jueves, 17 de noviembre de 2011

La venida del anticristo






El Programa de la ONU para el Desarrollo publicó el Informe sobre Desarrollo Humano 2011, que lleva por título: «Sostenibilidad y equidad: Un mejor futuro para todos». En el mismo se asegura que «los derechos reproductivos, incluido el acceso a servicios de salud reproductiva, son una condición previa de empoderamiento de la mujer y también podrían evitar la degradación ambiental»


Esterilización y aborto para combatir el “efecto invernadero”


El Informe afirma: “Más allá de los Objetivos de desarrollo del milenio, el mundo necesita un marco para avanzar después de 2015 que refleje la equidad y la sostenibilidad; Río+20 representa una gran oportunidad para llegar a una noción compartida de cómo seguir avanzando”. “Hay alternativas a la inequidad y la insostenibilidad (…) Las inversiones que mejoran la equidad -por ejemplo en cuanto al acceso a energía renovable, agua y saneamiento, y salud reproductiva- pueden mejorar tanto la sostenibilidad como el desarrollo humano”.
Bangladesh como ejemplo

El Informe registra el “éxito” de las políticas de salud reproductiva (esterilización y aborto) en “Bangladesh, donde la tasa de fecundidad cayó de 6,6 nacimientos por cada mujer en 1975, a 2,4 en 2009”. Allí, dice el documento, el gobierno recurrió a programas de divulgación y subsidios para facilitar la disponibilidad de medidas anticonceptivas, y además a “debates con líderes de opinión de ambos sexos -religiosos, maestros y organizaciones no gubernamentales- para influir en las normas sociales”.


Por lo demás, el Programa de la ONU para el Desarrollo afirma que en Informe sobre Desarrollo Humano 2011 es “coherente y refleja las declaraciones internacionales sobre desarrollo sostenible, como las de Estocolmo (1972), Río de Janeiro (1992) y Johannesburgo (2002), que promueven los tres pilares del desarrollo sostenible: equidad ambiental, económica y social”


Fuente: Infocatolica


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A lo largo de la historia ha habido momentos en los que la efervescencia en la escena mundial se ha hecho notar hasta tal punto que los cristianos pensaron que se hallaban ante los acontecimientos predichos en el libro de Apocalipsis y que los personajes allí mencionados podían identificarlos perfecctamente


Estamos viviendo días en los que en cualquier momento puede desatarse, ante las perspectivas económicas actuales, una oleada de pánico mundial de consecuencias impredecibles. Ante la posibilidad de colapso y el consecuente derrumbe ya se oyen voces que reclaman un gobierno centralizado europeo, e incluso mundial, que ponga orden en el caos generalizado. Son voces de de personas que gozan de peso y credibilidad y cuya intención está muy lejos de alimentar visiones apocalípticas. Pero precisamente que personas de esa clase sean las que formulan semejante necesidad es lo que da a las profecías bíblicas un valor añadido , ya que sin quererlo están diciendo lo mismo que la Biblia anuncia, lo que indica que esas profecías no son producto de algunas mentes calenturientas de la antigüedad, sino algo que los mismos acontecimientos del siglo XXI corroboran.


Hace ahora 70 años que Aldous Huxley publicó Un mundo feliz, obra en la que daba su particular visión sobre una Gran Bretaña en la que los niños se fabricarían en serie y la sociedad se vería totalmente dominada por el uso masivo las drogas y la promiscuidad sexual. La historia, el arte y la literatura han dejado de existir en ese mundo, dando lugar a la aparición de la música sintética y la televisión basura.


NIÑOS A LA CARTA


La familia, como institución, ha sido abolida.En su ausencia, los bebés vienen al mundo sin tener que pasar por el vientre de su madre. Nacen por medio de una sistema de reproducción en serie, controlado por el Gobierno. En los laboratorios estatales los embriones son cuidadosamente seleccionados para que todos los niños que nazcan encajen perfectamente en cada una de las cinco clases sociales existentes. A los individuos Alfa, el nivel más alto, se les dota de genes perfectos, mientras que los de la clase Epsilon reciben menos oxígeno del debido con el propósito de obtener personas semi idiotas.
En el libro de Huxley, todas las mujeres son consideradas como seres neumáticos personas que vivían permanentemente obsesionadas por el cuidado de su cuerpo y que recurrían a modernos fármacos para retrasar su envejecimiento, como lo hacen hoy día.

Igualmente convincente es la predicción que el escritor británico hacía sobre una sociedad completamente entregada a las drogas para poder manipular las emociones. La que prescribía el propio Estado a su ciudadanos se llamaba Soma, un seguro contra todo tipo de desequilibrios psicológicos e intentos de difusión de ideas subversivas. Existen ya cientos de píldoras, previamente aprobadas por las autoridades sanitarias, que nada tienen que envidiar a los medicamentos utilizados en Un mundo feliz. Como el prozac, un antidepresivo que a pesar de tener efectos nocivos sobre la salud, consumen más de 40 millones de personas en todo el planeta. O el retalin, recomendado por los médicos para combatir lo que éstos llaman Desorden Deficitario de la Atención, un síndrome relacionado con el bajo rendimiento de la gente joven.

Aldous Huxley creía, además, que el futuro iba a consistir en un control centralizado cada vez mayor, en el que gobiernos de corte totalitario harían gigantescos experimentos de ingeniería social. Pero semejante perspectiva no es otra cosa, hoy día, que una quimera. En todas partes del mundo, incluyendo la China comunista, el Estado como tal está en retirada.



¿Hasta que punto se han cumplido todas aquellas predicciones, a la vista de la cantidad de noticias que se están produciendo sobre los niños de diseño? La tenebrosa visión que Huxley tenía de la ingeniería genética parece que se está haciendo realidad.Durante la última década nos hemos acostumbrado a oír hablar de niños probeta y a ideas como la clonación y la manipulación de embriones. En EEUU los padres con medios económicos pagan 3.000 euros (2.500 dólares) por escoger el sexo de su hijo. Y es muy probable que pronto se pueda elegir el color de su pelo, su altura e incluso algunos rasgos de su personalidad.



¿Será esta vez la definitiva? No lo sabemos . Las declaraciones que se hicieron en el pasado sobre la identidad de las personas y sobre las fechas resultó ser, vez tras vez, una equivocación; luego es mejor ser prudentes y no hacerlas en el presente. Pero lo que no es una equivocación es saber que lo que está escrito sucederá y que lo que nos compete no es especular sino estar preparados, como dijo Jesús, en todo momento.

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