sábado, 27 de abril de 2013

Obama acusa a los provida de querer hacer retroceder el reloj al siglo pasado



Efe) «Se debe permitir a las mujeres tomar sus propias decisiones sobre su salud. Es un principio simple», comentó el presidente entre aplausos.
Recordó que Planned Parenthood, que ofrece la posibilidad de abortar a mujeres personas con bajos recursos, comenzó a funcionar «hace casi 100 años» con la apertura de una clínica en Brooklyn (Nueva York) y hoy «una de cada cinco mujeres» en Estados Unidos recurren al grupo.
Obama criticó, en ese sentido, las propuestas de algunos políticos republicanos para recortar la financiación de Planned Parenthood como medida para reducir el déficit público. «Después de décadas de avances todavía hay personas que quieren hacer retroceder el reloj a políticas más adecuadas a la década de 1950 que al siglo XXI», sostuvo el presidente al subrayar que 42 estados del país tienen leyes para «prohibir o limitar el derecho de la mujer a elegir».

¿Cuál será el destino de nuestra nación si rechazamos el llamado de Dios para volvernos totalmente a él? ¿Qué pasará si los abortos continúan y se usan fetos para la investigación científica… si seguimos borrando el nombre de nuestro Salvador de la Historia si reconstruimos todas las cosas más grandes y mejores, sólo para enriquecernos más... si confiamos más en nuestro poderío armado que en el Dios todopoderoso?  Los fuegos devoradores subirán a los cielos. La oscuridad cubrirá la tierra. La economía será golpeada y se tambaleará. Y habrá discordia en la nación, en las comunidades, los barrios, las familias. Las gentes mirarán solo por sí mismas, en una lucha desesperada para sobrevivir. Y Dios te amparará si tú vienes a Él.

¿Crees que nacistes el día en que celebras tu cumpleaños? Para la sociedad si, pero para Dios y los ángeles tu nacistes el día en que te concibierón, dale la oprtunidad de nacer, de ser libre, por favor no lo mates.

El valor de la vida es intrínseco desde el momento de la concepción. Atentar en forma directa o indirecta contra la vida desde la fecundación es éticamente ilícito. El primer y fundamental derecho de las personas, del cual derivan los demás derechos es el derecho a la vida.

Cualquier colaboración formal intencional, tanto del personal sanitario como del apoyo de parientes o del marido de la mujer, es moralmente ilícita.



jueves, 25 de abril de 2013

La salvación empieza en esta vida



La conclusión final, del análisis sobre la relación entre vida y salvación, es que  nuestra fe en la salvación eterna y definitiva, que Jesucristo nos concedió, no puede de ningún modo marginar y menos olvidar que la salvación cristiana empieza en está vida. Y esto es de tal modo importante que la salvación de la “otra” vida se plantea y se resuelve en la medida en que se plantea y se resuelve acertadamente la salvación en “esta” vida y para “esta” vida. Desde este punto de vista, se puede y se debe decir que la salvación acontece, ante todo, en la vida. Y, por lo tanto, se tiene que manifestar en defender la vida, potenciar la vida, dignificar la vida y lograr que la gente viva más feliz. Eso tiene una implicación inmediata en el compromiso y la lucha por lograr que vivan con más seguridad y dignidad los que tienen la vida más amenazada y más atropellada: en definitiva los pobres, los débiles, las víctimas de la historia.
           
Cuando hablamos de salvación nos referimos a la salvación de los pecados, que Cristo nos consiguió con su muerte. Tal afirmación, por supuesto, es central en nuestra fe. Porque la “justificación” (dikaicosyne), que Dios nos concedió, consiste esencialmente en el perdón y la rehabilitación de los que estábamos perdidos a causa del pecado (Rom 1, 16-17;4,13 17.21 Gal3,6-9). Lo que pasa es que cuando se habla de pecado y de sus consecuencias, mucha gente piensa solamente en las consecuencias que eso tiene en la “otra” vida, osea en la posibilidad de infierno y perdición eterna. Y non se piensa como es debido, en las consecuencias que el pecado tiene, en primer lugar, en está vida. Y, además nunca se nos tendría que ir de la cabeza la cantidad de dolor, sufrimiento, humillación y desgracias que ocasionan precisamente los pecados de los hombres, es decir, el mal que los seres humanos se causan a sí mismos y nos causamos los unos  a los otros precisamente porque pecamos.
           
La salvación Cristiana es, por supuesto, la salvación del pecado. Pero, precisamente por eso, es salvación, no solo eterna, sino también histórica. Es decir salvación que actúa y se tiene que poner de manifiesto en está vida, concretamente en la defensa y dignificación de la vida para todos.

martes, 23 de abril de 2013

El Papa ordena desbloquear el proceso de beatificación de Monseñor Romero

Antes de ser asesinado Romero era tildado como “cura comunista” por los generales, coroneles, políticos y empresarios de ultraderecha que formaban parte de agrupaciones nacionalistas y anticomunistas. Sus denuncias contra la violencia armada, incluida la incipiente guerrilla, fueron cada vez más constantes. Le llamaban “la voz de los sin voz”.
Romero nació el 15 de agosto de 1917, en Ciudad Barrios, departamento o provincia de San Miguel; fue ordenado sacerdote en 1942 y el 3 de febrero de 1977 fue nombrado por el Papa Pablo VI Arzobispo de San Salvador. Llegó siendo conservador pero comenzaron a matar a sacerdotes muy cercanos, como el jesuita Rutilio Grande, lo que empujó a la denuncia frontal contra la violencia política. De acuerdo a los analistas, en el seno de la misma Iglesia católica, la beatificación de Romero estaba bloqueada porque se había convertido en un símbolo de la lucha contra la injusticia social y en un emblema de la Teología de la Liberación.
Los predecesores del Papa Francisco, Juan Pablo II y Benedicto XVI, sostuvieron que Romero fue un mártir de la fe, pero ha habido mucha polémica en torno a si su asesinato debía de considerarse un martirio o si fue a causa de las confrontaciones políticas y sociales en las que estuvo envuelto El Salvador en la década de 1980. Muchos teóricos del conflicto armado salvadoreño consideraron el asesinato de Romero como la última gota que hizo estallar la guerra civil, que se prolongó desde 1980 a 1992.

No se puede dudar que Monseñor Romero se convirtió en figura universal. No es él por supuesto, el único cristiano, ni siquiera el único obispo asesinado. Pero por la calidad de su vida y obra, por las circunstancias históricas de su martirio, se convirtió en figura universal.
            Si él no es un mártir cristiano, ¿quien lo será? Para los pobres no hay duda alguna; para los canonistas puede seguir habiéndola: si murió por defender la fe, si murió pacientemente...Karl Rahner, en un escrito de antes de su propia muerte reflexiono teológicamente sobre la necesidad de ampliar el concepto tradicional de martirio, y escribió: “¿por qué no habría de ser mártir un Monseñor Romero, por ejemplo, caído en la lucha por la justicia en la sociedad, en una lucha que el hizo desde  sus más profundas convicciones cristianas?”” me gustaría interpretar estas palabras de Rahner como el elogio de un gran teólogo a un gran obispo.
            Recordar a Monseñor Romero no significa, pues aislarlo de los demás mártires ni exaltarlo de tal modo que los otros queden en la penumbra. Recordar a Monseñor Romero es más bien recordar a muchos otros, mantener vivos a tantos profetas y mártires, campesinos y delegados de la Palabra. Es, sobre todo recordar a miles de mártires inocentes, indefensos y sin nombre; Es recordar a todo un pueblo crucificado; cuyos nombres nunca se conocerán públicamente, pero que están integrados para siempre en Monseñor Romero.
            En vida fue “voz de los sin voz”. En muerte es “nombre de los que quedaron sin nombre”.

lunes, 22 de abril de 2013

Lutero y la Eucaristía



Lutero ha tenido intuiciones profundas y ha hablado palabras importantes con respecto a la eucaristía. Fue hace cuatrocientos años (1529). En Marburg, la ciudad del duque de Hessen, Martín Lutero tuvo un encuentro con Ulrich Zwingli.  El reformador suizo Zwingli presentó su doctrina: En la Misa el pan sólo sirve como símbolo, como signo del cuerpo de Cristo. Entonces Lutero entró en cólera y dijo: "¡Esta palabra es demasiado potente! Dice: Esto es mi cuerpo. No se puede tergiversarla".

Narraré a continuación un importante suceso acaecido en la ciudad alemana de Marburgo en Octubre de 1539. Lutero se reúne con un numeroso grupo de teólogos protestantes con la presencia del reformador suizo Zuinglio. La idea era ponerse de acuerdo para darle una unidad a la “nueva fe” de los protestantes. En vano intentó Lutero convencerles de que no se podía renunciar a la fe en la verdadera presencia de Jesús en la Eucaristía, basada en la afirmación de Jesús en la última cena: “Esto es mi cuerpo”. Efectivamente, Lutero se había apartado ligeramente de la doctrina tradicional católica enseñando que el pan no se transformaba en el Cuerpo de Cristo, sino que Jesucristo se hacía presente en el pan sin que éste desapareciese. Pero limitando esa presencia de Jesús al momento de la celebración sin que permaneciese presente después. Calvino sin embargo sólo admitía una presencia del poder de Cristo, pero no del mismo Jesús. Zuinglio enseñaba que la celebración eucarística era un mero recuerdo de la última Cena. De este modo los llamados reformadores se apartaban a pasos agigantados de uno de los centros de la fe y de la vida del cristianismo de todos los siglos.

La celebración de la Cena del Señor, la fracción del pan como se llamó en un principio o la Eucaristía como todavía hoy se denomina es algo esencial en la Iglesia. Desde los primeros siglos la iniciación del cristiano alcanzaba su plenitud con la participación en la mesa del Señor donde el mismo Cristo se convierte en nuestra comida. Como botón de muestra de una elocuencia maravillosa transcribamos algunas palabras de S. Justino Mártir, que vivió en el S. II, en su primera Apología en defensa de los cristianos: “Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que, así como Cristo se hizo carne, del mismo modo hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias (en griego eucaristía) que contiene la palabras de Jesús (se refiere a las que pronunció en la última cena) es precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó”. Después hace una descripción de la celebración que tenían los cristianos en día del sol en el calendario romano y que el cristianismo llamó luego domingo (día del señor). Curiosamente el esquema es idéntico al de una Misa de nuestros días.

 Martín Lutero, el fundador de la reforma protestante creía en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. En 1529, él puso sobre la mesa el tema de la transustanciación en la famosa conferencia de Marburg junto a Zwingli y a otros teólogos suizos. Lutero mantenía su visión de que Cristo estaba presente en el pan y el vino de la Eucaristía