miércoles, 5 de julio de 2017

Viviendas rectorales vacías para los sin techo



Según información en el diario Faro de Vigo el obispado de Santiago posee 59 viviendas en las comarcas y el de Lugo, 32.
Más del 60% de las casas rectorales de los nueve municipios de la zona están cerradas y entorno a un 20% se encuentran totalmente inservibles, en total estado de ruina. De las 91 viviendas pastorales de la zona, 32 se ubican en territorio dezano, según datos del obispado lucense. De ellas solo un 40% están siendo utilizadas, bien por los sacerdotes, como residencia oficial, bien para la realización de actividades pastorales, como charlas, sesiones de catequesis y demás actos promovidos por la Iglesia. El delegado diocesano de Patrimonio de Bienes Inmuebles, Miguel Gómez Vázquez, admite que "algunas se utilizan únicamente los fines de semana o exclusivamente como lugares en los que desarrollar las actividades pastorales". El resto de las viviendas llevan años cerradas a cal y canto, en algunos casos incluso suman décadas inhabitadas. De entre estas, "entre un 8 y un 10% están en estado ruinoso.
Creo que sería bueno poner    a disposición de las familias sin recursos que se hayan quedado sin techo o hayan sido desahuciados de sus viviendas las casas rectorales que no están siendo utilizadas en la actualidad.
Las víctimas de la “crisis” no pueden esperar a que sus eminencias organicen “colectas” entre los fieles para repartirlas beatíficamente.
Por ahora, la Iglesia Católica prefiere, a un esfuerzo de justicia social, seguir presionando al Parlamento Español para que le mantenga los privilegios (que no favorecen en nada al pueblo) y seguir optando por alargar la mano a la Administración en demanda de subvenciones (provinentes de los impuestos de todos los españoles, sean católicos o no) a fin de evitar que el tiempo, las termitas, y el moho hagan de las suyas.
Miles de rectorales o casas de sacerdotes (especialmente en el ámbito rural), deshabitadas. Algunas, con pequeños arreglos, podrían acoger a los desahuciados. Muchas cuenta con huertas, que podrían ayudar a su subsistencia.
La Iglesia saldría ganando en reconocimiento y credibilidad social. Demostraría con gestos y hechos concretos sus profundas entrañas de misericordia. Porque la gente ya no cree en palabras. Sólo se fía de los hechos.
(Lc. 12.19-20) “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”.
Consejo evangélico preceptivo para todo creyente en Cristo ¡cuanto más para quienes se erigen en “pastores” y pretenden darnos consejos y ejemplo¡
Nuestro problema económico no se va a resolver con meras formulas matemáticas, ni su solución se reduce a un manejo técnico burocrático de las variables económicas, es ante todo un problema moral de falta de amor, de compartir hasta lo que nos es necesario aunque nos duela.
Señores obispos, necesitamos un gesto que refleje claramente que no viven ustedes ajenos a esta tremenda crisis que tanto hace llorar y sufrir. Un gesto que demuestre a las claras que, además de Caritas y de todo el aparato socio-caritativo, la jerarquía quiere que la Iglesia siga siendo la punta de lanza en la lucha para paliar los dramáticos efectos de la crisis.
Ya llegamos tarde, como siempre, al tema de los desahucios. Un tema en el que el cardenal Rouco cambió radicalmente de idea: Primero mandó expulsar a los desahuciados encerrados en La Almudena, para terminar pidiendo públicamente una solución "justa, equitativa y solidaria" a su drama.
La iglesia católica puede hacerlo. Tenemos una inmensa red de locales e instituciones repartidas por toda la geografía nacional. Tenemos recursos disponibles y voluntarios (millones de voluntarios) dispuestos a hacerse cargo de ellos. Lancen una cruzada solidaria. Salgamos a las calles a invitar a las bodas. Carguemos con los desheredados, como el buen samaritano. En eso, sólo en eso, nos reconocerán como discípulos de Cristo. Y si no damos trigo en las duras, no esperemos que nos escuchen predicar en las maduras. Ésta es la nueva evangelización que se está esperando en la calle como agua de mayo.
 
 

1 comentario:

  1. ... y aunque los jerarcas te hicieran caso, ni siquiera podríamos hablar de misericordia. Dar de lo que sobra es simple cuestón de justicia.

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