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viernes, 28 de junio de 2013

La última joya de Torres Queiruga



El libro de Torres  Queiruga intenta ofrecer algunos rasgos fundamentales de una visión actualizada del misterio de Dios. Tratando de evitar el dogmatismo y continúa cuestionando de manera crítica el problema del mal y el cuestionamiento de la oración de petición.


Los cristianos sabemos que la petición es infalible: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llama se le abre” (Mt 7, 7-8). Las peticiones llamadas y búsquedas del mundo acaban muchas veces en fracaso. Dios es diferente: la puerta de su corazón se mantiene siempre abierta, atentos a sus oídos, despierta su mirada. Dios nos oye por el Cristo, de manera que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará” (Jn 16,23).

Algunos “teólogos” se desaniman por las oraciones sin respuesta y al final, simplemente se dan por vencidos. Ellos piensan: “La oración no funciona para mí y ¿Por qué debería orar si no tiene efecto?”

Los israelitas en el tiempo de Isaías adoptaron la misma actitud. Isaías escribió: “Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia…me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido?” (Isaías 58:2-3).

Estas personas también  estaban diciendo: “Yo amo a Dios. Hago el bien y evito el pecado, y hasta hace poco había sido fiel en buscarle en oración, pero, ¿sabes qué? Él nunca me contestó. Entonces, ¿por qué debo seguir afligiendo mi alma delante de Él?”

Santiago nos dice que Dios no contesta las oraciones de los que piden cosas simplemente para satisfacerse a sí mismos: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:3). En otras palabras: “No estás pidiendo la voluntad de Dios. No estás preparado para someterte a lo que Dios quiera, en lugar de eso, estás tratando de dictarle a Él aquellas cosas que satisfarán tu propio corazón”

Nuestro Dios es absolutamente fiel. Pablo nos dice: “…sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Romanos 3:4). Él está diciendo: “No importa si escuchas un millón de voces gritando: ‘La oración no da resultado. ¡Dios no me escucha!’ Que todo hombre sea llamado mentiroso porque la Palabra de Dios permanece. ¡Él es fiel para escucharnos!”

Jesús también nos dijo: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” (Mateo 21:22). En sencillas palabras, Cristo está diciendo: “Si realmente crees, estarás dispuesto a esperar y estarás expectante por una respuesta de tu Padre celestial. No importa cuánto tiempo tarde,mantendrás la fe, creyendo que Él contestará.”

“¡Que grande es la bondad de Dios, que ha guardado para los que te temen, que ha mostrado a los que esperan en tí, delante de los hijos de los hombres!” (Salmo 31:19). “Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.”(34:10).

Yo creo que la “perseverancia en la oración” significa: la fortaleza, el poder, la exhortación que  recibimos del Señor mientras uno se encierra con él, y las cuales nos ayudarán a pasar sus pruebas venideras. La victoria que obtenemos se obtiene en el lugar secreto que tiene que darnos la victoria en su campo de batalla.

¿Que obtiene usted exactamente del tiempo de oración si no le va a ayudar a vencer su batalla? “Perseverancia en la oración” significa esperar el cumplimiento de su oración. Muchos cristianos solamente ven oraciones contestadas a medias porque no permiten que aquello que han recibido del Señor en oración les permita pasar la prueba.

Tal vez la oración es para Queiruga una carga. ¿Es para él la oración aburrida? ¿ Es un deber más que un placer?

Muy pocos cristianos entran en la presencia de Dios con deleite, por el simple placer de estar en su compañía. Algunos piensan que la oración es “trabajo.” Sin embargo, cuando nosotros convivimos con personas que amamos aquí en la tierra, ¿lo  catalogamos también  como trabajo? No, ¡es un placer para nosotros! Si usted está felizmente casado, usted no piensa en los tiempos de intimidad con su cónyuge como “trabajo.”

Dios compara su relación con sus hijos como la relación entre un esposo y su esposa, y en la Biblia también encontramos que ¡Jesús se deleita en nosotros! Es un hecho que el placer de un esposo en disfrutar intimidad no se basa en satisfacer sus propios deseos. No, su placer verdadero se encuentra en saber que su esposa goza de ese mismo deleite. Él dice en su corazón, “ella realmente quiere estar conmigo. ¡Yo soy primero en su corazón, yo soy todo para ella!”

Nosotros sabemos que el Señor se deleita en su pueblo. David también dijo, “Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.” (Salmo 18:19). La Escritura nos da una imagen del Señor y su exuberante deleite en nosotros.
Sin embargo, ¿ nos deleitamos nosotros en Él? La Biblia nos dice: “Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón. (Salmo 37:4). Deleitarse en el Señor no significa simplemente estar feliz en su presencia.

Los discípulos le dijeron a Jesús, “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1). Ellos no hubieran preguntado a menos de que quisieran aprender. Yo creo que a Queiruga le encantaría ser fiel en  la oración pero no sabe cómo. Él simplemente no comprende el propósito de la oración y hasta que no entienda este propósito vital, nunca podrá mantener una vida de oración significativa y plena.


Una de nuestras mayores preocupaciones debiera ser mantener una vida de oración. Cuando descuidamos la oración, entristecemos al Espíritu de Dios.
Sí, es posible que nosotros agraviemos al Espíritu Santo. Pablo escribe lo mismo cuando dice: "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios" (Efesios4:30).

En efecto, el Espíritu comparte el dolor de Dios a causa de la incredulidad de su pueblo y la falta de oración. Consideremos sólo algunas maneras poderosas en que el Espíritu Santo juega un rol en nuestras oraciones:

  * A través de la oración el Espíritu Santo manifiesta la presencia de
Cristo en nosotros.
  * A través de la oración del Espíritu sella las promesas de Dios en
nuestros corazones.
  * A través de la oración el Consolador nos habla de esperanza.
  * A través de la oración el Espíritu libera sus ríos de consuelo, paz y
descanso en nuestras almas.

Jesús es el primero de todos los orantes que ha pedido la ayuda de su Padre. Sabe que “Dios le ha dado todo” (cf Mt 11, 25-27), pero al mismo tiempo todo lo pide como don, como regalo que recibe de su gracia. Siguiendo a Jesús, los cristianos también piden, de manera que Dios viene a revelarse para ellos como aquel que les escucha y les responde.

A mi juicio, el desprecio por la fe de los sencillos es una de las cualidades más habituales de los teólogos heterodoxos. No es algo exclusivo de la heterodoxia, ciertamente, pero sí característico de la misma. Desde el mirar por encima del hombro a la “fe del carbonero” hasta las palabras terribles del sacerdote Andres Torres Queiruga, la heterodoxia suele reírse de los sencillos .Por eso, los que han hecho el “descubrimiento” del reiki, de resurrecciones “en el corazón de los discípulos” o de una moral más “al día” que la de la Iglesia se ríen de procesiones, rosarios, novenas, jaculatorias, la intercesión de los santos y devociones marianas. Igual que este pobre ” teólogo”, Dios le perdone, cree que su "teología" es más elevada que la fe sencilla y firme que nos han trasmitidos nuestras madres.

La gran diferencia entre la fe ortodoxa y las deformaciones heterodoxas está en la humildad. No hablo del grado en que una persona concreta tiene la virtud de la humildad, porque eso es algo que sólo Dios puede juzgar. Más bien, me refiero a una humildad básica y previa a la virtud del mismo nombre, que viene dada por la fe. Al igual que el temor de Dios es el principio de la sabiduría, la fe es el principio de la humildad. Y esto me hace recordar las palabras de Queiruga: “Andrés Torres Queiruga dice sentirse "sorprendido, escandalizado y triste". Sorprendido "por lo insólito del procedimiento". Escandalizado, porque las pegas que le ponen a su obra "pasarían con mucha dificultad un examen serio de Teología".

La soberbia es mala, pero cuando se conjuga con la ignorancia brutal no existe nombre en el idioma castellano para ella.

sábado, 14 de abril de 2012

Apasionante experiencia de Torres Queiruga en el programa de la voz Tv







Apasionante experiencia la del programa de la Voz TV entrevistando a Torres Queiruga. Me ha recordado a lo vivo aquellas vibraciones que transmitía mi abuela Felisa recordando los tiempos del Concilio. ¿El de Jerusalén, abuela? – No,hijita, el vaticanosegundo.


Ah, tiempos gloriosos, que mi difunta abuela relataba con tanto realismo: aquellas luchas entre buenos y malos (blancos y negros), aquellas connivencias tan fructíferas entre teologuillos vanidosos y periodistas ignorantes que vivían de slogans baratos y que alimentaban aquellos conflictos enre ovejas roñosas y corderos sin mancilla. Pobre concilio.

Lo del otro día con un Queiruga de voz sumisa, las consabidas preguntas de la ignoranta enciclopédica que ejecutó la suerte de la tarde…, todo fue perfecto. Sólo faltó transmitirla en blanco y negro y un 600 y alguna que otra minifalda para completar el decorado.

La jerarquía, no se diga más, ríete de la retrosía de hace 50 años; la iglesia de los pobres, el sacerdocio de la mujer, el derecho a la propia opinión, sobre todo cuando huele que apesta a azufre, como es el caso. Todo ha enfilado según los cánones de los mejores tiempos de la contestación.

Y, por contraste, el pobre Mons. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, insultado y amenazado impunemente, por defender la fe de los débiles, por oponerse valientemente a los dogmas de la mayoría. Estas escenas me traen a la memoria las declaraciones recientes del Obispo de Nueva York: yo moriré en la cama; mi sucesor, lo hará en la cárcel, pero el que venga después será mártir.
Pero como se repitan los programas y las escenitas de Torres Queiruga en la tele, nos vamos a divertir de lo lindo.

viernes, 13 de abril de 2012

Torres Queiruga sigue negando las apariciones del resucitado

Hacia años que algunos esperábamos lo que finalmente ha acontecido.
La CEE ha publicado una “Notificación sobre algunas obras del Prof. Andrés Torres Queiruga”. El resumen de la notificación que ha ofrecido la CEE indica cuáles son los errores de Queiruga en los tres libros que han sido examinados. El teólogo gallego se aparta de la fe católica en:


- La clara distinción entre el mundo y el Creador, y la posibilidad de que Dios intervenga en la historia y en el mundo más allá de las leyes que Él mismo ha establecido.
- La novedad de la vida en el Espíritu que Cristo nos alcanza, con la consiguiente distinción entre naturaleza y gracia, entre creación y salvación. Así como, la necesidad de la gracia sobrenatural para alcanzar el fin último del hombre.
- El carácter indeducible de la Revelación, mediante la cual Dios ha dado a conocer al hombre su designio salvífico, eligiendo a un pueblo y enviado a su Hijo al mundo.
- La unicidad y universalidad de la Mediación salvífica de Cristo y de la Iglesia.
- El realismo de la resurrección de Jesucristo, en cuanto acontecimiento histórico (milagroso) y trascendente.
- El sentido genuino de la oración de petición, así como el valor de la intercesión y mediación de la Iglesia en su oración por los difuntos, especialmente en la Eucaristía.
- La distinción real entre el momento de la muerte personal y el de la Parusía, entendida ésta como culminación y plenitud de la Historia y del mundo”.
Como verán ustedes, no es “moco de pavo” lo que está en juego. Son doctrinas fundamentales para la fe católica. Pero muchas también lo son para el resto de las iglesias y comunidades eclesiales no católicas. La notificación podría ser suscrita por todos los obispos ortodoxos. Y también por la inmensa mayoría de los protestantes evangélicos, salvo en la cuestión de la oración por los difuntos y algún matiz en el tema de la gracia.
En otras palabras, no es que Queiruga se sitúe fuera de la fe católica. Es que, en esos puntos, se aleja de cualquier cosa que merezca llamar el nombre de fe cristiana.
Por lo que declara, no piensa variar en nada. Es más acusa a los redactores de no tener ningún fundamento para esa condena, y que él expone la Fe (católica se entiende) fielmente en lenguaje actual y más etc, sobre todo de autoalabanza "una obra como la mía..".

Al hereje se le define por ser pertinaz en afirmar herejías, y este hombre sigue erre que erre.

Pues esas cosas también deberían de ponerse en los documentos, que si insiste caerá en técnica herejía.

Muy bonito lo de la caridad y bla, bla, bla pero habría que recordar la clara llamada de Benedicto XVI a "sacar la vara" con tanta pederastia espiritual.

La primera Caridad es con las ovejas, a las que siguen dejando por millones en manos de estos lobos.

Ese es el primer orden de la Caridad, con los más indefensos.

Torres Queiruga sabe perfectamente que ataca montones de asuntos dogmáticos, lo sabe tan bien como los Obispos, y lo suyo es un pulso soberbio. Las doctrinas que pone en duda son bien graves, y lo hace conscientemente y a propósito.

Al menos con Lutero muchas cosas no estaban todavía definidas magisterialmente como tema cerrado, pero con TQ eso ni cuela.

Así que menos cuentos por favor y menos diplomacia absurda.

No quieren ser católicos, no quieren para nada al Magisterio, pues que se vayan como hombres o que les echen como reprobados.
Sr Queiruga: Desde la perspectiva de la teología de la revelación, el acercamiento a otras religiones plantea múltiples interrogantes: ¿existe una revelación de Dios en las otras religiones? ¿qué relación existe entre la revelación de Dios en Cristo y su manifestación en las religiones no cristianas? ¿qué valor tienen sus libros sagrados. Como ha escrito D´Costa, "la teología de las religiones propia y principalmente se ocupa de la cuestión de la revelación"
El cristianismo anuncia a Jesucristo, el Logos divino encarnado. Su universalidad no es una propiedad que nosotros, cristianos, podamos atribuirle orgullosamente. La suya es la universalidad de Dios, la concreta universalidad del Dios único que libremente ha querido entrar en la historia humana, otorgándole así a una pequeña porción del espacio y del tiempo un valor y un significado único, universal y absoluto. Por la Encarnación, el Todo se da en el fragmento, lo divino en la humanidad del Redentor, la verdad absoluta en la contingencia histórica de Jesús de Nazaret, el Señor.

Es la paradoja cristiana; la paradoja de la Encarnación, de un Dios que escandaliza no por su lejanía, sino por su novedosa e inesperada proximidad. Una proximidad tan inaudita que capacita a un grupo de hombres para ser, en medio de la sociedad y de la historia, portavoces de Dios, oráculos de su palabra, instrumentos de su salvación. Aquí, en la Encarnación, se juega el ser o no ser del cristianismo, el ser o no ser de la Iglesia. Éste es, por antonomasia, el articulo stantis aut cadentis Ecclesiae.
El señor Queiruga También defiende los abusos litúirgicos de las Romaxes Gallegas.
Joseph Ratzinger escribió un texto que es totalmente indispensable para conocer todo lo relacionado con la liturgia. Su título es “El espíritu de la liturgia” y lleva, digamos, por subtítulo, “Una introducción”.
Pues bien dice muchas cosas importantes que desmontarían con toda facilidad las manipulaciones que pueden producirse en la celebración de la Santa Misa. En concreto, cuando habla de las “grandes formas rituales” que constituyen las culturas, se refiere a la forma de puesta en práctica de las mismas: “La no arbitrariedad es un elemento constitutivo de su misma esencia. En ellos se expresa el hecho de que en la liturgia me espera algo que no hago por mí mismo, entro en contacto con algo mucho más grande y que, en última instancia, su origen en la Revelación” (Página 189 de la edición, 3ª, 2005, de Edicilas ediciones Cristiandad)

Las denominadas Romaxes que se llevaban a cabo en Galicia donde, se buscaba, una “alternativa” al rito llamado “oficial” como si en la liturgia pudiera distinguirse entre lo que está establecido y lo que cada cual pudiera hacer según su gusto.
Sabemos que tales distracciones litúrgicas no caben en la que lo es católica. Y esto no es por gusto de una supuesta oficialidad sino porque, de otra forma, sería como hacer, cada cual, de su capa un sayo.

Y es que una cosa es la liturgia y otra, muy distinta, la paraliturgia.
Sr Queiruga: C.S Lewuis (Miracles, The Macmillan co.. 1947) dice: “En los primeros días del cristianismo un “apóstol era primeramente y por sobre todo un hombre que reclamaba ser testigo ocular de la resurrección. Solamente pocos días después de la crucificación, cuando se nombraron dos candidatos para llenar la vacante creada por la traición de Judas, el requisito de ello era que habían conocido personalmente a Jesús, antes y después de su muerte, y podían ofrecer evidencia de primera mano respeto de la resurrección al dirigirse al mundo exterior (Hechos 1,22). Unos pocos días más tarde, San Pedro, predicando el primer sermón cristiano, reclama lo mismo – “A ese Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32). En la primer a Epístola a los Corintios San Pablo fundamenta su reclamación al apostolado sobre la misma base - ¿No soy apóstol? . ¿No he Visto a Jesús el Señor nuestro”

Considerando el valor de Lewis, si fuera cierta la opinión que considera todas las apariciones de Cristo como meras alucinaciones, entonces el valor del oficio apóstolico sería nulo.

Si es cierto, significa, en palabras de Gresham Machem, “… que la Iglesia cristiana está fundada sobre una experiencia patológica de ciertas personas del primer siglo de nuestra era. Significa que si hubiese habido un buen neurólogo al cual hubiesen podido consultar pedro y los otros, nunca hubiese habido una Iglesia cristiana” (Citado por E. F. Kevan, the Resurectión of Christ)

J.N.D. Anderson, hablando de la credibilidad del testimonio apostólico que habrá de permanecer o caer por la valide de su testimonio.

El profesor Wilbor Smith dice, “ La más satisfactoria definición de visión que he encontrado es por Weiss: “ el significado científico de este término es que toma lugar un acto aparente de visión para el cual no hay un objeto exterior correspondiente. El nervio óptico no ha sido estimulado por ondas exteriores de luz o por vibraciones del éter, sino que ha sido excitado por una causa fisiológica puramente interna. Al mismo tiempo la impresión sensorial de visión es aceptada por la persona que experimenta la visión tan completamente como si fuera totalmente “objetiva” cree plenamente que el objeto de su visión está verdaderamente delante de el” (Johanes Weiss: The History of Primitive Christiany.)

La experiencia de los discípulos no fue de meras visiones; el testimonio del Nuevo Testamento se opone a tal hipótesis.

Los hombres sujetos a alucinaciones nunca llegan a ser héroes morales. El efecto de la resurrección de Jesús en las vidas transformadas fue continuo y la mayoría de estos testigos sufrieron la muerte por proclamar la verdad.

Las vestiduras fúnebres son también una evidencia de la resurrección.
Jn 20:3-9
El texto original sugiere que los lienzos yacían no tirados desordenadamente en la tumba, sino donde había estado el cuerpo, y que había un hueco donde había estado el cuello de Cristo, y que el sudario que había cubierto su cabeza, no estaba con los lienzos, sino aparte , como si el cuerpo hubiese sido simplemente retirado de él. Se señala que cuando Pedro y Juan vieron esto no necesitaron testimonio de hombres ni de ángeles, sencillamente vieron y creyeron. El cuerpo desapareció, pero las vestiduras fúnebres no. ¿Qué vio Juan que le hizo creer?
Él vio los lienzos (tendidos o desplomados pero sin el cuerpo)
El sudario aparte, no que fuese lanzado, sino separado de los lienzos por un espacio considerable.
Este sudario no estaba aplastado, sino enrollado.

El sudario no yacía desplomado como los lienzos y Juan nos lo hace notar continuaba enrollado en un lugar aparte, el hecho de que esté aparte es la separación del resto de los lienzos, de alguna manera se enfatiza en el texto que estaba en la posición original como si el Señor se hubiera desvanecido de sus envolturas, quedando estas en la misma posición, sin que nada de las especias hubieran caído amontonadas...

Si alguien hubiera robado el cuerpo lo robaría íntegramente, sin pararse a intentar lo imposible, dejar los vendajes en ese estado de total integridad...

Fue visto por más de quinientas personas en doce ocasiones diferentes; Jesús era de carne y hueso Lc 24:39, comió pescado 42,43, y desafió a los escépticos para que lo tocaran y vieran v.39
Esta clase de contacto imposibilita la sugerencia de que era un espíritu o una ilusión.

1. A María Magdalena Jn 20:11
2. A otras mujeres Mt 28:9,10
3. A Pedro Lc 24:34
4. A dos discípulos Lc 24:13-32
5. A diez apóstoles Lc 24:33-49
6. A Tomás y a los otros apóstoles Jn 20:26-30
7. A siete apóstoles Jn 21
8. A todos los apóstoles Mt 28:16-20
9. A todos los apóstoles Hech 1:4-9
10. A quinientos hermanos 1ª Cor 15:6
11. A Santiago 1ª Cor 15:7
12. A Pablo 1ª Cor 15:7


Pablo desafía a cualquiera que dude de esta veracidad , sencillamente a que pregunte a cualquiera de los testigos que estaban todavía vivos 1ª cor 15:6.

Y lo cierto es que los enemigos de Cristo no refutaron la resurrección, con la ocasión de la predicación de Pedro en el día de Pentecostés, únicamente callaron, ¿Por qué? Por cuanto sabían que la evidencia del sepulcro vacío era una realidad que podía ser comprobada por cualquiera.

Las vidas transformadas de los discípulos son una evidencia de la resurrección.

Santiago, el hermano de Jesús, antes menospreciaba todo cuanto Jesús defendía, ahora él mismo se describe como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo.”
Santiago 1:1

Todos con la excepción de Juan murieron en el martirio.

Las vidas transformadas de millones de hombres y mujeres a lo largo de casi 2.000 años de historia corroboran la veracidad de la resurrección de Cristo.

Más sobre una supuesta alucinación.

Es interesante destacar aquí, ante la sugerencia de que lo que vieron los discípulos fueran alucinaciones, que científicamente está demostrado que “los hombres sujetos a alucinaciones nunca llegan a ser héroes morales. Sin embargo el efecto de la resurrección de Jesús fue continuo, y la mayoría de estos discípulos testigos, sufrieron la muerte por predicar esta verdad.

Es imposible que dos personas tuviesen la misma alucinación al mismo tiempo, e igualmente imposible que unas 500 personas de estado mental y temperamento promedio, en número variados, en tiempo diferentes, y en situaciones muy variadas experimentaran toda clase de impresiones sensoriales, táctiles, auditivas y visuales, y que todas estas estuvieran basadas en una supuesta alucinación colectiva.

Las alucinaciones generalmente están restringidas a un tiempo y lugar en que ocurren, precisan de una atmósfera nostálgica, o en una ocasión en la que se adopte una postura reminiscente, exigen que la gente tenga un espíritu ansioso, que es la causa de que su deseo llegue a ser el padre del pensamiento...., pero ninguno de estos casos se aplica a la realidad de Cristo resucitado. Ellos no entendían la resurrección, fueron sorprendidos por esta realidad, anunciada con anterioridad pero incomprensible en aquel entonces.

Las apariciones en realidad fueron contra la voluntad de los discípulos

La teoría de alucinación no es plausible pues contradice ciertas leyes y principios a los cuales deben conformarse las visiones, de acuerdo con los psiquiatras.

Sólo cierta clase particular de personas tiene alucinaciones. Están los que uno describiría como “super- sensibles”, son altamente imaginativos y muy nerviosos.
Las apariciones que hizo Cristo no estuvieron restringidas a personas de una constitución psicológica especial.

Hubo variedad de estados de ánimo:

“ María Magdalena estaba llorando”

“ las mujeres estaban temerosas y sorprendidas”

“Pedro estaba lleno de remordimientos”

“ Y Tomas de incredulidad”

“La pareja de Emaux estaba preocupada por los eventos de la semana..”
Es imposible desechar estas revelaciones del Señor como alucinaciones de mentes desquiciadas.

Las alucinaciones están ligadas en el subconsciente del individuo a sus experiencias particulares del pasado.

Heinrich Kluerer en Psychopathology of perception cita a un famoso neurobiólogo: (Raoul) Mourge, en su trabajo fundamental sobre neurobiología de las alucinaciones, llegó a la conclusión de que la variabilidad e inconstancia representan las características más constantes en los fenómenos alucinatorios y sus derivados para él, la alucinación no es un fenómeno estático sino esencialmente un proceso dinámico, la inestabilidad del cual refleja la misma inestabilidad de los factores y condciones asociados con su origen (Neurobiología de l hallucinación, Bruxelles, lamertin.

Entoces es imposible, entonces, que dos personas tuviesen la misma alucinación al mismo tiempo.

Las apariciones que hizo cristo fueron vistas por muchas personas.

Fue visto por más de quinientas personas en doce ocasiones diferentes; Jesús era de carne y hueso Lc 24:39, comió pescado 42,43, y desafió a los escépticos para que lo tocaran y vieran v.39

Esta clase de contacto imposibilita la sugerencia de que era un espíritu o una ilusión.

13. A María Magdalena Jn 20:11
14. A otras mujeres Mt 28:9,10
15. A Pedro Lc 24:34
16. A dos discípulos Lc 24:13-32
17. A diez apóstoles Lc 24:33-49
18. A Tomás y a los otros apóstoles Jn 20:26-30
19. A siete apóstoles Jn 21
20. A todos los apóstoles Mt 28:16-20
21. A todos los apóstoles Hech 1:4-9
22. A quinientos hermanos 1ª Cor 15:6
23. A Santiago 1ª Cor 15:7
24. A Pablo 1ª Cor 15:7
Pablo desafía a cualquiera que dude de esta veracidad , sencillamente a que pregunte a cualquiera de los testigos que estaban todavía vivos 1ª cor 15:6.

Y lo cierto es que los enemigos de Cristo no refutaron la resurrección, con la ocasión de la predicación de Pedro en el día de Pentecostés, únicamente callaron, ¿Por qué? Por cuanto sabían que la evidencia del sepulcro vacío era una realidad que podía ser comprobada por cualquiera.

Las vidas transformadas de los discípulos son una evidencia de la resurrección.

Santiago, el hermano de Jesús, antes menospreciaba todo cuanto Jesús defendía, ahora él mismo se describe como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo.”
Santiago 1:1

Todos con la excepción de Juan murieron en el martirio.

Las vidas transformadas de millones de hombres y mujeres a lo largo de casi 2.000 años de historia corroboran la veracidad de la resurrección de Cristo.

Thorburn declara: “ es absolutamente inconcebible que unas quinientas personas, de estado mental y temperamento promedio, en números variados, en tiempos muy diferentes, y en situaciones muy variadas, experimenten toda clase de impresiones sensoriales – visuales, auditivas, táctiles- y que todas estas experiencias estuvieran basadas enteramente en alucinación subjetiva. Decimos que esto es increíble, pues si se aplicara una teoría semejante a cualquier otro hecho histórico que no fuese de carácter “sobrenatural” sería rechazada como una explicación ridículamente insuficiente”

Theodore Christilieb ( modern Doubt and Christiam Belief, p 493) dice:

“ No negamos que la ciencia pueda contarnos respecto de casos en los cuales asambleas enteras vieron visiones al mismo tiempo; pero donde se ha presentado, tal caso, siempre ha estado acompañado de una excitación mórbida de la vida mental, así como una coordinación corporal mórbida, especialmente por afecciones nerviosas. Ahora, aún cuando uno o varios de los discípulos hubiesen estado en condición mórbida, eso no nos justificaría para pensar que todos estaban en esa condición. Ellos eran, con seguridad, hombres de más variados temperamentos y constituciones. Y sin embargo, se supone que uno después de otro cayeron en esta condición mórbida; no solamente las excitadas mujeres, sino que aún pedro, ese fuerte y duro pescador que con seguridad estaba tan lejos del nerviosismo como ninguno, Santiago, los dos caminaban hacia Emaús, y continuando de este modo hasta el sobrio y dudoso Tomás, sí, y los once al mismo tiempo, y aún más de quinientos hermanos juntos. La suposición es que todos estos cayeron súbitamente en una especie de auto-sugestión, y eso debe notarse, en los tiempos y lugares más diferentes, y durante las más variadas ocupaciones (en la mañana junto a la sepultura; en conversación en el camino; en el círculo confidencial de amigos que trabajaban en el lago); en los cuales sus lindes mentales han sido con seguridad muy diversos y su tendencia a las visiones muy desigual. ¿Y podían ellos, todos, haberse puesto de acuerdo para anunciar al mundo estas visiones como apariciones CORPORALES del Cristo resucitado? Y si así fuera, ¿podría tratarse puramente de auto-gestión y de engaño intencional? Con seguridad, uno u otro de ellos debe haberse preguntado después seriamente si la imagen que había visto era una realidad. Schleiermacher dice con mucha certeza,, “Quienquiera suponga que los discípulos se engañaron a sí mismos y confundieron lo interno por lo externo, los acusa de una debilidad mental de tal naturaleza como anular la validez de la totalidad de su testimonio concerniente a Cristo, y crea la impresión de que Cristo mismo, cuando escogió tales testigos, no sabía lo que había en el hombre. O, si el mismo hubiese deseado y ordenado que aquellos confundieran las apariencias internas por las percepciones externas, habría sido autor de error, y se produciría una confusión de todas las ideas morales, si esto fuera compatible con su alta dignidad”

Según dos destacados psiquiatras, L. E Hinisie y J. Shatski (Psiqchiatric dictionary, Oxfor University 1948) “ (una ilusión es) una percepción erronea, una falsa respuesta a un estímulo sensorial.. Pero en un individuo normal esta falsa creencia generalmente trae el deseo de verificar a menudo otro sentido, u otros sentidos pueden acudir al rescate y hacer saber que todo ha sido meramente una ilusión” P 26/280

Las apariciones que Cristo hizo no podían ser apariciones “erroneas”
Wibur Smith escribe referente a las observaciones de Lucas. Le describe como “un hombre acostumbrado a considerar científicamente cualquier asunto que tenga bajo estudio. Lucas dice al comenzar su segundo libro, los Hechos de los Apóstoles, que nuestro señor se mostró vivo después de su pasión “con muchas pruebas indubitables” o m´s literalmente, “ en muchs pruebas”

Smith continúa; “… la misma especie de evidencia en la cual la ciencia moderna y aun los psicólogos insisten tanto para determinar la realidad de cualquier asunto que se tenga bajo consideración es la clase de evidencia que se nos presenta en los Evangelios referente a la resurrección de nuestro sEñor Jesús, es decir, las cosas que se ven con el ojo humano. A esto es a lo que llamamos evidencia empírica” p 58/389,390

Sparrow- Simson continua: “Y primeramente en cuanto al sentido de la vista. Este naturalmente el primero, puesto que es la forma inicial de conseguir su atención. En los Evangelios se les describe por medio de varis expresiones:

“Jesús les salió al encuentro” Mateo 28:9

“ Le vieron, pero esta experiencia debe ir incluida
A los que dudaban. Mateo 28:17

“Le reconocieron” Lucas 24:31

“Pensaban que veían un espiritu” Lucas 24:37
“Mirad mis manos y mis pies, yo mismo soy;
Palpad y ved; porque un Espíritu no tiene carne ni huesos,
Como veis que yo tengo. Y diciendo
Esto les mostró las manos y los pies Lucas 24, 39 40

Les mostró las manos y el costado Juan 20:20

“Se regocijaron viendo al Señor” Juan 20:20

“Si no viere en su mano la señal de los clavos” Juan 20:25

“Porque me has visto” Juan 20:29
¿Acaso Pablo no llegó a creer en la resurrección de Jesús basándose simplemente en una aparición? Tampoco en este caso las cosas son tan sencillas, a monos que pasemos por alto el testimonio de Hechos, debemos concluir entonces que la tumba vacía de Jesús, y la reiterada insistencia en que su cuerpo NO SE HABÍA DESCOMPUESTO, fueron de importancia central y fundamental en la predicación y en la vida de los cristianos a los que pablo HABÍA ESTADO PERSIGUIENDO.

De la misma manera, la historia del encuentro con María con Jesús en Juan 20, 11-18 incluye el a menudo desconcertante “NO ME TOQUES”
¿A QUÉ CONCLUSIÓN PODEMOS LLEGAR?

“Los discípulos no eran crédulos, sino más bien cautelosos, escépticos y “tardos de corazón para creer”. No eran susceptibles a alucinaciones. Ni habrían quedado satisfechos con visiones extrañas.

TJ Thorburn escribe que las alucinaciones nunca han “estimulado a la gente a asumir una obra de gran magnitud, y, mientras han estado en este empeño, a llevar vidas de la más rigida y constante auto-negación, y padeciendo todavía. En una palabra… somos constreñidos a concordar con el Dr Danday, quien dice, “ninguna aparición, ninguna mera alucinación de los sentidos, ha logrado jamás mover el mundo P 65/136


sábado, 7 de abril de 2012

Torres Queiruga: la oración de petición y la oración por los difuntos



Respecto a la oración por los difuntos, el profesor Torres Queiruga sostiene que «no celebramos la eucaristía por nuestro hermano difunto, sino con nuestro hermano difunto (igual que no se celebra por Jesús, sino con Jesús)»[70]. En este sentido rechaza la objetividad de los textos de las plegarias e incluso de los mismos ritos fúnebres: «Verdaderamente, cuando la sensibilidad está medianamente alerta, asombra pensar que podamos tener la ocurrencia de intentar “convencerlo” a él, como si nuestro amor por los difuntos fuese mayor que el suyo o fuese más honda nuestra preocupación por su felicidad. Es claro que nadie pretende tal enormidad en su intención subjetiva, pero la objetividad de las plegarias y de los ritos procede demasiadas veces como si nosotros fuéramos los buenos, cariñosos y misericordiosos, que están esforzándose por conmover a un dios cruel, justiciero y terrible, a quien conviene “propiciar” por todos los medios»[

Pero el catecismo de la Iglesia católica dice lo siguiente:
II. La comunión entre la Iglesia del cielo y la de la tierra

954 Los tres estados de la Iglesia. «Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando "claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es"» (LG 49):
«Todos, sin embargo, aunque en grado y modo diversos, participamos en el mismo amor a Dios y al prójimo y cantamos el mismo himno de alabanza a nuestro Dios. En efecto, todos los que son de Cristo, que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí en Él» (LG 49).


955 "La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales" (LG 49).


956 La intercesión de los santos. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (LG 49):


«No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida» (Santo Domingo, moribundo, a sus frailes: Relatio iuridica 4; cf. Jordán de Sajonia, Vita 4, 69).
Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).


957 La comunión con los santos. "No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (LG 50):
«Nosotros adoramos a Cristo porque es el Hijo de Dios; en cuanto a los mártires, los amamos como discípulos e imitadores del Señor, y es justo, a causa de su devoción incomparable hacia su rey y maestro; que podamos nosotros, también, ser sus compañeros y sus condiscípulos (Martirio de san Policarpo 17, 3: SC 10bis, 232 (Funk 1, 336)).


958 La comunión con los difuntos. «La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció sufragios por ellos; "pues es una idea santa y piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados" (2 M 12, 46)"» (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.


959 En la única familia de Dios. "Todos los hijos de Dios y miembros de una misma familia en Cristo, al unirnos en el amor mutuo y en la misma alabanza a la Santísima Trinidad, estamos respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia" (LG 51).
Resumen

960 La Iglesia es "comunión de los santos": esta expresión designa primeramente las "cosas santas" (sancta), y ante todo la Eucaristía, "que significa y al mismo tiempo realiza la unidad de los creyentes, que forman un solo cuerpo en Cristo" (LG 3).
961 Este término designa también la comunión entre las "personas santas" (sancti) en Cristo que ha "muerto por todos", de modo que lo que cada uno hace o sufre en y por Cristo da fruto para todos.

962 "Creemos en la comunión de todos los fieles cristianos, es decir, de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia; y creemos igualmente que en esa comunión está a nuestra disposición el amor misericordioso de Dios y de sus santos, que siempre ofrecen oídos atentos a nuestras oraciones" (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 30).

¿Qué me dice el Sr Queiruga de las verdades Bíblicas que hablan del sufrimiento que enseña obediencia? Como dijo Jesús, aprendemos obediencia por las cosas que sufrimos (Hebreos 5:8). Hay muchas escrituras acerca del sufrimiento como las hay acerca de la fe.
Somos malagradecidos, y a menudo convertimos nuestra liberación en desastre. Eso fue lo que le paso a Ezequías. Dios manda a un profeta para que le advirtiera que debía prepararse para morir, diciendo, “Morirás y no vivirás.” Ezequías lloró, se arrepintió y le rogó a Dios por quince años más. Dios contestó su oración; le concedió una nueva vida. El primer año del aplazo, hizo compromiso, exponiendo a Israel a reyes enemigos. Él trajo desastre sobre su familia y su nación.

Hay otros momentos cuando Dios se niega a contestar nuestras peticiones, porque él tiene “algo mejor.” É nos contestara, pero no lo reconoceremos como tal. Lo veremos como rechazo – pero, a través de todo, Dios estará haciendo su perfecta voluntad. Podemos Encontrar este principio obrando cuando Israel fue llevado cautivo a la tierra de los caldeos. “Que desastre,” clamaron. “Dios ha rechazado nuestras oraciones; somos abandonados. Dios ha vuelto hacia nosotros oídos sordos.”

Aquellos que quedaron en Jerusalén se hincharon pensando que Dios había contestado su oración y los había bendecido al permitirles quedarse. Pero aquellos que quedaron atrás fueron destruidos totalmente por la espada, hambre y pestilencia – hasta que todos fueron consumidos (Jeremías 24:10).

Pero aquellos que fueron llevados cautivos se les dijo, “… a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para su bien.” (Jeremías 24:5). Ellos nunca reconocieron la obra de Dios, preservando un remanente, pero aquellos que fueron “salvados a través del sufrimiento” regresaron a reconstruir la tierra.


¿Cómo puede ser que con toda la enseñanza que tenemos hoy acerca de la fe, Jesús dijo:, “… Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8). ¿Será que Jesús no considera el tipo de fe moderno como si no fuera fe en absoluto? ¿Es nuestra llamada fe tan egoísta, que se está convirtiendo en una abominación al Señor?

Jesús nos dio una formula para lograr cosas que nos sería imposible hacer sin ella: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho ( Juan 15:7). La Biblia nos señala cual es la voluntad de Dios respecto a nuestras vidas y nos hace saber cómo orar para que sea hecha su voluntad. Debemos orar por todo aquello que signifique honrar a Dios y también por las cosas que benefician a los demás, no solamente por lo que deseamos, o para satisfacer nuestros egoístas placeres.
“No tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:-3).

La fe en Dios y las cosas que nos prometió nos lleva a orar con plena confianza de que él nos responderá. “Es pues, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).

Es Dios mismo quien nos da la fe, la confianza de que hará cuanto prometió. Actúa por medio de su Palabra para fortalecer nuestra fe, y en está tarea cooperamos con él. “Corramos… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 13:1,2).
“Cada cual… piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno (Romanos 12:3).
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:7).

La historia de Abraham nos enseña que debemos creer sin cesar. Dios le dijo a Abraham que sería padre de naciones. Pero pasaron veinticinco años y Abraham no tenía hijos.
“y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudo, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gracias a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido (Romanos 4:19-21).


Abraham no solo mantuvo la fe, sino que se fortalecía en fe, cada vez más, plenamente convencido de la fidelidad de Dios. Cuando lo asaltaban los temores y las dudas elevaba su pensamiento a Dios, con los ojos abiertos a la dimensión espiritual; contemplaba a Dios majestuoso, omnipotente, omnipresente y comenzaba a alabar a Dios hasta alcanzar un nivel de fe cada vez mayor. Esa fe y obediencia trajeron al tan esperado Isaac (Romanos 4:16-24)
El ejemplo de Abraham nos enseña que debemos desechar el punto de vista natural de las cosas y adoptar el punto de vista que nos da la fe. No miremos nuestras propias limitaciones o a la montaña de dificultades que bloquean nuestro camino y miremos a Jesús. Aun en los momentos en que todo parezca salirnos mal, La montaña de problemas no puede atajarnos si avanzamos tomados de la mano de Jesús. Jesús apartará la montaña o nos mostrará un sendero por el cual cruzarla, o nos elevará por encima de ella.

Ante la pregunta de Cristo, el padre del muchacho epiléptico pidió a Jesús que ayudara su poca fe (Mc 9,24). Si somos conscientes de la debilidad de nuestra fe y de la profundidad de nuestro pecado, comprenderemos que sólo la oración puede hacer crecer nuestra fe y experimentar la misericordia de Dios.
Es bueno apoyarse siempre en la promesa de Cristo, que nos invita a pedir todo siempre en el nombre del Padre.

Oseas profetizó a Israel “Ustedes que han caído por su pecado pero aún son pueblo de Dios” (ver Oseas 14:1). “Llevad con vosotros palabras de súplica, volved a Jehová y decidle: «Quita toda iniquidad, acepta lo bueno, te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.” (Oseas 14:2).
La oración de Israel fue simple. Todo lo que ellos le pidieron a Dios fue que quitara su pecado y que los recibiera con gracia. “¡Señor ten misericordia! Limpianos y recíbenos bajo Tu gracia.” ¡Dios no solamente los limpió y los recibió con gracia sino que Él también les añadió bendiciones que fueron más allá de lo que ellos podían imaginar.

“Yo los sanaré de su rebelión, los amaré de pura gracia, porque mi ira se apartó de ellos. Yo seré a Israel como rocío: él florecerá como lirio y hundirá sus raíces como el Líbano. Se extenderán sus ramas, su gloria será como la del olivo y perfumará como el Líbano. Volverán a sentarse a su sombra; serán vivificados como el trigo y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano” (Oseas 14:4-7).

El rocío del cielo (14:5) es la presencia del Señor. Hasta ese momento había sequía y todo estaba desvaneciendo porque el favor del Señor se había apartado. Pero ahora, debido al arrepentimiento verdadero y a la oración proveniente de un corazón honesto, Dios dijo que Él traería vida a todo lugar. ¡Israel no solamente fue perdonado sino también revivido! Ellos ahora estarían bien cimentados, expandidos y prosperados!
Todo lo que ellos pidieron fue misericordia, perdón y aceptación. En su lugar, ¡Dios abrió las ventanas de los cielos y derramó sobre todos ellos bendiciones que ellos nunca pensaron recibir! ¡Dios respondió su oración sobreabundantemente!

Sr Queiruga: No creo que Dios juegue con su pueblo. Cuando Abraham oró para que Dios perdonara a Sodoma (donde vivía su sobrino Lot), el corazón de Dios fue movido a salvar la ciudad aún si tan solo vivieran diez justos en esa ciudad. Y Abraham pidió esto mientras lo ángeles que traían el juicio ya estaban entrando a la ciudad. Estoy convencido que el pueblo de Dios hoy en día debe acercarse a Dios de la misma manera.
Zacarías nos dice que Dios ha asignado tres lugares donde su pueblo puede pedirle a Él en oración.

De acuerdo con lo que nos dice Zacarías hay tres lugares desde donde se deben elevar las oraciones: (1) la Casa de Dios (la iglesia), (2) cada hogar, y (3) el lugar secreto. El Señor le dijo a Zacarías, “Y derramaré sobre la casa de David…, espíritu de gracia y de oración…; Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí (símbolo de la iglesia)…, los descendientes de la casa de Leví por sí (la familia o el hogar), y sus mujeres por sí (individuales)” (Zacarías 12:10,12-13, ).

Mientras Zacarías hablaba esto, el pueblo de Israel estaba rodeada de enemigos dispuestos a destruirlos. Había gran temor y terror, pero en el medio de todo esto vino esta maravillosa palabra de Dios, “Dios va a tratar con los poderes de los enemigos que se han levantado contra ti. Así, que comienza a orar fervientemente en el santuario. Comienza a orar en tu casa. Y a orar en tu lugar secreto. El Espíritu Santo viene, y Él te llenará de espíritu de súplica y gracia, y te capacitará para orar”.

¿Ve el mensaje de Dios en este pasaje sr Queiruga? El le dice a la iglesia en cada tiempo, “En tiempos de temor o temblor quiero derramar mi Espíritu sobre ti. Pero debo tener un pueblo de oración sobre quien derramarlo”.

Sr Queiruga: Los primeros Cristianos no anduvieron en confusión. ¡Ellos fueron dirigidos por el Espíritu en cada decisión, cada movimiento, cada acción! El Espíritu les hablaba y los dirigía en cada hora de su andar. Ninguna decisión era hecha sin antes consultarlo. El lema de la iglesia a lo largo del Nuevo Testamento fue: “¡El que tiene oídos para oír, oiga lo qué el Espíritu tiene que decir!”

Si andamos en el Espíritu, entonces debemos creer en el rescate sobrenatural de Dios de cada cautiverio de Satanás. No importa si Dios tiene que crear un terremoto para hacerlo. De hecho, eso fue exactamente lo que El hizo por Pablo:
“Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (Hechos 16:26).

La vida de Cornelio prueba que Dios busca una devoción de todo corazón, obediencia, y oración sin cesar. Considere las maneras en que este devoto hombre de Dios salvó a su casa y los milagros que resultaron por su devoción.
“Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada ‘la Italiana’, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo y oraba siempre a Dios” (Hechos 10:1-2).

Cornelio debería avergonzarnos a todos. Él no tenía libros con enseñanzas; él ni siquiera tenía un maestro. Él no era un Judío prosélito sino que simplemente era un hombre desesperado por tener a Dios. Lo que él había aprendido, lo había logrado de manera difícil – sin seminarios, sin convenciones, sin estudios teológicos, sin libros de cómo recibir de Dios. Ni tenía aún al Espíritu Santo dentro de él todavía, para animarlo a orar y a buscar el rostro de Dios. Sin embargo, él ayunaba y oraba siempre.

Sr Queiruga los hombres que oran, siempre atraen la atención de Dios; y el hombre que ora escucha a Dios hablar. Esto ha sido siempre así desde el comienzo.
Como bien dice Xabier Pikza: estoy convencido de que la oración, en forma de alabanza y petición (y de otras formas) pertenece al despliegue “divino” de la historia humana. … Estoy convencido de que la auténtica petición ensancha el corazón, nos abre a lo divino…
Respondiendo Jesús, les dijo: “De cierto os digo si tuvierais fe, y no dudarais… si a este monte dijereis: quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis (Mateo 21: 21-22).

Cuando creemos que recibimos, debemos actuar de acuerdo con ello. Los que oran a Dios pidiéndole que los utilice, salen en fe para hacer lo que Dios les indica que hagan, confiando en su poder para hacerlo.
“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma… yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2:17-18).

Creer es estar cierto que todo es posible para Dios. Estás expresiones se repiten a menudo en el Evangelio: “Nada es imposible para Dios”. “Para los hombres es imposible, para Dios es posible”.

El filósofo Soren Kierkegaard se refirió a la ocupación de los cristianos como un narcótico. Observó que nos lleva a tener doble pensamiento. Dijo que, según las personas caen en tareas más profundas, su amor por la verdad se le escapa más y más hacia el olvido. Entonces, con el estímulo masivo de sus actividades y sus demandas de su tiempo que van en crecimiento, se les hace imposible que ellos entiendan el peligro en el cual se encuentran. Ellos tienen el espejo de la palabra de Dios pero no pueden estarse quietos lo suficiente como para ver lo que refleja.


Sr Queiruga, Cualquier persona que ora azota el infierno. Y Satanás hará todo lo que este en su poder para callar las oraciones de esa persona. Daniel había probado la efectividad de sus oraciones bajo Nabucodonosor y Belsasar. Ahora, bajo el reino de Darío, Satanás inició una gran conspiración para silenciar las oraciones de Daniel. Las oraciones del profeta habían estremecido tanto al infierno que un diablo enfurecido organizó el gobierno completo de Babilonia en contra de Daniel.

Estimado Queiruga: Abandone su teología y vuelva a la simplicidad. La fe es un don, no un diploma. La fe no debe ser una carga o un rompecabezas. Mientras más de niño sea, funcionara mejor. No necesitas una conferencia o un libro de texto – no necesitas un guía. El Espíritu Santo te llevara mas cerca de Jesús






viernes, 6 de abril de 2012

Las alucinaciones de Torres Queiruga



La teoría de la alucinación está largamente rebatida en la literatura científica. El problema de fondo de Queiruga es su soberbia racionalista. Respira por la herida cuando repite la palabra "Impensable" (para él). Para un materialista como él, lo es. ¡Ojo!, él no es empirista, pero sí materialista. En el fondo tiene una especie de síndrome de Estocolmo con respecto al Idealismo moderno.
Por otra parte es interesante saber que las razones de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe son compartidas por Roma. Una Nota así no se publica sin consultarlo. Otra cuestión de interés es la siguiente: La Iglesia Evangélico - Luterana Alemana le ha retirado la venia docendi hace un par de años a un famoso exegeta de la Universidad de Göttingen, Gerd Lüdemann. Lo curioso del caso es que aporta las mismas razones que se dan contra la obra de Queiruga. Tanto uno como otro, por mucho que digan lo contrario, quitan toda base a la fe específicamente cristiana y ello, naturalmente, suscita preocupación también en el Protestantismo alemán, que está viviendo una profunda crisis.




Texto de autor:

«¿qué sentido tiene un cadáver que permanece tal durante cierto tiempo, para ser luego ni siquiera revivificado, sino transformado en algo completamente distinto y ajeno a todas sus leyes y propiedades? ¿o se trata acaso de una aniquilación? ¿qué pasa en ese tiempo con Cristo, quien, por un lado, está glorificado, pero, por otro, no está completo, pues necesita todavía retomar transformándolo-¿cómo?, ¿para qué?-el cuerpo material? [...] De modo positivo, sin el sepulcro vacío no sólo desaparece esa extrañeza, sino que todo cobra un realismo coherente.
La muerte de Cristo es verdaderamente “tránsito al Padre”, que no aniquila su vida, puesto que, en preciosa expresión de Hans Küng, consiste en un “morir al interior de Dios”. De modo que la Resurrección acontece en la misma cruz, donde Cristo “consuma” su vida y su obra (Jn 19,30), siendo “elevado” sobre la tierra como signo de su exaltación en la gloria de Dios (recuérdese el tema joánico de la hýpsosis»: Resurrección 205-207.


«La segunda cuestión se refiere a la preservación de la identidad de Jesús, a pesar de la permanencia de su cadáver en el sepulcro. La insistencia en el carácter físico de las apariciones y la expresión tradicional que habla de resurrección de la carne intentaban justamente asegurar esta identidad.


El modo de esa insistencia era algo exigido por el carácter prevalentemente unitario de la antropología bíblica y que, por tanto, pertenecía al plano de la explicación conceptual o, en expresión de Willi Marxsen, del interpretament. Como tal, esa explicación está culturalmente condicionada, y, siendo legítima para su tiempo, no tiene por qué ser preceptiva para el nuestro. Lo que importa ahora es su intención viva, dirigida a mantener la identidad: es Jesús mismo, él en persona, quien resucita»: Resurrección 209-210.

«Por eso ya no se la comprende bajo la categoría de milagro, pues en sí misma no es perceptible ni verificable empíricamente. Hasta el punto de que, por esa misma razón, incluso se reconoce de manera casi unánime que no puede calificarse de hecho histórico. Lo cual no implica, claro está, negar su realidad, sino insistir en que es otra realidad: no mundana, no empírica, no apresable o verificable por los medios de los sentidos, de la ciencia, o de la historia ordinaria»: Resurrección 317.

«Muchos teólogos que se empeñan en exigir las apariciones sensibles para tener pruebas empíricas de la resurrección no acaban de comprender que eso es justamente ceder a la mentalidad empirista, que no admite otro tipo de experiencia significativa y verdadera [...] Por lo demás, el mismo sentido común, si supera la larga herencia imaginativa, puede comprender que “ver” u “oír” algo o a alguien que no es corpóreo sería sencillamente falso, igual que lo sería tocar con la mano un pensamiento [...]
(Y nótese que cuando se intenta afinar, hablando por ejemplo de “visiones intelectuales” o “influjos especiales” en el espíritu de los testigos, ya se ha reconocido que no hay apariciones sensibles. Y, una vez reconocido esto, seguir empeñados en mantener que por lo menos vieron “fenómenos luminosos” o “percepciones sonoras” es entrar en un terreno ambiguo y teológicamente no fructífero, cuando no insano.

Esto no niega la veracidad de los testigos [...] Lo que está en cuestión es si lo visto u oído empíricamente por ellos es el Resucitado o son sólo las mediaciones psicológicas-semejantes, por ejemplo, a las producidas muchas veces en la experiencia mística o en el duelo por seres queridos-que en esas ocasiones y para ellos sirvieron para vivenciar su presencia trascendente y tal vez incluso ayudaron a descubrir la verdad de la resurrección. Pero, repito, eso no es ver u oír al Resucitado; si se dieron, fueron experiencias sensibles en las que descubrieron o vivenciaron su realidad y su presencia) [...]

Lo que sucede es que la novedad de la resurrección de Jesús, en lugar de ser vista como una profundización y revelación definitiva dentro de la fe bíblica, tiende a concebirse como algo aislado y sin conexión alguna con ella. Por eso se precisa lo “milagroso”, creyendo que sólo así se garantiza la novedad. Pero, repitámoslo, eso obedece a un reflejo inconsciente de corte empirista.
No acaba de percibirse que, aunque no haya irrupciones milagrosas, existe realmente una experiencia nueva causada por una situación inédita, en la que los discípulos y discípulas lograron descubrir la realidad y la presencia del Resucitado. La revelación consistió justamente en que comprendieron y aceptaron que esa situación sólo era comprensible porque estaba realmente determinada por el hecho de que Dios había resucitado a Jesús, el cual estaba vivo y presente de una manera nueva y trascendente. Manera no empírica, pero no por menos sino por más real: presencia del Glorificado y Exaltado»: Resurrección 320-321.

«Se comprende entonces que, por sí misma, la presencia del dato narrativo no prueba ni rechaza la facticidad del sepulcro vacío. Por otra parte, quedan hechas dos constataciones importantes: la primera, que tampoco los datos exegéticos dirimen la cuestión, pues tanto una hipótesis como la otra cuentan con razones serias y valedores competentes; la segunda, que, como queda visto, en la interpretación actual la fe en la resurrección no depende de la respuesta que se dé a esa pregunta»: Resurrección 204.
«En este sentido resulta hoy de suma importancia tomar en serio el carácter trascendente de la resurrección, que es incompatible, al revés de lo que hasta hace poco se pensaba con toda naturalidad, con datos o escenas sólo propios de una experiencia de tipo empírico: tocar con el dedo al Resucitado, verle venir sobre las nubes del cielo o imaginarle comiendo son pinturas de innegable corte mitológico que nos resultan sencillamente impensables»: Resurrección 316.

«El hecho de la huida y ocultamiento de los discípulos fue, con toda probabilidad, históricamente cierto; pero su interpretación como traición o pérdida de fe constituye una “dramatización” literaria de carácter intuitivo y apologético, para demostrar la eficacia de la resurrección. En realidad, aparte de lo injusta que resulta esa visión con unos hombres que lo habían dejado todo en su entusiasmo por seguir a Jesús, es totalmente inverosímil.
Algo que se confirma en la historia de los grandes líderes asesinados, que apunta justamente en la dirección contraria, pues el asesinato de líder auténtico confirma la fidelidad de los seguidores: la fe en la resurrección, que los discípulos ya tenían por tradición, encontró en el destino trágico de Jesús su máxima confirmación, así como su último y pleno significado. Lo expresó muy bien, por boca de Pedro, el kerygma primitivo: Jesús no podía ser presa definitiva de la muerte, porque Dios no podía consentir que su justo “viera la corrupción” (cf. Hch 2,24-27)»: Resurrección 313-31


http://www.redescristianas.net/2012/04/05/por-respeto-a-la-verdad-breve-aclaracion-sobre-teologia-y-fe-en-la-resurreccionandres-torres-queiruga/

Refutación a Torres Queiruga

C.S Lewuis (Miracles, The Macmillan co.. 1947) dice: “En los primeros días del cristianismo un “apóstol era primeramente y por sobre todo un hombre que reclamaba ser testigo ocular de la resurrección. Solamente pocos días después de la crucificación, cuando se nombraron dos candidatos para llenar la vacante creada por la traición de Judas, el requisito de ello era que habían conocido personalmente a Jesús, antes y después de su muerte, y podían ofrecer evidencia de primera mano respeto de la resurrección al dirigirse al mundo exterior (Hechos 1,22). Unos pocos días más tarde, San Pedro, predicando el primer sermón cristiano, reclama lo mismo – “A ese Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32). En la primer a Epístola a los Corintios San Pablo fundamenta su reclamación al apostolado sobre la misma base - ¿No soy apóstol? . ¿No he Visto a Jesús el Señor nuestro”

Considerando el valor de Lewis, si fuera cierta la opinión que considera todas las apariciones de Cristo como meras alucinaciones, entonces el valor del oficio apóstolico sería nulo.

Si es cierto, significa, en palabras de Gresham Machem, “… que la Iglesia cristiana está fundada sobre una experiencia patológica de ciertas personas del primer siglo de nuestra era. Significa que si hubiese habido un buen neurólogo al cual hubiesen podido consultar pedro y los otros, nunca hubiese habido una Iglesia cristiana” (Citado por E. F. Kevan, the Resurectión of Christ)

J.N.D. Anderson, hablando de la credibilidad del testimonio apostólico que habrá de permanecer o caer por la valide de su testimonio.

El profesor Wilbor Smith dice, “ La más satisfactoria definición de visión que he encontrado es por Weiss: “ el significado científico de este término es que toma lugar un acto aparente de visión para el cual no hay un objeto exterior correspondiente. El nervio óptico no ha sido estimulado por ondas exteriores de luz o por vibraciones del éter, sino que ha sido excitado por una causa fisiológica puramente interna. Al mismo tiempo la impresión sensorial de visión es aceptada por la persona que experimenta la visión tan completamente como si fuera totalmente “objetiva” cree plenamente que el objeto de su visión está verdaderamente delante de el” (Johanes Weiss: The History of Primitive Christiany.)

La experiencia de los discípulos no fue de meras visiones; el testimonio del Nuevo Testamento se opone a tal hipótesis.

Los hombres sujetos a alucinaciones nunca llegan a ser héroes morales. El efecto de la resurrección de Jesús en las vidas transformadas fue continuo y la mayoría de estos testigos sufrieron la muerte por proclamar la verdad.

Las vestiduras fúnebres son también una evidencia de la resurrección.
Jn 20:3-9

El texto original sugiere que los lienzos yacían no tirados desordenadamente en la tumba, sino donde había estado el cuerpo, y que había un hueco donde había estado el cuello de Cristo, y que el sudario que había cubierto su cabeza, no estaba con los lienzos, sino aparte , como si el cuerpo hubiese sido simplemente retirado de él. Se señala que cuando Pedro y Juan vieron esto no necesitaron testimonio de hombres ni de ángeles, sencillamente vieron y creyeron. El cuerpo desapareció, pero las vestiduras fúnebres no. ¿Qué vio Juan que le hizo creer?
 Él vio los lienzos (tendidos o desplomados pero sin el cuerpo)
 El sudario aparte, no que fuese lanzado, sino separado de los lienzos por un espacio considerable.
 Este sudario no estaba aplastado, sino enrollado.

El sudario no yacía desplomado como los lienzos y Juan nos lo hace notar continuaba enrollado en un lugar aparte, el hecho de que esté aparte es la separación del resto de los lienzos, de alguna manera se enfatiza en el texto que estaba en la posición original como si el Señor se hubiera desvanecido de sus envolturas, quedando estas en la misma posición, sin que nada de las especias hubieran caído amontonadas...

Si alguien hubiera robado el cuerpo lo robaría íntegramente, sin pararse a intentar lo imposible, dejar los vendajes en ese estado de total integridad...

Fue visto por más de quinientas personas en doce ocasiones diferentes; Jesús era de carne y hueso Lc 24:39, comió pescado 42,43, y desafió a los escépticos para que lo tocaran y vieran v.39

Esta clase de contacto imposibilita la sugerencia de que era un espíritu o una ilusión.

1. A María Magdalena Jn 20:11
2. A otras mujeres Mt 28:9,10
3. A Pedro Lc 24:34
4. A dos discípulos Lc 24:13-32
5. A diez apóstoles Lc 24:33-49
6. A Tomás y a los otros apóstoles Jn 20:26-30
7. A siete apóstoles Jn 21
8. A todos los apóstoles Mt 28:16-20
9. A todos los apóstoles Hech 1:4-9
10. A quinientos hermanos 1ª Cor 15:6
11. A Santiago 1ª Cor 15:7
12. A Pablo 1ª Cor 15:7

Pablo desafía a cualquiera que dude de esta veracidad , sencillamente a que pregunte a cualquiera de los testigos que estaban todavía vivos 1ª cor 15:6.

Y lo cierto es que los enemigos de Cristo no refutaron la resurrección, con la ocasión de la predicación de Pedro en el día de Pentecostés, únicamente callaron, ¿Por qué? Por cuanto sabían que la evidencia del sepulcro vacío era una realidad que podía ser comprobada por cualquiera.

Las vidas transformadas de los discípulos son una evidencia de la resurrección.

Santiago, el hermano de Jesús, antes menospreciaba todo cuanto Jesús defendía, ahora él mismo se describe como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo.”
Santiago 1:1

Todos con la excepción de Juan murieron en el martirio.

Las vidas transformadas de millones de hombres y mujeres a lo largo de casi 2.000 años de historia corroboran la veracidad de la resurrección de Cristo.

Más sobre una supuesta alucinación.

Es interesante destacar aquí, ante la sugerencia de que lo que vieron los discípulos fueran alucinaciones, que científicamente está demostrado que “los hombres sujetos a alucinaciones nunca llegan a ser héroes morales. Sin embargo el efecto de la resurrección de Jesús fue continuo, y la mayoría de estos discípulos testigos, sufrieron la muerte por predicar esta verdad.

Es imposible que dos personas tuviesen la misma alucinación al mismo tiempo, e igualmente imposible que unas 500 personas de estado mental y temperamento promedio, en número variados, en tiempo diferentes, y en situaciones muy variadas experimentaran toda clase de impresiones sensoriales, táctiles, auditivas y visuales, y que todas estas estuvieran basadas en una supuesta alucinación colectiva.

Las alucinaciones generalmente están restringidas a un tiempo y lugar en que ocurren, precisan de una atmósfera nostálgica, o en una ocasión en la que se adopte una postura reminiscente, exigen que la gente tenga un espíritu ansioso, que es la causa de que su deseo llegue a ser el padre del pensamiento...., pero ninguno de estos casos se aplica a la realidad de Cristo resucitado. Ellos no entendían la resurrección, fueron sorprendidos por esta realidad, anunciada con anterioridad pero incomprensible en aquel entonces.

Las apariciones en realidad fueron contra la voluntad de los discípulos

La teoría de alucinación no es plausible pues contradice ciertas leyes y principios a los cuales deben conformarse las visiones, de acuerdo con los psiquiatras.

Sólo cierta clase particular de personas tiene alucinaciones. Están los que uno describiría como “super- sensibles”, son altamente imaginativos y muy nerviosos.
Las apariciones que hizo Cristo no estuvieron restringidas a personas de una constitución psicológica especial.

Hubo variedad de estados de ánimo:

“ María Magdalena estaba llorando”

“ las mujeres estaban temerosas y sorprendidas”

“Pedro estaba lleno de remordimientos”

“ Y Tomas de incredulidad”

“La pareja de Emaux estaba preocupada por los eventos de la semana..”

Es imposible desechar estas revelaciones del Señor como alucinaciones de mentes desquiciadas.

Las alucinaciones están ligadas en el subconsciente del individuo a sus experiencias particulares del pasado.

Heinrich Kluerer en Psychopathology of perception cita a un famoso neurobiólogo: (Raoul) Mourge, en su trabajo fundamental sobre neurobiología de las alucinaciones, llegó a la conclusión de que la variabilidad e inconstancia representan las características más constantes en los fenómenos alucinatorios y sus derivados para él, la alucinación no es un fenómeno estático sino esencialmente un proceso dinámico, la inestabilidad del cual refleja la misma inestabilidad de los factores y condciones asociados con su origen (Neurobiología de l hallucinación, Bruxelles, lamertin.

Entoces es imposible, entonces, que dos personas tuviesen la misma alucinación al mismo tiempo.

Las apariciones que hizo cristo fueron vistas por muchas personas.

Fue visto por más de quinientas personas en doce ocasiones diferentes; Jesús era de carne y hueso Lc 24:39, comió pescado 42,43, y desafió a los escépticos para que lo tocaran y vieran v.39

Esta clase de contacto imposibilita la sugerencia de que era un espíritu o una ilusión.

13. A María Magdalena Jn 20:11
14. A otras mujeres Mt 28:9,10
15. A Pedro Lc 24:34
16. A dos discípulos Lc 24:13-32
17. A diez apóstoles Lc 24:33-49
18. A Tomás y a los otros apóstoles Jn 20:26-30
19. A siete apóstoles Jn 21
20. A todos los apóstoles Mt 28:16-20
21. A todos los apóstoles Hech 1:4-9
22. A quinientos hermanos 1ª Cor 15:6
23. A Santiago 1ª Cor 15:7
24. A Pablo 1ª Cor 15:7

Pablo desafía a cualquiera que dude de esta veracidad , sencillamente a que pregunte a cualquiera de los testigos que estaban todavía vivos 1ª cor 15:6.

Y lo cierto es que los enemigos de Cristo no refutaron la resurrección, con la ocasión de la predicación de Pedro en el día de Pentecostés, únicamente callaron, ¿Por qué? Por cuanto sabían que la evidencia del sepulcro vacío era una realidad que podía ser comprobada por cualquiera.

Las vidas transformadas de los discípulos son una evidencia de la resurrección.

Santiago, el hermano de Jesús, antes menospreciaba todo cuanto Jesús defendía, ahora él mismo se describe como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo.”
Santiago 1:1

Todos con la excepción de Juan murieron en el martirio.

Las vidas transformadas de millones de hombres y mujeres a lo largo de casi 2.000 años de historia corroboran la veracidad de la resurrección de Cristo.

Thorburn declara: “ es absolutamente inconcebible que unas quinientas personas, de estado mental y temperamento promedio, en números variados, en tiempos muy diferentes, y en situaciones muy variadas, experimenten toda clase de impresiones sensoriales – visuales, auditivas, táctiles- y que todas estas experiencias estuvieran basadas enteramente en alucinación subjetiva. Decimos que esto es increíble, pues si se aplicara una teoría semejante a cualquier otro hecho histórico que no fuese de carácter “sobrenatural” sería rechazada como una explicación ridículamente insuficiente”

Theodore Christilieb ( modern Doubt and Christiam Belief, p 493) dice:

“ No negamos que la ciencia pueda contarnos respecto de casos en los cuales asambleas enteras vieron visiones al mismo tiempo; pero donde se ha presentado, tal caso, siempre ha estado acompañado de una excitación mórbida de la vida mental, así como una coordinación corporal mórbida, especialmente por afecciones nerviosas. Ahora, aún cuando uno o varios de los discípulos hubiesen estado en condición mórbida, eso no nos justificaría para pensar que todos estaban en esa condición. Ellos eran, con seguridad, hombres de más variados temperamentos y constituciones. Y sin embargo, se supone que uno después de otro cayeron en esta condición mórbida; no solamente las excitadas mujeres, sino que aún pedro, ese fuerte y duro pescador que con seguridad estaba tan lejos del nerviosismo como ninguno, Santiago, los dos caminaban hacia Emaús, y continuando de este modo hasta el sobrio y dudoso Tomás, sí, y los once al mismo tiempo, y aún más de quinientos hermanos juntos. La suposición es que todos estos cayeron súbitamente en una especie de auto-sugestión, y eso debe notarse, en los tiempos y lugares más diferentes, y durante las más variadas ocupaciones (en la mañana junto a la sepultura; en conversación en el camino; en el círculo confidencial de amigos que trabajaban en el lago); en los cuales sus lindes mentales han sido con seguridad muy diversos y su tendencia a las visiones muy desigual. ¿Y podían ellos, todos, haberse puesto de acuerdo para anunciar al mundo estas visiones como apariciones CORPORALES del Cristo resucitado? Y si así fuera, ¿podría tratarse puramente de auto-gestión y de engaño intencional? Con seguridad, uno u otro de ellos debe haberse preguntado después seriamente si la imagen que había visto era una realidad. Schleiermacher dice con mucha certeza,, “Quienquiera suponga que los discípulos se engañaron a sí mismos y confundieron lo interno por lo externo, los acusa de una debilidad mental de tal naturaleza como anular la validez de la totalidad de su testimonio concerniente a Cristo, y crea la impresión de que Cristo mismo, cuando escogió tales testigos, no sabía lo que había en el hombre. O, si el mismo hubiese deseado y ordenado que aquellos confundieran las apariencias internas por las percepciones externas, habría sido autor de error, y se produciría una confusión de todas las ideas morales, si esto fuera compatible con su alta dignidad”

Según dos destacados psiquiatras, L. E Hinisie y J. Shatski (Psiqchiatric dictionary, Oxfor University 1948) “ (una ilusión es) una percepción erronea, una falsa respuesta a un estímulo sensorial.. Pero en un individuo normal esta falsa creencia generalmente trae el deseo de verificar a menudo otro sentido, u otros sentidos pueden acudir al rescate y hacer saber que todo ha sido meramente una ilusión” P 26/280

Las apariciones que Cristo hizo no podían ser apariciones “erroneas”

Wibur Smith escribe referente a las observaciones de Lucas. Le describe como “un hombre acostumbrado a considerar científicamente cualquier asunto que tenga bajo estudio. Lucas dice al comenzar su segundo libro, los Hechos de los Apóstoles, que nuestro señor se mostró vivo después de su pasión “con muchas pruebas indubitables” o m´s literalmente, “ en muchs pruebas”

Smith continúa; “… la misma especie de evidencia en la cual la ciencia moderna y aun los psicólogos insisten tanto para determinar la realidad de cualquier asunto que se tenga bajo consideración es la clase de evidencia que se nos presenta en los Evangelios referente a la resurrección de nuestro sEñor Jesús, es decir, las cosas que se ven con el ojo humano. A esto es a lo que llamamos evidencia empírica” p 58/389,390

Sparrow- Simson continua: “Y primeramente en cuanto al sentido de la vista. Este naturalmente el primero, puesto que es la forma inicial de conseguir su atención. En los Evangelios se les describe por medio de varis expresiones:

“Jesús les salió al encuentro” Mateo 28:9

“ Le vieron, pero esta experiencia debe ir incluida
A los que dudaban. Mateo 28:17

“Le reconocieron” Lucas 24:31

“Pensaban que veían un espiritu” Lucas 24:37
“Mirad mis manos y mis pies, yo mismo soy;
Palpad y ved; porque un Espíritu no tiene carne ni huesos,
Como veis que yo tengo. Y diciendo
Esto les mostró las manos y los pies Lucas 24, 39 40

Les mostró las manos y el costado Juan 20:20

“Se regocijaron viendo al Señor” Juan 20:20

“Si no viere en su mano la señal de los clavos” Juan 20:25

“Porque me has visto” Juan 20:29

¿Acaso Pablo no llegó a creer en la resurrección de Jesús basándose simplemente en una aparición? Tampoco en este caso las cosas son tan sencillas, a monos que pasemos por alto el testimonio de Hechos, debemos concluir entonces que la tumba vacía de Jesús, y la reiterada insistencia en que su cuerpo NO SE HABÍA DESCOMPUESTO, fueron de importancia central y fundamental en la predicación y en la vida de los cristianos a los que pablo HABÍA ESTADO PERSIGUIENDO.

De la misma manera, la historia del encuentro con María con Jesús en Juan 20, 11-18 incluye el a menudo desconcertante “NO ME TOQUES

¿A QUÉ CONCLUSIÓN PODEMOS LLEGAR?

“Los discípulos no eran crédulos, sino más bien cautelosos, escépticos y “tardos de corazón para creer”. No eran susceptibles a alucinaciones. Ni habrían quedado satisfechos con visiones extrañas.

TJ Thorburn escribe que las alucinaciones nunca han “estimulado a la gente a asumir una obra de gran magnitud, y, mientras han estado en este empeño, a llevar vidas de la más rigida y constante auto-negación, y padeciendo todavía. En una palabra… somos constreñidos a concordar con el Dr Danday, quien dice, “ninguna aparición, ninguna mera alucinación de los sentidos, ha logrado jamás mover el mundo P 65/136


jueves, 5 de abril de 2012

Torras Queiruga Martir ora pro nobis



Excelente artículo del padre Fortea en RD.



En la foto de al lado vemos a la Comisión de la Conferencia Episcopal examinando las obras de Queiruga.

Me he reído mucho leyendo un artículo de La Caverna sobre Queiruga. Pero la verdad es que los de La Caverna lo tenían fácil: lo de la intervención de la Real Academia Gallega a favor de Queiruga parecía una broma de Almodóvar o algo así. En serio, hasta parecía del todo una de mis bromas. A veces la realidad nos pone cada día más difícil esto del humor.

¿Qué pensaría Santo Tomás Moro? ¿La cuestión es si la defensa de la Fe fue encomendada a los obispos o a la academia gallega? No sé, no sé, es una pregunta difícil. ¿Qué dirán los Santos Padres?

Después ha salido el dominico ése diciendo que Queiruga era el mejor teólogo después de Lutero y Calvino. Vale, ahora para acabar de conformar mi opinión, ya sólo tengo que conocer el dictamen teológico del cura de Gran Hermano.

Para los que no sepan de qué va este asunto, Queiruga es un profesor de Teología que ha negado la Resurrección. Ay que ver cómo son estos obispos, total por negar la Resurrección.

Queiruga después de negar la Resurrección, se queda tan tranquilo diciendo que (en el fondo) no la niega. Pero del modo en el que él cree en la Resurrección de Jesús, es algo parecido a mi fe en el Conejo de Pascua. Además,

Hitler (en el fondo) tampoco invadió Polonia. Por lo menos no la invadió como un hecho empírico, sino como una verdad metahistórica. Los polacos al ver los tanques germanos por las calles no acabaron de entender la figura literaria de tipo semítico en la que estaban inmersos. Y no la entendieron porque aquella invasión fue una reelaboración de la comunidad post-hitleriana de las SS a la luz de Mein Kampf.

http://blogs.periodistadigital.com/padre-fortea.php

miércoles, 4 de abril de 2012

Los que apoyan a Torres Queiruga la están arreglando…:


Dicen en su manifiesto de apoyo a Queiruga:

b. No es de recibo que el "Catecismo de la Iglesia Católica" sea uno de los referentes desde el que se evalúa y se juzga la consonancia de la teología de Andrés Torres Queiruga con la verdad de la fe. Las afirmaciones dogmáticas de la Iglesia son el referente de todo trabajo teológico y deben siempre mantenerse como tales. Pero sus manifestaciones catequéticas han ido variando y seguirán variando a lo largo de los tiempos. Es más que discutible que dicho Catecismo en todos sus apartados exprese en su integridad y con toda la necesaria riqueza la verdad de la fe.

firmado por:

Fi Joaquín Perea, Josep Antoni Comes, Jesús Conill, Adela Cortina, Rafael Díaz-Salazar, Antonio Duato, Teresa Forcades, Carlos García de Andoin, Joaquín García Roca, Mª Dolors Oller, José Miguel Rodríguez, Demetrio Velasco, Javier Vitoria y José Antonio Zamora.

http://www.periodistadigital.com/religion/espana/2012/04/04/religion-iglesia-teologos-apoyo-tores-queiruga-censura-obispos.shtml

Para que estos señores se enteren:

124. Es importante descubrir el género literario del Catecismo de la Iglesia Católica para respetar la función que la autoridad de la Iglesia le atribuye en el ejercicio y renovación de la actividad catequética en nuestro tiempo.

Los rasgos principales que definen el género literario del Catecismo de la Iglesia Católica son:

• El Catecismo de la Iglesia Católica es, ante todo, un catecismo; es decir, un texto oficial del Magisterio de la Iglesia que, con autoridad, recoge de forma precisa, a modo de síntesis orgánica, los acontecimientos y verdades salvíficas fundamentales, que expresan la fe común del pueblo de Dios, y que constituyen la referencia básica e indispensable para la catequesis.

• Por ser un catecismo, el Catecismo de la Iglesia Católica recoge lo que es básico y común en la vida cristiana, sin proponer como doctrina de fe interpretaciones particulares, que no son sino opiniones privadas o pareceres de alguna escuela teológica. 433

• El Catecismo de la Iglesia Católica es, por otra parte, un catecismo de carácter universal, ofrecido a toda la Iglesia. En él se presenta una síntesis actualizada de la fe, que incorpora la doctrina del Concilio Vaticano II y los interrogantes religiosos y morales de nuestra época. Pero, "por su misma finalidad, este catecismo no se propone dar una respuesta adaptada, tanto en el contenido como en el método, a las exigencias que dimanan de las diferentes culturas, de las edades, de la vida espiritual y de situaciones sociales y eclesiales de aquellos a quienes se dirige la catequesis. Estas indispensables adaptaciones corresponden a catecismos propios de cada lugar, y más aún a aquellos que toman a su cargo instruir a los fieles". 434

El depósito de la fe y el Catecismo de la Iglesia Católica

125. El Concilio Vaticano II se propuso como tarea principal la de custodiar y explicar mejor el depósito precioso de la doctrina cristiana, con el fin de hacerlo más accesible a los fieles de Cristo y a todos los hombres de buena voluntad.

El contenido de este depósito es la Palabra de Dios, custodiada en la Iglesia. El Magisterio de la Iglesia, habiéndose propuesto elaborar un texto de referencia para la enseñanza de la fe, ha elegido de este precioso tesoro las cosas nuevas y antiguas que ha considerado más convenientes para el fin pretendido. El Catecismo de la Iglesia Católica se presenta así como un servicio fundamental: ayudar a que el anuncio del Evangelio y la enseñanza de la fe, que toman su mensaje del depóstio de la Tradición y de la Sagrada Escritura confiado a la Iglesia se realicen con total autenticidad. El Catecismo de la Iglesia Católica no es la única fuente de la catequesis, ya que, como acto del Magisterio, no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio. Pero es un acto, especialmente relevante, de interpretación auténtica de esa Palabra, con el propósito de ayudar a que el Evangelio sea anunciado y transmitido en toda su verdad y pureza.

126. A la luz de esta relación del Catecismo de la Iglesia Católica respecto al depósito de la fe conviene esclarecer dos cuestiones de vital importancia para la catequesis:

• la relación de la Sagrada Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica como puntos de referencia para el contenido de la catequesis;

• la relación entre la tradición catequética de los Padres de la Iglesia, con su riqueza de contenidos y comprensión del proceso catequético, y el Catecismo de la Iglesia Católica.
La Sagrada Escritura, el Catecismo de la Iglesia Católica y la catequesis

127. La Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II, subraya la importancia fundamental de la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia. La Sagrada Escritura es presentada, juntamente con la Sagrada Tradición, "como regla suprema de la fe", ya que transmite "inmutablemente la palabra del mismo Dios y, en las palabras de los Apóstoles y los Profetas, hace resonar la voz del Espíritu Santo".


435 Por eso la Iglesia quiere que, en todo el ministerio de la Palabra, la Sagrada Escritura tenga un puesto preeminente. La catequesis, en concreto, debe ser "una auténtica introducción a la 'lectio divina', es decir, a la lectura de la Sagrada Escritura, hecha según el Espíritu que habita en la Iglesia".


436 En este sentido, "hablar de la Tradición y de la Escritura como fuentes de la catequesis es subrayar que ésta ha de estar totalmente impregnada por el pensamiento, el espíritu y las actitudes bíblicas y evangélicas, a través de un contacto asiduo con los mismos textos; y es también recordar que la catequesis será tanto más rica y eficaz cuanto más lea los textos con la inteligencia y el corazón de la Iglesia".


437 En esta lectura eclesial de la Escritura, hecha a la luz de la Tradición, el Catecismo de la Iglesia Católica desempeña un papel muy importante.
128. La Sagrada Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica se presentan como dos puntos de referencia para inspirar toda la acción catequizadora de la Iglesia en nuestro tiempo:
• En efecto, la Sagrada Escritura, como "Palabra de Dios escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo"


438 y el Catecismo de la Iglesia Católica, como expresión relevante actual de la Tradición viva de la Iglesia y norma segura para la enseñanza de la fe, están llamados, cada uno a su modo y según su específica autoridad, a fecundar la catequesis en la Iglesia contemporánea.

• La catequesis transmite el contenido de la Palabra de Dios según las dos modalidades con que la Iglesia lo posee, lo interioriza y lo vive: como narración de la Historia de la Salvación y como explicitación del Símbolo de la fe. La Sagrada Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica han de inspirar tanto la catequesis bíblica como la catequesis doctrinal, que canalizan ese contenido de la Palabra de Dios.

• Es importante que, en el desarrollo ordinario de la catequesis, los catecúmenos y catequizandos puedan apoyarse tanto en la Sagrada Escritura como en el Catecismo local. La catequesis, en definitiva, no es otra cosa que la transmisión, vital y significativa, de estos documentos de la fe. 439
La tradición catequética de los Santos Padres y el Catecismo de la Iglesia Católica

129. En el "depósito de la fe", junto con la Escritura, está contenida toda la Tradición de la Iglesia. "Los dichos de los Santos Padres atestiguan la presencia vivificante de esta Tradición, cuyas riquezas se infunden en la práctica y la vida de la Iglesia creyente y orante". 440
En referencia a tanta riqueza doctrinal y pastoral, algunos aspectos merecen destacarse:
• La importancia decisiva que los Padres atribuyen al Catecumenado bautismal en la configuración de las Iglesias particulares.

• La concepción gradual y progresiva de la formación cristiana, estructurada en etapas. 441 Los Padres configuran el catecumenado inspirándose en la pedagogía divina. En el proceso catecumenal, el catecúmeno, como el pueblo de Israel, recorre un camino para llegar a la tierra de la promesa: la identificación bautismal con Cristo. 442

• La estructuración del contenido de la catequesis según las etapas de ese proceso. En la catequesis patrística, la "narración" de la historia de la salvación era lo primero. Después, avanzada la Cuaresma, se hacían las entregas del Símbolo y del Padre nuestro y se procedía a su "explicación", con todas sus implicaciones morales. La catequesis mistagógica, una vez celebrados los sacramentos de la iniciación, ayudaba a interiorizarlos y gustarlos.
130. El Catecismo de la Iglesia Católica, por su parte, aporta a la catequesis la gran tradición de los catecismos. 443 De la gran riqueza de esta tradición, también aquí algunos aspectos merecen destacarse:

• La dimensión cognoscitiva o veritativa de la fe. Esta no es sólo adhesión vital a Dios sino también asentimiento intelectual y de la voluntad a la verdad revelada. Los catecismos recuerdan constantemente a la Iglesia la necesidad de que los fieles, aunque sea de modo sencillo, tengan un conocimiento orgánico de la fe.

• La educación de la fe, enraizada en todas las fuentes de las que brota, abarca diferentes dimensiones: una fe profesada, celebrada, vivida y hecha oración.

La riqueza de la tradición patrística y la de los catecismos confluye en la catequesis actual de la Iglesia, enriqueciéndola tanto en su misma concepción como en sus contenidos. Recuerdan a la catequesis los siete elementos básicos que la configuran: las tres etapas de la narración de la Historia de la salvación: el Antiguo Testamento, la vida de Jesucristo y la historia de la Iglesia; y los cuatro pilares de la exposición: el Símbolo, los Sacramentos, el Decálogo y el Padre nuestro. Con estas siete piezas maestras, base tanto del proceso de la catequesis de iniciación como del proceso permanente de maduración cristiana, pueden construirse edificios de diversa arquitectura o articulación, según los destinatarios o las diferentes situaciones culturales.