martes, 1 de noviembre de 2011

¿Y USTED TODAVÍA CREE QUE DIOS SEGUIRÁ AGUANTANDO EL ESTADO DE COSAS ACTUAL, PEOR QUE ANTES DEL DILUVIO, POR MUCHO TIEMPO MÁS?









Tribunal Supremo de Justicia brasileño aprueba ‘matrimonio’ homosexual

La corte de apelaciones de mayor rango en Brasil para los asuntos que no son de carácter constitucional, el Supremo Tribunal de Justicia (STJ), ha aprobado el “matrimonio” de dos lesbianas con un voto de 4 a 1. A la pareja, que había estado viviendo junta por cinco años en el estado sureño de Rio Grande do Sul, le será permitida “casarse” civilmente, basado en un dictamen previo del Supremo Federal Tribunal (STF), el cual es el tribunal de más alto rango que atiende los asuntos constitucionales.




En el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo llama la homosexualidad y el lesbianismo "la última expresión de la rebelión contra Dios. Cuando las personas cambian la verdad de Dios por una mentira, y comienza a adorar a la criatura en lugar de al Creador, son entregados al mal. Cuando todos los valores se invierten, y aparece la anarquía moral, los hombres se encienden "en su lascivia unos con otros", al igual que las mujeres unas con las otras". El resultado será que ellos recibirán en sus propios cuerpos el castigo de sus acciones (Romanos 1.22-27).

El comportamiento homosexual como acto humano debe determinarse a partir de criterios objetivos tomados de la naturaleza de la persona. El obrar sólo puede ser moralmente bueno cuando las elecciones de la libertad están conformes al verdadero bien del hombre. En este plano podemos afirmar sin lugar a dudas que el uso de la función sexual logra su verdadero sentido y rectitud moral exclusivamente cuando se habla de personas de distinto sexo, de ahí que el hombre y la mujer tengan una complementariedad sexual que llevada a sus últimas consecuencias puede significar la colaboración y responsabilidad de la procreación de una nueva persona.

El acto homosexual, por el contrario, impide la realización de esa reciprocidad, haciendo imposible el don de sí y la aceptación del otro, ya que al no existir tal complementariedad cada uno permanece aislado de sí mismo, aunque vive el contacto del cuerpo del otro, no existe la donación recíproca, sino un goce individualista. No existe ni siquiera una intimidad aunque se busque obsesivamente, ya que esto es inalcanzable, porque el otro no será nunca verdaderamente el otro, sino el semejante a sí mismo, el espejo de uno mismo en el que sólo se refleja la propia soledad. Aquí estamos precisamente frente al "narcisismo patológico" al que se han referido los estudios de numerosos psicólogos como Ovesey y Kernberg.

El acto homosexual carece también del significado procreador de la sexualidad humana, ya que la lógica misma del amor exige una realidad posterior y trascendente que se expresa en la maravilla de la llegada de un nuevo ser, como máxima expresión del amor mismo. El acto homosexual no tiene raíces en la complementariedad, no se orienta hacia ningún futuro y tampoco representa valor alguno para la comunidad porque bloquea la sucesión de las generaciones.

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