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viernes, 15 de diciembre de 2017

Tarancon, el caso Pikaza y una injusticia de la Iglesia que todavía no se ha reparado.


 
Hoy me ha llamado un amigo para decirme que después de leer lo que había escrito Xabier Pikaza en su blog se había emocionado véase:



A los jerarcas Se les llena la boca hablando de "testigos creíbles" del Evangelio. Pero, cuando tienen uno delante, no lo reconocen ni lo valoran. Es la eterna paradoja de esta nuestra institución que persigue y apedrea a sus profetas. ¡Quizás no pueda ser de otra forma! Xabier Pikaza es una bendición para el mundo y para la Iglesia. La Iglesia (jerarquía incluida) le debe un homenaje.

Xabier Pikaza es un teólogo que ha hecho experiencia profunda de Jesucristo, y nos hace descubrir que sin Él ya no se  puede vivir. Sabe que Dios se hace presente, como palabra, como silencio, como herida, como sanación, como muerte y como resurrección. Xabier Pikaza  nos hace descubrir que nuestra vida debe estar marcada por esa huella, esa marca, que nos ha dejado abierta la sed, la ansiedad, la curiosidad, el vivir.

Xabier Pikaza es un hombre conforme al corazón de Dios, que nunca se dejó intimidar por el temor para callar la Palabra del Señor y para decir la verdad aunque no les guste a los jerarcas. Su amor y su compromiso a Dios lo motivan a seguir sin reservas las directivas del Espíritu Santo para salvar almas para Cristo, por predicar y enseñar la Palabra de Dios al costo que sea. Las adversidades nunca pudieron detener el ímpetu de este corazón apasionado y bravo por Jesús.

Xabier Pikaza conoce muy bien a Dios y entiende perfectamente los signos de los tiempos. Sus palabras y sus escritos son un desafío - incómodo muchas veces - en medio de una Iglesia indiferente, apática, en medio del pecado que abunda, en medio de la tibieza, en medio del confort de una iglesia jerárquica cómplice del sistema que produce oprimidos y deprimidos en serie.

Es importante que en este mundo trivializado y gris, sin utopías ni ilusiones encontrar a personas como Xabier Pikaza, que por su modo de ser, comuniquen luz y ánimo para que podamos ser humanos y cristianos. A estas personas hay que buscarlas como se busca una perla preciosa y el agradecer a Dios el haberlas encontrado. Teólogos como Pikaza, Meier, Joachim Jeremías, Bonhoeffer… son este tipo de personas y teólogos que no siendo en “todo perfectos “se muestran humanos y comunican dignidad, esperanza, amor y sentido de la vida.

Utilizando la imagen orteguiana de la iglesia como arca de Noe, diría que en ella cogen todos: los que hacen crítica y los criticados, porque la iglesia es de todos los que navegan hacia Dios. En esta arca de salvación no hay lugar para las excomuniones. Los silencios impuestos, ni las pescudas inquisitorias, que nos retroceden al diluvio universal, ignorando el sacrificio de Jesús en la Cruz. La iglesia de Jesús sabe navegar, remontando suavemente todas las tempestades que se puedan presentar en sus travesías (Gs28).  

Pero lamentablemente, sigue siendo actual la crítica profética que Ortega le hace: La iglesia Católica que se proclama ministro de la vida, encadena y ahoga todo aquello que se presenta dentro de ella como nuevo, en cambio apuntala todas sus ruinosas antiguallas.
    
Ella que proclama renovar todo en Cristo, es hostil a renovarse a sí misma.

Hay épocas en que se hace necesario tener oídos ansiosos de novedad para evitar que desaparezca el Espíritu de Jesús (Mt 11,15; Mc 8;18). Muchas veces el mayor peligro con que se enfrenta la iglesia institucional no es el de las ideas nuevas, sino la no existencia de ideas.

        Cada generación debe aportar su particular experiencia con Cristo, sino quiere ser rechazada por perezosa, como el sirviente de la parábola (Mt 25, 24;30). La fidelidad al pasado en las epístolas pastorales no es bien interpretada muchas veces, sobre todo cara al dinamismo misionero.

Si realmente estamos a Las puertas de una nueva época , si nos encontramos ante un novum histórico , la novedad ha de afectar a la iglesia misma . A ella sobre todo se le dice con palabras de Isaías: “Mira, ahora hago nuevas todas las cosas” (Is 65,7); y a ella se le exige ser coherente con su mensaje de desprendimiento .

¿Cómo podrá desprenderse la que es tan rica , la que tiene tan inconmovible verdad, tan segura doctrina, tan larga tradiciòn, tan clara identidad , tan eficaz organizaciòn , tan fuere autoridad , tan rica liturgia ... Por de pronto, hay que recordar que “no es el discípulo más grande que su maestro” (Lc6,40), y que este siendo de condiciòn divina, decidió desprenderse de ella (Flp2,4). No será mucho esperar que la Igresia decida hacer lo mismo. También a ella se refiere aquello de que “quien quiera ganar su vidala perderá “(Mc8,35). De manera que si en este tiempo ecuménico la Iglesia desea a todo trance conservar a su verdad , su doctrina, su identidad,  su organización..., puede  que  gane el mundo -y eso es dudoso-, pero ciertamente corre el peligro de perder a su alma.
Cada vez que se le pidió la capa, procuro arramblar también con el manto. Para  su desconsuelo –y su  desconcierto-, al final se encuentra más desnuda que antes: veía como se le alejaba China, como se le oponía la clase obrera, como se divorciaban de ella los intelectuales
Si en estos tiempos nuevos la Iglesia se sigue aferrado a su verdad , a su ley , a su doctrina, a su identidad... y razonado que se trata de un patrimonio indiscutible , se irá convirtiendo en una secta en el mercado plural de las religiones. Una secta acaso poderosa acaso influyente y enarbolando el glorioso nombre de “católica” pero una secta, al fin.
Para los que deseen leer el artículo completo de xabier:
 

No quiero que pase este año, el 110 de su nacimiento, sin ofrecerle públicamente mi agradecimiento. Otros han analizado su figura y han cantado sus valores humanos y cristianos. Yo sólo puedo ofrecerle mi pequeño homenaje de teólogo sancionado, como fue sancionada mi madre, que también le admiraba, por ser quien era, y porque había querido resolver en concordia fraterna el “caso Pikaza”, como entonces se decía.

Yo había escrito un libro ingenuo y “virginal”, llamado Los Orígenes de Jesús (Sígueme, Salamanca 1976), reflexionando sobre algunas cosas que decía la exégesis normal del Instituto Bíblico de Roma sobre la familia de Jesús, con su nacimiento por el Espíritu, su identidad humana y su relación con el Espíritu.

Pasaron tres años sin que nada se moviera, hasta que hacia 1979 empezaron a entrechocar las aguas. Algunos teólogos (incluso de la P. de Salamanca) se lanzaron a decir que contenía varias herejías, y la Conferencia Episcopal de España creó una comisión para su estudio. Descubrí que casi todos los colegas de la Pontificia sabían algo y me daban consejos sobre cómo subir al castillo y resolver las cuestiones que me amenazan, sin que pudiera orientarme en los meandros de la parte baja.

Pero un día, pienso que a mediados del año 1980, me llamó el Cardenal Tarancón, Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Gran Canciller de la Pontificia y sólo entonces empecé a ver más claro.
 

Aquí empieza la historia que hoy quiero recordar, la de un Tarancón hombre y cristiano admirable, quizá el único obispo o cardenal que quiso resolver mi caso en línea de diálogo de fe, es decir, de humanidad creyente.

Ésta es una historia que no he contado a nadie, a no ser en un contexto muy íntimo, por pudor y por deseo de silencio (no me ha gustado hablar de "mis cosas"), pero hoy quiero hacerlo, por agradecimiento al Card. Tarancón, casi 40 años después, porque él se puso conmigo en la línea del Papa Francisco, como recordé hace 3 días en este blog, firmando con el Papa copto Swadros un documento donde sólo piden fidelidad a los tres primeros concilios. Tarancón me dijo algo parecido: basta que aceptel el credo pequeño (el apostólico o romano). Quiso resolver así mi caso, pero no pudo no le dejaron, como podrá ver quien siga leyendo.

En un comedor reservado del Regio de Salamanca

No sé el día, estará en los papeles de la U.P. de Salamanca, pero fue sin duda en el año 80, pues a principio del 81 Tarancón dejó de ser Presidente de la CEE. Me llamó el Rector de la Pontificia (hoy card. F. Sebastián) y me dijo: Tarancón quiere hablar contigo. Hemos reservado un comedor privado en el Regio.

Y allí fuimos. El rector vino con su secretario (profesor J. L. Acebal, q.e.p.d.) para que diera fe de lo que pasara. Tarancón vino sólo, sin nadie de la CEE ni de la C. para la Doctrina de la fe. Comimos los cuatro, hablando de cosas generales de la Iglesia y la política del momento. Empezando los postres, Tarancón encendió su puro, sacó unos folios de su cartera y me dijo:

Me han mandado que te lea estos folios, aunque eres una buena persona

− Me han mandado que te traiga y te lea en persona este informe y que busque contigo una solución para tu caso, y así quiero hacerlo, como Canciller de la Universidad y Presidente de la CEE y como cristiano. Está firmado por cuatro obispos de la Comisión de la Fe, entre ellos J. M. Cirarda, a quien debes conocer, por vasco. Está muy enfurecido por lo que dices en el libro de los Orígenes de Jesús, y no quiere que sigas en la Universidad de la Iglesia, porque no aceptas su doctrina. Estos cuatro obispos dicen haber leído tu libro y ha escrito un informe bastante largo y negativo, aunque confiesan al final que “eres una buena persona”, un buen cristiano... Y eso es lo que más les intriga y quizá más les molesta…

Le pregunté ingenuamente “y cómo saben que soy buena persona”. Tarancón me miro por encima de las gafas, a través del humo de su puro y me dijo:

− No preguntes eso. Si lo dicen es porque lo han investigado y lo saben, y porque te han “vigilado”, y han preguntado al Provincial de la Merced, por si podían buscar con él alguna otra solución, pero el Provincial les ha debido decir que no tenía nada contra ti, que eras un buen religioso y un buen cristiano, y que no puede ni quiere darte otro destino.

No veo lo que dices sobre un posible nacimiento irregular de Jesús

Tarancón siguió leyendo los folios. Yo no los tengo, creo que no se los pedí, ni me los ofreció, quizá tenía miedo a indiscreciones… Deben andar en algún archivo de la CEE, en Añastro, no voy a ir a buscarlos… Y así siguió leyendo hasta que se paró en lo del Nacimiento Virginal de Jesús, para comentar despues:

− Dicen que niegas el nacimiento virginal… Pero por lo que veo no debe estar muy claro, me parece que son deducciones que ellos sacan. Por lo que dicen debes dejar el tema abierto, en un sentido académico… De todas maneras me extraña muchísimo que digan que tratas de la posibilidad de que Jesús fuera un hijo extra-matrimonial de María…

En ese momento le paré y le pedí permiso para hablar…

− Mire, Monseñor, yo no planteo aquí el tema de la fe de la iglesia, ni quiero solucionar un tema de teología dogmática… sino que me limito a estudiar exegéticamente los textos, sin sacar conclusiones de fe; hago como me enseñaron los jesuitas en el Bíblico de Roma. Me limito a exponer lo que dice la Biblia, con pleno respeto y libertad, como pide el Concilio, dialogando, investigando… Como habrá podido advertir por lo que dicen los obispos, como teólogo, no me pronuncio, en ese nivel, no soy capaz de saber cómo fueron las cosas…Y por lo del nacimiento irregular no tenga miedo. Es un tema que están discutiendo muchos católicos y protestantes, tanto en Alemania como en Estados Unidos. Parece haber indicios de que en el nacimiento de Jesús debió ocurrir algo “distinto”, como supone el mismo evangelio de Mateo. Simplemente he presentado el estado de la cuestión, en un par de notas científicas. En ningún momento quiero ir en contra de la fe de la Iglesia, bien entendida, ni decir que María tuvo algún tipo de relación extramatrimonial (por violación o por simple engendramiento sin varón).

El tema de Jesús, hijo de Dios, y la persona del Espíritu Santo

Mons. Tarancón aceptó mis aclaraciones, pidiéndome sólo que fuera siempre respetuoso con la fe de los creyentes sencillos. Y pasó después a leer otro par de folios de mis censores sobre mi visión de la identidad de Jesús como Hijo de Dios y sobre la naturaleza de la persona del Espíritu Santo. Parece que decían que yo no creía que Jesús fuera Hijo eterno de Dios, como Logos divino, antes del tiempo, como decía, a su juicio, el Concilio de Nicea y el credo Niceno-Constantinopolitano, el largo de la misa,, sino que afirmaba que el mismo Jesús hombre era hijo de Dios…

Parece que mi forma de entender el Espíritu Santo, como relación dual del Padre y del Hijo y como principio histórico de la creación, no les convencía a esos obispos. En ese momento, cuando el Card. Tarancón estaba llegando al final de los folios y del puro, hice un gesto, pidiéndole que me dejara hablar, como en el caso anterior, de la Virgen María. Pero en ese momento se negó, de manera muy cortés, pero muy firme:

− No, no. No necesito ni quiero que me des tu opinión muy sabia, no voy a escuchar ahora una de tus clases de teología. He pensado mucho en lo que dicen estos cuatro obispos… y en lo que debes decir tú, aunque no he leído tu libro entero, y he visto muy claro que no sé quién tiene razón, si ellos o tú, ni me importa, pues yo soy un obispo y no un teólogo de escuela. Creo que estas cosas se pueden y se deben discutir, y me enfada mucho que haya obispos, que quieren meterse e imponer su opinión en cuestiones de pura teología, en unos momentos en que cambia la exégesis y la forma de pensar de la gente.

Dos cosas me pidió: Que confesara el credo pequeño y que fuera fiel a la Iglesia

Volví a hacer un gesto de que quería hablar, pero tampoco ahora me dejó. Me dijo que ésta no era una discusión de teología, como querían algunos obispos, sino una temática de Iglesia, esto es, de confesión y vida de fe, de comunión y de diálogo, de forma que hubiera espacio en ella para todos. Que no podía soportar que quisieran echar de la iglesia a gente como yo por sus opiniones discutibles, pero necesarias, en t eología. Y en ese contexto, con toda claridad, desde la fe de la iglesia, como “pastor”, no como teólogo, me pidió dos cosas.

Y al escucharlas me sentí como como una liturgia de Vigilia Pascual, cuando el celebrante pregunta a los asistentes sin creen, si se comprometen… En ese momento sentí y supe que Tarancón me hablaba como obispo y como cristiano, yendo a lo esencial, cosa que ni antes ni después han hechos obispos y cardenales que me daba la impresión de que sólo querían presentar y resolver el tema en un plano legal, de apariencia de fe, quedando bien con el Vaticano de aquel momento. Tarancón, en cambio, me dijo así:

− Te voy a preguntar dos cosas y quiero que seas serio, porque eso de enseñar teología en una Universidad de la Iglesia es algo serio:

Primera pregunta: ¿Tú crees en el Dios de Jesús y en Jesús Hijo de Dios? Más en concreto: ¿Confiesas el Credo? No, no hace falta que me recites el credo largo de Nicea-Constantinopla, que tiene cosas para resolver entre teólogos, como eso de la “mismo naturaleza que el Padre” y demás. Eso lo discutís y lo aclaráis en clase, si podéis, lo del concilio de Constantinopla y Calcedonia. Yo quiero sólo que me digas si crees y confiesas la fe del credo pequeño, el de tu abuela, eso que llaman el credo romano o de los apóstoles que dice simplemente: “Y en Jesucristo, su Hijo, nuestro señor…, que nació, que padeció, que resucitó, y en el Espíritu Santo…”.

Yo le respondí emocionado que sí. Había pensado que me llamaban para una discusión teológica, y descubrí que Tarancón sólo me pedía una simple confesión de fe, de palabra, no por escrito, de hombre a hombre… Y cuando estaba saliendo de mi asombro, él siguió en la línea de su credo pequeño, allí donde dice: “y en Iglesia católica, el perdón de los pecados, la comunión de los santos…”. También esta vez la pregunta fue muy sencilla, también de hombre a hombre, de pastor a cristiano:

Segunda pregunta. ¿Tú crees en la Iglesia? Ya sabes que creer en “ser fiel”. ¿Tú quieres ser fiel a esta Iglesia, no para tomarla sin más como es, sino para mejorarla? ¿Estás contento de ser cristiano y quieres vivir en la Iglesia concreta, con honradez, buscando el bien de todos, a pesar de posibles disensiones teológicas?

También aquí le respondí que sí, que lo que yo quería es caminar en los caminos de la Iglesia, como teólogo, en confianza y libertad…

No me escribas a la conferencia episcopal, allí está Jesús

No me dejó hablar mucho más. Estaba terminando el puro y pensó que la cosa estaba resuelta, añadiendo simplemente que tenía que ir a Roma para resolver algunas cosas al final de su mandato como Presidente de la Conferencia Episcopal, para pedirme al final:

− Por favor, esto que me has dicho escríbemelo en una carta, diciéndome las tres cosas que me has dicho: Que quieres trabajar con libertad, como exegeta; que crees en la divinidad de Jesús y del Espíritu Santo, como dice el credo más antiguo de la Iglesia, y que quieres mantenerse hondamente en la iglesia, con fidelidad

− Lo haré, no se preocupe, le respondí… (Y entonces, para mi gran asombro, él añadió…):

− Mándame la carta a mi casa de San Justo, por favor, como carta privada. No escribas a la Conferencia Episcopal, porque allí está Jesús y él y otros quieren manejar estas cosas de otra forma.

En ese momento no supe quién era Jesús, aunque tan pronto como salí al acabar la reunión, después que Mons. Tarancón me diera un abrazo de complicidad creyente, caí en la cuenta de que se trataba del famoso Iribarren, Secretario de la Conferencia Episcopal, casi vecino de mi pueblo, tras el Amboto... Me dio una pena infinita. Me di cuenta de que a él, al mismo Tarancón, le estaban manejando más que a mí.

Hizo lo que pudo, pero no pudo resolver el “caso”

Todo lo que sigue de esta historia debería contarse en otro momento, con más tiempo, aunque algo he dicho en un libro titulado Las Siete Palabras de X. Pikaza (PPC, Madrid 1996). Aquí sólo quiero añadir algunas cosas, que han marcado mi vida, y que se inscriben en el gran cambio de la Iglesia española y universal a partir del año 1981/1982,

− Tarancón fue a Roma, llevando entre otras cosas mi palabra de fe y mi compromiso eclesial, con mi carta firmada (¡debo tener una copia, pero no sé en qué papeles, no sé si entre los de Tarancón estará el original, aunque no en Añastro!). Pero en Roma no le hicieron ningún caso a sus propuestas, y mucho menos a mi confesión de fe, ni quisieron aceptar la forma en que él quiso resolver “caso”. Tampoco le hicieron caso en otros asuntos muchos más importantes, y rechazaron su forma de entender la Iglesia en España.

− A principios del año 1982 me llamaron a Madrid A. García Gasco (que debía ser de la Comisión de la Doctrina de la fe, luego arzobispo de Valencia) y J. Iribarren (secretario de la CEE, 1977-1982)… Fue el día en que se constituyó la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Estuve por la mañana en Añastro, por la tarde con la Asociación. Pero no he vuelto después, pues ni unos ni otros me han llamado, y así he preferido andar a mi aire, con la libertad de los hijos de Dios. Iribarren y Gasco estaban muy serios. No me hablaron de Tarancón, como si no hubiera existido, como si yo no hubiera tenido ninguna entrevista con él. Me presentaron otros papeles, y debí firmar algo. Pero no estoy seguro de ello.

− Avanzado el año 1982, me llamó el nuevo presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe (1981-1984), el obispo de Plasencia, Mons. Antonio Vilaplana. Me invitó a comer en su apartamento del palacio episcopal, con su mejor coñac, calentado en copa grande de mechero… Y me dijo que lo de Tarancón no había valido de nada. Que se habían reído de él en Roma, que era demasiado ingenuo, demasiado bueno para el Vaticano… Que ahora debíamos arreglar las cosas de otra forma, y que él lo haría en Roma. Me pidió que escribiera no sé qué, que escribí… Pero más que mi “caso” hablamos del suyo, porque esperaba ser Arzobispo de Barcelona, después de N. Jubany…

− Tampoco Vilaplana arregló nada, y así el año 1984 fui despedido de Salamanca… y así deambulé entre Roma, Verín y Salamanca (aunque no en la Universidad), varios años, a solas con mi teología que ya no era ingenua, mientras parecía que muchos olvidaban a Tarancón.

− Tres años (1987) después me escribió el Card. A. Suquía, nuevo presidente de la CEE, una carta que debo conservar, no sé si lo hizo como amigo (amigo de familia de una tía mía) o porque se sentía responsable de mi caso… Él había hecho la tesis doctoral sobre San Ignacio de Loyola, y así me pedía que me sometieron en todo, incluso contra mi parecer, al parecer de la Iglesia. Quizá se sentía responsable de algo.

El año 1989 volví a dar clases en la Pontificia de Salamanca, pero en condiciones "humillantes" (que no expusiera temas de fe, sino "marías" (temas de pura Biblia,
filosofía o fenomenología,
pero las cosas no eran como habían sido, ni la Universidad, ni la Iglesia, ni yo… Sólo ahora, con Mabel, pasados casi 40 años, en este año de gracia 2017, vuelvo a recuperar mi ingenuidad teológica.

Muchas cosas han pasado… y en el fondo todas para bien. Pero entre lo bueno, de lo más bueno ha sido mi encuentro con Mons. E. Tarancón, a quien de mucho, mucho más de lo que él quizá ha creído. Ahora, a los 110 años de su nacimiento se lo quiero decir.

 

martes, 11 de abril de 2017

Xabier Pikaza; Abbá- Immá


 
ABBÁ-IM


HISTORIA DE Dios en la Biblia
Xabier Pikaza
P P C
Entre muchas otras cosas Xabier nos habla en su libro sobre la muerte de Jesús y su crucifixión. El libro de Xabier nos viene muy bien para meditar en esta semana santa y para poder orar con él.
Nos habla también del perdón de Dios. Dios nos perdona, pero al mismo tiempo, su perdón supone que también nosotros perdonemos nuestras deudas como hermanos. La oración supone que tenemos deudas con Dios y con otros hermanos.
Perdonar no es un acto de una sola vez, sino un estilo de vida, cuyo propósito es el de adentrarnos en cada bendición en Cristo. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,” (Mateo 5:44-45).
Pienso en el terrible dolor causado por el divorcio y el resentimiento que le sigue. Muchos que han atravesado por un divorcio dicen que es peor que una muerte, porque a menudo torna amantes y amigos en amargos enemigos.
Jesús nunca dijo que el trabajo de perdonar sería fácil. Cuando ordenó, “Ama a tus enemigos, “ la palabra griega para “amar” no significa “afecto” sino “entendimiento moral.” Simplemente, perdonando a alguien no es asunto de revolver afecto humano, sino hacer una decisión moral para quitar el odio de nuestros corazones.
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (Fil:3.13).
 
Encarnar el futuro con esperanza es bordar el horizonte con hilos de oro del Sol naciente.
Me extiendo con mi cuerpo y  mi mente en tensión, cara al futuro, sea corto o largo. En el pensamiento de Pablo está olvidar el pasado y ocupar el tiempo futuro para el bien. Cada momento que pasa es una migaja que cae de la mesa de la vida y que jamás volverá. Quien usa el tiempo de la vida para crecer en el amor no tiene tiempo para odiar. Quien se dedica con laboriosidad al futuro non tiene tempo para lamentar el mal que se encuentra a su alrededor. El mundo es una escuela y en la vida las pruebas  surgen como provocación.
Xabier Pikaza nos dice en su libro que la revelación de Jesús con el Padre no ha sido objeto de una teoría, sino una experiencia de vida. En la oración en el monte de los Olivos Jesús pide al Padre que si es posible aparte de Él el cáliz que ha de beber. Jesús se reconoce pequeño y angustiado ante el Padre. No se ha mentido confesando su angustia, pero no se ha vuelto atrás, sino que ha puesto su vida y proyecto en manos del Padre: “ pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”
Es posible que a nosotros no se nos aparte el cáliz y nos veamos obligados a beberlo, pero tendremos en virtud de nuestra oración, la fuerza necesaria para beberlo sin desfallecer. La oración no vuelve del cielo nunca vacía. Podrá ser que no cambie el curso de los acontecimientos pero nos cambia a nosotros, y eso es lo que más interesa.
El asombroso acontecimiento en el Monte de los Olivos brinda muchas enseñanzas. A caso nos esperen muchas desgracias y pruebas. No hay vida humana sin sufrimientos. Pero, aún que tengamos que derramar gotas de sangre recitemos la oración “Padre, no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres” (Mt 26,39).
¡Que magnífico ejemplo de cumplimiento fiel de la misión, plenamente reconocida, nos da Cristo en el Monte de los Olivos, cuando suda gotas de sangre. Perseverar en el cumplimiento del deber, permanecer fiel a los principios, ofrecer a pecho descubierto a las desgracias: todo eso nos enseña el ejemplo del Señor.
Si a Jesús le fue necesaria la Cruz para entrar en la gloria, también a nosotros. Para aprovecharnos de ella, deberemos, en primer lugar, recurrir a la oración. Retirémonos, busquemos la soledad, en ella oremos con reverencia. Suframos con paciencia: Imitemos a Cristo: ¡Con qué dulzura recibe a Judas, que lo iba entregar! Se dejo besar. Ante Pilato Jesús callaba (Mt 26,63) le escupieron, lo coronaron de espinas, desgarraron sus carnes, y el manso como un cordero.
Gracias Xabier, porque como dice Antonio Aradillas Tu nuevo libro ilustra y reconforta a cualquiera. "Entre los signos de Dios en el mundo y en la historia, destacan los de padre y madre, de quienes el hombre recibe no solo la vida, sino palabra, amor y tarea”
 

domingo, 19 de marzo de 2017

Xabier Pikaza: Jesús educador


 
 
Editorial Khaf
Xabier Pikaza
Nació el 12 del VI de 1941 en Orozko, Euskadi.
– Ha cursado estudios en la Universidad Pontificia de Salamanca (Doctor en Teología), en la Universidad de Santo Tomas (doctor en Filosofía) y en Instituto Bíblico (Roma); ha ampliado estudios en las universidades de Hamburg y Bonn (Alemania).
– Ha sido religioso de la Orden de la Merced y presbítero de la Iglesia católica, siendo catedrático de la Universidad del Episcopado Español. Ha debido abandonar la enseñanza oficial y ha renunciado a la vida religiosa. Actualmente está casado con M. Isabel Pérez Chaves.
– Doctor en Teología por la Univ. Pontificia de Salamanca (1965), con una tesis sobre Dialéctica del Amor en Ricardo de San Víctor
– Doctor en Filosofía por la Univ. de Santo Tomás de Roma (1972), con una tesis sobre Exégesis y filosofía en R. Bultmann
– Licenciado y candidato a doctor en Sagrada Escritura por el Instituto Bíblico de Roma (1972)
Lo importante para nosotros no es lo que quiere la Iglesia, sino saber lo que quiere Jesús.
No por un interés personal, sino pensando en todos los hombres y mujeres para el que el mensaje de la Iglesia institucional se ha vuelto extraño. ¡Cuántas leyes impuras y duras, cuantas esperanzas y consuelos falsos turban todavía en nuestros días la palabra límpida de Jesús y dificultan la verdadera conversión de muchas personas!. Cuando las Sagradas Escrituras nos hablan del seguimiento de Cristo predican la liberación de los hombres y de las mujeres con respecto a todos los preceptos humanos, con respecto a todo lo que nos oprime y nos agobia y a todo lo que oprime y atormenta las conciencias. Todavía hoy en día es muy difícil caminar por el estrecho sendero de las decisiones eclesiásticas manteniéndonos en la inmensidad del amor de Jesús para con todos los hombres.

Si existiera un premio Nobel para la teología no me cabe duda de que Xabier Pikaza sería merecedor de él por sus magistrales obras.
En su libro Jesús educador Xabier habla de las tristezas personales que no se identifican con la depresión ni con la angustia, aunque son muy dolorosas,  que en general suelen venir de la soledad o de las rupturas familiares o sociales. Xabier  dice en su libro que los cristianos debemos ser hombres y mujeres capaces de consolar a los tristes, sabiendo que las cosas importantes no se resuelven con el dinero, sino con el gozo y seguridad de la presencia humana cariñosa y fuerte en un tiempo en que muchos médicos no nos saben ofrecer más remedios que un muestrario de productos químicos  o anti-depresivos, estimulantes que no curan, sino que se limitan a inhibir los síntomas de la soledad o el mal estar.
Xabier nos dice que el mayor problema de la humanidad de este siglo XXI es la epidemia de la tristeza y la falta de consuelo que nos envuelve y tiende a dominarnos, llevándonos no sólo a varios tipos de depresión, sino también a la violencia y la soledad, e incluso al suicidio. Siendo el suicidio el mayor riesgo de un tipo de sociedad que se llama avanzada, pero que corre el riesgo de detenerse y estallar.
Esto hace cuestionarme: ¿Qué es lo que tenemos para dar a los otros que están en problemas? ¿Qué ha hecho el Espíritu Santo en cada uno de nosotros para que podamos  traer sanidad a nuestros amigos y familiares heridos?
No es una cuestión de medios o de caridad. Las palabras amables de simpatía no son suficientes. Una bolsa de comestibles no es toda la respuesta. Todas estas cosas son buenas y escriturales, pero ninguna de ellas en sí mismas son capaces de sanar corazones.
“Para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:4).
Xabier nos enseña que co-habitar, es ser unos en otros. Que no se trata de existir unos al lado de los otros, sino de “habitar con” compartiendo espacios y tiempos de vida (de oración, de comidas...) recordándonos la experiencia de Pablo tal como expresó en sus cartas (Colosenses y Efesios) donde se multiplican las palabras- con que muestran la vinculación de los creyentes, que han sido co-vivificados con Cristo (Ef 2,5), formando una Koinonía, fundada no solo en la participación de unos mismos dones y de tareas, sino en la comunión integral de unos con otros, construyendo una casa común para habitar una tierra de todos.

Xabier también nos habla en su libro sobre la oración de petición.

Jesús es el primero de todos los orantes que ha pedido la ayuda de su Padre. Sabe que “Dios le ha dado todo” (cf Mt 11, 25-27), pero al mismo tiempo todo lo pide como don, como regalo que recibe de su gracia. Siguiendo a Jesús, los cristianos también piden, de manera que Dios viene a revelarse para ellos como aquel que les escucha y les responde.


Los cristianos saben que la petición es infalible: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llama se le abre” (Mt 7, 7-8). Las peticiones llamadas y búsquedas del mundo acaban muchas veces en fracaso. Dios es diferente: la puerta de su corazón se mantiene siempre abierta, atentos a sus oídos, despierta su mirada. Dios nos oye por el Cristo, de manera que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará” (Jn 16,23).

Toda petición tiende hacia el reino, como dice Jesucristo: “buscad primero el reino y su justicia, y todas las restantes cosas se os darán por añadidura” (Mt 6,33). ¿Qué cosas? El vestido, la comida, los bienes de la tierra. Son cosas importantes, pero nunca pueden ocupar el corazón del que suplica. Toda petición cristiana ha de encontrarse dirigida en primer lugar al reino. Así pedimos, con la misma oración del Padrenuestro: “Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino”. En el fondo pedimos que dios venga. Como amigo que suplica la llegada de su amigo; así pedimos, invocamos y llamamos a Dios hasta que venga
 
 

jueves, 25 de febrero de 2016

'Entrañable Dios. Las obras de misericordia'


 
 
Xabier Pikaza es un teólogo que ha hecho experiencia profunda de Jesucristo, y nos hace descubrir que sin Él ya no se  puede vivir. Sabe que Dios se hace presente, como palabra, como silencio, como herida, como sanación, como muerte y como resurrección. Xabier Pikaza  nos hace descubrir que nuestra vida debe estar marcada por esa huella, esa marca, que nos ha dejado abierta la sed, la ansiedad, la curiosidad, el vivir.

Xabier Pikaza Con su  buena reflexión, derrama ungüento y vino en las heridas de los hombres.
Xabier Pikaza no es un teólogo ‘de museo’, que acumula datos e información pero sin saber muy bien qué hacer con ello.

Xabier Pikaza es una persona capaz de construir en torno a sí la humanidad, de transmitir la divina verdad cristiana en una dimensión verdaderamente humana.
Debemos guardarnos de una teología que se agota en la disputa académica o que contempla la humanidad desde un castillo de cristal. Se aprende para vivir: teología y santidad son un binomio inseparable.
La Palabra tiene en sí una potencialidad que no podemos predecir. El Evangelio habla de una semilla que, una vez sembrada, crece por sí sola también cuando el agricultor duerme (cf. Mc 4, 26-29). La Iglesia debe aceptar esa libertad inaferrable de la Palabra, que es eficaz a su manera, y de formas muy diversas que suelen superar nuestras previsiones y romper nuestros esquemas
La misericordia divina en Jesucristo es lo mejor que se nos puede decir y lo mejor que podemos escuchar y, al mismo tiempo, lo más bello que puede existir, porque es capaz de transformarnos a nosotros y transformar nuestro mundo a través de la gloria de Dios en su graciosa misericordia. Esta misericordia, en cuanto don divino, es simultáneamente tarea de todos los cristianos. Debemos practicar la misericordia. Debemos vivirla y atestiguarla de palabra y de obra.

Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el amor de Dios los volverá blancos como la nieve.
El Dios del Antiguo Testamento no es simplemente el Dios iracundo y vengativo sino que progresivamente se revela como un Dios que escucha el clamor de su pueblo y baja para liberarlo (Ex 3, 7), un Dios clemente y misericordioso (Ex 34, 6), el Dios que  camina y está junto al pueblo (Ex 3,14), que  perdona culpas, libera a los cautivos  y sana a los corazones afligidos. A Dios se le da un vuelco el corazón ante el sufrimiento de su pueblo, se le conmueven las entrañas (Os 11,8)(4) . Es una misericordia que, como aparece sobre todo en los profetas, está ligada a la opción por los pobres y por la vida. 
No es una gracia barata, es la expresión de la justicia divina que  condena el pecado pero salva al pecador, es una justicia creadora, que va más allá del castigo.
La gracia cara es el seguidor tomando su cruz y siguiendo a Cristo. Es como Abraham cuando fue llamado y dejó su parentela, sus amigos, su ciudad, sus comodidades y costumbres. Luego se le pide que sacrifique a su hijo. Dios entre él y su hijo, el hijo de la promesa. Sin embargo obedece. Como él, la gracia no nos cuesta nada, solo debemos obedecer. No debemos hacer nada. Solo tomar una decisión después de alcanzar la libertad y perderlo todo, para recuperarlo a través de nuestra comunión con Cristo. Es experimentar el Sermón del monte. Es dejarlo todo como aquellos a quienes les dijo: “Sígueme” y dejaron peces y redes; dejando su propia ley; aceptando no enterrar a sus muertos ni despedirse de lo más querido.

Es cara porque nos exige imitar la encarnación de Cristo para hacernos visibles en el mundo. Que vean que somos luz que ilumina las tinieblas; que ponemos sal en lo insípido.
Que la Palabra, el Verbo, se hace visible en nosotros.
 (Xabier Pikaza).- La misericordia constituye el centro del mensaje de la Biblia y de la tarea actual de los cristianos y de la humanidad entera. Este libro, Entrañable Dios. Las obras de misericordia: hacia una cultura de la compasión, trata de ella y la entiende (la presenta) como amor entrañable de Dios y compromiso de solidaridad y ayuda mutua entre los hombres.
En las primeras páginas, José Antonio Pagola expone desde Jesús el tema de conjunto de la obra, como en un preludio musical que marca y anuncia el tono y melodía de todo lo que sigue; a partir de ahí, Xabier Pikaza desarrolla el argumento, analizando los diversos momentos de la Biblia, para detenerse al fin en las siete (catorce) obras de misericordia de la Iglesia.
Ambos autores ofrecen esta obra como un homenaje a los millones de cristianos y personas justas de toda religión y pueblo que han sido y son testigos del Dios clemente y misericordioso, rico en piedad y leal (Ex 34,6-7).

Índice
Presentación 11



Prólogo: Jesús y la misericordia (José Antonio Pagola) ............ 13
Introducción: Los nombres de la misericordia ........................... 27

PARTE I
ENTRAÑAS DE MISERICORDIA. ANTIGUO TESTAMENTO
1. En el principio, Dios Misericordia ......................................... 35
1. Ex 34,6-7. Cuatro nombres de misericordia ....................... 35
2. Jonás, misericordia contestada ................................ 39
3. Amas a todos los seres. Un mundo de misericordia
(Sa b 11,22-26) ...................................................................... 41
2. Profecía, un clamor de misericordia ...................................... 45
1. Amós, profeta de justicia en un mundo sin misericordia .... 45
2. Oseas, misericordia quiero y no sacrifi cios ......................... 47
3. Tradición de Isaías, los rostros de la misericordia .............. 51
4. Jeremías, cuatro obras de misericordia ............................... 56
3. Ley fundamental: nueve obras de misericordia .................... 59
1. Canto de Ana: paz, justicia, familia .................................... 59
2. Los que no cuentan: huérfanos, viudas y extranjeros ........ 62
3. Obras de jubileo: deudas, esclavos, tierras ......................... 66
4. Oración de misericordia. Salmos .........
1. Misericordia, Dios mío, por tu bondad .............................. 71
2. Contrapunto, los salmos de la ira ....................................... 74

PARTE II
TIEMPO DE MISERICORDIA. NUEVO TESTAMENTO

1. Introducción. Evangelio de Marcos ........................................ 81
1. En el principio Jesús, misericordia del Padre...................... 81
2. Tradición de Pablo: Padre de misericordias (2 Cor 1,3) ..... 83
3. Misericordia mesiánica, como ovejas sin pastor (Mc 6,34) ... 84
4. Al final del camino, Bartimeo (Mc 10,46-52)..................... 86

2. Misericordia mesiánica. Lucas ...... ....................... 89
1. Historia de la infancia, Benedictus y Magnífi cat
(Lc 1,46-55.68-79) ...................... ............... 89
2. Declaración de Nazaret: hoy se cumple esta Escritura
(Lc 4,16-30) .............................................. 94
3. Parábolas de la misericordia: samaritano y pródigo
(Lc 10,25-37; 15,11-32) ..

3. Catequesis de misericordia. Mateo ...................................... 103
1. Dichosos los misericordiosos (Mt 5,7) ............................... 104
2. Tres pilares: misericordia, oración, ayuno (Mt 6,1-18) ..... 107
3. Misericordia quiero y no sacrifi cio (Mt 9,13; 12,7) ........... 110
4. Las obras del Cristo, este es mi siervo (11,2-4)................... 113
5. Revelación de la misericordia, amor del Padre y del Hijo
(Mt 11,25-30) .. ... 116
6. Las cosas más profundas: justicia, misericordia
y fi delidad (Mt 23,23). ......................................................... 120
7. Seis obras de misericordia: justicia y servicio humano
(Mt 35,31-45)

PARTE III
OBRAS DE MISERICORDIA. UN CAMINO DE IGLESIA

1. Las seis obras de Mateo 25,31-46 ..........

1. Dar de comer al hambriento ... 129
2. Dar de beber al sediento .......... .... 132
3. Acoger al extranjero ...................... 136
4. Vestir al desnudo ................ 138
5. Visitar/cuidar a los enfermos .. ............... 141.
6. Visitar/cuidar a los encarcelados .... .......... 144

2. Séptima obra .......................... 147
1. Enterrar a los muertos .............................. ........... 147
2. Dotar a las muchachas (proteger a las mujeres) ................ 149

3. Obras de misericordia espirituales ........................................ 153
1. Enseñar al que no sabe .... ............. . 153
2. Dar buen consejo a quien lo necesite ......................... 155
3. Corregir al que ................................ 156
4. Perdonar las injurias ......................... ...... 157
5. Consolar al triste ...................... ...... 159
6. Soportar con paciencia los defectos de los demás ............. 160
7. Rogar a Dios por vivos y difuntos ..... ......... 161

4. Obras que podrían haberse incluido .. ........ 165
1. Acoger/educar a los niños ..... ..... ........ 165
2. Perdonar las deudas ....... 168
3. Liberar a los esclavos .............. 169
4. Repartir las tierras, compartir los bienes ...... .......... 171

Epílogo. Cristo es misericordia, misericordia mariana ............. 173
Bibliografía ................

 
 

jueves, 1 de enero de 2015

Xabier Pikaza : Un regalo de Dios en este año que termina.

 
 
Para mí ha sido un regalo de Dios compartir con Xabier unos días en Galicia. Espero que el año 2015 nos pueda traer a mí y a los nuevos amigos que ha dejado  Xabier en Galicia nuevas sorpresas y momentos entrañables que difícilmente podremos olvidar.
Hablar de la persona de Xabier  Pikaza es seguro que  el susbstantivo bondad es el más apropiado: bondad de corazón, bondad de conducta.
Bondad: condición de las personas –recurro al diccionario académico-  “ natural inclinación a hacer el bien.” Según Aristóteles, la bondad se dice de varias maneras. Por lo menos de las que aluden los versos famosos de Antonio Machado:
       
“ Y más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy en el buen sentido de la palabra bueno.”

Bueno en el sentido de la palabra es Xabier Pikaza: un hombre que sabe reconocer con animo abierto y leal las razones de quienes discrepan de él y que, sin mirar quien es o como es el  que a su lado padece algún menester, abnegadamente procura ayudarle. Así es el amor al prójimo, según la más pura interpretación del mandato evangélico.
Xabier Pikaza es un hombre de mirada limpia, que mira a las personas con unos ojos suaves; unos ojos como de quien, habiéndoles tenido largo tiempo fijos en algo absorbente, los retira después unos instantes con gozo para mirar a un amigo. Unos ojos, me imagino yo, como los que tendría Jesús cuando paseaba por las tierras de Jerusalén y Galilea para mirar a sus amigos.
Un perfil y una mirada de águila, y ese perfil, ésa silueta desprende un aura de energía, y más en concreto de bondad, de paz y amor.
He descubierto en Xabier un hombre bueno, un hombre que por exceso en la blandura y apacibilidad de su genio que cede ante los defectos de los defectuosos y las incorrecciones de los incorrectos, o al menos en muchas ocasiones he comprobado que procede como si no los conociera. Con la mesura y con el diccionario en la mano yo diría: Exceso de blandura y apacibilidad de su genio”
Dos versos de Machado han sido el comienzo para el descernimiento de los posibles modos de bondad; y con dos versos seudomachadianos me gustaría terminar:
 
Y más que un hombre al uso, siervo de una doctrina,

Soy en el buen sentido de la palabra, un Amigo

 

martes, 25 de noviembre de 2014

Xabier Pikaza no ha roto con la Iglesia


 


Cuando un sacerdote pide la dispensa del celibato como hizo Xabier Pikaza y la Iglesia se la concede no está rompiendo nada, no rompe una promesa porque tiene dispensa.

Xabier Pikaza es un hombre conforme al corazón de Dios, que nunca se dejó intimidar por el temor para callar la Palabra del Señor y para decir la verdad aunque no les guste a los jerarcas. Su amor y su compromiso a Dios lo motivan a seguir sin reservas las directivas del Espíritu Santo para salvar almas para Cristo, por predicar y enseñar la Palabra de Dios al costo que sea. Las adversidades nunca pudieron detener el ímpetu de este corazón apasionado y bravo por Jesús.

Vive lo que cree, irradia lo que predica. Está convencido de que evangelizar, antes que hablar, es ser.

Pikaza renunció a los ministerios y a la vida religiosa institucional, descubriéndome así cristiano a secas, y se encontró a Mabel (y ella le encontró a él) e hicieron un proyecto de vida en matrimonio, casados por la Iglesia, en la que quieren estar y están gozosamente.

 
Xabier Pikaza conoce muy bien a Dios y entiende perfectamente los signos de los tiempos. Sus palabras y sus escritos son un desafío - incómodo muchas veces - en medio de una Iglesia indiferente, apática, en medio del pecado que abunda, en medio de la tibieza, en medio del confort de una iglesia jerárquica cómplice del sistema opresor que produce oprimidos y deprimidos en serie.
 

Es importante que en este mundo trivializado y gris, sin utopías ni ilusiones encontrar a personas como Xabier Pikaza, que por su modo de ser, comuniquen luz y ánimo para que podamos ser humanos y cristianos. A estas personas hay que buscarlas como se busca una perla preciosa y el agradecer a Dios el haberlas encontrado. Teólogos como Pikaza, Meier, Joachim Jeremías, Bonhoeffer… son este tipo de personas y teólogos que no siendo en “todo perfectos “se muestran humanos y comunican dignidad, esperanza, amor y sentido de la vida.

A Xabier Pikaza  Le gusta decir que es un "católico sin más" pero es un teólogo de referencia con más de 70 libros publicados.

A los jerarcas Se les llena la boca hablando de "testigos creíbles" del Evangelio. Pero, cuando tienen uno delante, no lo reconocen ni lo valoran. Es la eterna paradoja de esta nuestra institución que persigue y apedrea a sus profetas. ¡Quizás no pueda ser de otra forma! Xabier Pikaza es una bendición para el mundo y para la Iglesia. La Iglesia (jerarquía incluida) le debe un homenaje.
 
 
Tenemos ejemplo de muchas personas incomprendidas en la Iglesia como por ejemplo San Isaac de Nínive.
 
 
Isaac el Sirio, conocido también como Isaac de Nínive, vivió durante la segunda mitad del siglo VII en regiones hoy pertenecientes a los estados de Qatar, Irak e Irán . Fue monje (ihidaya) y obispo –ordenado entre el 676 y el 680- de la iglesia sirio-oriental, que permanecía, por razones política más que teológicas , fuera de la comunión con las otras iglesias cristianas desde la mitad del siglo V . Cuando, por tanto, Isaac nace, su iglesia no estaba en comunión canónica con la comunidad cristiana del imperio romano. Nuestro “padre”, por tanto, nos viene de una tradición eclesial particular y no siempre vista con ojos benévolos por las otras iglesias. Si bien su enseñanza ha sido siempre escuchada y apreciada: él es expresión de una santidad por todos reconocida y que se nos transmite de todas partes. Por esto, Isaac representa para nosotros aún hoy un desafío, lanzado a nosotros por aquel mismo Espíritu Santo que obró en él. El desafío viene justamente por su origen unido a su santidad: una santidad que va más allá que nuestros cercos teológicos y que pone en discusión nuestros límites demasiados precisos y seguros.


Isaac es por tanto una voz que viene de las afueras del coro, pero que ha sabido hacerse apreciar por todas las tradiciones cristianas, constituyendo en esto un caso probablemente único, ya que ningún Padre de la Iglesia, de oriente o de occidente, jamás ha sido tan leído y apreciado de modo tan amplio y ecuménico por todas las tradiciones cristianas: por las antiguas iglesias orientales precalcedonenses (sirio-occidentales, coptas y etiópicas ); por las iglesias de tradición bizantina, donde los escritos de Isaac fueron traducidos rápidamente al griego y al árabe, y también al georgiano, eslavo y rumano; por las iglesias occidentales, donde el Ninivita fue traducido al latín, desde el griego, probablemente ya en el siglo XII-XIII, y de aquí, algunos decenios más tarde, al italiano, francés, castellano, catalán y portugués . Por todos lados él se ha vuelto uno de los pilares de la espiritualidad cristiana y sobre todo monástica, alimentando varios momentos cruciales de renovación y renacimiento.

También tenemos el ejemplo de San Jerónimo. Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma toda la S. Biblia, y esa traducción llamada "Vulgata" (o traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia Católica durante 15 siglos. Únicamente en los últimos años ha sido reemplazada por traducciones más modernas y más exactas, como por ej. La Biblia de Jerusalén y otras.

 Casi de 40 años Jerónimo fue ordenado de sacerdote. Pero sus altos cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta clase social le trajeron envidias y rencores (Él decía que las señoras ricas tenían tres manos: la derecha, la izquierda y una mano de pintura... y que a las familias adineradas sólo les interesaba que sus hijas fueran hermosas como terneras, y sus hijos fuertes como potros salvajes y los papás brillantes y mantecosos, como marranos gordos...). Toda la vida tuvo un modo duro de corregir, lo cual le consiguió muchos enemigos. Con razón el Papa Sixto V cuando vio un cuadro donde pintan a San Jerónimo dándose golpes de pecho con una piedra, exclamó: "¡Menos mal que te golpeaste duramente y bien arrepentido, porque si no hubiera sido por esos golpes y por ese arrepentimiento, la Iglesia nunca te habría declarado santo, porque eras muy duro en tu modo de corregir!".

Sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no aceptaban el modo fuerte que él tenía de conducir hacia la santidad a muchas mujeres que antes habían sido fiesteras y vanidosas y que ahora por sus consejos se volvían penitentes y dedicadas a la oración, dispuso alejarse de allí para siempre y se fue a la Tierra Santa donde nació Jesús.
Sus últimos 35 años los pasó San Jerónimo en una gruta, junto a la Cueva de Belén.

Jesús no suspendió a nadie, ni a los paganos, ni a los samaritanos, ni a los pecadores, ni a los publicanos, ni a las prostitutas. Porque Jesús vio que el Evangelio no se enseña suspendiendo a los malos alumnos, sino mediante la bondad con todos.
 
 
Tiene razón José Mª Castillo, Jesús no vino a fundar una Religión sino a poner en marcha una forma de Vida basada en el Amor. Eso es el Evangelio.

 
A Xabier Pikaza  Le gusta decir que es un "católico sin más" pero es un teólogo de referencia con más de 30 libros publicados. Acostumbrado a hacer oír su voz discordante y decir que la Iglesia se ha creído en el derecho de imponer, de afirmar lo que está limpio y lo que no, y dio la bienvenida al Papa Francisco.

Utilizando la imagen orteguiana de la iglesia como arca de Noe, diría que en ella cogen todos: los que hacen la crítica y los criticados, porque la iglesia es de todos los que navegan hacia Dios. En está arca de salvación no hay lugar para las excomuniones, los silencios impuestos, ni las pescudas inquisitoriales, que nos retroceden al diluvio universal, ignorando el sacrificio de Cristo en la Cruz. La iglesia de Jesús sabe navegar, remontando suavemente todas las tempestades que se puedan presentar en su travesía (Gs28).
           
 Pero lamentablemente, sigue siendo actual la crítica profética que Ortega le hace: La iglesia  católica que se proclama ministro de la vida, encadena y ahoga a todos aquellos que se presentan dentro de ella como nuevos, en cambio apuntala todas  sus ruinosas anticuallas.
           
Ella que proclama renovar todo en Cristo, es hostil a renovarse a sí misma.
Hay épocas en que se hace necesario tener oídos ansiosos de novedad para evitar que desaparezca el espíritu de Jesús (Mt 11,15; Mc8;18). Muchas veces el mayor peligro con que se enfrentan los jerarcas no es el de las ideas nuevas, si no la no existencia de ideas.
           
 Cada generación debe aportar  su particular experiencia con Cristo, sino quiere ser rechazada por perezosa, como el sirviente de la parábola (Mt25,24-30). La fidelidad al pasado en las epístolas pastorales no es bien interpretada muchas veces, sobre todo de cara al dinamismo misionero.

El Papa Francisco explicó el miércoles 8 de mayo del 2013 la actitud del buen evangelizador: abierto a todos, dispuesto a escuchar a todos, sin ninguna exclusión. El Pontífice propuso el ejemplo del apóstol Pablo en el areópago, que anuncia a Jesucristo entre los adoradores de ídolos. Es importante, según el Papa, el modo de proceder: «Él no dice: “¡idólatras! Irán al infierno…”», sino, por el contrario, «busca llegar al corazón»; no condena desde el inicio, busca el diálogo: «Pablo es un pontífice, constructor de puentes. Él no quiere convertirse en constructor de muros». Construir puentes para anunciar el Evangelio, «esta es la actitud de Pablo en Atenas: hacer un puente en sus corazones, para luego dar un paso más y anunciar a Jesucristo».

     
*Contra las comunidades “ monocolores” (7, 17-24)

“Por lo demás, que cada uno viva según el lote que Dios le ha asignado, Y según le acogido la llamada de Dios. Esto es lo que prescribo en todas las comunidades. ¿Qué uno ha recibido la vocación cristiana, ya circuncidado? Que no intente reconstruir el prepucio. ¿Qué otro ha recibido en estado de incircuncisión? Que no se circuncide. La circucisión no supone nada, lo mismo que la incircuncisión, sino el cumplimiento de los mandamientos de Dios. Cada uno quédese en la comunidad, en la que ha recibido la vocación cristiana. ¿La recibiste siendo esclavo? No te preocupes; aunque, la verdad, si puedes obtener la libertad, no dejes pasar la ocasión, el esclavo que ha recibido la vocación cristiana es un liberto del Señor; e igualmente el libre, llamado al cristianismo, es un siervo de Cristo. Caro habéis costado: no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermano, permanezca en la comunidad, en la que ha recibido la vocación cristiana, tomando a Cristo como punto de referencia” (7:17-24).

Este es uno de los textos paulinos de los que se ha abusado injustamente para hacerle decir a Pablo una cosa tan lejana a su pensamiento como sería está: Que el cristianismo, al sobrevenir en una determinada convivencia social, deja las cosas como están y sólo se refiere a una relación -  individual y solitaria- del hombre con Dios.
           
 Sobre todo, se ha utilizado este texto para justificar el inmovilismo social de ciertos grupos cristianos. Pablo, en este caso, recomendaría a los esclavos el permanecer en la esclavitud: la fe sería solamente algo que modificaría la pura referencia del alma con Dios.
           
Sin embargo, el texto Paulino hay que interpretarlo según todo el contexto del epistolario del apóstol. Si hay algo que Pablo ha subrayado con más energía es el hecho de que en el cristianismo se borran las diferencias entre judíos y paganos. Nos basta recordar todo el tema del concilio de Jerusalén.
           
 Ahora bien, de interpretar el pasaje en este sentido de inmovilismo social, resultaría que Pablo exhorta aquí a los judeocristianos a permanecer, dentro del cristianismo, en una postura especifica, determinada, contradistinta de los paganocristianos. Si no ¿qué significaría la exhortación a un judío converso a seguir siendo judío en la nueva situación cristiana?
           
 Igualmente dura sería la exhortación al esclavo cristiano a permanecer en la esclavitud. Según ello, la entrada en la Iglesia sería un freno atenazador que inmovilizaría la vida social. Pero Pablo no piensa así, ni mucho menos; de otra manera no se explicaría la inmediata exhortación: “si puedes obtener la libertad, no dejes pasar la oportunidad”.
           
En una palabra: la insistente exhortación paulina a borrar, en la nueva situación cristiana, toda diferencia entre judío y pagano, siervo y libre, mal se casaría con esta supuesta exhortación a que judíos y paganos, libres y esclavos, sigan acentuando esta propia condición en el nuevo estado de fe.
          
  La solución está en el sentido de la palabra “vocación” klesis que, como otras muchas en Pablo (caridad, fe, perfección) tiene un significado que podríamos llamar comunitario. Y en este caso la misma Iglesia, la comunidad de los creyentes, sería llamada la “sociedad del amor, de la fe, de la perfección, de la plenitud, de la vocación, o más simplemente: amor, perfección, fe, plenitud, vocación.
            Así, pues la “klesis” sería la reunión, la asamblea, la comunidad como espacio de convocación, como lugar donde se ha recibido la llamada divina.
           
 En Corinto, como en las demás comunidades formados por Pablo, había ya muchos grupos de cristianos que se reunían en distintos sitios y celebraban allí habitualmente la asamblea cultural. Cada catecúmeno o neocristiano empezaba a frecuentar una reunión determinada. Si se trataba, por ejemplo de un judío, y la reunión por él frecuentada estaba compuesta por una mayoría de paganos, es lógico que se sintiera incómodo y procurara buscar otra reunión en que predominaran los procedentes del judaísmo.
           
Lo mismo diríamos de un esclavo que empezara su vida cristiana en el seno de una reunión con predominio de libres.
           
 Esta actitud presentaba un grave riesgo, contra el que Pablo había luchado radicalmente desde el principio de su apostolado: la formación de comunidades monocolores. La oportunidad de esta recomendación, hecha precisamente a los corintios, se pone en evidencia con sólo echar una ojeada al estado psicológico de aquella comunidad, tal como se desprende de la misma lectura de la “primera a los Corintios”
           
Ya desde el principio saca Pablo el tema de los “cismas” y “banderías” (1, 10-17). Pero más gravedad presenta aún el peligro de ruptura en la celebración de la asamblea, como dirá más adelante (11, 2.22). Pablo pues exhorta a los fieles a no cambiar de reunión o de asamblea por motivos diferenciales (judaísmo-paganismo, esclavitud-libertad), ya que estos deben quedar superados y fundidos en la unidad de la fraternidad cristiana. Cada uno debe continuar en la vocación  o convocación, en la reunión en que empezó la vida cristiana, y no debe preocuparse de su situación mundana previa a su fe, ya que en la nueva situación sólo hay una motivación de unidad: la fe en cristo.
           
Esta insistencia de Pablo de crear comunidades heterogéneas lleva consigo un germen revolucionario, aunque a primera vista no lo parezca. Efectivamente, en la historia de las instituciones religiosas se ha insistido mucho en la división de parcelas: templos para libres y templos para esclavos; templos para blancos y templos para negros; hermandades o confraternidades de determinadas clases (patronos, empleados, obreros etc.). Este interés por parcelar la religiosidad según criterios de diferencias de clases es más visible cuando se trata de una institución viva, o sea, donde cada miembro es corresponsable de las soluciones finales.
           
Lógicamente, una comunidad donde hay esclavos, explotadores y explotados, tenderá infaliblemente a la superación de estas chocantes diferencias: el interclasismo no podrá mantenerse por mucho tiempo, como de hecho ocurrió en las comunidades cristianas fundadas por Pablo.
           
 Pablo era consciente de este germen revolucionario del cristianismo; y por eso exhortaba a los nuevos cristianos a que no se parcelaran: griegos con griegos, judíos con judíos, esclavos con esclavos, libres con libres, etc., ya que así ocurrirían dos cosas: o el cristianismo quedaba reducido a una clase o sector determinado, o se convertiría en una formalidad puramente aparente.
           
 Por eso, la formación de comunidades excesivamente homogéneas desde el punto de vista social, político y económico corre el peligro de suprimir la capacidad conflictiva que lleva consigo inevitablemente la proclamación del Evangelio.


  • PROGRESISTAS E INTEGRISTAS
 Pablo admite que el cristiano sea un “gnóstico” en el más alto sentido de la palabra: posee un conocimiento perfecto, no sólo especulativo, sino práctico-moral. Esta gnosis le permite tener un juicio certero y exacto sobre las cosas, con mucha mayor solidez que el gnóstico de la filosofa helenística. En virtud de esta gnosis superior, el cristiano formado, el “fuerte”, el “espiritual”, sabía que ciertas prescripciones alimenticias, tanto del judaísmo como del paganismo, no obligaban ya a la conciencia. Y así, era lícito comer de las viandas sacrificadas a los ídolos, dejar la observancia de ciertas fiestas judías etc.
           
Pablo, por el contrario, trae una novedad cristiana: el gnóstico cristiano no es un individuo aislado y solitario: para la actitud de su obrar no basta que su gnosis sea perfecta en sí, sino que, sepa ensamblarse con la gnosis del prójimo, aún cuando ésta sea imperfecta.
           
                        “y, siendo un hombre libre respecto a todos, me he hecho esclavo de todos, para ganar a todos los que pueda. Con los judíos me he hecho judío, para ganar judíos; con los súbditos de la ley, me he hecho súbdito de la ley(no siéndolo en realidad)para ganar a los súbditos de la ley. Con los desvinculados de la ley me he hecho un desvinculado de la ley (no siendo un desvinculado de la ley de Dios, sino un súbdito de la ley de Cristo) para ganar a los desvinculados de la ley. Con los débiles he hecho el débil para ganar a los débiles (9:19,23).

           
Esta exhortación a los gnósticos o fuertes de encarnarse en los debiles de adaptarse a ellos, podría entenderse como si los gnósticos fueran seres blindados e invulnerables.
           
 Pablo, por el contrario, les recuerda que ellos mismos no están lejos del peligro idolatra; “por tanto el que se sienta seguro tenga cuidado de no caer”(10-12).

            Podríamos decir que aquí San Pablo está descubriendo inicialmente el fenómeno psicológicamente inevitable, de la existencia de “progresistas” e “integristas” en el seno de la propia iglesia.
           
 El consejo del apóstol es que ningún tipo pretenda suprimir al otro. Los “progresistas sepan comprender hasta lo inverosímil de la estrechez mental de los “integristas”, y éstos últimos no vayan tan deprisa en su proclividad a condenar a los otros como bordeando los límites de lo heterodoxo. EL AMOR debe no suprimir, sino superar esa inevitable diferenciación de la psicología humana.
           

En una palabra: la Iglesia tiene que contar con la existencia del conflicto en su propio seno, sin tender a crear monopolísticamente ni una iglesia del trigo ni de la zizaña.