lunes, 28 de marzo de 2011

Si a la vida


ALFONSO GARCÍA 25 DE MARZO, Día Internacional de la Vida. Cincuenta ciudades españolas -entre ellas A Coruña, Vigo, Santiago y Lugo- participaron en concentraciones para defender la vida como un don procedente del Derecho Natural, la maternidad, los concebidos no nacidos, discapacitados, ancianos, enfermos terminales, víctimas del terrorismo, maltrato y crímenes, etc.


Me parece más adecuada esta actitud positiva de un sí rotundo a la vida en general, que instalarse en contra de algo. Observo otra novedad: estamos ante una conmemoración de ámbito internacional -al margen de lenguas, culturas, razas, etc.-, protagonizada por una organización con arraigo en países como, España, Argentina, Chile, Nicaragua, Perú, México, Austria, Eslovaquia, Cuba, Filipinas, El Salvador, etc. Añado un tercer matiz: este movimiento social se presenta sin adscripción ideológica ni religiosa, porque los valores que defiende son compartidos por gentes de buena voluntad, ya fueren agnósticos, ateos, cristianos, protestantes, judíos, mahometanos, luteranos, de izquierdas, de derechas, negros, blancos o amarillos.


Se ha vinculado, injustamente, a organizaciones como ésta, con la Iglesia Católica, cuando la realidad sociológica es bien diferente; también hay que decir que la jerarquía eclesiástica ha tardado mucho tiempo en reaccionar ante esta trampa que ella misma se ha tendido. La defensa de la vida en general debe sustentarse en el Derecho Natural -ni siquiera en la moral, cambiante en el tiempo y el espacio-, que defiende derechos universales del hombre, independientes del ordenamiento jurídico; por lo tanto, cualquier interferencia en el curso biológico de la vida, sería contrario al Derecho Natural, pues sin vida no hay derechos inmanentes que proteger.


Me asombra que cuando se habla de la defensa de la vida no se invoque el artículo 29 del Código Civil: "El nacimiento determina la personalidad; pero el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo siguiente". Porque, yo me pregunto: ¿el nacer, no es el efecto más favorable para la vida ya engendrada? ¿No existe una contradicción entre la loable defensa del medio ambiente y las especies en peligro de extinción y el olvido del resto de los seres vivos, la humanidad?


Sí a la vida promueve la necesidad de que la sociedad y el Estado protejan a los seres más débiles e indefensos, en ámbitos como el acogimiento, la información y la subsistencia, ya sean, niños abandonados, discapacitados, mujeres embarazadas, enfermos terminales, víctimas del maltrato en el ámbito familiar, etc. Notario

http://www.elcorreogallego.es/opinion/ecg/vida/idEdicion-2011-03-28/idNoticia-653338/

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