su propio tiempo histórico, el nuestro, Pedro Sánchez ha tomado dos grandes decisiones. Una quizás menor, pero enormemente eficaz, como es retirar cualquier elemento religioso de las tomas de posesión de él como presidente y del Gobierno. Si avanza el laicismo, la sociedad avanza”. El artículo del señor Luena me recordó una frase de Chesterton: “Lo importante no es avanzar de prisa, sino hacerlo en la dirección adecuada, porque si vamos en una dirección equivocada, tendremos que retroceder más”. El laicismo radical no cree en Dios, con lo que los valores no tienen una base sólida en que apoyarse y cada uno se convierte en su propio dios, realizando así uno de los principios básicos del satanismo: sé tu propio dios. Si rechazamos la existencia de Dios, quedamos con una crisis de significado.

¡Qué país, qué paisaje, qué paisanaje decía Unamuno, pues eso, qué país, qué paisaje, qué paisanaje…! ‘ ¡Y nadie se ofenda, porque a nadie se desea, ni se quiere, ni se necesita se sienta ofendido!

 

 

 

 

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