viernes, 9 de marzo de 2018

IMAGEN Y POLÍTICA: EL VESTIR DE LAS IDEAS


 
No son dos simples jóvenes fumando en una bañera. Son dos autoridades públicas, el alcalde y el concejal de Cultura.
Por cierto, Tengo entendido que el concejal es profesor, espero que sus materias no tengan nada que ver con temas relacionados con la cultura, porque visto lo visto y dado su acervo cultural el nivel de esas pobres criaturas rayaría en el ridículo. Pobres padres y pobres hijos si la cultura que tienen que aprender viene dada por lo que él aprende dentro de la bañera.
“No basta vestirse de Hermès para ejercer la política con aseo, pero tampoco es suficiente renunciar a la corbata y colgarse una mochila para convertirla en cercana y honesta”. Con estas palabras respondía Rubén Amón en El País a los que, desde el show de la investidura, llevan queriendo asociar el traje y la corbata a la corrupción y a una casta de políticos y empresarios desalmados, y las camisetas, el pelo largo y las bambas a valores como la honradez y la rectitud moral.
 
Hay presencias que nos marcan, que nos invitan a mejorar. Éste no es el caso de la imagen del alcalde y el concejal de cultura de Ferrol.
Un funcionario público como cualquier otro profesional se debe a quien le paga. En el caso particular de los cargos electos trabajan para la sociedad que les otorga su confianza en las urnas, luego su presencia nos afecta a todos y no solo a ellos a nivel particular. Motivo por el cual deberían cuidar con esmero la imagen que proyectan.
“El ojo que tú ves no es ojo porque tú te veas, es ojo porque él te ve” Antonio Machado fue el autor de esta frase que hoy sirve de ejemplo para comprobar como la imagen es el principal poder para darse a conocer ante los demás. En pleno siglo XXI y con el auge imparable de las redes sociales, la política ha tenido que reinventarse y, hoy en día, cualquier mínimo detalle es importante y, por ello, la imagen juega un papel relevante en los tiempos que corren.
El estilo es decisivo. Lo que transmites con él tiene que resultar autentico, más si cabe en un cargo como el de estos dos señores. Detrás de cada estética hay una ética. No se trata de hacer que los políticos sean todo un icono en el mundo de la moda, sino que sean respetuosos y cuidadosos con la imagen que vayan a proyectar en la sociedad porque, al final, más de la mitad del discurso que quieran transmitir será vendido gracias a la comunicación no verbal que desprendan y, en ella, uno de sus pilares fuertes, sin duda, es la imagen.
¡Qué país, qué paisaje, qué paisanaje decía Unamuno, pues eso, qué país, qué paisaje, qué paisanaje…! ¿Y nadie se ofenda, porque a nadie se desea, ni se quiere, ni se necesita se sienta ofendido!
 

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