El Papa decide imponerle ambas manos y orar por él con intensidad y concentración. El hombre, hasta ese momento sereno, responde entonces abriendo la boca en un aullido y deslizándose ligeramente hacia atrás, un comportamiento extraño, pero que no desconcierta para nada al Pontífice.
Cualquier fiel (de hecho, cualquier persona) puede hacer una oración de liberación, dirigiéndose a Dios y pidiéndole que libere a alguien oprimido por el demonio, pero sólo un exorcista con mandato eclesial puede hacer un exorcismo, dirigiéndose directamente al demonio y dándole órdenes con autoridad para que se vaya.
Pablo fue molestado continuamente por los poderes demoniacos. El estaba predicando en la isla de Pafos, cuando los demonios intentaron interferir: "…un falso profeta, judío, llamado Barjesús… los resistía…intentando apartar de la fe al procónsul" (Hechos 13:6-8).
Barjesús significa "hijo de Jesús" o "ángel de luz". Este era el diablo haciendo resistencia contra Pablo.
Pero el Espíritu Santo creció como un manantial dentro del apóstol: "Entonces Saulo…lleno del Espíritu Santo…le dijo: … ¡hijo del diablo, enemigo de toda injusticia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora pues, la mano del Señor está contra ti, y quedarás ciego y no verás el sol por algún tiempo. Inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien lo condujera de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, admirado de la doctrina del Señor" (Hechos 13:9-12). Pablo, "lleno del Espíritu Santo", ¡derribó todos los poderes de las tinieblas!
¡No solo debemos de quedarnos afligidos cuando Satanás intenta molestarnos! En Hechos 16 Pablo fue afligido – significa "perturbado, atribulado". El lo permitió por mucho tiempo, pero el Espíritu de Dios creció como un manantial dentro de Pablo, y le dijo al poder demoniaco, "¡Ya basta! ¡En el nombre de Jesús, vete!" (ver Hechos 16:16-18).
Déjame preguntarte una cosa: ¿Quieres que tu vida esté más sumergida en Dios? ¿Quieres que Su gloria venga a tu casa, tu matrimonio, la vida de tus hijos y transforme las cosas de modo que todos queden atónitos? Adivina, ¡esto es lo que Dios quiere! Él quiere que tú quedes atónito por Su gloria y seas transformado por ella. Y Él quiere que el mundo que te rodea se sorprenda mientras Su poder glorioso trae nueva vida a aquellas situaciones en las que siempre hubo derrota.
Que Dios haga de ti, un testimonio para el mundo, un testigo de Su fidelidad. Ámalo con todo tu corazón ahora mismo. ¡Entrégale todo tus problemas, toda tu fe y toda tu confianza!
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