jueves, 3 de marzo de 2016

Cientos de gallegos mueren solos cada año





Fuente : La Voz de Galicia
Cada año cientos de personas mueren solas en sus viviendas en Galicia, una situación que aunque no es exclusiva castiga de forma especial al colectivo de mayores. 121.500 personas de más de 65 años viven solas en la comunidad, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. De ellas, 24.500 han cumplido ya los 85 años o más, y de estas 22.300 son mujeres y solo 2.300 son hombres.
 
En Ferrol y su área de influencia se registran al año entre 120 y 130 muertes judiciales, que incluyen accidentes, suicidios y fallecimientos por enfermedad. En el caso de personas de edad avanzada que viven solas y aparecen muertas en sus domicilios la media anual se sitúa entre 20 y 25, según los datos facilitados por forenses del Imelga. Casi siempre se trata de personas con patologías crónicas que tienen una muerte súbita por una arritmia cardíaca provocada por una gripe o un catarro. Se ven bastantes casos de personas separadas, principalmente hombres, que tras ese trámite sufren un desarraigo y llevan una vida desordenada.
 
¿Qué dice la Biblia acerca del cuidado de nuestros padres ancianos?

La Biblia tiene mucho que decir sobre el cuidado de padres ancianos y otros miembros de la familia que no son capaces de cuidar de sí mismos. La iglesia cristiana primitiva actuó como la agencia de servicios sociales para otros creyentes. Se preocupaban por los pobres, los enfermos, las viudas y los huérfanos que no tenían a nadie más para cuidarlos. Los cristianos que tenían familiares necesitados debían suplir esas necesidades. Por desgracia, cuidar de nuestros padres en su vejez ya no es una obligación que muchos de nosotros estamos dispuestos a aceptar.
Los ancianos pueden verse como cargas en lugar de bendiciones. A veces, cuando nuestros padres necesitan cuidado, somos rápidos para olvidar los sacrificios que ellos hicieron por nosotros. En lugar de llevarlos a nuestras casas — cuando esto es seguro y factible — los ponemos en las comunidades de jubilación o asilos de ancianos, a veces contra su voluntad. Podemos no valorar la sabiduría que han adquirido a través de una larga vida, y podemos desacreditar sus consejos como "obsoletos".

Cuando honramos y cuidamos de nuestros padres, estamos sirviendo a Dios también. La Biblia dice: "Honra a las viudas que en verdad lo son. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios… porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo." (1 Timoteo 5:3-4, 8).


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