Recientemente se celebró el Encuentro Nacional de las Asambleas de Hermanos en España , en Salou (Tarragona) del 7 al 9 de octubre. El lema del encuentro, al que asistieron unas 250 personas, fue “Nuestra entrega personal a Cristo: Vivos en Cristo”, tema central de las plenarias que estuvieron a cargo del pastor brasileño Paschoal Piragine.
Dentro del equipo de organización se encontraba Federico Aparisi , anciano en la iglesia de La Elipa en Madrid, que contó en una entrevista en Protestante Digital, realizada por Beatriz Garrido, algunas reflexiones en torno al encuentro y los temas allí tratados.
Para Aparisi se trató de un encuentro “enriquecedor” en el que parte de la riqueza estuvo en la participación del pastor de la Primera Iglesia Bautista en Curitiba (Brasil), Paschoal Piragine. Aparisi valora que se tratase de alguien de otra familia denominacional porque “tenemos muchos que aprender los unos de los otros” ya que “no todo lo bueno está en nuestro plato ni en el plato de nadie”.
Piragine centró su exposición en la relación íntima del creyente con Dios. Según Aparisi, “la presentó como la base del avivamiento que necesitamos no sólo en España sino también en Europa. Pudimos constatar que él tiene la convicción de que vendrá el avivamiento a Europa, algo que va en línea con nuestros deseos”.
AVIVAMIENTO: LA OBRA DE DIOS
España: Asambleas de Hermanos y avivamiento Entrevista a Federico Aparisi, líder de las Asambleas de Hermanos en España, de Beatriz Garrido." Para Aparisi, el concepto de avivamiento tiene que ver con la forma de vivir de los creyentes. “El avivamiento lo veo como un vivir diario en la plenitud del Espíritu Santo. No es nada estrambótico, o anormal, o antinatural, ni fruto de experiencias especiales. Se trata de vivir y disfrutar de la plenitud del Espíritu Santo en amor, en justicia, en fe, y esperar la obra de Dios”, explica.
La tendencia natural es a intentar hacer esfuerzos a favor de la obra de Dios, cuando “no nos damos cuenta que la obra es de él, no nuestra. Para mí el avivamiento es vivir delante de Dios con toda honestidad, en santidad, ganando la batalla al pecado, y creyendo que él reina en el trono” .
En cuanto a la situación de las iglesias en España, el pastor Piragine expresó su deseo de ver el avivamiento en Europa comenzando por España. Pero para Aparisi la situación es distinta. “Yo no lo veo llegar, hay que ser honestos”, dice. “Si algún grupo está lejos del avivamiento es el de las Asambleas de Hermanos -confiesa el anciano de La Elipa-. Quizá otros grupos, a mi modo de ver, están más cerca, pero no lo veo cercano entre nosotros. Debe haber un cambio muy grande”.
INTIMIDAD CON DIOS
Uno de los temas desarrollados por Piragine fue la necesidad de depender de la oración y de la dirección del Espíritu Santo. Aparisi comenta que “es el Espíritu santo quien decide por qué camino hay que seguir”. Es por eso que ve “lejos” el avivamiento, porque “no tenemos esta mentalidad”. “Estamos siempre todos plagado de planes y no preguntamos el plan de Dios. No deberíamos dar un paso sin que el Espíritu de Dios nos llevara de la mano. Por eso hay que orar”, exhorta Aparisi.
La clave está en recuperar el deseo de tener intimidad con Dios. “Cuando uno desea algo es porque se da cuenta de que lo necesita. Puede ser que un problema sea este: darse cuenta que necesitamos a Dios de forma desesperada”, reflexiona el anciano.
“El primer requisito es desear la intimidad, tener hambre de Dios, y me temo que nos quedamos en la poesía”. En segundo lugar “necesitamos depender de la oración” y regresar “al estudio de la Palabra de Dios”. La oración “es nuestra reflexión y pegunta ante Dios, y la Palabra es la que nos da la respuesta”, resume Federico Aparisi.
En tercer lugar, Aparisi piensa que tenemos que dejar de “confiar en nuestras fuerzas para creer a Dios en toda circunstancia”. En su opinión, tendemos a la conformidad. “Decimos: 'las cosas son como son, el dinero es el que hay...' No estoy nada de acuerdo. Dios es un Dios de milagros. Lo fue, lo es y lo será”.
ALIMENTARSE DE LA PALABRA DE DIOS
Federico Aparisi expresó además su confianza en un Dios que habla hoy por medio de la Biblia, un libro que “no ha perdido actualidad, y desentraña y escudriña lo más profundo del ser humano”. Pero para que la Biblia hable “hay que ir a ella como lo que es: la palabra de Dios. No un libro de teología, o un libro de historia”.
Porque “el que tiene hambre de Dios, se alimenta. Pero quien va a él como libro de historia, se va a aburrir y no va a sacar nada”.
En esta línea, Piragine exhortó en el encuentro a los creyentes a “estar sumergidos en el aceite para brillar”. Aparisi considera que “si no estamos inmersos en el Espíritu Santo, entonces no vamos a ninguna parte. Lo dijo Jesús: separados de mí no podéis hacer nada. Si él no va delante abriendo camino, convenciendo, redaguyendo, cambiando mentalidades, no vamos a conseguir nada”.
UN CAMBIO DE MENTALIDAD
La última plenaria de Piragine se refirió a la necesidad de limpiarse de la contaminación, usando el símbolo de “quitarse las sandalias”. “Simboliza muy bien todo aquello de lo que tenemos que desprendernos cuando entramos en la presencia de Dios -explica Aparisi-. Entre ellas está el orgullo, la envidia, la autosuficiencia, el personalismo, las ganas de figurar, el 'yo' que nos está matando”.
En el encuentro contaron con la participación de un magnífico grupo de alabanza, que compartieron con todos la canción lema titulada “Hoy es tiempo de cambiar”. El cambio que, en opinión de Aparisi, no comienza en las estructuras o denominaciones, sino en las personas.
“Los grupos denominacionales los formamos las personas. Puedo hablar de cómo empecé y cómo soy ahora. No me parezco en nada al que era hace veinte años, ahora tengo otra mentalidad (…). Y tengo que seguir cambiando, porque (…) a medida que conoces a Dios, vas cambiando”.
Además tiene que darse un cambio “no sólo en cuanto al servicio, sino también en las convicciones. Yo creía unas cosas de pequeño, pero luego de mayor, al contrastar con la palabra de Dios, ves que no todo lo que te dijeron era correcto. Y te das cuenta de que lo que tú pienses no es lo más importante, sino lo que piensa Dios”, reflexiona Aparisi.
Pero sobre todo, Aparisi considera que “necesitamos cambiar el corazón . La palabra nos avisa del corazón de piedra y el corazón de carne. Se puede ser salvo y tener bastante duro el corazón”. Porque “entregamos” la vida “al venir a la cruz, pero la volvimos a coger para dirigirla nosotros”. Y remarca el llamado a una entrega total: “Tenemos que devolverle a Dios nuestra vida”.
Autores: Daniel Hofkamp
© Protestante Digital 2011
Dentro del equipo de organización se encontraba Federico Aparisi , anciano en la iglesia de La Elipa en Madrid, que contó en una entrevista en Protestante Digital, realizada por Beatriz Garrido, algunas reflexiones en torno al encuentro y los temas allí tratados.
Para Aparisi se trató de un encuentro “enriquecedor” en el que parte de la riqueza estuvo en la participación del pastor de la Primera Iglesia Bautista en Curitiba (Brasil), Paschoal Piragine. Aparisi valora que se tratase de alguien de otra familia denominacional porque “tenemos muchos que aprender los unos de los otros” ya que “no todo lo bueno está en nuestro plato ni en el plato de nadie”.
Piragine centró su exposición en la relación íntima del creyente con Dios. Según Aparisi, “la presentó como la base del avivamiento que necesitamos no sólo en España sino también en Europa. Pudimos constatar que él tiene la convicción de que vendrá el avivamiento a Europa, algo que va en línea con nuestros deseos”.
AVIVAMIENTO: LA OBRA DE DIOS
España: Asambleas de Hermanos y avivamiento Entrevista a Federico Aparisi, líder de las Asambleas de Hermanos en España, de Beatriz Garrido." Para Aparisi, el concepto de avivamiento tiene que ver con la forma de vivir de los creyentes. “El avivamiento lo veo como un vivir diario en la plenitud del Espíritu Santo. No es nada estrambótico, o anormal, o antinatural, ni fruto de experiencias especiales. Se trata de vivir y disfrutar de la plenitud del Espíritu Santo en amor, en justicia, en fe, y esperar la obra de Dios”, explica.
La tendencia natural es a intentar hacer esfuerzos a favor de la obra de Dios, cuando “no nos damos cuenta que la obra es de él, no nuestra. Para mí el avivamiento es vivir delante de Dios con toda honestidad, en santidad, ganando la batalla al pecado, y creyendo que él reina en el trono” .
En cuanto a la situación de las iglesias en España, el pastor Piragine expresó su deseo de ver el avivamiento en Europa comenzando por España. Pero para Aparisi la situación es distinta. “Yo no lo veo llegar, hay que ser honestos”, dice. “Si algún grupo está lejos del avivamiento es el de las Asambleas de Hermanos -confiesa el anciano de La Elipa-. Quizá otros grupos, a mi modo de ver, están más cerca, pero no lo veo cercano entre nosotros. Debe haber un cambio muy grande”.
INTIMIDAD CON DIOS
Uno de los temas desarrollados por Piragine fue la necesidad de depender de la oración y de la dirección del Espíritu Santo. Aparisi comenta que “es el Espíritu santo quien decide por qué camino hay que seguir”. Es por eso que ve “lejos” el avivamiento, porque “no tenemos esta mentalidad”. “Estamos siempre todos plagado de planes y no preguntamos el plan de Dios. No deberíamos dar un paso sin que el Espíritu de Dios nos llevara de la mano. Por eso hay que orar”, exhorta Aparisi.
La clave está en recuperar el deseo de tener intimidad con Dios. “Cuando uno desea algo es porque se da cuenta de que lo necesita. Puede ser que un problema sea este: darse cuenta que necesitamos a Dios de forma desesperada”, reflexiona el anciano.
“El primer requisito es desear la intimidad, tener hambre de Dios, y me temo que nos quedamos en la poesía”. En segundo lugar “necesitamos depender de la oración” y regresar “al estudio de la Palabra de Dios”. La oración “es nuestra reflexión y pegunta ante Dios, y la Palabra es la que nos da la respuesta”, resume Federico Aparisi.
En tercer lugar, Aparisi piensa que tenemos que dejar de “confiar en nuestras fuerzas para creer a Dios en toda circunstancia”. En su opinión, tendemos a la conformidad. “Decimos: 'las cosas son como son, el dinero es el que hay...' No estoy nada de acuerdo. Dios es un Dios de milagros. Lo fue, lo es y lo será”.
ALIMENTARSE DE LA PALABRA DE DIOS
Federico Aparisi expresó además su confianza en un Dios que habla hoy por medio de la Biblia, un libro que “no ha perdido actualidad, y desentraña y escudriña lo más profundo del ser humano”. Pero para que la Biblia hable “hay que ir a ella como lo que es: la palabra de Dios. No un libro de teología, o un libro de historia”.
Porque “el que tiene hambre de Dios, se alimenta. Pero quien va a él como libro de historia, se va a aburrir y no va a sacar nada”.
En esta línea, Piragine exhortó en el encuentro a los creyentes a “estar sumergidos en el aceite para brillar”. Aparisi considera que “si no estamos inmersos en el Espíritu Santo, entonces no vamos a ninguna parte. Lo dijo Jesús: separados de mí no podéis hacer nada. Si él no va delante abriendo camino, convenciendo, redaguyendo, cambiando mentalidades, no vamos a conseguir nada”.
UN CAMBIO DE MENTALIDAD
La última plenaria de Piragine se refirió a la necesidad de limpiarse de la contaminación, usando el símbolo de “quitarse las sandalias”. “Simboliza muy bien todo aquello de lo que tenemos que desprendernos cuando entramos en la presencia de Dios -explica Aparisi-. Entre ellas está el orgullo, la envidia, la autosuficiencia, el personalismo, las ganas de figurar, el 'yo' que nos está matando”.
En el encuentro contaron con la participación de un magnífico grupo de alabanza, que compartieron con todos la canción lema titulada “Hoy es tiempo de cambiar”. El cambio que, en opinión de Aparisi, no comienza en las estructuras o denominaciones, sino en las personas.
“Los grupos denominacionales los formamos las personas. Puedo hablar de cómo empecé y cómo soy ahora. No me parezco en nada al que era hace veinte años, ahora tengo otra mentalidad (…). Y tengo que seguir cambiando, porque (…) a medida que conoces a Dios, vas cambiando”.
Además tiene que darse un cambio “no sólo en cuanto al servicio, sino también en las convicciones. Yo creía unas cosas de pequeño, pero luego de mayor, al contrastar con la palabra de Dios, ves que no todo lo que te dijeron era correcto. Y te das cuenta de que lo que tú pienses no es lo más importante, sino lo que piensa Dios”, reflexiona Aparisi.
Pero sobre todo, Aparisi considera que “necesitamos cambiar el corazón . La palabra nos avisa del corazón de piedra y el corazón de carne. Se puede ser salvo y tener bastante duro el corazón”. Porque “entregamos” la vida “al venir a la cruz, pero la volvimos a coger para dirigirla nosotros”. Y remarca el llamado a una entrega total: “Tenemos que devolverle a Dios nuestra vida”.
Autores: Daniel Hofkamp
© Protestante Digital 2011
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