Laicidad
Buscaremos un nuevo marco de relación entre Iglesia Católica y Estado, que garantice la laicidad efectiva de este último e impulse una Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia.
Aborto
Garantizaremos de manera plena el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad.
Muerte «digna»
Garantizaremos también que los ciudadanos puedan afrontar con dignidad y de acuerdo con sus decisiones el tramo final de la vida, mediante una Ley de muerte digna.
Antes que nada, para aquellos que desean saber si en la
Biblia hay algún versículo que, puntualmente, hable sobre el aborto, les dejo
este pasaje:
Éxodo, 23:26 No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu
tierra; y yo completaré el número de tus días.
Cuando Dios dio su ley a Moisés en el monte Sinaí (que no
fueron solamente los 10 mandamientos, sino más de 600 preceptos), dio este
sobre el aborto. Este pasaje, claro está, habla sobre el aborto “voluntario”
(no del aborto “accidental o involuntario”). El pasaje textualmente dice “no
habrá mujer que aborte” y (si se cumple esto) “yo completare el número de tus
días”, es decir, abortar implica no vivir el tiempo que Dios había determinado:
abortar acorta la vida de quien aborta y también del que coparticipa en el
aborto. La que toma la decisión de abortar es, en definitiva, la madre, pero
casi siempre hay un tercero, que suele ser el esposo o el novio (incluso los
padres), apoyando e, incluso, financiando el aborto. Ante los ojos de Dios
estas personas son cómplices.
Antes de adentrarnos en todo lo que la Biblia dice acerca
del aborto debemos dejar en claro en qué momento comienza la vida.
¿Dónde comienza la vida del ser humano?.
Existen dos posturas:
-la concepción (desde el momento que la mujer queda
embarazada); o
-el nacimiento (cuando finalmente sale del vientre con
vida, porque muchos bebes nacen muertos);
Aunque muchos defienden la primera posición, la Biblia
rebate las dos posiciones. La Biblia enseña que la vida comienza cuando Dios
crea el alma y decide mandar ese alma a la tierra:
Jeremías, 1:4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí,
diciendo: 1:5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que
nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Es de destacar que Dios le dice a Jeremías que lo conoció
“antes de que te formase en el vientre” (o sea: antes de la concepción) y
“antes de que nacieses” (o sea: antes del nacimiento). O sea: Dios mismo
establece que la vida, para El, comienza antes de estos dos momentos o
instancias (ni embarazo, ni parto).
Hay abogados que se especializan en encontrar debilidades
o “huecos legales” para, a partir de las mismas leyes, hacer injusticia. Esto
sucede porque las leyes de los hombres son vulnerables debido a que la mente
del hombre es imperfecta y su corazón está corrompido.
Pero la ley de Dios es perfecta y no hay forma de
evadirla. No hay forma de encontrarle la “triquiñuela”, para hacerle decir lo
que no dice o malversar lo que dice, aunque haya falsos predicadores, falsos
maestros y falsos profetas.
Dios es el dador y el origen de la vida misma y su
propósito es que la vida se reproduzca en la tierra. El don que Dios tiene para
transmitir vida se lo concedió al ser humano mediante la procreación. La
procreación es el regalo de Dios, no solo para perpetuar la especie por
perpetuarla, sino con el fin de darle sentido a la Creación. Dios creó al
hombre para compartir con él.
Juan, 10:10 El ladrón [Satanás] no viene sino para hurtar
y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.
El anterior pasaje no solo se refiere a la salvación del
alma y la vida eterna sino también al derecho de vivir aquí, en la tierra.
La sociedad de hoy se encuentra debatiendo un tema que,
para los salvajes, por ejemplo, ni siquiera está en discusión. La sociedad de
hoy ha desatado una polémica sobre un tema que, para los pueblos llamados
“retrógrados”, ni siquiera estuvo o está en el tapete. Hablamos, claro está, de
aborto. Ni en las culturas maya y azteca se debatió este tema (ellos no
consultaban a sus sabios por esto). Y hoy, en pleno siglo XXI, estamos
debatiendo si la mujer tiene el derecho de matar a su hijo. Hay miles de
mujeres estériles en todo el mundo que darían todo por tener un hijo, mientras
otras practican el deporte del aborto, como la más sencilla de las soluciones a
su irresponsabilidad de acostarse en pecado y para tapar su mancha pretenden
matar, agravando pecado sobre pecado.
En la antigua Grecia hubo un hombre llamado Hipócrates,
quien estableció lo que se conoce como el “juramento hipocrático”. Este
juramento se practica desde la antigua Grecia hasta hoy y consiste en la
obligación ética que tiene todo medico de salvar la vida de su prójimo, aun de
su propio enemigo. El juramento hipocrático, en suma, consiste en defender la
vida a toda costa.
Muchos médicos, sin embargo (que, por suerte, no son
todos pero que cada día, tristemente, son mas), pasan por alto este juramento,
transformándose en “asesinos de guante blanco” (matarifes, con profesión),
practicando abortos en forma clandestina.
El planteamiento de muchas mujeres, hoy, es el siguiente: “como
dueña de mi cuerpo, tengo soberanía sobre el mismo y, si a mí me dan ganas de
abortar, respétenme porque es mi decisión”. La respuesta seria: haga lo que
usted quiera con su cuerpo, pero no con el cuerpo del ser que tiene dentro, que
tiene vida, autonomía y soberanía propia.
La sociedad de hoy (que se da a si misma leyes que
permiten que se maten personas “hasta 12 semanas de gestación” - el limite
podía haber sido 9 o 14 semanas, que importa), es la misma sociedad que se
horroriza cuando lee que, en la antigüedad, los espartanos mataban a los niños
deformes, no aptos para la guerra. La espartana, era una sociedad altamente
militarizada, cuya principal actividad era precisamente la guerra. Yo me
pregunto ¿cuál es la diferencia?. La diferencia es que por lo menos los
espartanos mataban a los niños deformes y con un motivo puntual (equivocado,
por cierto), que en realidad es más lógico que matar hoy a niños (sanos,
incluso) solo para que la mujer “se sienta dueña de su cuerpo” (y después nos
reímos de los espartanos).
La misma mujer que, en occidente y frente a un ordenador
- leyendo las noticias en Yahoo - se indigna por “la falta de libertad que
sufren las mujeres en los países musulmanes” (y es cierto), es la misma mujer
que, luego, va y mata una persona (al practicarse un aborto) y camina
tranquila, con la “conciencia cauterizada”, solo porque es “legal” (porque una
ley lo permite).
La mujer está queriendo utilizar como una razón, como un
justificativo para el aborto, la violación sexual. ¿Qué hay de la mujer
violada?, dicen.
El mandamiento de Dios es no fornicar. Pero hoy los
propios padres dan preservativos a los hijos para evitar el embarazo. Luego la
chica queda embarazada y por temor a sus padres o por asumirse incapaz de criar
un hijo, aborta. A veces hasta el mismo novio le advierte que si no aborta el
bebe, la abandona.
El aborto es una maldición para los pueblos. Hoy en día
se calcula que se practican en el mundo alrededor de 80.000.000 (ochenta
millones) de abortos anuales (casi 2 veces la población de Argentina). El
aborto se ha convertido en una industria bastante rentable por cierto. Hay
mucha gente que vive del aborto.
El aborto era un remedio para casos excepcionales. En las
sociedades antiguas, se veía le aborto como una desgracia o un accidente, como
la solución forzada para salvar la vida de la madre. En la actualidad, es de aceptación
generalizada que, en un caso de extrema necesidad, donde corra peligro la vida
de ambos, la prioridad es salvar la vida de la madre.
¿Podremos encontrar esta idea en la Biblia?. Una
explicación rabínica muy antigua se basa en el siguiente pasaje:
Deuteronomio, 22:6 Cuando encuentres por el camino algún
nido de ave en cualquier árbol, o sobre la tierra, con pollos o huevos, y la
madre echada sobre los pollos o sobre los huevos, no tomarás la madre con los
hijos. 22:7 Dejarás ir a la madre, y tomarás los pollos para ti, para que te
vaya bien, y prolongues tus días.
Si respecto de un ave, Dios le da la prioridad de vida a
la hembra, a la madre (y a quien respetare esto le irá bien y se alargara su
vida en la tierra), cuanto más en el caso de un ser humano. El principio de
interpretación de la Biblia aplicado aquí es el de “interpretación bíblica por
deducción”.
La madre puede llegar a tener otros hijos y, con el
tiempo, sanar la herida en el corazón que le produjo la perdida de ese hijo. Si
sobrevive el niño y no la madre, ese pequeño no podrá ser amado ni educado por
una madre. Por supuesto que una madre puede morir en un parto. De lo que
estamos hablando es cuando se llegue a una situación en donde haya que elegir a
quien salvar (donde no sea posible salvar a los dos).
La ventaja que
tiene la Biblia sobre cualquier ley humana es que sus valores son justos,
eternos y perfectos. Los preceptos de Dios no se circunscriben al tiempo, al
espacio, a la moda o al gusto de los pueblos. La iglesia (nosotros) vivimos
bajo la ley de Dios. Claro está que también debemos respetar las leyes civiles
y a las autoridades gubernamentales de turno, pero cuando un parlamento
sanciona una ley que está en clara contraposición con la Palabra de Dios, lo
que impera para nosotros es el “derecho bíblico”.
Hechos, 5:29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron:
Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
http://escudriniandolabiblia.blogspot.com.es/2014/05/que-es-bueno-y-que-es-malo-en-nuestra.html
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