domingo, 6 de marzo de 2016

El blog de D. Rosendo Yañez.


 
 
 
El Blog de D. Rosendo merece la pena visitarlo. Los temas tienen la suficiente flexibilidad para no perder el valor de la vida; del tiempo de vivir, de la Palabra, donde el amor se hace libertad. En ningún momento es una meditación solitaria; es mas bien una contemplación, porque en cada página están presentes Dios , Cristo y la multitud de feligreses que le leemos. El encanto de la edad madura consiste en entregar el secreto que explica y desvela toda una vida. En estos escritos está El verdadero D. Rosendo, fraternal, humilde y colosal. Me han emocionado algunos de los artículos que he leído. En ellos se muestra la pasión, la fogosidad y la belleza expresiva de un hombre habitado por la pasión de hacernos partícipes de lo que él cree. Y esto puede descubrirlo cualquiera que llegue hasta su blog:


Pues así  es de fuerte la vida cuando se toma la libertad de ser y expresarla como lo hace D. Rosendo.

Palabras pacificadas, maduradas en todo un itinerario espiritual que desemboca en la sabiduría de vivir.
Palabras de vida perfectamente acordes con el Evangelio.


Dicen que la gran enfermedad de este mundo es la falta de fe o la crisis moral que atraviesa. No lo creo. Me temo que en nuestro mundo lo que está agonizante es la falta de esperanza, las ganas de vivir y luchar, el descubrimiento de las infinitas zonas luminosas que hay en las gentes y en las cosas que nos rodean.

Muchos de los artículos publicados en el blog de D. Rosendo  han sido para mí una experiencia apasionante.

En muchos de sus artículos lo que nos propone es un verdad vivida, que ha querido compartir con cada uno de sus lectores. Y seguramente nos sirve de reflejo y estímulo.

Gracias, D. Rosendo. Que el Espíritu divino le siga guiando en su vida personal y en su trabajo parroquial en Santa Cruz de Canido.
He aquí una muestra tomada de su blog en la página de la diócesis.
 Todo lo que sigue es de él.

Lo pequeño:

Hace unos domingos la liturgia de la Palabra nos ponía en el primer plano a dos personas insignificantes: a las dos viudas -la de Sarepta y la del templo- que habían dado lo poco, pero que era todo lo que tenían. El tema de que Dios prefiere lo pequeño lo he meditado y predicado muchas veces: ahora quiero resumirlo y compartirlo con vosotros.

Vamos a hablar de lo que escoge Dios en sus planes de salvación: lo pequeño antes que lo grande, lo sencillo antes que lo pretencioso, lo pobre antes que lo rico, lo callado antes que lo clamoroso, lo humilde antes que lo soberbio, lo último antes que lo primero… Quizá sea porque Dios padre es creador y despliega la grandeza de su amoroso poder en lo que está más cercano a la nada.
 
Un pueblo in-significante

Al comienzo de la Historia de la Salvación, Dios no escoge a un país poderoso y grande como eran los grandes imperios de Egipto o Babilonia, sino a un pueblo in-significante, descendiente de un beduino ignoto, llamado Abraham. Así se le recordará una y otra vez: “Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño...”. O con expresiones llenas de ternura, como: “No temas, gusanillo de Jacob, oruga de Israel...”. El profeta Ezequiel, en un pasaje que entusiasma a mi colega Gonzalo, describe a Yahvé enamorándose de una criaturilla recién nacida abandonada en el campo. A través de Oseas, Dios reprocha a Israel que le dé la espalda ahora cuando: “Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas. Me incliné hacia él para darle de comer…”. También nos impresiona la descripción de la teofanía que experimenta Elías a la salida de la cueva del Horeb, cuando Dios se le manifiesta no en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino “en el susurro de una brisa suave”. (Deut.7,7-Is.41,13-Ez,16,5-6—Os.11,3-4—IRe.19,11-13).
 

No elige a los capaces, capacita a los elegidos

Cuando se trata de las personas que van a realizar misiones importantes se manifiesta el mismo estilo: elige a Samuel, un “monaguillo” del templo de Siló; el mismo Samuel deja pasar a los grandullones hijos de Jesé y pregunta por el más pequeño, David, y lo unge como rey. Moisés se sentía incapaz de liberar a Israel ;  el profeta Isaías se sentía impuro; Jeremías , al oir la llamada del Señor responderá: “¡Ay,Señor, Dios mío! mira que no sé hablar, que sólo soy un niño”; Amós era un pastor y labrador de Técoa, etc. (ISam.3-ISam.16-Ex.3,11-Is.6,5-Jer.1,6-Am.7,14).


Los Salmos

Los Salmos están cargados de alabanzas y súplicas al Dios que “defiende a los humildes del pueblo, socorre a los hijos del pobre y quebranta al explotador”, que “alza de la basura al pobre”… Por eso la actitud del orante  sólo puede ser dejar a un lado las pretensiones de grandeza y situarse ante él “como un niño en brazos de su madre...”, porque “ el Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio.” (Sal. 71; 113,7; 131; 138,6).
 

El “resto” de Israel

A lo largo de toda esta historia, sobre todo en torno al exilio, emerge el tema del “resto de Israel”, muy relacionado con el de “los pobres de Yahvé”. Es como si Dios “cribase” a su pueblo para purificarlo y espiritualizar sus anhelos mesiánicos. Esta fué la tarea de los profetas ante los desastres ocurridos una y otra vez, que hacían perder la esperanza al pueblo. En un determinado momento los dos conceptos se funden: el “resto de Israel” estará constituido por los “ pobres de Yahvé”, que ponen en El toda su confianza. Isaías lo identifica con el Siervo y, finalmente san Pablo nos encajará ese concepto en el conjunto de toda la Historia de la Salvación (Is.10,20ss.- Jer.23,3.- Ez.34,13.- Sof.3,12ss.- Rom.11,5).


Dios-con-nosotros

Al llegar la plenitud de los tiempos tiene lugar la llamada Kenosis, término griego que expresa la idea de “vaciamiento”, cuando el mismo Dios, en Cristo Jesús, “… se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo…”. Estamos cercanos a la Navidad y, una vez más, nos asombraremos ante este misterio del Dios-con-nosotros hecho  niño recién nacido que llora en un pesebre,  a quien hay que amamantar y cambiar los pañales. En este momento me viene a la memoria aquél canto de M. Manzano:

Lo esperaban como rico y habitó entre la pobreza.
Lo esperaban poderoso y un pesebre fue su hogar.
Lo esperaban un guerrero y  fué paz toda su guerra.
Lo esperaban rey de reyes y servir fue su reinar
”.
(Disco: Aquí en la Tierra) (Fil.2)


Lugares

Si se trata de lugares, Dios escoge para nacer a Belén Efratá, “pequeña  entre los clanes de Judá”, y para vivir la mayor parte de su vida a Nazaret, un lugar desconocido de Galilea, con unos cuarenta vecinos agrupados en la falda de la colina, y de donde apenas “podía salir algo bueno” , como dirá Natanael-Bartolomé cuando oiga hablar de él. Se descarta Jerusalén, la gran capital, y se descartan las dos pretenciosas ciudades de Galilea: Tiberíades y Séforis. En cuanto a las personas, no mira su saber, su tener o su poder –como ya había dicho  con ocasión de la elección de David- sino que mira su corazón: elige como madre a una adolescente, María, desposada con un humilde carpintero, José. Jesús sería siempre “el hijo del carpintero”, y por ello sus paisanos le despreciarán y le rechazarán (Miq.5,1—Juan,1,46—Mc.6,3).


Personas
                                                                                                                         
En cuanto a las personas que le siguen, la mayoría, proceden de los estratos más bajos de pueblo, son como ovejas sin pastor, que están ansiosas de alguien que les quiera y les dé una razón para vivir. De ahí la exclamación de Jesús: “Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a los pequeños". Sus discípulos, los doce, se manifestarán a menudo como cortos de inteligencia y de fé. El maestro tuvo que tener mucha paciencia con ellos.(Luc.10,21).


A qué se parece el Reino

Después de proclamar en las Bienaventuranzas la “constitución “ del Reino, poniendo a cada uno en Su sitio, Jesús utiliza comparaciones y parábolas para explicarlo. Así habla del grano de mostaza (pedid en una herboristería una bolsita de semillas y os asombraréis de lo minúsculas que son), de la levadura en la masa. Cuando éramos pequeños en casa de mi abuela teníamos prohibido abrir la artesa donde estaba fermentando la masa: nos fascinaba aquél “misterio”. El sembrador  siembra los granos que después darán el ciento por uno. Y hasta para hablar de su Muerte-Resurrección Jesús volverá a emplear la metáfora del grano de trigo que cae en tierra y muere. Tenemos que ser como el puñadito de sal, que sazona la comida o como la humilde lámpara que ilumina la casa. En las parábolas se prefiere a una oveja perdida dejando a las noventa y nueve, la monedita, al hijo menor sobre el mayor, al pobre Lázaro antes que al rico, al publicano antes que al fariseo…. Y cuando hay que declarar quién es el primero en el Reino, Jesús tomará un niño y lo pondrá de modelo para los que quieran entrar. No olvidemos el poco valor social que entonces se daba a los niños: de hecho a los apóstoles les estorbaban.
(Luc.13,18-20—Luc.8,4ss—Juan,12,24—Mt.5,13-14—Luc.9,47…).
 

Magnificat: un cántico subversivo

Que nadie se alarme al ver esta palabra: ”subversivo”. Aquí es Dios mismo el que aparece subvirtiendo los valores de este mundo, como lo haría después en las Bienaventuranzas. Lucas pone en labios de María este cántico tomado, en parte, del de Ana,la madre de Samuel:  -en primer lugar alaba al Señor porque ha mirado la humildad (=pequeñez)  de su esclava, en la que Dios despliega su poder; -después  porque con ese poder: *dispersa a los soberbios de corazón, *derriba del trono a los poderosos y enaltece a humildes, * a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos; -finalmente, ella, representante de los “pobres de Yahvé” lo alaba porque en su misericordia ha cumplido sus promesas.

Así que, como solemos decir,” no queda títere con cabeza”. Dios se sale con la suya y nos deja a todos con la boca abierta, como también nos recuerda S.Pablo:  "... lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.  Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor”.

¿Necesitamos alguna evidencia más para hacernos humildes? “Humilde” (como “humano”) viene de “Humus”(=tierra), que es bajo, mancha, pero también cría. ¿Será por eso por lo que la vida de tantos cristianos y sacerdotes  (y de las jerarquías) es tan estéril?
(Luc.1,49ss—ICor.1,26-29)

Os voy a dejar con una oración del cardenal español Rafael Merry del Val (1865-1930), que fue cardenal  Secretario de estado de San Pío X.

Letanías de la Humildad del Cardenal Merry del Val

-Jesús manso y humilde de Corazón, ...Óyeme.

-Del deseo de ser estimado*,...Líbrame Jesús (se repite)
-Del deseo de ser alabado,
-Del deseo de ser honrado,
-Del deseo de ser aplaudido,
-Del deseo de ser preferido a otros,
-Del deseo de ser consultado,
-Del deseo de ser aceptado,
-Del temor de ser humillado,
-Del temor de ser despreciado,
-Del temor de ser reprendido,
-Del temor de ser calumniado,
-Del temor de ser olvidado,
-Del temor de ser puesto en ridículo,
-Del temor de ser injuriado,
-Del temor de ser juzgado con malicia,

-Que otros sean más estimados que yo,...Jesús dame la gracia de desearlo (se repite)
-Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
-Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
-Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
-Que otros sean preferidos a mí en todo,
-Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,

ORACIÓN
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar.

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