jueves, 1 de enero de 2015

Xabier Pikaza : Un regalo de Dios en este año que termina.

 
 
Para mí ha sido un regalo de Dios compartir con Xabier unos días en Galicia. Espero que el año 2015 nos pueda traer a mí y a los nuevos amigos que ha dejado  Xabier en Galicia nuevas sorpresas y momentos entrañables que difícilmente podremos olvidar.
Hablar de la persona de Xabier  Pikaza es seguro que  el susbstantivo bondad es el más apropiado: bondad de corazón, bondad de conducta.
Bondad: condición de las personas –recurro al diccionario académico-  “ natural inclinación a hacer el bien.” Según Aristóteles, la bondad se dice de varias maneras. Por lo menos de las que aluden los versos famosos de Antonio Machado:
       
“ Y más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy en el buen sentido de la palabra bueno.”

Bueno en el sentido de la palabra es Xabier Pikaza: un hombre que sabe reconocer con animo abierto y leal las razones de quienes discrepan de él y que, sin mirar quien es o como es el  que a su lado padece algún menester, abnegadamente procura ayudarle. Así es el amor al prójimo, según la más pura interpretación del mandato evangélico.
Xabier Pikaza es un hombre de mirada limpia, que mira a las personas con unos ojos suaves; unos ojos como de quien, habiéndoles tenido largo tiempo fijos en algo absorbente, los retira después unos instantes con gozo para mirar a un amigo. Unos ojos, me imagino yo, como los que tendría Jesús cuando paseaba por las tierras de Jerusalén y Galilea para mirar a sus amigos.
Un perfil y una mirada de águila, y ese perfil, ésa silueta desprende un aura de energía, y más en concreto de bondad, de paz y amor.
He descubierto en Xabier un hombre bueno, un hombre que por exceso en la blandura y apacibilidad de su genio que cede ante los defectos de los defectuosos y las incorrecciones de los incorrectos, o al menos en muchas ocasiones he comprobado que procede como si no los conociera. Con la mesura y con el diccionario en la mano yo diría: Exceso de blandura y apacibilidad de su genio”
Dos versos de Machado han sido el comienzo para el descernimiento de los posibles modos de bondad; y con dos versos seudomachadianos me gustaría terminar:
 
Y más que un hombre al uso, siervo de una doctrina,

Soy en el buen sentido de la palabra, un Amigo

 

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