jueves, 3 de noviembre de 2011

El Dios de las SEGUNDAS OPORTUNIDADES



En Jonás 3:1, vemos que la palabra del Señor viene a Jonás por segunda vez, y que no es diferente de la primera (registrada en Jonás 1:2). Dios le dice que vaya a Nínive y predique a sus habitantes. Dios le da a Jonás una segunda oportunidad.

No importa cuánto hayamos rehuido las instrucciones de Dios, seguirán estando allí para que las cumplamos cuando paremos de correr. En última instancia, veremos que estar en la voluntad de Dios, no fuera de ella, es lo que nos da paz y gozo. Debemos rendirle nuestras voluntades, porque andar en nuestros caminos autocentrados nos hará ser infelices.

Escapar de las cosas difíciles nunca da resultado a la larga. Conocí a una mujer que huía de todo lo que fuera difícil en su vida. Ignoraba cosas con las que era necesario que tratara, incluido el abuso en su hogar. Vivía temiendo y tenía una vida miserable. Terminó acarreando tanta confusión, que tuvo un completo quiebre mental y emocional. Pretender que sus problemas no existían no hizo que se fueran. Seguían estando allí, presionándola todo el tiempo. Dios trató de guiarla a ocuparse de sus conflictos, pero ella no confió en Él suficientemente como para hacerlo.

Dios nunca nos llevará adonde no pueda cuidarnos. Si Dios lo está guiando a tratar con una situación desagradable de su vida, no huya de ella. Él promete estar con usted en todo momento y no dejarlo ni abandonarlo nunca. Rendirse a Dios puede parecer alarmante cuando recién comenzamos a practicarlo porque no sabemos lo que va a pasar cuando nos entreguemos a la voluntad de Dios. Sin embargo, una vez que nos hemos rendido y comenzamos a experimentar la fidelidad de Dios y la paz que sobrepasa todo entendimiento, aprendemos rápidamente que los caminos de Dios son mejores que cualquier plan que nosotros pudiéramos haber ideado.

No conocemos exactamente lo que sucederá en el futuro, pero confiar en que Dios cuidará de nosotros y disfrutaremos de paz es mucho mejor que pensar erróneamente que tenemos todo resuelto en la vida mientras seguimos viviendo con temor y ansiedad. Disfrutando de paz con Dios llegaremos a estar más satisfechos, aunque no siempre sepamos lo que el futuro nos deparará.

No existe confianza sin preguntas no respondidas. Si Dios nos está dirigiendo a hacer algo difícil, simplemente comencemos a dar pasitos de fe de bebé, y después de cada uno Él nos mostrará cómo dar el próximo. No es necesario que tengamos el plano completo del futuro; no necesitamos tener todas las respuestas. Todo cuanto necesitamos es conocer a quien las conoce, y ése es el propio Jesús.

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