miércoles, 28 de abril de 2021

Vacunación con carpas llenas de gente sin guardar distancias hoy en Ferrol

 Vacunación. Información que nos envían. “Carpas llenas de gente sin guardar distancias.” Tras hablar con diferentes responsables nos comentan que la conselleria de sanidade está citando mucha gente a la vez de toda el área sanitaria, complicando la gestión y favoreciendo que ocurra esta aglomeración.”

La portavoz nacional del BNG ha señalado la gestión de la Xunta como responsable de las aglomeraciones y tensiones vividas durante la campaña de vacunación masiva.

En el recinto del Gaiás, en la capital gallega, estaban citadas unas 2.880 personas dentro del grupo de entre 60 y 65 años de edad. Sin embargo, a la convocatoria acudieron muchas más personas de las esperadas, creando colas y aglomeraciones en la Ciudad de la Cultura que obligaron a reforzar el control de seguridad por parte de Protección Civil y los efectivos policiales.

Mientras todo esto sucede Feijoo niega las "colas", pese a las imagenes que indican lo contrario.

La portavoz nacional del BNG responsabilizó directamente a Núñez Feijóo de esta "falta de planificación".

"Estamos asistindo a un exercizo de propaganda, publicidade e mentira que tamén se instalou no proceso de vacinación", afirmó en Lugo la líder del frente nacionalista.

Ana Pontón reclamó más medios para que la vacunación sea "áxil, ordenada, eficaz e sen risco para a poboación".

G. Caballero también exige mejorar la vacunación tras las "larguísimas colas" y los bajos datos de administración.

 Sin embargo Sevilla estrena la vacunación sin bajarse del coche con nonagenarios y centenarios. Se utilizó para ello la estación Autocovid levantada junto al antiguo Hospital Militar, denominado provisinalmente Hospital de Emergencias Covid, que se usó el pasado otoño para realizar test PCR.

"Los datos evidencian que Galicia está a la cola de España en número de vacunas administradas en relación a las que llegan", ha sostenido el socialista en declaraciones a los medios en Betanzos (A Coruña) después de que el Ministerio de Sanidad detallase que la Xunta administró --según los datos publicados -- un total de 559.141 de las 786.365 vacunas recibidas, cifra que la sitúa como la comunidad con la tasa más baja --71%-

Caballero (PSdeG) evalúa que Feijóo "dejó huérfana" a Galicia y reprocha que se quiera "colgar medallas" con las vacunas.

Feijóo diseña “la sanidad del futuro”: atender por teléfono. «Toda la medicina que se pueda hacer sin presencia física es la medicina del futuro», proclamó Feijóo, poniendo como ejemplo los 3.000 pacientes contagiados por coronavirus que son atendidos a través del programa Telea del Sergas. Cuando Feijoo o un hijo suyo enfermen, me gustaría ver si se van a conformar con que un médico los evalúe por teléfono. Esas pordioserías solo son buenas para los demás.

El desmantelamiento de la Atención Primaria realizado durante las dos última décadas en todos los servicios de salud, no sólo se manifestó en reducción de plantillas y profesionales, precarización e inestabilidad laboral, sobrecarga hasta niveles absurdos…Afecta también de forma importante a recursos, instrumentos y tecnologías imprescindibles para el trabajo en Atención Primaria en el siglo XXI. Mucho habrá que reconstruir en ella cuando todo esto se normalice un poco.

La Atención Primaria está sola en esto; no preocupa ni interesa a ningún gobierno más allá de su utilidad como carne de cañón. Pero a pesar de ese maltrato atávico se mantiene ahí, prolongando sus horarios, doblando turnos, acumulando cupos, buscando soluciones ante la falta de medios y referencias.

 

 


miércoles, 21 de abril de 2021

CONFERENCIA ONLINE | *RESURRECCIÓN* Xabier Pikaza Roerto Badenas


 


CONFERENCIA ONLINE | *RESURRECCIÓN*

🗓️ El 23 de Abril del 2021.
⏰ 20:00 h.
✅ ¡Totalmente gratis!
✅ 2 renombrados teólogos: *Xabier Pikaza y Roberto Badenas*
✅ Online (App. ZOOM)
¡Guarda este enlace!
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Xabier Pikaza Ibarrondo – nació el 12 del VI de 1941 en Orozko, Vizcaya – ha cursado estudios en la Universidad Pontificia de Salamanca, en la Universidad de Santo Tomas y en Instituto Bíblico (Roma); – ha ampliado estudios en las universidades de Hamburg y Bonn (Alemania) 1. Titulación:– Doctor en Teología por la Univ. Pontificia de Salamanca (1965), con una tesis sobre Dialéctica del Amor en Ricardo de San Víctor– Doctor en Filosofía por la Univ. de Santo Tomás de Roma (1972), con una tesis sobre Exégesis y filosofía en R. Bultmann– Licenciado y candidato a doctor en Sagrada Escritura por el Instituto Bíblico de Roma (1972) 2. Docencia básica: – 1972: Profesor contratado por la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca– 1975-1984: Profesor ordinario de Teología (el Misterio de Dios,Teodicea y Trinidad) en la misma Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca– 1985-1989..

Roberto Badenas, escritor adventista, es doctor en Teología por la Universidad Adrews (Michigan, EE. UU.), especialista en Filología Bíblica y profesor de Nuevo Testamento. Autor de diversas publicaciones, sus libros Más allá de la Ley, Para conocer el Maestro en sus parábolas y Encuentros (su obra más conocida hasta el momento, traducida y editada en inglés, alemán, italiano, portugués, rumano y catalán) forman asimismo parte de la serie Semillas de Esperanza. Roberto Badenas, en su libro Encuentros Decisivos, nos transporta, con su atractiva y profunda forma de escribir, a algunos de los encuentros que Cristo tuvo con personas de diferentes estratos sociales que enfrentaban desafíos distintos en sus vidas.
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Roberto Badenas también ha publicado un libro titulado “Frente al dolor” en su libro explica muy bien como La experiencia del dolor y del sufrimiento en nuestra vida se acepta y nos fortalece solo en la fe. Desde esta óptica, la fe nos ayuda a penetrar el sentido de todo lo humano y, por consiguiente, también del sufrir. Así pues, existe una íntima relación entre la cruz de Jesús y nuestro dolor, que se transforma y se sublima cuando se vive con la conciencia de la cercanía y de la solidaridad de Dios. Roberto Badenas fue decano de la universidad adventista de Francia.

Ingresa a: https://zoom.us/j/4999602650

domingo, 18 de abril de 2021

El bautismo no es asunto de niños y niñas

 


Generalmente, la razón más importante que tienen los padres para bautizar a sus hijos pequeños es de orden estrictamente religioso. En el catecismo y en la predicación eclesiástica se enseñan unas ideas teológicas que empujan a la gente para que bautice a sus hijos cuanto antes. Esas ideas religiosas se reducen, en el fondo a una cosa: el bautismo es necesario para quitar el pecado original, lo cual, a su vez es necesario para que el niño pueda salvarse; de no estar bautizado, si muere, iría al limbo. La iglesia no les bautiza para quitarles un pecado de muerte (de manera que si no hubiera bautismo irían al limbo o al infierno), sino para celebrar, prometer y promover una mutación humana, desde la “palabra”, en amor mutuo, para la vida.

La consecuencia inmediata e inevitable es que el ingreso en la comunidad de la Iglesia ha dejado de ser el resultado de una decisión personal y se ha convertido en un hecho sociológico: Así, forman parte de la Iglesia no aquellos individuos que, madura y conscientemente dan el paso de la increencia a la fe, sino todas aquellas personas que nacen en una determinada región, país o grupo sociológico. Por consiguiente, lo que en la práctica decide la permanencia a la Iglesia no es la conversión cristiana, sino el nacimiento. Pero todavía hay algo más grave, posiblemente,  que la idea fundamental que ha quedado en muchas familias sobre el bautismo es que borra el pecado.

 Según el Nuevo Testamento, el bautismo es el acontecimiento decisivo que marca la ruptura definitiva con una forma de vida, para pasar a otra forma de vida, que consiste en el seguimiento de Jesús, asumiendo su escala de valores y su destino. La iglesia no “bautiza” a los hombres y mujeres en nombre de un sistema social, de un estado, de una patria o de una economía, sino para declararles Hijo de Dios (en nombre de Jesús, en nombre de la Trinidad), ofreciendo a todos los hombres y los pueblos un espacio y camino de comunicación de vida.

En estas circunstancias todos podemos estar de acuerdo en que, de esta manera, la Iglesia no ofrece, ni puede ofrecer, una auténtica alternativa a la sociedad. Porque la Iglesia viene a coincidir con la sociedad. Y entonces los males y miserias de la sociedad son idénticamente los males y miserias de la Iglesia. ¿Qué queda entonces del proyecto comunitario de Jesús? ¿Qué queda de las exigencias evangélicas vividas por un grupo, el grupo de bautizados? ¿Qué queda del bautismo como el paso entre dos formas fundamentales de entender la vida, entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte? ¡Lo único que queda de todo esto es lo que se escribe en los libros!

Así pues, al poco tiempo de nacer nos llevan a la iglesia para ser bautizados y el sacerdote pregunta: “¿Renuncias a Satanás? ¿Y a todas sus obras? ¿Y a todas sus actuaciones?” Alguien respondió por nosotros: “Sí, renuncio” “¿Quieres ser bautizado?” Nuestros padrinos respondieron por nosotros con la misma resolución: “Sí quiero”. Quien así respondía en representación nuestra, no nos había consultado nada. Todo estaba decidido. Se nos puso un nombre cristiano. Ese nombre iba constar en el registro civil. Pero nadie nos explicó que ser bautizado significa ser introducido en el mundo de la Promesa divina. Y toda la Historia Sagrada es la historia de las Promesas de Dios al pueblo elegido. Dios le dice a Abraham en el relato del Génesis: “por mí mismo juro, oráculo de Yahvé,… yo te colmaré de bendiciones… y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra” (Gen 22,15-18).

Ser bautizado es ser introducido en el ámbito de la promesa, es decir, en una situación de certeza inquebrantable: Dios se compromete con el bautizado: Es el Dios que no puede mentir. ¡Es el Dios Fiel!: «fiel es el Dios por el que habéis sido llamados a la unión con su hijo Jesucristo» (1 Cor 1,9).

Podemos decir que el Sacramento del bautismo es lo más importante que recibimos en nuestra vida. Representa el inicio de nuestra vida cristiana. Es como la semilla que se pone en la tierra para que crezca y llegue a dar frutos, mas es necesario que se prepare el terreno y que se abone para lograrlo.

Cada uno de nosotros, los nacidos de nuevo, somos según la palabra de Dios “sacerdotes”: «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.» (1Pedro 2 ,9). Si nos fijamos en el modelo bíblico de la Iglesia, vemos en qué radicaba su poder: «preservaban cada día en tener fervor con todo el pueblo, y el resultado era que el Señor añadía cada día a la Iglesia a los que habían de ser salvos.» (Hch 2, 47)

Los hijos disciplinados y obedientes no “aparecen de la noche a la mañana”. Los padres son responsables de amar, enseñar y disciplinar a sus hijos.

Cuando los padres enseñamos a nuestros hijos que la salvación y el cielo comienzan en esta vida, los estamos preparando para una vida maravillosa que nunca terminará. Mientras los niños son muy pequeños, pueden aprender lo que agrada y desagrada a sus padres, pero también lo que le agrada y desagrada a Dios. La salvación Cristiana es, por supuesto, la salvación del pecado. Pero, precisamente por eso, es salvación, no solo eterna, sino también histórica. Es decir, salvación que actúa y se tiene que poner de manifiesto en esta vida, concretamente en la defensa y dignificación de la vida para todos.

Lo que pasa es que cuando se habla de pecado y de sus consecuencias, muchas personas piensan solamente en las consecuencias que eso tiene en la “otra” vida, en la posibilidad de infierno y perdición eterna. Y no se piensa como es debido, en las consecuencias que el pecado tiene, en primer lugar, en esta vida. Nunca se nos tendría que ir de la cabeza la cantidad de dolor, sufrimiento, humillación y desgracias que ocasionan precisamente los pecados de los hombres, es decir, el mal que los seres humanos se causan a sí mismos y nos causamos los unos a los otros precisamente porque pecamos. Desde este punto de vista, se puede y se debe decir que la salvación acontece, ante todo, en la vida. Y por lo tanto, se tiene que manifestar en defender la vida, potenciar la vida, dignificar la vida y lograr que nuestro prójimo viva más feliz.

Él es fiel y está con nosotros todos los días, ¿estamos nosotros cada día con Él?

 

 

jueves, 1 de abril de 2021

Jesús con su muerte nos abre las puertas del cielo

 


 “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿Cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpos vendrán?” ¿Cómo puede ocurrir esto? ¿Cómo es posible que estos muertos se levanten nuevamente y se unan a sus diversas almas, que muchos millones de años atrás fueron sepultados en la tierra, o tragados por el mar o devorados por fuego?» Cuerpos que se han reducido al más fino polvo, que ese polvo fue esparcido por la faz de la tierra, cuerpos que han sufrido miles de cambios, que alimentaron la tierra, se transformaron en alimento de otros seres…

Dios puede distinguir y guardar sin mezclarse con otros cuerpos, el particular polvo en el que se disolvieron nuestros cuerpos, y puede reunir sus partículas y juntarlas de nuevo sin importar lo lejos que se dispersen esas articulas. Dios es infinito tanto en conocimiento como en poder. Él sabe cuántas son las estrellas y las llama por su nombre; también puede decirnos el número de arenas en las playas de los mares; ¿y nos puede parecer increíble que conozca con precisión cada una de las partículas que formaron nuestros cuerpos? ¿Por qué habría de parecer extraño que Dios, que nos formó al comienzo, cuyos ojos vieron nuestros embriones, (“bien que en oculto fuimos formados y entretejidos en lo más profundo de la tierra” Salmo 139:15), conozca cada partícula de nuestro cuerpo en el que fuimos formados? El artífice conoce cada parte del reloj que arma; y si se desarmara totalmente y sus piezas se desparramaran podría reunirlas y distinguirlas unas de otras.

Qué  nos expliquen de todo lo que ocurre en este mundo antes que hablarnos de las dificultades para la resurrección. ¿Podrían explicarnos cómo fueron formados nuestros cuerpos? ¿Cómo fue hecha la primera gota de sangre, el corazón, las venas, las arterias que le dieron cabida en su interior?

Nuestra esperanza y consuelo es que seremos liberados de esta carga de la carne, cuando “enjuagará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4) Jesús no es un muerto que ha vuelto a la vida, como es el caso, por ejemplo, del joven de Naín y de Lázaro, que en cierta ocasión fueron devueltos a una vida terrena destinada a terminar más tarde con una muerte definitiva. La Resurrección de Jesús nada tiene que ver tampoco con una superación de la muerte clínica –tal como la conocemos en nuestros días-, que en un determinado momento acaba irremediablemente con una muerte clínica sin retorno.

Si nuestra esperanza en Cristo se limitara sólo a los límites de esta vida, seríamos los más desgraciados de todos los hombres. La profesión de fe en la resurrección es la respuesta a las apariciones; sólo ellas redujeron la ambigüedad del sepulcro vacío y dieron origen a la exclamación de los apóstoles: resucitó verdaderamente. Los evangelios nos transmiten los siguientes datos: Las apariciones son descritas como presencia real y carnal de Jesús, come, camina con sus discípulos, se deja tocar, oír y hablar con ellos. Su presencia es tan real que puede ser confundido con un viandante, con un jardinero o con un pescador. En Jesucristo recibimos la respuesta definitiva de Dios de que no fue la muerte sino la vida, la última palabra que Dios pronuncio sobre el destino humano.

Nosotros experimentamos en el espíritu la resurrección de Jesús porque tanto Él como su causa se nos presenta como realidades vivas y victoriosas. No se puede separar absolutamente la experiencia de los primeros discípulos de la nuestra, y, si eso es así, también en la historia será posible una experiencia semejante a la de los primeros discípulos. No podemos esperar que en la historia aparezcan apariciones del resucitado como las que narran los Evangelios, pero cuando reaccionamos con misericordia y amor, cuando tenemos la capacidad de dar la propia vida para dar vida a los otros, eso es vivir… Los cristianos de Corintio, por poner un ejemplo de los orígenes estaban convencidos de que vivían ya la plenitud porque si no fuera así vacía sería su predicación. Y lo pensaban así porque vivían signos extraordinarios por todas partes: milagros, don de lenguas…; que parecían triunfar sobre la realidad de lo cotidiano. «Los apóstoles comienzan a predicar sin miedo y con audacia, y parecen contentos aun en medio de las persecuciones alegres de tener sufrido algo por Jesús» (hech. 5.41).

Los discípulos que se encontraron con el resucitado viven una nueva vida, con sentido y con gozo. No parecen estar “tristes”, están acosados pero no abandonados (2Cor 4,8) los discípulos notaron un cambio en sus vidas, pero no tan sólo porque en un primer momento pasan del miedo a la valentía, sino porque en el medio de los trabajos y de los esfuerzos que les sobrevinieron actúan con libertad y con gozo. Si los apóstoles siguieron creyendo en Jesús, si lo proclamaron Mesías y señor abandonando familia y patria, si incluso no dudaron en entregar su vida en el suplicio antes que negarlo es porque tuvieron una experiencia singular que resolvería el gran escándalo de la condena por el tribunal supremo judío y su posterior muerte a manos de los romanos. Y esto sólo pudo ser la resurrección de los muertos.

¿Una supuesta alucinación? Es interesante destacar aquí, ante la sugerencia de algunos estudiosos, que lo que vieron los discípulos fueran alucinaciones, porque científicamente está demostrado que “los hombres sujetos a alucinaciones nunca llegan a ser héroes morales.”  Sin embargo, el efecto de la resurrección de Jesús fue continuo, y la mayoría de estos discípulos testigos, sufrieron la muerte por predicar esta verdad.

Es imposible que dos personas tuviesen la misma alucinación al mismo tiempo, e igualmente imposible que unas 500 personas de estado mental y temperamento promedio, en número variados, en tiempo diferente, y en situaciones muy variadas experimentaran toda clase de impresiones sensoriales, táctiles, auditivas y visuales, y que todas estas estuvieran basadas en una supuesta alucinación colectiva.

Los discípulos dan testimonio de que ellos también viven ya de algún modo la plenitud de la resurrección. Lo que hay de triunfo en la resurrección no quedó tan sólo en Jesús, sino que se desbordó y cambió la calidad de sus vidas. El error consiste en pensar que se vive más en el mundo de la resurrección cuanto menos se vive en el mundo histórico.

Partiendo del concepto paulino del Cielo observamos que Jesucristo en el evangelio subraya que el destino feliz y final del hombre es un estar con Él.

Jesús consuela a los Apóstoles en el sermón de despedida del jueves santo, diciéndoles que va a prepararles sitio para que donde esté Él, estén también los suyos (lc 14,2-3); anuncia a los misericordiosos que en el gran día de su segundo advenimiento los llamará hacia sí: «venid los benditos de mi Padre…».

Pablo nos habla de un encuentro con Cristo como destino feliz del hombre después de la muerte, destaca las palabras de Esteban, moribundo, diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu (Hech 7,59).

De igual forma, Pablo en la carta a los filipenses en que desarrolla el dilema del quedarse en este mundo o ir a Cristo: estoy apremiado por las dos cosas, teniendo deseo de quedar libre para estar con Cristo, lo cual sería muy preferible, pero el quedarme en la carne es más necesario por vosotros (Fil 2,23-24)

Pablo, además anuncia la Parusía con el anhelado efecto de la reunión de los fieles con Cristo glorioso: “seremos arrebatados a las nubes para salir al encuentro del Señor en los aires; y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts 4,17).

Las expresiones paulinas expresan que la redención sólo se consumará en el futuro escatológico en la unión mística con Cristo, no representa nada definitivo sino que, a pesar de ser una gracia que perfecciona el ser y lo hace feliz, está orientada hacia la consumación definitiva y permanente.

Vivir en el cielo es "estar con Cristo" (cf. Jn 14, 3; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17). Los elegidos viven "en Él", aún más, tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre (cf. Ap 2, 17):

«Pues la vida es estar con Cristo; donde está Cristo, allí está la vida, allí está el reino» (San Ambrosio, Expositio evangelii secundum Lucam 10,121).

La Resurrección nos descubre nuestra vocación cristiana y nuestra misión: acercarla a todos los hombres. El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. ¿Creo en la Resurrección?, ¿la proclamo?; ¿creo en mi vocación y misión cristiana?, ¿la vivo?; ¿creo en la resurrección futura?, ¿me alienta en esta vida?, son preguntas que cabe preguntarse.

sábado, 27 de marzo de 2021

El perdón nos hace libres

 

         

pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (Fil:3.13).

No significa que el cristiano  no deba recordar el pasado, especialmente las bondades pretéritas de Dios, como hizo  Pablo (1Cor 15:10 y 2Cor 11:23).

 Lo que quiere sugerir es que la vida cristiana es esencialmente progreso. Detenerse en el pasado sería una ruina. Quien empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios: cfr. Lc 9, 51-62 ¡Hemos de desear la enmienda por amor, y no la venganza por odio!

 Tenemos  que recordar el pasado con los colores de la alegría y la gratitud. Si hubo errores, agradecer el perdón recibido de Dios y de las personas ofendidas. Si hubo hechos positivos, sentir satisfacción por lo realizado y por el bien que cosechamos. Tagore, decía: “¡Necio, que intentas llevarte sobre tus propios hombros!... deja todas las cargas en las manos de aquel que puede con todo, y nunca mires atrás nostálgico”.

Si fuimos víctimas de la maldad ajena, debemos perdonar generosamente al culpable y orar pidiendo a Dios que lo perdone  y lo restituya. Remover con amargura los males pasados es prolongar el sufrimiento y el dolor; Temer el futuro es sufrir anticipadamente. Es pintar con tintas oscuras el día de mañana. Por el contrario, encarnar el futuro con esperanza es bordar el horizonte con hilos de oro del Sol naciente. Son reglas generales que se encuentran dispersas aquí y allá en las páginas de la Biblia. La precipitación en acusar, a la ligera, en juzgar y la severidad  en condenar nos producen muchos sinsabores. La tolerancia y el perdón nos vuelven mansos y acogedores. El perdón nace del amor y el amor nos libera, dándonos alas para volar y creando condiciones para crecer espiritualmente. Cuando algunas personas nos hieren y nos ofenden, no son conscientes muchas veces lo que hacen. Nos hieren porque ellas mismas están heridas, porque padecen complejos de inferioridad y la única manera de hacerse notar y sentirse superiores es pinchar y molestar. En realidad son ellas las únicas perjudicadas. Pero si repetimos las palabras de Jesús en la cruz no necesitamos saltar por  encima de nuestra indignación y dominarnos. Para sentirnos capaces de perdonar nos basta con no considerar al ofensor como un enemigo, sino simplemente como una persona que  se siente ella misma herida. Perdonar a esas personas no significa por nuestra parte un gesto de debilidad, sino una manifestación de nuestra libertad y fortaleza. Por el contrario, si no perdonamos, el otro sigue ejerciendo poder sobre nosotros, es él quien determina nuestra manera de pensar y sentir. El perdón nos libera de ese poder extraño porque el otro ya no es un adversario para nosotros, sino un individuo herido y obcecado, incapaz de obrar de otra manera. Incluso en el caso de que llegara a crucificarnos no ejercería poder sobre nosotros.  Es necesario abrir el corazón al perdón, liberarlo de toda esa carga que está pesando y no deja avanzar. Perdonar desde la comprensión amorosa, no para cambiar a los que hicieron daño o justificar los hechos acontecidos. Perdonar para poder ser felices y recuperar la paz.

Así lo sintió Jesús en la cruz. Los hombres pudieron hacerle sentir exteriormente los efectos de su maldad y del pecado, pero no pudieron llegarle a lo más profundo de su interior donde él seguía orando por ellos con una oración que les hacía transparente su obcecación y su ignorancia. En los Hechos de los Apóstoles cuenta Lucas cómo los discípulos se comportaban de la misma  manera que Jesús. Por ejemplo en el caso de Esteban, que muere con las mismas palabras de Jesús en los labios. Rezaba mientras era apedreado.

Me extiendo con mi cuerpo y  mi mente en tensión, cara al futuro, sea corto o largo. En el pensamiento de Pablo está olvidar el pasado y ocupar el tiempo futuro para el bien. Cada momento que pasa es una migaja que cae de mesa de  la vida y que jamás volverá. Quien usa el tiempo de la vida para crecer en el  amor no tiene tiempo para odiar. Quien se dedica con laboriosidad al futuro non tiene tiempo para lamentar el mal que se encuentra a su alrededor. El mundo es una escuela y en la vida las pruebas  surgen como provocación. El pasado no es más  que un punto de partida para conquistar el futuro olvido lo de atrás dice el apóstol. Me extiendo, con  mi cuerpo y mi mente en tensión, cara al futuro, sea corto o largo. Del interior de un capullo irrumpe la vida de una mariposa, para vivir una nueva fase de su existencia. Esa fase es el futuro, que comienza a partir de mañana.

Cargar con el resentimiento nos daña y nos enferma y sobre todo, nos aleja de Dios. (Col. 3:8)

El resentimiento es en primer lugar un sentimiento negativo que causa un enorme daño al que lo padece. Resentimiento es sentir, una y otra vez,  el enojo y el dolor que vivimos en el pasado y que fue provocado por una persona o situación.

Es preciso aclarar que es legítimo que las personas expresen su malestar, su descontento cuando son tratadas de manera injusta y que pidan que se les reconozcan sus derechos, usando los mecanismos y controles establecidos por la sociedad. Lo que no es útil ni sano es cultivar esos sentimientos hostiles atacando cada vez que es posible. El resentimiento no va a cambiar al otro y daña e intoxica, como un veneno, al resentido. La persona resentida rumia de manera interminable la afrenta sufrida, su queja es infinita. La situación por la que pasa puede compararse con la de un auto patinando en un barrial. El resentimiento causa mucho sufrimiento al que lo padece. Es importante tener en cuenta que la persona resentida se hace daño a sí misma con sus sentimientos negativos.

Diana Hulse-Killacky, de las universidades estadounidenses de Alabama del Sur y de Nueva Orleans, que fue publicado en 2011 por la revista Journal of Counseling  Development, muestra cómo el perdón fue la clave para que una decena de mujeres superaran los abusos sexuales que habían sufrido durante su infancia. Todas relataron que perdonar al agresor supuso un gran logro para dejar atrás ese capítulo de su vida. Saber olvidar es, por tanto, poner la felicidad en nuestras manos y no en manos del otro. Según algunas investigaciones, perdonar garantiza más años de vida, menos depresión y riesgo de infarto, una presión arterial más baja e ­incluso un sistema inmunitario fortalecido. En definitiva, la exoneración trae consigo bienestar y salud.

Perdonar no es un acto de una sola vez, sino un estilo de vida, cuyo propósito es el de adentrarnos en cada bendición en Cristo. Jesús nunca dijo que el trabajo de perdonar sería fácil. Cuando ordenó, “Ama a tus enemigos, “la palabra griega para “amar” no significa “afecto” sino “entendimiento moral.” Simplemente, perdonando a alguien no es asunto de revolver afecto humano, sino hacer una decisión moral para quitar el odio de nuestros corazones. Según Jesús, el perdón no es una cuestión de escoger o elegir a quiénes debemos perdonar. No podemos decir: “Me has herido demasiado para perdonarte”. Cristo nos dice: “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?” (5:46).

El perdón transforma vidas, haciendo que las ventanas del cielo se abran. Llena nuestra copa de bendición espiritual hasta el borde con abundante paz, gozo y reposo en el Espíritu Santo. “Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:14-15). ¡No te equivoques! Dios no está haciendo un trato con nosotros aquí, al decir: “Porque has perdonado a otros, yo te perdonaré”. Más bien, Jesús está diciendo: “La confesión completa del pecado requiere que perdones a otros. El verdadero arrepentimiento significa confesar y abandonar todo rencor, crucificando todo rastro de amargura hacia los demás”.

“Perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará … porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:37-38). Esto va de la mano con su Bienaventuranza del mismo sermón: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7). Él quiere que perdones a los demás para que puedas avanzar hacia las bendiciones y el gozo de ser hijo.

A través del profeta Ezequiel, el Señor dijo: “Os daré́ corazón nuevo, y pondré́ espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré́ un corazón de carne. Y pondré́ dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:26-27) Nuestro orgullo nos impide perdonar, pero el perdón es el camino más corto para librarnos de la pesada carga que nos genera la ofensa. Guardar rencor hacia quien nos ofendió se convierte en una carga difícil de soportar. Conforme pasa el tiempo, se torna más pesada. Nos roba la paz y hace que nuestras acciones y pensamientos estén volcados hacia el ofensor. El resentimiento toma forma. Se convierte en una sombra que nos sigue a todas partes.

El apóstol Pablo nos enseña cómo tratar con nuestros ofensores. Durante su ministerio había personas que siempre lo ofendían y cuestionaban su obra, pese a sus desvelos por ayudar al prójimo y predicar la Palabra de Dios. A veces le hacían la vida imposible. Lo difamaban. Desconocían su autoridad. ¿Qué hizo Pablo? Perdonar, olvidar la ofensa y actuar como Cristo lo hizo con sus ofensores.

Vivimos pensando que el perdón es para la persona que nos ofende, pero la realidad es que el perdón nos hace libres a nosotros mismos. Si hermoso es el amor, también lo es el perdón, porque permite que nuestro corazón pueda latir al unísono con el corazón de Jesús.

 

 

 

 

 

 

domingo, 21 de marzo de 2021

La lucha contra el demonio comienza en la familia

 




El diablo no es un mito y debemos combatirlo, el 30 de octubre de 2014, en la capilla de la casa de Santa Marta el Papa dijo: a esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal. ¡Pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra Él. ¡Lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios!”. «Meteos esto en la cabeza: con el diablo jamás se dialoga. No hay dialogo posible, solo la Palabra de Dios». Añade el Papa

Satanás odia todo lo sagrado y es el dios de la secularización.

Hoy en día se ha conseguido la degeneración de la democracia en igualitarismo mediocre, en desprecio de los derechos más elementales en materia de matrimonio y familia, llegando a pisotear la libertad de enseñanza con la técnica del peor totalitarismo, con los abusos de poder económico, con desprecio de la libertad de conciencia. La base de la democracia no son declaraciones acarameladas de principios etéreos que no convencen a nadie; la base de la democracia es que cada individuo es sagrado. Y que hay temas que no se tocan. La ideología de género es una muestra clara de cuánto han estirado el chicle.

Detrás de esta ideología satánica está el feminismo radical, el lobby gay, poderosas multinacionales como la Soros, Ford, Rockefeller…

La historia de la salvación es la historia de la ternura de Dios, que nos ha amado y ha dado su vida por nosotros (Gál 2,20). Este evangelio de la ternura revive en los padres: ellos que un día dieron la vida a sus hijos, se ven movidos cada día por el Espíritu a volver a dar la vida por sus hijos, en la medida en la que generan a Cristo, como afirmaba san Ambrosio.
Los Padres de la Iglesia definen a la familia cristiana como una comunidad de pacientes, es decir de creyentes que no se rinden frente al mal; y compartiendo con Cristo su fracaso terrenal, hacen de cada “cruz cotidiana” un anticipo del cielo, una profecía cumplida del triunfo de la resurrección. Mientras quede en la tierra, la familia cristiana estará siempre en empatía secreta con el sufrimiento humano; nunca ningún mal podrá obscurecer su rostro “sobrehumano” hasta el punto de que desaparezcan de él los rasgos de Cristo, el maravilloso perfil divino que la hace única.

«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; y el que me ama será amado por mi Padre y yo también lo amaré y me manifestaré a él» (Jn 14,21). Pero para ello es necesario recristianizar las familias. O las familias vuelven a ser lugares donde se transmite la fe y la oración vuelve a estar presente, siendo esta oración el germen e inicio del diálogo de cada uno de nosotros con Dios o el futuro se presenta oscurísimo.

Hoy en día se considera un acto de amor justificar la supresión de la vida, por no ver sufrir a un familiar: ¡Legitimando así la eutanasia! Se considera un acto de amor la destrucción de un matrimonio, para acabar con el sufrimiento de la pareja: ¡Legitimando así el divorcio! “El objeto de las leyes es el bien integral del hombre, la respuesta a sus necesidades y aspiraciones”. Son palabras de Benedicto XVI un año antes de la promulgación de la Ley de Divorcio Express, que reducía el matrimonio a “un mero contrato” que ahora se puede romper al gusto del contrayente. Esto no pasaba con la anterior ley del divorcio, que exigía un período previo de separación de un año, tiempo que llevaba a los esposos a realizar una pausada reflexión, tras la cual, en un alto porcentaje -70% en 1986 y 57% en 2001-, retomaban “la senda matrimonial”.

Se considera también un acto de amor justificar la interrupción del embarazo, cuando el recién nacido tuviera que enfrentarse a una vida difícil. ¡Legitimando así el aborto!

Utilizando las palabras de Jesús ante Pilatos, quisiéramos poder decir que “la familia cristiana no es de este mundo” (Jn 18,36). Existe como profecía para transformarlo, testimoniando “que ser de Cristo” significa convertirse en blanco de todas las contradicciones (Lc 2,34).

Preguntémonos. ¿Dónde está Cristo? ¿Dónde hemos dejado la verdad de Cristo que siempre reclama el martirio social? El amor es donación no privación, ofrecimiento y no renuncia; es vida y no muerte, es diálogo y no rechazo preconcebido.

El gobierno Socialista declaraba hace dos años el Día Nacional del orgullo Gay, que coincidía con el día internacional del orgullo LGTB, disponiendo que lesbianas y mujeres solas puedan acudir a la reproducción asistida con dinero público.

Así mismo, también se creaba por primera vez una dirección para la igualdad de trato y diversidad. En palabras de Celaá, portavoz del gobierno socialista de Pedro Sánchez: “Esto deja claro la gran sensibilidad del Ejecutivo respecto a la dignidad de todos.”

El gobierno socialista también modificaba la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de La salud (SNS) para que los tratamientos de reproducción asistida para mujeres solas lesbianas vuelvan a estar incluidas dentro de la financiación pública.

El PSOE pretende financiar con las casi quebradas arcas de la seguridad social español, la eutanasia y la reproducción asistida para lesbianas; ya forma parte de su cartera de servicios la práctica de abortos, por lo tanto, todos los españoles pagamos con nuestro dinero la muerte de inocentes queramos o no.

Además, para más escarnio, muchas prestaciones sanitarias están fuera de dicha cartera, por ejemplo la mayoría de servicios dentales. En este país se puede abortar, pero ojo con que te duela una muela o un diente. Sin embrago, no se puede negar que la doctora Calvo del partido socialista conoce la medicina para curarnos de nuestro inadmisible romanticismo machista: un Estado adoctrinador nutrido con nuestros impuestos  (no en vano “el dinero público no es de nadie”) Lloverán las subvenciones millonarias – ¡aún más!– sobre las mil y una agencias de igualdad y de derechos LGTB. Se crearán comisarios políticos que vigilen el uso de la neolengua de género en dependencias administrativas, escuelas y documentos oficiales.

El borrador de la ley para la igualdad de las personas trans diseñado por el Ministerio de Igualdad permitirá el cambio de sexo en el registro sin necesidad de informe ni tratamiento médico a partir de los 16 años, y entre los 12 y los 16 con consentimiento de padres o tutores.

La cultura europea nunca se ha inspirado en un igualitarismo totalitarista, sino en la idea de libertad. Y la política es obra de libertad, pero no entendida como puerta abierta para la oligarquía más descarada de la historia de nuestra democracia.

Nuestra libertad política se reduce a la elección de candidatos de gobierno y todo marcha cuando el gobierno es ejercido por personas competentes. La libertad política era la capacidad de confianza en ciertos programas y ciertos protagonistas pródigos en seguridades y cortesías en campaña electoral que se volvían impenetrables, o arbitrarios y tiranos cuando, se encaraman en la poltrona. 

Ahora ya no tenemos nada que perder. Si cada nación tiene los políticos que se merece, quizá puede haber llegado el momento de demostrar que nos apuntamos a otra cosa.

viernes, 5 de marzo de 2021

Carta de agradecimiento a la doctora Tamara Caínzos Romero y al personal de la tercera planta del hospital Arquitecto Marcide.

 


Me gustaría destinar unas pocas líneas a hacer algo que no es muy habitual, que es agradecer la labor que desarrollan los profesionales que trabajan en la tercera planta de pediatría del hospital Arquitecto Marcide de Ferrol. Las enfermeras así como los técnicos en cuidados de enfermería, sois el corazón del cuidado de la salud. Tan importante es su trabajo como el de los médicos pero, sin embargo, muchas veces olvidamos que sin su labor, nada sería posible. La inmensa mayoría de enfermeras y enfermeros están donde están porque aman su trabajo, aman ayudar y aliviar los dolores de los demás. Su pasión por el cuidado hace de su profesión un arte. Para ello se requiere una gran devoción y una dura preparación que exige una dedicación total y profunda. La enfermería es mucho más que un oficio, es un desempeño profesional en el que conviven el conocimiento, corazón, fortaleza y humanitarismo.

Por todo esto hoy este reconocimiento va por todas vosotras. Por cada uno de esos enfermeros y enfermeras que nos apoyan y que día tras día os mantenéis  firmes en la pelea para que todos tengamos a nuestro alcance una asistencia sanitaria de calidad.

Las personas que se dedican al ejercicio de la enfermería son almas de corazón y de cuidado que pasan por nuestra vida. Son almas a las que les es suficiente un minuto para dejar una huella que se mantiene por toda una eternidad en nosotros. ¡Gracias por ser nuestros ángeles protectores!

En ocasiones no nos damos cuenta del esfuerzo que realizan los profesionales de la sanidad pública y de la sensibilidad con la que abordan cuestiones que desconocemos hasta que nos tocan de cerca. No debe ser fácil atender cada día a familias que llegan nerviosas porque no saben muy bien qué le pasa a sus seres queridos y desean que les atiendan y les curen lo antes posible.

No todas las actividades humanas exigen de quien las practica tanta elevación moral como la medicina. Ello se debe a que los médicos trabajan con lo más preciado que tienen los seres humanos, su vida y su salud. De ahí la importancia que la ética profesional ha tenido siempre en medicina, al menos desde los orígenes de la tradición médica en tiempo de los hipocráticos. De hecho la ética del Juramento Hipocrático, no ha sido solo el santo y seña de la moral médica durante 25 siglos, sino también el canon y guía de todas las demás éticas profesionales.

Desde hace unas semanas mi padre ha estado ingresado en el hospital de Ferrol, Arquitecto Marcide. ¡Desde el primer día le han tratado genial!

La Doctora Tamara  Caínzos Romero ha sido un encanto. Un personaje irrepetible, la bondad personificada, la entrega a los demás como un servicio vocacional innato a su persona. Excelente profesional, que brinda al paciente una atención integral, transmitiendo además de excelentes cuidados médicos, confianza, cercanía y cariño. Somos unos privilegiados por disponer de una sanidad pública y gratuita y de profesionales que dan lo mejor de sí mismos para ayudar a la gente.

El asesoramiento, trato, interés y atención depositada durante todo el proceso ha sido inmejorable. Así como también mencionar a todo el personal de la tercera planta. La sensación es estar en manos de un equipo humano muy profesional. “Un buen médico debe escuchar como un sacerdote, razonar como científico, actuar como un héroe y hablar como una persona normal.” Albert Schweitzer.  La empatía es una forma de conocimiento y aproximación al otro, un intento de ponerse en el lugar de la otra persona. En la relación médico-paciente es además un valor, una actitud y una habilidad  que ha sido llamada LA QUINTAESENCIA DEL ARTE DE LA MEDICINA.

Ser agradecido siempre es de buena educación y demuestra lo que sentimos por esas personas que dan sus vidas por nosotros, pero cuando pasamos por una enfermedad y los profesionales de la salud nos tratan, nos cuidan con cariño y arriesgan sus vidas, además de aliviar o curar nuestros dolores o los de algún familiar, necesitamos tener las mejores palabras para enviarles frases de agradecimiento a médicos y enfermeras por todo su esfuerzo.

Sé que mi padre tiene todavía un largo camino por delante de revisiones, controles, de sentirte siempre en la cuerda floja, pero con personas como usted todo es  más fácil.

Gracias doctora Tamara Cainzos por dedicar su vida a tratar de ganar la batalla en los días que pensábamos lo peor… por su profesionalidad, por su exquisito trato humano y su gran capacidad para transmitir tranquilidad. Personas como usted hacen que el mundo sea un poco mejor, nos devuelven la confianza en el ser humano.

Sin más que añadir y deseándole lo mejor en la vida a usted y a sus seres queridos, me gustaría despedirme con tres palabras: gracias, gracias y gracias.

José Carlos Enríquez Díaz