A muchos padres les cuesta abandonar la adolescencia y viven una segunda juventud viendo disfrutar a sus hijos.
Muchos padres se sientan con sus hijos a ver programas de televisión para los que no tienen edad. A muchos progenitores les cuesta mucho abandonar la adolescencia.
Es muy duro negarles cosas a nuestros hijos, porque les queremos y nos tienen ganados desde que son pequeños, pero decirles no es necesario para su desarrollo como personas.
Carecer de límites o no ser capaz de demorar un deseo es un camino que puede llevarlos a las drogas.
Nuestros hijos necesitan padres que los eduquen; los amigos, los colegas se buscan fuera, en la calle. Educar significa establecer normas. De otra forma tropezarán con algo que les sirva de barrera, esto podría ser la policía o la justicia, sería demasiado tarde después de cometer un delito.
Los problemas de la adolescencia suelen ser fruto de errores como el de que un niño tenga la televisión en su habitación.
Los niños vándalos suelen tener padres que no saben decir no.
Los niños deben de aprender a ser responsables de sus actos. Los padres deben de proporcionarles un entorno de protección y afecto.
Hay muchísimos niños de corta edad que maltratan de palabra a sus padres.
Que un hijo le diga a su padre “cállate” la boca sería un maltrato de palabra. Éste es el caldo de cultivo para tener un hijo vándalo.
El acceso al mundo laboral también es otro problema para la juventud de hoy.
Al no encontrar trabajo los jóvenes no se van de casa no hay una maduración armónica, todo llega sin esfuerzo, de forma rápida, sobre todo de caprichos consumistas.
Muchos jóvenes que están en este círculo no son vándalos, pero ejercen una agresividad contra el entorno, porque molestan al vecindario cuando se concentran en el botellón a beber.
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