sábado, 5 de marzo de 2016

Dios o nada

 
 
 
 

La experiencia física de la Cruz es una gracia absolutamente necesaria para crecer en la fe cristiana y una ocasión providencial para configurarnos con Cristo y adentrarnos en las profundidades de lo inefable. Entonces comprendemos que, al traspasar el corazón de
Jesús, la lanza del soldado abrió un gran misterio, pues fue más allá del corazón de Cristo: abrió a Dios, penetró –por decirlo de algún modo– en el centro mismo de la Trinidad.
 
Doy gracias a los misioneros que me hicieron comprender que la Cruz es el centro del mundo, el corazón de la humanidad y el punto de anclaje de nuestra estabilidad. De hecho, en este mundo solo hay un punto sólido que asegure el equilibrio y la consistencia
del hombre. Todo lo demás es inestable, cambiante, efímero e incierto: «Stat Crux, dum volvitur orbis», «solo la cruz permanece en pie, mientras el mundo gira alrededor». El calvario es la cima del mundo, desde donde podemos verlo todo con otros ojos, los ojos de la fe, del amor y del martirio: los ojos de Cristo.
En Ourous nos marcó esa presencia de la cruz, que fue arrancada durante la revolución de Séku Turé y sustituida por la bandera nacional, para volver a ocupar su puesto tras la muerte del dictador. La caída de la cruz significó para los fieles cristianos un sufrimiento indescriptible. En ese momento, el dispensario, la casa de los padres y la de las hermanas del Sagrado Corazón de Versalles, las escuelas y el cementerio ya habían sido confiscados y nacionalizados.

En esta entrevista amplia, variada (autobiográfica y doctrinal; experiencial y conceptual; africana, romana, universal...), sincera, briosa y en tantos momentos cautivadora, el cardenal Sarah aborda con altura y franqueza los grandes temas eclesiales de la actualidad: desde la misión de la Iglesia, la evangelización, la liturgia o la oración, al celibato sacerdotal, las vocaciones, la lucha contra la pobreza o las más candentes cuestiones en torno a la familia y al matrimonio.
 
He leído Dios o nada con gran provecho espiritual, alegría y gratitud. Vuestro testimonio de la Iglesia en África, del sufrimiento durante la época del marxismo en Guinea y de una vida espiritual dinámica, tiene gran importancia para la Iglesia. Es singularmente relevante y profundo lo que afirma acerca de la centralidad de Dios, la celebración de la liturgia y la vida moral de los cristianos. Su valiente respuesta a los planteamientos de la "teoría de género" clarifica una cuestión antropológica fundamental. Benedicto XVI, Papa emérito.
 
Hay un "momento de África" que se está desarrollando en el catolicismo, y el cardenal Robert Sarah es una de sus voces más importantes. Si quiere usted entender las fuerzas que configuran el futuro de la Iglesia, le recomiendo que lea este libro. John Allen, escritor y editor estadounidense.
 
El cardenal Sarah muestra un profundo amor por el Evangelio, el corazón de un pastor para los pobres y una visión clara de los desafíos a los que se enfrenta la Iglesia en el mundo posmoderno. Es una guía importante para la misión de la nueva evangelización. José H. Gómez, Arzobispo de Los Ángeles (California).
 
Robert Sarah nació en Guinea en 1945. Sacerdote desde 1969, en 1979 fue nombrado Arzobispo de Conakri, con 34 años de edad. En 2001 Juan Pablo II lo llamó a la Curia romana, donde desempeñó sucesivamente dos altos cargos. Benedicto XVI lo creó Cardenal en 2010, y en 2014 Francisco lo nombró Prefecto de la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los sacramentos.
 
Nicolas Diat es periodista y autor francés.

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