Rajoy, con un aspecto relajado y vestido de oscuro y una
corbata azul, ha jurado su cargo ante sendos ejemplares de la Biblia y de la
Constitución y con una crucifijo, como él mismo ha elegido.
Jesús dice de un modo taxativo (apodíctico) ¡no
juréis! Mt 5,17-37
Dios no está ahí para avalar los juramentos,
sino que tiene valor en sí mismo, por encima de ese tipo de palabras sagradas.
La verdad religiosa del hombre se sitúa en el plano de la vida profana, sin
necesidad de introducir una palabra religiosa (de juramento) para ratificar por
ella las relaciones humanas.
El diccionario define el capitalismo como "un sistema
económico, caracterizado por la propiedad privada o corporativa de bienes
capitales, por inversiones que están determinadas por decisiones particulares,
y por precios, producción, y la distribución de bienes que están determinados
principalmente por la competencia en el mercado libre."
Rajoy jura su cargo ante un crucifijo y una Biblia, pero
Rajoy parece que no sabe lo que dice la Biblia sobre el capitalismo, habla mucho sobre cuestiones económicas. Por
ejemplo, secciones enteras del libro de Proverbios y muchas de las parábolas de
Jesús, tratan sobre asuntos económicos. Como tal, aprendemos cuál debe ser
nuestra actitud hacia la riqueza y cómo debe manejar un cristiano sus finanzas.
El Reino de Dios es Justicia, es decir, liberación de los marginados y
oprimidos. En el Reino, el poder es de Dios y se ejerce en la práctica
comunitariamente. No hay Estado, sino comunidad. De todas formas lo más
inquietante de Rajoy es que en su discurso de las cosas se olvida de que hay un
colectivo que lo está pasando peor, a pesar de su perorata “España está en
disposición de emprender una guerra sin cuartel contra el paro”. ¿A qué espera?
Son muchos los olvidados de Rajoy.
Isaías 3,14: "Vosotros habéis incendiado la
viña, lo robado al pobre tenéis en vuestras casas. Pero ¿qué os importa?
Machacáis a mi pueblo y moléis el rostro de los pobres"
La reforma laboral del gobierno De Rajoy es la
culminación de un saqueo a los
trabajadores de este país, acompañado también de un saqueo ideológico para que
todos creamos que esas medidas son necesarias y no hay otras.
Todas las medidas tomadas por el gobierno de
Rajoy cargan sobre los más débiles, y a favor de los más
fuertes como la reforma laboral, que permite al empresario manejar a su antojo
al empleado. Estas medidas han hecho más ricos a los ricos y más pobres a
los pobres.
El Estado salió al rescate de las entidades de
todos estos usureros y malversadores con dinero público, o sea, de
todos los ciudadanos. Para eso hay, pero no hay para educación,
sanidad, investigación, servicios sociales, etc.
En nombre de la Biblia, los grupos fundamentalistas
rechazan la apertura a la realidad. La Biblia llama a reconocer a las
autoridades civiles y demanda a los ciudadanos manifestar respeto y sujeción a
ellas; no obstante, bajo ningún aspecto la Biblia avala la opresión, sino que,
al contrario, establece con meridiana claridad que la opresión ha de ser
juzgada y castigada de forma insoslayable por Dios, quien permite que los
gobernantes asuman un lugar de influencia para bien de los pueblos y no para su
engrandecimiento y disfrute personal.
Jesús dirigió la parábola del buen pastor a los
dirigentes religioso-políticos de la época porque tenían al redil abandonado y
vivían de oprimir a la gente, y por eso les llama asalariados. No basta con dar
limosnas, que resuelven algo momentáneamente, pero no erradican las causas del
mal y deterioran la dignidad de las personas. Hay que denunciar, no solo
con informes, sino también salir a la calle a manifestarse públicamente.
Estamos a tiempo de impedir que destruyan
nuestra sociedad y conviertan a España en una colonia satélite de los países
centrales.
No debemos olvidar que Mariano Rajoy también
es el presidente de un partido imputado por su gran compromiso en la
destrucción de pruebas para impedir una investigación judicial de corrupción.
Es también el presidente del partido de la caja B, el presidente del “sé
fuerte” a Luis Bárcenas
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