Madrid. 1975. Ingeniero técnico de telecomunicación de titulación y columnista de vocación, autor de artículos políticamente incorrectos.
Los seres humanos, especialmente en las grandes ciudades, estamos acostumbrados a no mirar el cielo, sobre todo porque la masificación urbana nos impide contemplarlo. Quizá por eso muchos de nosotros hemos pasado por alto el hecho de que nos estén fumigando indiscriminadamente, con sustancias químicas muy peligrosas para la salud humana (bario, plomo, arsénico). Desde hace años estamos siendo víctimas de HAARP y otras técnicas de geoingeniería en todo el planeta, también en España, como podrías constatar por ti mismo si mirases al cielo con atención los días que los aviones de chemtrails fumigan nuestro espacio aéreo.
Se dice que el objetivo del Nuevo Orden Mundial, término que ya se emplea sin recato alguno, consiste en reducir drásticamente la población planetaria. De hecho, el Gobierno británico reconoció hace años que está experimentando con fumigaciones de toxinas que podrían ser mortales. En este artículo del diario The Guardian llegan a admitir que el Ministerio de Defensa ha convertido grandes partes del país en un laboratorio gigante para probar armas bacteriológicas sobre la población.
Por último, hace dos semanas se publicó esta noticia en la que se aseguraba que Obama está estudiando manipular el clima. Como si no llevaran muchos años haciéndolo a nuestras espaldas. Resulta especialmente preocupante que ya ni se molesten en ocultar algo tan extraordinariamente grave. La pueril excusa que están empleando para justificar nuestra fumigación masiva consiste en decir que lo hacen “para protegernos del sol y evitar que caliente excesivamente la Tierra”. La realidad es mucho más perversa. Ahora sólo están haciendo pruebas y nosotros somos sus cobayas, pero llegado el momento no dudarán en eliminar a cientos de millones de personas. Ése es el objetivo eugenésico que tiene el Orden Mundial, del que Obama es marioneta mayor.
¿Lanzan los aviones productos químicos cancerígeros en el aire?
Alerta digital/
Grupo Elron.- Aviones del gobierno y comerciales están llevando a cabo una operación de riego de químicos desde el aire (chemtrails) sobre las ciudades de San Francisco, Oakland, Berkeley y toda el área de la bahía. Entre esos químicos ya se han encontrado elementos cancerígenos causantes de problemas respiratorios.
Ellos tratan hacer ver esos químicos como “nubes”, pero un ojo atento notará que las características son totalmente diferentes. Ya hay un buen aumento de investigación y resultados acerca de este hecho verídico.
Condensación versus quimificación
“¡Allá va un avión a chorro!”, exclaman quienes observan en el azul cielo estelas blancas que se desvanecen rápidamente. Son producto de la condensación del aire caliente de los motores (contrails) en contacto con temperaturas gélidas. Las columnas de humo químico blanco (chemtrails), en cambio, permanecen por horas en las alturas y gradualmente se entremezclan hasta ocultar el azul. Las aeronaves fumigadoras vuelan en peligrosas piruetas entrecruzadas y en proximidad ilegal unas de otras. Observadas bajo ciertos ángulos de la luz solar las estelas químicas se identifican por barras prismáticas de colores.
Una operación encubierta nunca antes realizada por militares estadounidenses está causando enfermedad y consternación en varios países. Según expertos, los responsables son aviones cisterna de la Fuerza Aérea, en desafío a regulaciones de la aviación civil, la salud pública y las leyes de polución.
La Armada estadounidense tiene un proyecto supersecreto para dominar la frecuencia radial en un campo de batalla y un país, desde el principio al fin de un combate. Los informes confidenciales indican que los experimentos se realizan desde las bases aéreas en Hurlburt Field (Ft. Walton Beach, Florida), Wright-Patterson (Dayton,Ohio) y en el campo de pruebas White Sands (Nuevo México).
El sistema Radio Frequency Mission Planner (RFMP) logra imágenes del campo de batalla vía satélite y las tridimensiona para su transmisión por televisión y pantallas DataWall al puesto de mando; y para que este sistema funcione es necesario que exista una mezcla de bario y sal en la tierra.
Pero, al no haber pilotos extranjeros calificados para volar los 700 KC-135 y KC-10, ¿quién pilotearía los aviones genocidas para dañar a sus propias familias? En resumidas cuentas, no tenemos certeza de lo que nos está cayendo. Si el gobierno fumiga sustancias tóxicas sobre su propio pueblo, a sabiendas de que producen epidemias fatales, comete asesinato. Aún si se toma como una “necesidad operativa” por razones de seguridad nacional, cualquier militar que deliberadamente enferma y mata a su pueblo traiciona a la población a la cual juró proteger.
A pesar de sus repetidas protestas de inocencia, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha estado implicada en fumigaciones desde los 90. El 2 de marzo de 2000, al permanecer en tierra por mantenimiento cientos de aviones cisterna KC-135 (Stratotankers), la actividad aeroquímica sobre las ciudades se redujo considerablemente, y también las denuncias sobre fumigación aérea que llegaban por la Internet al centro de control de Houston.
Las pruebas hablan
Las estelas del aerosol fueron fotografiadas vía satélite sobre Irak y Arabia Saudita durante la Guerra del Golfo y ahora aqui en los Estados Unidos, San Francisco, Oakland , Berkeley, Santa cruz y todo California. Afganistán fue saturado con aerosol químico, y las fibras de polímero del aerosol de bario en la atmósfera pueden ser usadas como un sistema de detección óptica para descubrir la presencia de agentes biológicos. ¿Suena increíble? Quizás lo sea.
El noticiero del canal WCTI, de New Bern, Carolina del Norte, en un informe titulado Capacitación de la NATO en el local correccional del Condado Pamlico, develó que la tripulación del USS Enterprise probaba y aplicaba en marzo 20 de 2001, RFMP/VTRPE e imagen satelital con el uso del aerosol de sales de bario frente a la costa de Carolina del Norte. Un periodista de la zona declaró que en esa práctica se usó el control del clima para producir una tormenta, de lo que sólo informaron los medios del área costera de Carolina del Norte.
Ilegal, de acuerdo a leyes estadounidenses
El programa ha sido declarado “secreto” para la población civil y para las agencias de protección ambiental (EPA). En verdad, los sistemas computarizados y la química han sido fusionados para usar como armas de guerra, en detrimento de la salud ambiental y humana.
¿Cómo puede mantenerse en secreto una estratagema tan grandiosa de ingeniería planetaria? Bien, piensen por cuánto tiempo se han ocultado a un público drogado, indiferente y desilusionado, los horrores del agente naranja entre el pueblo vietnamita, la enfermedad de la Guerra del Golfo, que dejó incapacitados o mató a miles de combatientes, o las 16.000 muertes en Chernobyl. Es fácil, pues, creer que las tripulaciones aéreas se ofrecen para misiones de cambio atmosférico cuando se les dice que son vitales para proteger a sus familias y a la población. Deben jurar secreto, o atenerse a penas militares severas por rebelarse o soltar la lengua.
Las sales solubles de bario son tóxicas para los mamíferos; se diluyen rápidamente en el tracto gastrointestinal y se depositan en músculos, pulmones y huesos. No se sabe el efecto a largo plazo que tiene el bario en los seres humanos.
Cientos de miles de norteamericanos llenan las salas de emergencia de los hospitales en una especie de epidemia de una enfermedad fatal con características gripales, y es fácil deducir que pueda estarse llevando a cabo algún tipo de “selección de población” algo que ha sido meticulosamente documentado de acuerdo al plan del Comité de 300 de Haig-Kissinger, de reducir la población mundial en 2 billones de personas por medio de guerras, hambruna, enfermedades, etc.
Según pioneros eugenistas, desde hace 85 años se realiza la eliminación de “comilones inútiles” y “malezas humanas” por algunas de las familias más ricas y sus aliados Nazis y Zionistas. No hay evidencia, ni pruebas en el otro sentido, de que la fumigación con químicos sea un atentado deliberado para reducir la población, a pesar de lo que publicó el Dr. John Coleman en noviembre de 1991.
Una gripe que no es tal
La semana antes de Navidad de 2004, había 55 enfermos esperando turno para emergencia en dos hospitales de Montreal, y en Toronto solamente uno aceptó pacientes. El Peterborough Regional Hospital recibió el récord de 307 pacientes dos días seguidos. Se dio la misma situación en ciudades de EEUU, y las ambulancias fueron en muchos casos rechazadas. La BBC de Londres informó que se contrataron camiones refrigerados para transportar cadáveres.
La prensa no mencionó las gigantes equis sobre los cielos de Gran Bretaña, Canadá y EEUU, o la gelatina marrón que había caído en los parabrisas en Birmingham, Inglaterra, o el material filamentoso llamado “cabello de ángel” que caía de jets que volaban a grandes alturas sobre el Caribe, Australia y Sudáfrica.
Desde 2001-2002, casi toda la población norteamericana ha estado enferma, o conoce a alguien que súbitamente se enfermó de gravedad con síntomas recurrentes de gripe mucho más persistentes y severos que los de un resfrío común, o ataques de vértigo y agotamiento. La cadena ABC News dijo que los doctores veían gripe donde no existía. El Dr. Andrew Winquist, del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas concluyó que muchos habían sido infectados con un germen que no tenía nada que ver con la gripe. Después que el director de un hospital regional declaró a los medios que la misteriosa enfermedad “mata aún a gente sana en cuatro o cinco días”, el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) informó sobre muertes por una enfermedad del sistema respiratorio a niveles epidémicos. Los niños y ancianos son los más vulnerables a la fumigación química.
No hay comentarios:
Publicar un comentario