martes, 24 de mayo de 2016

La crisis no ha terminado



Uno de cada cinco españoles, el 22,1 % de la población, se encuentra en riesgo de pobreza, es decir que vive con menos de 8.011 euros anuales, al tiempo que los ingresos de los hogares han caído un 0,2 % hasta los 26.092 euros al año.


No obstante, el ingreso medio por persona ha crecido el 0,3 % hasta 10.419 euros, lo que se explica por la reducción del tamaño medio del hogar.


Estos son los últimos datos de los que dispone el Instituto Nacional de Estadística (INE), que forman parte de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) elaborada con datos de 2014 y difundida hoy, y que en cuanto al riesgo de pobreza se mantiene en similar porcentaje.


Advierte el INE de que la tasa de riesgo de pobreza de los menores de 16 años es del 28,8 %, es decir que afecta a casi uno de cada tres, mientras que la de los mayores de 65 años es del 12,3 %.

El «riesgo de pobreza», explica Estadística, es un indicador que mide desigualdad, no pobreza absoluta, sino cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población.

La reforma constitucional española modificó el artículo 135 que viene a decir que antes de que el pueblo pueda comer, los acreedores de la deuda tienen preferencia de cobro.


La Iglesia viene guardando un largo silencio de complicidad y miedo o de respeto e ignorancia cristiana ante los partidos de gobierno y los gobiernos, tanto de populares como de socialistas.

Todo el proyecto mesiánico de Jesús se funda en esta exigencia de justicia social que responde al juicio de Dios, como decía Mt 12, 18-20 (¡anunciará el juicio a las naciones) y que ratificará Mt 25, 31-46.

¿Por qué nuestra idea de servicio se restringe muchas veces a la idea del servicio en las tareas del templo? Para un cristiano que acepta el Evangelio en su integridad, que entiende lo que es la auténtica espiritualidad cristiana, debería ser imposible la pasividad en relación con el prójimo empobrecido o marginado. La vivencia del Evangelio, nos debería empujar, necesariamente y de forma natural, al compromiso con el prójimo sufriente, con el prójimo en necesidad del que hoy no podemos decir que no tenemos noticias, pues incluso los medios de comunicación nos muestran sus sufrimientos incluso cuando estamos relajados en casa

A veces nos sentimos impregnados de contravalores paganos que nos animan a ponernos de espaldas al dolor del apaleado. Desde este posicionamiento, no podemos ser ni evangelizadores, ni anunciadores, ni testigos del auténtico Evangelio, ni testigos de Jesús, Evangelio de Dios a los pobres, aunque, obviamente, su evangelio era para todos.

















lunes, 23 de mayo de 2016

Una economía que mata


El libro está ya en su segunda edición:
Se divide en cuatro partes y un apéndice. En la primera denuncia el fetichismo del dinero, cómo la economía se ha convertido en un ídolo al que hay que alimentar y rendir pleitesía. En la segunda demuestra cómo esto resulta en que nuestra organización económica mata la humanidad, la dignidad, la esperanza, la naturaleza y a algunas personas. La siguiente introduce cómo cambiar a una economía que sirva y no que gobierne. La última se centra en cómo repensar y reconstruir nuestro sistema económico. El libro acaba realizando un breve comentario sobre las ideas económicas de la encíclica papal “laudato si” que versa sobre ecología.

La estructura de este libro -un auténtico elogio de la sabiduría en el campo de lo económico- es sencilla. Primero analiza el estado de la situación a partir de dos ideas clave: la idolatría del dinero y una economía que mata. Estas dos ideas tan repetidas por el papa Francisco sirven para analizar cómo funciona nuestro sistema económico y descubrir los sutiles mecanismos que le llevan a que sus resultados finales sean tan buenos para algunos, tan malos para otros y tan negativos para la convivencia social. Sirven también para reflexionar y caer en la cuenta de cómo lo que nos parece normal -para algunos hasta «ley natural»- no lo es tanto, y no es tampoco la única manera de organizar la economía. Así se muestra que nuestro modelo económico está en quiebra, apuntando a las causas estructurales de esta situación y descubriendo las grandes contradicciones en las que se incurre y los problemas que estas causan para gran parte de la población. Después, y a partir de la situación en que nos encontramos, el libro se pregunta por los caminos que hay que tomar para lograr esa mejora tan necesaria en nuestro desempeño económico que haga que sus resultados sean mejores no solo para algunos, sino para la totalidad de la población. Para ello se habla de la necesaria reorientación del quehacer económico.
 Ante una economía que propone una serie de valores y de objetivos se necesita otra que se plantee unos objetivos distintos hacia los que enfocar su actuación y que promueva unos valores distintos. Por último se introducen las claves prácticas que tienen que orientar el nuevo sistema económico que hay que construir para que se haga realidad una manera diferente de organizar la sociedad económica.
 
0. INTRODUCCIÓN
Recuerdos de aquel día, en el que vimos un ejemplo evangélico que cala en las personas sencillas, que muestra el camino de Jesús a través de un pensamiento económico, que analiza la realidad, que propone alternativas y que reorganiza las prioridades morales.
1. EL FETICHISMO DEL DINERO
1. a.- Idolatramos el dinero
Esta idolatría nos lleva a la codicia. Los economistas la justifican y la apoyan; los medios de comunicación social y los gobernantes la premian; las empresas, las finanzas y a veces la justicia se basan en ella y se introduce fácilmente en nuestras vidas.
1. b.- ¿Es esto malo acaso?
Jesús afirma que no se puede servir a Dios y al dinero. San Pablo afirma que la codicia es la raíz de todos los males. Francisco insiste en que el amor al dinero es el principal obstáculo para el amor.
1. c.- La cultura del bienestar
Para estar mejor quiero tener más para mí y para los míos”. No se trata solo de tener más, sino de tener más que los otros. Por ello buscamos la mejor relación calidad precio o pagar menos impuestos. Esto se muestra como lógico e inofensivo pero nos anestesia y nos crea insatisfacción, nos empacha y nos abotarga, nos hace cobardes y miedosos.
1. d.- La cultura del descarte
Una sociedad pragmática, eficaz y eficiente, que se organiza a través de un mercado en el que solo ganas si tienes algo que ofrecer a cambio. Esto lleva a descartar a algunas personas, tanto a nivel individual como a nivel grupal. Los descartados son ignorados, son sobrantes de la sociedad, no importan. Y así los niños son un obstáculo, los mayores un lastre, los jóvenes un estorbo y la vida es despreciada si no es útil.
1. e.- La globalización de la indiferencia
No padecemos con el otro, alimentamos nuestro egoísmo y por ello somos indiferentes a la desgracia del otro. Nos hacemos individualistas, no nos asociamos para mejorar, huímos de la acción conjunta, nos hacemos orgullosos y arrogantes y aplicamos el dicho de “Que cada palo aguante su vela”.
2. UNA ECONOMÍA QUE MATA
2. a.- Mata la humanidad de quienes la siguen
Mata nuestra humanidad, nuestra capacidad de amar, porque somos más humanos en la medida en que amamos más. La economía actual potencia una competitividad que deteriora las relaciones personales porque considera al otro un adversario, un instrumento y no un amigo. Esta economía mata la gratuidad, nos incapacita para recibir regalos con alegría y para regalar.
2. b.- Mata de hambre y de pobreza
Nuestro sistema económico aumenta las desigualdades. El Estado de Bienestar surge para paliar este problema y para garantizar la continuidad del propio sistema. La famosa “mano invisible” acaba beneficiando más a quien más tiene y perjudicando a quien menos tiene, lo que produce unas grandes desigualdades a nivel mundial. Los mercados internacionales de alimentos producen hambre, el ansia de beneficios de la industria farmacéutica es una condena de muerte para algunos, las restricciones a los movimientos de personas matan a personas en el mar.
2. c.- Mata la dignidad
El trabajo no es solo un medio de vida, sino una parte esencial de nuestro ser. El desempleado tiende a culpabilizarse y a ser culpabilizado por la sociedad. El trabajo pierde sus dimensiones más humanas y se considera un simple coste de producción. Por ello los derechos de los trabajadores se reducen: los derechos globales del capital o de las empresas son mayores y la competitividad se basa, con frecuencia, en la no globalización de estos derechos. Las empresas se organizan para potenciar el trabajo barato. Todo ello lleva a la desaparición de la clase media y afecta en especial a los más jóvenes. Por ello, Francisco denuncia la pobreza que supone no poder ganarse el pan y la existencia de trabajos inhumanos.
2. d.- Mata la esperanza
Se nos dice que se hace lo único que se puede hacer, pero esto no es cierto, se está faltando a la verdad. Negar la posibilidad de error es propio de fundamentalismos que siempre exigen sacrificios. La desesperanza es una corriente que nos lleva, que se apoya en estructuras de pecado, que dificulta enormemente el comportamiento ético y que predomina en el ámbito político. La obsesión por tener más mata la esperanza.
2. e.- Mata la naturaleza
La naturaleza es necesaria para poder producir cualquier bien o servicio. Algunos recursos naturales se agotan con su uso. Otros pueden renovarse. Para ello hay que utilizarlos de una manera sostenible. El afán incontrolado de ganancias a corto plazo lleva a la sobre-explotación porque considera la naturaleza como un medio y acaba con todos los recursos. Por ello hay que recordar que somos los custodios de la naturaleza.
3. Por una economía que sirva y no que gobierne
3. a.- La persona es el centro de la economía
Diferenciar entre economía y crematística nos permite entender dos modos contrapuestos de vivir los asuntos económicos que logran objetivos contrapuestos. El sistema económico actual nos induce a ser crematísticos en todo. Pero humanizar la economía es justo lo contrario, superar el egoísmo e introducir el amor en lo económico. Para ello la economía no puede ser lo principal, el esfuerzo económico debe centrarse en los fines de la institución, hay que priorizar a quien peor está, el conjunto mejora si lo hace el más desfavorecido y debemos tener claro cuál es nuestra prioridad. Todo ello construye una economía más humana, con unas claves que se pueden aplicar tanto a la familia como a las empresas.
3. b.- Hay que buscar el bien común
Existen ideas erróneas sobre el bien común, que excluyen lo común o la persona o que directamente piensan que este es inalcanzable. La concepción cristiana del bien común puede ser compartida por todos, no deja a nadie de lado, puede ser exigida a los gobernantes. Es un horizonte hacia el que dirigirse, la organización económica debe perseguirlo, las personas y las asociaciones también debemos construirlo.
3. c.- Se pretende lograr la justicia social
La justicia es dar a cada uno lo suyo. La justicia genera derechos pero también obligaciones. Implica igualdad entre las partes. La justicia social va más allá porque se centra en quienes peor están.
3. d.- Hay que revalorizar la utopía y la sabiduría
La utopía es irrealizable y perfecta, nos mantiene en movimiento, en una dirección única y coherente. La utopía del bien es realista y recoge el pasado para proyectar el presente hacia el futuro. La sabiduría es necesaria. La sabiduría no depende de lo que hemos estudiado, sino de saber afrontar los retos de la vida.
4.- Repensar el sistema económico
4. a.- Las dos dimensiones éticas (personal e institucional)
Precisamos de un cambio ético personal para pasar de un comportamiento egoísta a otro altruista. Se precisa un cambio ético en las instituciones que con frecuencia se convierten en “estructuras de pecado”. La ética es necesaria para el buen funcionamiento de la economía, debe encontrar su sitio en los mercados y las finanzas. Necesitamos reflexión y trabajo personal y cambio institucional.
4. b.- La ética de la solidaridad
La solidaridad no siempre es bien entendida. La solidaridad es una determinación firme enfocada al bien común, que requiere compasión, el reconocimiento del otro como un igual y la universalización o ampliación del “nosotros”. La solidaridad es un concepto despreciado por nuestro sistema económico. La compra responsable y el ahorro ético son acciones económicas solidarias que precisan de la colaboración de empresas y Estado.
4. c.- La cultura del encuentro
La economía se ha despersonalizado, en pocas ocasiones es un motivo de encuentro entre las partes. El componente relacional se ve como un impedimento para la generación de beneficios. En ocasiones, los accionistas no conocen sus empresas. Por ello necesitamos una cultura del encuentro, para que el sistema económico se llene de relaciones humanas. Hay que potenciar la economía local y la relación entre accionistas y trabajadores.
4. d.- Fomento del compartir y la gratuidad
El compartir genera riqueza. La gratuidad entra en la lógica económica. Sin gratuidad fallan la familia y las amistades, el Estado funciona peor y las empresas enferman. Recibir gratuitamente genera gratuidad. Este círculo virtuoso es necesario para que funcione la sociedad. El Estado de Bienestar es una manera de concretar la dinámica de gratuidad.
4. e.- Para que no falte a nadie lo necesario hay que priorizar a los más desfavorecidos
El destino universal de los bienes nos lleva a buscar que todos tengan lo necesario y esto supone priorizar al más desfavorecido. Hay que contabilizar de otra manera el progreso social, garantizar los derechos sociales para todos, priorizar la inversión social, que a nadie le falte lo mínimo, que no existan salarios de pobreza y que la globalización se enfoque hacia los más desfavorecidos.
4. f.- Modificar el marco económico mundial
APÉNDICE: a propósito de la Encíclica Laudato Si
Preocuparse por el Medio Ambiente es priorizar a los más pobres. El deterioro ambiental es otra cara de la cultura del descarte y tiene una raíz humana, que hay que solucionar desde lo humano, manteniendo y promocionando la economía a pequeña escala. Para ello hay que cambiar el modelo económico actual y nuestro estilo de vida
 

 
 

sábado, 21 de mayo de 2016

Muere un trabajador de una auxiliar de Navantia al caerse en un tanque.




El secretario de CIG-Industria en Ferrol, Vicente Vidal, criticó las condiciones laborales en la que los trabajadores de las compañías auxiliares realizan su labor en los astilleros de la ría de Ferrol.
 
“Con jornadas de lunes a domingo, con diez y once horas diarias, doblando turno y sin poder negarse a hacerlo, porque si lo hacen los echan a la calle”, afirmó, para concluir que “en lugar de trabajadores parecen zombis”. 

La indignación de Jesús sube de tono cuando se enfrenta con los poderosos, a quienes acusa de opresores, y con la tiranía que imponía Roma a su pueblo. Precisamente la condena a muerte de Jesús, y muerte de cruz, dictada y ejecutada por la autoridad romana, fue la consecuencia lógica de la indignación contra con el poder político, a quien niega legitimidad, y contra el Imperio, a quien considera invasor.

Detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea llamaba «el estiércol del diablo»”. La ambición desenfrenada del dinero que domina. Y el servicio al bien común pasa a segundo nivel. “Cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico -denunció fuertemente el papa Francisco-, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común”.

Con el modelo neoliberal se llega al éxtasis. La libertad total de los especuladores pone a las economías nacionales al servicio de sus cálculos. La expansión de las corporaciones financieras convierte al capitalismo en un verdadero casino.

La Biblia dice: "Dios quiere poner a prueba a los mortales, para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias." (Eclesiastés 3:18)

Un día Dios juzgará a cada persona en el planeta por las injusticias que cometen contra otros. Porque Dios es justo, tiene que haber consecuencias por la forma en que tratamos a los demás.

Jesús se conmovió desde las entrañas. Jesús manifiesta hoy toda su humanidad, humanidad que es justamente dignificar al deshumanizado, al marginado y al explotado por este sistema del dinero, dignificar al que tiene hambre de pan y de justicia. Jesús se conmueve desde las entrañas, pero ¿nosotros nos conmovemos desde las entrañas?








Lo que cuesta seguir a Cristo

Si el Papa vive en una especie de residencia sacerdotal, los obispos no pueden seguir viviendo en palacios. Si el Papa va en pequeños utilitarios, los obispos no pueden circular en Audi o Mercedes.

 
Jesús exige de sus seguidores -y él mismo lo ejemplifica- el dejarlo todo. Con ello quiere indicar la radicalidad con la que hay que servir al reino, pero recalca también la necesidad de llevar a cabo la misión en pobreza intuición que siempre han recogido los grandes santos, sobre todo los reformadores. Cercanía y empobrecimiento generan ya fraternidad no avergonzarse de llamarles hermanos, cf. Heb 2,11- y expresan la intuición cristiana de que en lo que está abajo en la historia hay un tipo de fuerza insustituible y no encontrable en ningún otro lugar.

 
"Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro" (Mt 6, 24). Esta cita de Jesús muestra la necesidad de elegir y de elegir entre realidades objetivas que son en sí mismas excluyentes

 
Puede ser que hayamos salido de la crisis de los grandes números, pero eso ha sido posible a costa de dejar las cunetas del camino llenas de cadáveres, que nunca saldrán de ellas: los de quienes han perdido el trabajo y por su “elevada edad” (cincuenta o más) cada vez tendrán más difícil encontrar un empleo; algunos nunca volverán a trabajar. Los de quienes en ese camino se han visto desahuciados de sus viviendas; los de aquellos que, a pesar de tener trabajo, lo tienen en situación de tal precariedad que jamás saldrán de la pobreza. Los cadáveres de los jóvenes que, con “minijobs” o “contratos cero”, no podrán siquiera pensar en construir un proyecto personal de vida familiar. Los cadáveres de las mujeres y de los inmigrantes que son excluidos de eso que se llama la “economía formal”, y pasarán –en muchos casos ya lo son- a ser invisibles para este sistema…

 
Pablo exclamaba: “¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?” Los tiempos no están para ese tipo de preguntas, pero el espanto que produce el injusto mundo en que hoy vivimos, la grave enfermedad de la civilización que hoy padecemos -una civilización del capital, que produce empobrecidos y excluídos, vencedores y vencidos, una civilización no sólo enferma, sino “amenazada de muerte”, en palabras de Jean Zingler- nos lleva a una pregunta semejante: ¿Qué nos librará de este mundo inhumano y cruel?

 

Jesús desarrolló su misión, acción liberadora, preferentemente de los pobres, como nos recuerda san Lucas en la escena de Jesús en la sinagoga de Nazaret (Lc 4, 16-21). La respuesta de Jesús a los discípulos enviados por el Bautista aduce como signo de la autenticidad de su misión la evangelización de los pobres (Lc 7, 18-23). De la misma manera la Iglesia, es "sacramento del Señor", tiene que verificar la autenticidad de su identidad y misión, como indica el Concilio Vaticano II: "así como Cristo fue enviado por el Padre para anunciar la Buena Noticia a los pobres (…) a sanar a los de corazón destrozado (Lc 4, 18), a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 9, 10), también la Iglesia abraza con amor a todos los que sufren bajo el peso de la debilidad humana; más aún, descubre en los pobres y en los que sufren la imagen de su fundador pobre y sufriente, se preocupa de aliviar su miseria y busca servir a Cristo en ellos" (Constitución dogmática Lumen gentium, 8 = LG).


Sólo la Iglesia que se acerca a los pobres y a los oprimidos, se pone a su lado y de su lado, lucha y trabaja por su liberación, por su dignidad y por su bienestar, puede dar un testimonio coherente y convincente del mensaje evangélico




 

jueves, 19 de mayo de 2016

Jose Ignacio Calleja: Misericordia, caridad y justicia social


Misericordia, caridad y justicia social es un libro que invita a repensar la dimensión social de la fe, para ir en cristiano un paso más allá de los lugares comunes. Están cambiando muchas realidades de la vida cotidiana y han sonado las alarmas en el diálogo de la Iglesia con el mundo.

La evangelización sin conciencia social nos da aspecto de gente indiferente. No hay atajos espirituales para evitar la historia y llegar a Dios. Así es nuestro mundo, así la estructura general de la vida humana, así la trama del Reino de Dios. Cuando lo evitamos, el anuncio de Cristo nace sin encarnación; el testimonio de la fe, sin credibilidad; el gobierno de la comunidad, sin carisma; la caridad misma, sin oídos políticos para la misericordia.

Pero queremos ser cristianos sin vaciar nuestra conciencia social y el presente libro nos anima a retener razones, acentos, voces y olvidos que vienen de los pobres del mundo. Al elegir los tres conceptos del título, misericordia, caridad y justicia social, el autor quiere llamar la atención sobre la unión profunda que entre ellos establece el cristianismo. Parecería lógico sumar sin más la misericordia a la justicia social, y todo queda dicho, pero no es así; la fuerza de la idea es que la misericordia es el alma de la verdadera caridad y lo es también de la justicia social.

Afirmar esto parece una obviedad, pero hoy no lo es. Cuando la doctrina social de la Iglesia dice que la justicia es el «primer camino» de la caridad y su «medida mínima», de modo que «nadie puede dar en caridad lo que debe en justicia», está hablando también de la misericordia. Este libro ayuda a pensar con afecto la encarnación misericordiosa de la fe en la justicia social y la refiere a Jesucristo sin complejos. No es una lección, es un servicio; un cuadro a retazos cuyo valor está en aquello a lo que convoca. Sea así.

JOSÉ IGNACIO CALLEJA, natural de Navaridas (Álava), es sacerdote de la diócesis de Vitoria-Gasteiz desde 1978. Catedrático de Moral Social Cristiana y de Filosofía Social en la Facultad de Teología, sede de Vitoria-Gasteiz, ha sido su decano entre 1997 y 2003. Desde 1987 atiende tres pequeñas parroquias rurales: Asteguieta, Estarrona y Ullíbarri-Viña. Es miembro de «Justicia y Paz», director de la revista de teología «Lumen» y colaborador ocasional de numerosas revistas de esta misma materia. Participa con regularidad en la sección de Opinión de los periódicos del «Grupo Correo» en el País Vasco.

Entre sus publicaciones cabe destacar: Discurso eclesial para la transición democrática (1989), Una Iglesia evangelizadora (1992), Un cristianismo con memoria social (1994), Moral social samaritana I y II (2004 y 2005), Los olvidos sociales del cristianismo. La dignidad humana desde los más pobres (2011) y Días de niebla y plomo (2014).

 

sábado, 14 de mayo de 2016

A D. Luis Angel de las Heras


 
D. Luis Ángel,  es mi deseo Que Dios le bendiga,
le ayude cada día
y que sea siempre su guía.
Monseñor, sabiduría le dé Dios
como le dio a Salomón
y que le cubra con su protección.
 
Ovejas heridas y sanas
lleva en su redil,
gracias por estar con todas
y señalarles el camino a seguir.
 
Siervo de Dios, a usted le hablo
desde lo más profundo de mi corazón
A usted, que Dios le escogió, le habló,
le llamó, le tomó de su mano
y le guió por caminos que quizás
muchas veces no comprendía,
por circunstancias que no entendía;
a usted que le mostró su voluntad
y fue capaz de renunciar a todo
Solo por AMOR .
 
A usted D. Luis Ángel .
querido misionero
que camina este sendero,
muchas veces en fuertes tormentas
otras en días de sol.
A veces solo, otras acompañado;
sin saber cuál será el próximo paso;
pero siempre dispuesto y
con espíritu de sacrificio.

A usted D. Luis, querido hermano,
querido misionero
a usted le hablo de lo profundo

de mi corazón,
porque por usted oro, un pueblo ora,
para que sus brazos nunca bajen
su fe nunca flaquee y
su espíritu se fortalezca.
Porque servimos a un Dios grande,
único, eterno.
 
 
 

D. Lázaro Dominguez Gallego


Pero tenemos esta riqueza en nosotros, como en vasijas de barro, para mostrar que ese poder tan grande viene de Dios y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7
D. Lázaro Ha dedicado toda su existencia a servir a Dios y a sus feligreses. No lo ha hecho por dinero, por ocupar puestos de honor, sino por amor generoso, por servir al Reino de Dios.
Todas las virtudes que una persona pueda llegar a tener en su paso por esta vida se encuentran bien patentes en D. Lázaro Domínguez, sacerdote que nació en Zamora en 1936 y reside en Ferrol desde 1959, habiendo sido siempre un auténtico ejemplo en su labor pastoral.

Hablar de la persona de D. Lázaro  es seguro que  el susbstantivo bondad es el más apropiado: bondad de corazón, bondad de conducta.

La fidelidad es una virtud que se puede considerar sinónima o engloba a otras tales cómo la integridad, sinceridad, lealtad etc… Don Lázaro es una persona comprometida y sacrificada porque  busca ante todo llevar a cabo aquello para lo que ha sido apartado o encomendado.

La fidelidad en el ministro de Cristo le hace ser consciente de lo exaltado y glorioso de su llamado.

No me cabe ninguna duda de que D. Lázaro tiene un carácter moldeado por el Espíritu Santo, que a su vez influye en sus predicaciones edificándonos a los que le escuchamos, un carácter que debería estar presente en todos los sacerdotes para enseñar y capacitar a los hijos de Dios, es lo que se requiere y necesita la iglesia para que pueda crecer, ser edificada y llevar a cabo su llamado. Todo lo que no sea eso, es buscar fuera de lo que la Palabra de Dios tiene para su iglesia, y eso no es deseable.

El alma de D. Lázaro está en la relación personal, llena de confianza y amistad, con la persona de Jesús. El ministerio sacerdotal no es, no puede ser fecundo, sin una relación personal e íntima como el Señor.

El Reino de Dios avanzará si disponemos de sacerdotes santos como D. Lázaro, pero santos de verdad, no sólo rezadores. Santos de esos que defienden al débil, aman a Jesús Eucaristía, quieren a todos y saben sacrificarse por ellos, y no se contentan con buenas palabras, sino que evangelizan al cien por cien.

D. Lázaro es un hombre magnánimo (grande de corazón) ciertamente, los santos fueron todos magnánimos y todas las personas que pasaron por la vida de la Iglesia abriendo caminos y dejando una huella profunda es porque fueron magnánimos.

Los magnánimos como este sacerdote bueno se pueden reconocer muy bien porque están siempre disponibles cuando les necesitamos y siempre nos ayudan a resolver situaciones difíciles creando optimismo y esperanza. Cuando se les pide algo siempre responden sí. Son un oasis en medio del mundo en el que vivimos.

D. Lazaro es un gran creyente, un hombre de corazón limpio como el de las bienaventuranzas de Mateo.

La paciencia y la fe que transmite en medio de la prueba es auténtico testimonio. Las pruebas son inevitables y además necesarias para todos los que creemos en Cristo.

Solo me queda decir a este gran sacerdote enamorado de Cristo, testigo de su amor, ¡gracias, gracias, gracias!

sábado, 7 de mayo de 2016

Müller corrige al Papa y sostiene que divorciados vueltos a casar sí están excomulgados.


 
El evangelio es para la gente, no para la iglesia institución.
Lo verdaderamente importante es lo que dice el Evangelio y lo que de verdad quiera el pueblo cristiano...
Los integristas, las personas aferradas a un tipo de ley, quieren mantener las cosas atadas y bien atadas en el cumplimento sagrado de ciertas prácticas sacramentales. Pero lo que importa es que hay un intento de vuelta al Evangelio original. Tanto en este Sínodo como en los próximos años la puerta que se está abriendo es imparable porque si se mete un poco el pie ya no habrá vuelta atrás.
El que no anula es porque no quiere. Un buen abogado hace maravillas. Y testigos que digan «lo que hay que decir» salen de debajo de las piedras. Algunas parejas se curan en salud y, previendo su posible fracaso, antes del día de la boda declaran ante notario que van coaccionados al matrimonio o que excluyen la prole para, por si lo necesitasen, tirar en su día de documento acreditativo. Con tal papel, la anulación es casi automática.
Además de fáciles las nulidades son baratas. Lejos quedan los tiempos en los que entre los requisitos indispensables para obtenerla estaban los de ser rico y famoso.
En relación con el régimen de costas de los procesos matrimoniales es preciso señalar que existen entre gratuitos y semigratuitos. Interesa, pues, destacar la posibilidad de tramitar procesos de declaración de nulidad matrimonial sin abonar cantidad alguna ni al Tribunal, ni a los Letrados y Procuradores que se designen para la misma. Existe dentro de la jurisdicción eclesiástica lo que se denominan causas de gratuito Patrocinio, al igual que el Turno de oficio del que goza la jurisdicción civil, en atención a aquellas personas que por sus circunstancias económicas carecen de medios para litigar.
Algunos cardenales creen que eso cuestiona la ley divina de la indisolubilidad del matrimonio. Pero se debe aceptar que hay rupturas, que hay problemas que imposibilitan la convivencia y debemos admitir que el matrimonio está roto y que ya no hay ninguna salida. Y lo que ha propuesto recientemente el Papa, una agilización de la nulidad matrimonial, en el fondo, es un divorcio encubierto.
En lo que hay que insistir no es tanto en la ruptura matrimonial sino en la posibilidad de la libertad para reemprender una vida, una vez que la situación es insostenible.
La Iglesia jerárquica “acoge” a los divorciados, pero les niega la comunión. Es como si una madre dijera a un hijo, a una hija divorciada que vive con otro: “Puedes venir a casa, pero lo siento, no puedes entrar. O sí, puedes entrar, pero sin sentarte a la mesa.

Las personas se divorcian por millones de causas. Hay personas que han soportado la infidelidad, la desidia, el abuso físico, sexual y psicológico, la violencia hacia sus hijos, etc. Han recurrido al divorcio, y más adelante, en sus vidas se les ha presentado la oportunidad de volver a hacer su vida con una nueva pareja. ¡Pero están excomulgados! ¿Alguien podría explicarme la razón? ¿Cómo se reconcilia esto con el amor de Jesús hacia las personas que sufren y que han pasado por experiencias difíciles? ¿Se les puede cerrar la puerta y dejarles fuera, excluidos?
Un matrimonio sin amor ya no es sacramento de Dios o de la Vida, diga lo que diga el Derecho canónico. En la época inmediatamente posterior a los Apóstoles, los textos que parecían prohibir el divorcio se ha aclarado ahora que se refieren a la mujer y no al marido, porque en aquella sociedad patriarcalista, discriminatoria contra la mujer, ésta tenía menos derechos que el hombre y se le negaba, lo mismo en esto que en otras cosas, lo que fácilmente se concedía al varón. El matrimonio, además, así como la separación de los cónyuges, estaban regulados únicamente por los tribunales civiles. La Carta a Diogneto dice que los "cristianos se casan como todo el mundo". Y se podría esperar que si el divorcio hubiese sido combatido por la Iglesia, el Emperador Constantino, tan favorecedor de ella, lo hubiera prohibido; y, sin embargo, tanto él como los posteriores Emperadores cristianos lo mantuvieron. La razón es que la Iglesia aceptaba como cosa normal y consentida entre los cristianos el divorcio, aunque entonces "el divorcio sólo es permitido por causa de adulterio, y prohibido por otras causas" (Pospishil, Divorce and remarriage). A lo único que se llegó es a desaconsejar a veces al marido inocente unas segundas nupcias, pero nada más.
Toda relación que emprendemos con alguien, siempre nos une el amor, cuando el amor se muere todo se acaba, no hay vuelta a tras. Por eso, tanto la iglesia como la pastoral necesitan tener en cuenta esto, más que seguir farisaicamente una ley por muy bíblica, debemos saber que solo el amor va a permanecer unido esa relación. Dios es amor, lo que él unió en amor de identificación mutua, ningún género humano lo separe. Luego entonces, podemos sostener que lo que Dios no une en amor, al romperse éste vínculo que es la metáfora de la identificación, que lo separe la persona.
Se armó la guerra del divorcio. Guerra política y religiosa.
Diría que es una guerra básicamente humana porque es el hombre como tal quien está en el centro de la cuestión.
Una vez más el hombre es utilizado como campo de batalla por los estrategas aprovechados de la política y por los fanáticos jerarcas de la religión.
Debe reconocerse que la iglesia sugiere a los demás que reconozcan sus propios errores o pecados, mientras ella misma se abstiene de hacerlo. La cuestión sexual en general, y esta del divorcio en particular, la obligan o inducen a entonar un preocupado “mea culpa”, esclarecedor de ideas y de conductas equivocadas, impuestas en el nombre de Jesucristo (mejor diría, por razón de temor y de infierno) y del nombre de la llamada ley natural.
El titulo de “madre y maestra” que a veces se dio a si misma la comprometerían a un sensato magisterio aprendido en la escuela de su único Maestro Jesús y con los logros que las ciencias de hoy ofrecen, como también a una entrañable maternidad con las personas que cuanto más sufren más hijas suyas son.
La iglesia procuró el bien da institución matrimonial, dejando de lado el bien de las personas y de las parejas. Creo que ponerse al servicio de la institución, de la ley de la norma o del contrato o al lado de la persona, da libertad, y del amor e un desafió básico y permanente para los cristianos.
Non tomemos la cuestión desde un punto de vista sentimental ni relacionemos automáticamente divorcio pecado. Tanto la estabilidad de la pareja como la ruptura (divorcio) son un hecho humano y social. Resulta indiscutible que el matrimonio, a través de épocas , culturas y sistemas sociales se consideró como la unión de un hombre y una mujer de larga duración. El matrimonio es pues, un proyecto estable, firme, sólido, de vida en común.
Ahora bien, por mil y una circunstancias y por la limitación humana puede haber fracasos y naufragios y los hay. De hecho el divorcio se da ciertamente tenemos que contar con la dialéctica entre la aspiración  a lo ideal, lo deseable y la realidad. Tanto el compromiso fiel como la limitación y el error son humanos.
De este modo consideramos el matrimonio como unión estable y firme por el amor, pero non indisoluble por naturaleza o por ley natural, “porque sí” podríamos decir.
La misma iglesia católica declaro disueltos matrimonios “naturalmente “validos e legítimos.
La alegaciones contra la permisión legal del divorcio para las parejas fracasadas deben contemplarse con la prudencia jurídica necesaria pero non son consistentes para llegar a negarlo, como tampoco pesan  de hecho, por desgracia, razones tan importantes como el derecho al trabajo estable, a una vida digna y amplia etc.
Razones que también atacan el matrimonio.

 

viernes, 6 de mayo de 2016

D. Luis Ángel:Un obispo misionero Para Mondoñedo Ferrol


 

"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.…"Marcos 16:15

 
Preciosas sus palabras D. Luis Angel, en una de la entrevistas en la prensa: “Tenemos un tesoro precioso que hemos de valorar y saber comunicar para que muchos puedan conocerlo y les sirva en sus vidas como nos configura a los cristianos. Tesoro de vida, de amor, de alegría.”
A veces, el bienestar y el progreso pueden hacernos sentir autosuficientes. Entonces, nos parece que no hace falta buscar otras cosas más elevadas, algo que sobrepase  la vista de lo que tenemos enfrente cuando miramos desde arriba: sentimos que ya no hace falta la fe.
Pero el progreso moderno y el frenético mundo del dinamismo, de la creatividad  y del trabajo, para seguir siendo humanos, necesitan ser iluminados por la fe, necesitan de aquella luz y aquella fuerza que vienen de Dios.
En los momentos más trágicos de la existencia, la verdadera fuerza que ayuda a no deprimirse es la oración, invocación de la ayuda de Dios y al mismo tiempo recurso a aquella luz, aquel consuelo, aquellas energías que pueden llegar solo de nuestra fe en Dios.
Un padre y una madre podemos dejar poco en herencia a nuestros hijos, pero si les dejamos el don de la fe les transmitiremos el bien más valioso del que disponemos en esta tierra: la luz que ilumina el camino, dando sentido y valor a nuestras obras.


Encontrar uvas en el desierto puede ser más valioso que encontrar oro en la ciudad. Así fue, en algunos momentos, el pueblo de Dios para quienes se encontraban con él.


“Como uvas en el desierto hallé a Israel” Os. 9:10
 Hemos de ser conscientes de que este mundo, tristemente, se puede comparar muchas veces con un desierto. ¿Qué seremos nosotros como cristianos para aquellos con los que nos encontremos? Ojalá que seamos como uvas revitalizantes.
 
Yo estoy preocupado igual que usted  por las ovejas alejadas, por las que no conocen a Dios. Como oveja de su rebaño le propongo, que deje a las 99 , que están seguras y salga corriendo a buscar a la que está perdida, a la que anda por ahí creyendo que Dios está en los ídolos del dinero, el trabajo, el poder, el prestigio o el “porque siempre se ha hecho así..." También podría ayudarnos y darnos pistas a las ovejas para que, con misericordia infinita, sepamos acoger a la pérdida, a la preferida de Dios, a la que sufre, de forma que nunca condenemos a los que viven de forma diferente, en las periferias. Jesús Vivió y murió como mesías de frontera, mediador entre la “buena sociedad” (que lo acabó matando) y los marginados o peligrosos de esa sociedad (con los que murió crucificado). Por eso, su memoria, celebrada por la Iglesia, resulta inseparable del recuerdo de su conflicto social que aun hoy perdura.
Entusiásmenos con esta Iglesia fundada por el Señor, santa y pecadora, perfecta y siempre necesitada de conversión.
Ayúdenos, Monseñor, a celebrar, el Misterio Salvífico con profundidad cristológica que nutra nuestra hambre de comunión con Cristo y que nuestras liturgias eclesiales, dignas, bien hechas y participadas nos empujen a amar a los pobres, a estar cercanos y comprometidos con el mundo actual, Con los marginados y marginales, a los enfermos, a los ancianos que viven solos y a todos aquellos que están alejados de la Iglesia y necesitados de una palabra y un gesto de amor, de perdón y de esperanza.

D. Luis, ayúdennos  a seguir soñando y forjando la Iglesia que quiso el Señor Jesús. Jesús inició un mensaje y camino de liberación al servicio de unos marginados que eran como los actuales: prostitutas, compradas y vendidas por comercio sexual; publicanos, manipulados por cuestión económica; niños sin familia, militares colaboradores de Roma, extranjeros rechazados por los judíos puros… Entre ellos se mantuvo, por ellos ofreció su Palabra.
 Desde hoy oraré con más cariño por su tarea pastoral, con el deseo de que unos y otros aprovechemos las dificultades para crecer. Dejando fluir la positividad, la bondad y el espíritu conciliador de Jesús que nos impulsa a aportar cada uno lo mejor que tengamos para construir esta familia de los hijos de Dios.

José Carlos Enríquez Díaz

miércoles, 4 de mayo de 2016

Xabier Pikaza, Dios enamorado


 

 

AMOR DE HOMBRE, 


DIOS ENAMORADO


  SAN JUAN DE LA CRUZ: UNA ATERNATIVA

 
Este libro interpreta el amor de hombre como experiencia del Dios enamorado, con la ayuda del testimonio ejemplar de San Juan de la Cruz. El cosmos entero se mueve y mantiene en amor, como habían dicho muchos griegos (entre ellos Platón y Aristóteles). Pero sólo los hombres que aman son, dentro del mundo,  presencia encarnada del Dios enamorado. Sólo el amor es salud y salvación para una humanidad que hoy como antaño corre el riesgo de enfermar enloquecida y destruirse; por eso lo he querido presentar como terapia, la única terapia, en este tiempo de conquistas económicas y riesgos de locura, de terrores y rupturas sociales que pueden acabar con la existencia de los hombres y la vida sobre el mundo.

            Vivimos bajo la amenaza de la bomba y del terror generalizado y muchos piensan que no existe más salida que la imposición legalizada: más vigilancia, más orden, más disciplina impuesta por los grandes sistemas establecidos, religiosos, nacionales o sociales, que en último término conducen a un capitalismo más intenso, con mayores destrucciones. Otros buscan un tipo de evasión particular, empleando para ello alternativas intimistas (de pura mística interior) o elitistas (de dinero), mientras las masas siguen cada vez más marginadas. Pues bien, en ese contexto dramático he querido exponer una vez más[1] la alternativa evangélica y humana, personal y social, del amor, tal como lo ha expresado de forma clásica San Juan de la Cruz (=SJC). Se trata de un amor que es lo más privado y elitista, lo más caro (querido), siendo lo más universal y lo más barato (económico), pues todos los hombres y mujeres, empezando por los marginados y pobres, pueden recibirlo y compartirlo[2].

            El libro consta de una introducción teórica, tres capítulos centrales y una conclusión. La introducción sitúa la figura y obra de SJC en su contexto literario y religioso, destacando sus implicaciones filosóficas, desde una perspectiva occidental. Los capítulos centrales comentan estrofa por estrofa, verso a verso, los motivos y temas de la segunda versión del Cántico Espiritual (CB), desarrollando así un itinerario de amor humano y divino. La conclusión asume lo anterior y entiende el amor de hombre como enamoramiento de Dios, en plano ya más filosófico, interpretando a SJC como alternativa teológica, eclesial y filosófica para nuestro tiempo, en línea de libertad y de vida, de gozo y universalidad humana, superando las divisiones religiosas y sociales que corren el riesgo de hacer que nuestra humanidad explote y se destruya[3].

            Frente a todos los que buscan soluciones duras o elitistas, en plano económico, legal o militar (soluciones nacionalistas y raciales, imperiales y capitalistas), mi libro ofrece la respuesta democrática y universal del amor que puede vincular y vincula a todos los hombres y mujeres de la tierra, por encima de las diferencias anteriores. Para ello evoca y expone algunos aspectos literarios y teológicos, filosóficos y místicos del amor, a partir de SJC, releyéndolos la perspectiva existencial y social de nuestro tiempo. Así lo presenta, al fin, como alternativa frente a un tipo de modernidad que, en medio de sus grandes valores, corre el riesgo de destruir la vida humana.

            Este libro no intenta reemplazar el comentario en prosa del propio SJC (= Coment)[4], ni ocupar el lugar de otros trabajos especializados sobre el tema, pero puede ofrecer un servicio a los que estudian el amor y quieren conocer mejor la obra de SJC. Quiere mostrar simplemente que el mundo y la vida de los hombres constituyen una expresión y consecuencia del enamoramiento de Dios, de tal forma que sólo el amor del hombre se puede entender como verdad y revelación de lo divino. Comencé a escribirlo como lección de apertura al Curso Internacional Teresiano-Sanjuanista de Ávila (octubre del 2000) y fijé su texto para un curso de la "Cátedra de Santa Teresa", Universidad P. de Salamanca (24-28 de Marzo del 2003), titulado Contemplación de amor y comunicación universal. Una lectura de san Juan de la Cruz, por invitación de mis amigos carmelitas. Quisieron publicarlo mis hermanos carmelitas de Burgos (¡gracias!), pero el obispo católico del lugar se lo prohibió, quizá por miedo a la mística. Manuel Guerrero lo ha recibido generosamente en su editorial, Desclée de Brouwer.






[1] Evoqué estos mismos temas en El “Cántico Espiritual” de San Juan de la Cruz, Paulinas, Madrid 1992. Al final de la obra ofrezco una referencia bibliográfica.
[2] Esta obra carece pretensiones críticas de tipo textual. Las obras de SJC suelen citarse, como es costumbre, con la primera palabra: Subida (al Monte Carmelo), Noche (oscura), Cántico (espiritual), Llama (de amor viva).. Por comodidad utilizo las siguientes abreviaturas o siglas:
 

CB
Coment
Ct, Cantar
SJC
Cántico Espiritual, poema, versión B.
Comentario o Declaración en prosa del mismo SJC al CB.
Cantar de los Cantares (libro bíblico).
San Juan de la Cruz.
 
[3] La introducción es más teórica. Por eso, quien desee pasar directamente a los poemas del Cántico podrá dejarla a un lado, para volver a ella al fin del libro, junto con la conclusión, que también es especulativa. Los capítulos centrales quieren ser más descriptivos, recreando de forma personal el camino de amor de SJC.
[4] Sobre las dos redacciones del Cántico, cf. ediciones de E. Pacho, citadas en bibliografía final.