miércoles, 26 de octubre de 2011

El origen de halloween



Está dicho con toda dureza en el Apocalipsis:


"Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida y se les abrirán las puertas de la ciudad. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira." (Apocalipsis 22, 14-15)

Desde el Antiguo Testamento, Dios advierte que no deben imitarse a los paganos que promueven lo diabólico, y sí en cambio hay que entender que Dios ha dado cosas diferentes (Deuteronomio 18, 9-14). En la noche del 31 de octubre evite el simbolismo estrechamente asociado a lo pagano.


Halloween es un evento satánico, no hay que dar rodeos.


No es "neutro", porque el mal no es neutro. Es necesario que usted tenga claro de qué se trata. Si usted piensa en ese día para algo especial con los niños, no lo llame "Halloween", sino de otra manera. Y explíqueles a los niños de qué se trata, con el fin de que tenga claro que debe evitarse esa noche. No enseñe a los niños que el mal es un juego, acláreles por el contrario las cosas y no deje que se disfracen de nada diabólico.

"Al que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar." (Mt 18, 6)


El origen de "halloween"

Hay dos noches especiales para la brujería: el 30 de abril y el 31 de octubre. Ambas noches corresponden a celebraciones celtas. La primera es la noche de walpurgis ("Beltaine" era la fiesta celta del día siguiente), la segunda -más mentada- es halloween.


La palabra halloween es una contracción de una frase en inglés que significa "Víspera de todos los santos" (All Hallows' Eve), o sea la víspera de la fiesta de Todos los Santos, la fiesta cristiana que pretendió reemplazar la conmemoración pagana del año nuevo de los celtas, los mismos que construyeron Stonehenge en Gran Bretaña y que en realidad eran pueblos variados pero de cultura similar principalmente del nororiente europeo, aunque en diferentes épocas ocuparon otros territorios incluído lo que se llamó Galacia en Asia Menor.

Desde antes de la llegada de los romanos, el 1 de noviembre los celtas celebraban una fiesta de la tierra y la naturaleza, Samain, en la transición entre el verano y el invierno. La víspera ("Oidhche Shamhna") se seguían ciertos ritos y costumbres porque se asumía que espíritus de toda clase circulaban con libertad pues los límites entre el mundo de los muertos y de los vivos se desvanecía, de manera que cosas como comunicarse con ellos ocurrían esa noche. Los sacerdotes celtas, los druidas, recogían las bayas del muérdago y otros elementos mágicos y hacían predicciones sobre el futuro. No en vano se denomina la noche del 31 de octubre "la noche de las brujas", pues aún hoy es una noche en que brujos y amigos del satanismo se reúnen por considerarla especialmente apta para sus infames quehaceres. El árbol sagrado de los celtas era el roble.


La época del año que se avecinaba, el invierno, era de escasez de alimentos y de muerte de la naturaleza. Según las leyesdas celtas, esa noche quienes habían muerto en el año retornaban y en muchos casos debían ser guiados al otro mundo, a veces utilizando nabos huecos (se discute si los celtas usaban calabazas). Se encendían hogueras al aire libre y todo el pueblo participaba dejando las casas a oscuras y frías para que los espíritus no las encontraran agradables para permanecer en ellas, por eso también se hacían reuniones ruidosas para que no creyeran que iban a encontrar tranquilidad, a más de que se dejaba comida en las puertas para que -en últimas- los espíritus no tuvieran que entrar si tenían hambre.

También espíritus malignos, brujas y duendes andaban por ahí, de modo que se tallaban caras espantosas en nabos para ahuyentarlos, si bien para mayor seguridad y con el fin de engañarlos las personas se disfrazaban o se pintaban la cara, pues podían intentar entrar en ellos.
Las hogueras ardían y, en ocasiones, algunas personas eran incineradas en ellas como sacrificio. En lo que hoy es Irlanda, estas hogueras que ardían en lugar de los fuegos caseros, comenzaban con antorchas provenientes del fuego sagrado de los celtas en un sitio de ese país. Los celtas arrojaban en las hogueras los huesos del ganado sacrificado para la festividad, de aquí que en inglés hoguera se diga "bonfire" de "bone" (hueso) y "fire" (fuego).


Con la llegada de los romanos, los sacrificios humanos dejaron de usarse en favor de la quema de efigies alrededor del siglo I de nuestra era, y el 31 de octubre se mezcló con otras fiestas y costumbres de aquellos, como fue la fiesta a Pomona del mismo día, la diosa de los frutos y los árboles, cuyo símbolo es una manzana (por eso con el tiempo en halloween se pedían manzanas y se juega a coger esos frutos con la boca en barriles con agua) o la de feralia, la cual aunque es del 21 de febrero, contiene elementos afines por conmemorar a los espíritus de los muertos (o manes según la mitología romana; Feralia era la parte pública de las festividades a los manes. Parentalia el 13 de febrero, era la parte privada y se orientaba a los parientes. Entre el 13 y el 21 de febrero, de hecho, se seguía toda una serie de ritos y hábitos en honor a los muertos): por ejemplo, una de las costumbres en Feralia era llevar alimentos a las tumbas de los seres queridos.

Alrededor del siglo IX la iglesia estableció la fiesta de todos los santos el 1 de noviembre, y la de todas las almas el día siguiente (Día de los Difuntos), conforme una regla papal totalmente lógica de no ordenar simplemente la desaparición de las costumbres paganas (lo cual causaba enorme resistencia en el pueblo ignorante) sino reemplazarlas con prácticas más cristianas con el fin de hacerlas desaparecer con el tiempo; la estrategia tuvo éxito completo en otras festividades, pero en halloween no se logró todo lo que se perseguía, tal vez porque halloween era un festival, mientras que Todos los Santos es una conmemoración más pasiva, así que las dos cosas se mezclaron. Por ejemplo, se pretendía que la gente se disfrazara de santos y ángeles, pero algunos no dejaron de disfrazarse de otras cosas como ocurre aún hoy en día.
Sea enfático con sus hijos: ninguna fuerza maligna los puede tocar


Los niños son muy susceptibles. Hágales entender que lo maligno no los puede tocar porque Jesús es más poderoso. Jesús mismo lo dice:

"Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano. Aquello que el Padre me ha dado lo superará todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos una sola cosa.” (Juan 10, 27-30)

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