Entrevista a José Arregí
Arrregí
“las instituciones y movimientos vascos que trabajan por la
paz”
¿la paz… contra la vida de seres humanos en su momento de
desarrollo intrauterino?
Arregui:
“… intérprete… de las ciencias”
Es el viejo truco de revestir de científico lo que es
ideología, como veremos a continuación.
Arregui:
“… nos queda el evangelio”
Pues sí, podríamos hablar de Jesús de Nazaret, que era
judío. Y de que los judíos no eran abortistas, a diferencia de los paganos.
Arregui:
“… en toda la Biblia no se dice nada sobre el aborto…”
El judaísmo es una religión que prohíbe hasta el onanismo
¿A quién quiere engañar?
Arregui:
“… no identifican al embrión con una persona humana”
El embrión humano es un ser humano. Es un ser porque
existe. Y es de la especie humana porque su código genético es el del individuo
humano y no porcino ni de ninguna otra especie. Y es persona, según define el
diccionario. Porque es un individuo de la especie humana, y lo es desde un
punto de vista biológico.
Arregui:
“… no lo consideran asesinato”
Asesinar es matar a alguien de forma intencionada.
Podemos reescribir el diccionario, pero cambiar las palabras no hace que
cambien los hechos.
Y ahora viene lo que ocurre cuando alguien quiere
disfrazar de científico lo que es pura ideología para beneficiar a unos en
contra de otros.
Arregui:
“los datos científicos impiden afirmar que el cigoto de un
día sea un niño (el ADN no basta para ser persona)”
Cualquier biólogo, incluso cualquier bachiller, sabe que
esto es falso. Con solo abrir cualquier tratado de Biología, en sus primeros
capítulos, sabemos que el ciclo vital de cualquier individuo de cualquier
especie, de reproducción sexual, comienza con la fusión de los gametos. Es
decir, con la formación del cigoto. El señor Arregi puede estudiarse el tema, o
al menos leer, en cualquier tratado de zoología, como el Barnes o en cualquier
tratado de Botánica, como el Strasburger. Y documentarse antes de opinar.
Arregí:
“el embrión de 12 días (que puede convertirse en dos, o dos
en uno),”
Es cierto que el embrión humano, en sus primeros días,
puede desdoblarse para formar dos seres humanos. Nadie puede entender que esto
sea argumento válido para matar. O ¿quizás los hermanos gemelos no tienen
derecho a vivir? También son personas.
Arregui:
“el de 3 semanas, carente todavía de actividad cerebral, o
incluso el de 8 semanas, carente aún de órganos plenamente formados, posean la
misma cualidad humana que un feto de cuatro meses o que un niño ya nacido.”
No hace falta ser catedrático de embriología para saber
que el desarrollo del ser humano es un continuum desde que se produce el
cambio cualitativo con la formación del nuevo individuo en la concepción,
comienzo de su ciclo vital. Desde ese momento, ese individuo se alimenta y
respira para desarrollarse y cambiar progresivamente su aspecto, expresando los
genes que lleva. Esto será así en todas las etapas de su ciclo vital: embrión,
feto, neonato, lactante, niño, adolescente, joven, adulto, anciano. Les damos
distintos nombres porque los seres humanos necesitamos clasificar, analizar,
diferenciar, incluso los procesos dinámicos continuos. A las tres semanas de
vida intrauterina ya tenemos un encéfalo diferenciado de la médula espinal. El
señor Arregi también, mientras tranquilamente se alimentaba y respiraba, sin
hacer nada y sin que esto lo convirtiera en algo distinto de lo que ya era. Por
supuesto, los órganos se van formando a lo largo de la vida intrauterina. Y
también en nuestra vida extrauterina. Nuestros órganos sexuales se van
desarrollando hasta edad juvenil. Nuestro cerebro se va desarrollando hasta la
edad adulta. ¿Esto quiere decir que podemos “abortar” a alguien que no haya
llegado a la madurez sexual o mental? ¿Alguien piensa que esto es una
barbaridad? ¿Podría uno creer que en nombre de la ciencia y del progreso un
médico americano de origen irlandés, en pleno siglo XX, promulgaba, no solo la
castración eugenésica, sino también matar niños enfermos sin posibilidad de curación
hasta los cinco años de edad para que no fueran una carga para sus padres y
para la sociedad? (Robert Foster Kennedy, 1942). ¿Quién y con qué
criterio se autootorga la autoridad para investir de cualidad y dignidad humana
a un niño cuando ya ha nacido y para quitársela al niño que ha cumplido cuatro
meses de vida intrauterina? ¿Será don Dios Arregi?
Arrqgí:
“Podrá llegar a ser niño, pero aún no lo es. Como una
bellota podrá convertirse en un frondoso roble, pero no es un roble.”
De nuevo se equivoca desde un punto de vista científico.
En la bellota, está el roble en forma embrionaria. Solo necesita alimentarse, a
partir de los nutrientes que lleva la bellota y el suelo, humedad, calor y luz
del sol, para crecer hasta adquirir el aspecto de ejemplar adulto de roble. De
nuevo, remitimos al señor Arregi a cualquier tratado de Botánica, el
Strasburger o cualquier otro. Informarse antes de opinar, para no confundir a
las gentes con falsedades.
Arregí:
“el 50% de los embriones acaban en abortos de manera
"natural" en las 12 primeras semanas”
Es la estrategia de mezclar verdades con falsedades.
Muchos seres humanos mueren durante su vida intra o extrauterina. A unos, los
matan y a otros no. Que unos seres humanos, ya sean embriones, fetos, niños,
adolescentes, adultos o ancianos, mueran por enfermedad o causa natural, no nos
da derecho a matar a otros seres humanos, aprovechándonos de que no se pueden
defender.
Arregí:
“no pueden exigir que el código penal considere todo aborto
como crimen”
Esta es su opinión. Yo puedo opinar que “abortar” o
“eutanasiar” o “interrumpir la vida” o “el desarrollo” de los varones de la
edad del señor Arregi no debería ser considerado un crimen. Cada cual puede
opinar lo que más le conviene. Hay madres que han matado a sus hijos en su
primer año de vida extrauterina, algunas por situaciones de dramática
desesperación. Otras, como en el caso de Asunta Basterra, matan hijas de mayor
edad. ¿Por qué considerarlo como un crimen? ¿Por qué no se otorga a esas madres
su derecho a decidir sobre la vida de sus hijos? Hay quienes exigen igualdad de
derechos: el derecho a la vida que se niega a los seres humanos abortados.
Arregí:
“Y no deben olvidar que las restricciones legales apenas
conseguirán que disminuyan los abortos, pero que solo las ricas podrán abortar
con garantías para su propia salud, yéndose al extranjero.”
Quizás se deba empezar por dejar de desinformar a las
madres. Dejar de decirles mentiras. Que sepan que, cuando abortan, matan a un
ser humano, que es su propio hijo. Y darles todo el apoyo psicológico, social y
económico que necesiten. Eso es Cristianismo y eso es Reino de Dios: Servicio y
apoyo al débil.
Arregí:
“El aborto es casi
siempre un dilema y a menudo un drama, cuando dos vidas entran en conflicto
insoluble. Y es ante todo la propia mujer la que tiene el sagrado derecho y
deber de decidir en conciencia. Y a la Iglesia le toca estar a su lado, sea
cual fuere su decisión.”
Cuando dos vidas entran en conflicto, el cristiano debe
apoyar al débil. Y en este caso, está claro cuál es: el que muere. La mujer no
tiene derecho, y mucho menos sagrado, de matar a nadie, y mucho menos a su
propio hijo. A la Iglesia le toca estar con la madre y con su hijo. A favor de
los dos. Y nunca en contra del más pequeño. Eso es anticristiano y antihumano.
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