El diablo no es un mito y debemos combatirlo,
el 30 de octubre de 2014, en la capilla de la casa de Santa Marta el Papa dijo:
“a esta generación y a muchas
otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la
idea del mal. ¡Pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra Él. ¡Lo
dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios!”. «Meteos esto en la cabeza: con el diablo jamás se dialoga. No
hay dialogo posible, solo la Palabra de Dios». Añade el Papa
Satanás odia todo lo sagrado y es el dios de la secularización.
Hoy en día se ha conseguido la degeneración de
la democracia en igualitarismo mediocre, en desprecio de los derechos más
elementales en materia de matrimonio y familia, llegando a pisotear la libertad
de enseñanza con la técnica del peor totalitarismo, con los abusos de poder
económico, con desprecio de la libertad de conciencia. La base de la democracia
no son declaraciones acarameladas de principios etéreos que no convencen a
nadie; la base de la democracia es que cada individuo es sagrado. Y que hay
temas que no se tocan. La ideología de género es una muestra clara de cuánto
han estirado el chicle.
Detrás
de esta ideología satánica está el feminismo radical, el lobby gay, poderosas
multinacionales como la Soros, Ford, Rockefeller…
La historia de la salvación es la historia de
la ternura de Dios, que nos ha amado y ha dado su vida por nosotros (Gál 2,20). Este evangelio de la
ternura revive en los padres: ellos que un día dieron la vida a sus hijos, se
ven movidos cada día por el Espíritu a volver a dar la vida por sus hijos, en
la medida en la que generan a Cristo, como afirmaba san Ambrosio.
Los Padres de la Iglesia definen a la
familia cristiana como una comunidad de pacientes, es decir de creyentes que no
se rinden frente al mal; y compartiendo con Cristo su fracaso terrenal, hacen
de cada “cruz cotidiana” un anticipo del cielo, una profecía cumplida del
triunfo de la resurrección. Mientras quede en la tierra, la familia
cristiana estará siempre en empatía secreta con el sufrimiento humano; nunca
ningún mal podrá obscurecer su rostro “sobrehumano” hasta el punto de que
desaparezcan de él los rasgos de Cristo, el maravilloso perfil divino que la
hace única.
«El
que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; y el que me ama será
amado por mi Padre y yo también lo amaré y me manifestaré a él» (Jn 14,21).
Pero para ello es necesario recristianizar las familias. O las familias vuelven
a ser lugares donde se transmite la fe y la oración vuelve a estar presente,
siendo esta oración el germen e inicio del diálogo de cada uno de nosotros con
Dios o el futuro se presenta oscurísimo.
Hoy en día se considera un acto de amor
justificar la supresión de la vida, por no ver sufrir a un familiar: ¡Legitimando así la eutanasia! Se
considera un acto de amor la destrucción de un matrimonio, para acabar con el
sufrimiento de la pareja: ¡Legitimando así el divorcio! “El objeto de las leyes
es el bien integral del hombre, la respuesta a sus necesidades y aspiraciones”.
Son palabras de Benedicto XVI un año antes de la promulgación de la Ley de Divorcio
Express, que reducía el matrimonio a “un
mero contrato” que ahora se puede romper al gusto del contrayente. Esto no
pasaba con la anterior ley del divorcio, que exigía un período previo de
separación de un año, tiempo que llevaba a los esposos a realizar una pausada
reflexión, tras la cual, en un alto porcentaje -70% en 1986 y 57% en 2001-,
retomaban “la senda matrimonial”.
Se considera también un acto de amor justificar
la interrupción del embarazo, cuando el recién nacido tuviera que enfrentarse a
una vida difícil. ¡Legitimando así el
aborto!
Utilizando las palabras de Jesús ante Pilatos,
quisiéramos poder decir que “la familia cristiana no es de este mundo” (Jn
18,36). Existe como profecía para transformarlo, testimoniando “que ser de
Cristo” significa convertirse en blanco de todas las contradicciones (Lc 2,34).
Preguntémonos. ¿Dónde está Cristo? ¿Dónde hemos
dejado la verdad de Cristo que siempre reclama el martirio social? El amor es
donación no privación, ofrecimiento y no renuncia; es vida y no muerte, es
diálogo y no rechazo preconcebido.
Así mismo, también se creaba por primera vez
una dirección para la igualdad de trato y diversidad. En palabras de Celaá, portavoz del gobierno socialista
de Pedro Sánchez: “Esto deja claro la
gran sensibilidad del Ejecutivo respecto a la dignidad de todos.”
El gobierno socialista también modificaba la
cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de La salud (SNS) para que
los tratamientos de reproducción asistida para mujeres solas lesbianas vuelvan
a estar incluidas dentro de la financiación pública.
El
PSOE pretende financiar con las casi quebradas arcas de la seguridad social español,
la eutanasia y la reproducción asistida para lesbianas; ya forma parte de su
cartera de servicios la práctica de abortos, por lo tanto, todos los españoles
pagamos con nuestro dinero la muerte de inocentes queramos o no.
Además, para más escarnio, muchas prestaciones
sanitarias están fuera de dicha cartera, por ejemplo la mayoría de servicios
dentales. En este país se puede abortar,
pero ojo con que te duela una muela o un diente. Sin embrago, no se puede negar
que la doctora Calvo del partido socialista conoce la medicina para curarnos de
nuestro inadmisible romanticismo machista: un Estado adoctrinador nutrido con nuestros impuestos (no en vano “el dinero público no es de
nadie”) Lloverán las subvenciones
millonarias – ¡aún más!– sobre las mil y una agencias de igualdad y de derechos LGTB.
Se crearán comisarios políticos que vigilen el uso de la neolengua de género en
dependencias administrativas, escuelas y documentos oficiales.
El borrador de la ley para la igualdad de las personas trans diseñado
por el Ministerio de Igualdad permitirá el cambio de sexo en el registro sin
necesidad de informe ni tratamiento médico a partir de los 16 años, y entre los
12 y los 16 con consentimiento de padres o tutores.
La
cultura europea nunca se ha inspirado en un igualitarismo totalitarista, sino
en la idea de libertad. Y la política es obra de libertad, pero no entendida como puerta abierta
para la oligarquía más descarada de la historia de nuestra democracia.
Nuestra libertad política se reduce a la
elección de candidatos de gobierno y todo marcha cuando el gobierno es ejercido
por personas competentes. La libertad política era la capacidad de confianza en
ciertos programas y ciertos protagonistas pródigos en seguridades y cortesías
en campaña electoral que se volvían impenetrables, o arbitrarios y tiranos cuando,
se encaraman en la poltrona.
Ahora ya no tenemos nada que perder. Si cada
nación tiene los políticos que se merece, quizá puede haber llegado el momento
de demostrar que nos apuntamos a otra cosa.
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