jueves, 23 de mayo de 2013

¿Cuándo se va hacer justicia en la Iglesia con Xabier Pikaza?



En una página de Internet he encontrado el siguiente articulo, que he estractado
por patxi aizpitarte en donde dice lo siguiente:

 “A lo largo de estos meses hemos recibido una segunda buena nueva, relacionada esta vez con José Antonio Pagola, sacerdote de nuestra diócesis, teólogo reconocido e investigador apasionado de la figura y persona de Jesús. Como bien sabemos, a lo largo de todos estos últimos años ha tenido que sufrir un verdadero calvario de graves sospechas, prohibiciones y descalificaciones, que él, sin embargo ha sabido sobrellevar con gran categoría humana, eclesial y evangélica. Era hora de que se le hiciera justicia y se levantara el "veto" sobre su excepcional aproximación histórica a Jesús. No han podido encontrar en su obra afirmaciones que vayan en contra del sentido de fe eclesial y la figura de Jesús, a través de la nueva edición, sigue suscitando el interés de miles de lectores. Es sorprendente el eco que este libro ha adquirido en los creyentes y las comunidades cristianas de Latinoamérica, Europa y otras latitudes del mundo. Así como es impresionante el eco del bien que viene haciendo a tantas personas, más o menos creyentes, que han tenido la ocasión de leerlo, trabajarlo y compartirlo.
En tercer y último lugar, tenemos la impresión que la elección del nuevo papa Francisco ha suscitado una honda preocupación y no poco malestar en algunos miembros de la jerarquía y ciertos sectores y movimientos eclesiales. Seguramente ven en riesgo el poder hegemónico que han mantenido hasta ahora y se sienten incómodos ante la orientación y las decisiones que pueden impulsarse desde el centro romano. ¿Cómo habrán acogido, por ejemplo, estas palabras que Francisco dirigía a sus hermanos de la Conferencia Episcopal Argentina: "Prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma.”

Me parece muy bien que se haga justicia con Pagola, pero me pregunto  yo: ¿Cuándo la Iglesia va hacer justicia con Xabier Pikaza.

 Pablo admite que el cristiano sea un “gnóstico” en el más alto sentido de la palabra: posee un conocimiento perfecto, no sólo especulativo, sino práctico-moral. Esta gnosis le permite tener un juicio certero y exacto sobre las cosas, con mucha mayor solidez que el gnóstico de la filosofa helenística. En virtud de esta gnosis superior, el cristiano formado, el “fuerte”, el “espiritual”, sabía que ciertas prescripciones alimenticias, tanto del judaísmo como del paganismo, no obligaban ya a la conciencia. Y así, era lícito comer de las viandas sacrificadas a los ídolos, dejar la observancia de ciertas fiestas judías etc.
            Pablo, por el contrario, trae una novedad cristiana: el gnóstico cristiano no es un individuo aislado y solitario: para la actitud de su obrar no basta que su gnosis sea perfecta en sí, sino que, sepa ensamblarse con la gnosis del prójimo, aún cuando ésta sea imperfecta.
           
                        “y, siendo un hombre libre respecto a todos, me he hecho esclavo de todos, para ganar a todos los que pueda. Con los judíos me he hecho judío, para ganar judíos; con los súbditos de la ley, me he hecho súbdito de la ley(no siéndolo en realidad)para ganar a los súbditos de la ley. Con los desvinculados de la ley me he hecho un desvinculado de la ley (no siendo un desvinculado de la ley de Dios, sino un súbdito de la ley de Cristo) para ganar a los desvinculados de la ley. Con los débiles he hecho el débil para ganar a los débiles (9:19,23).

            Esta exhortación a los gnósticos o fuertes de encarnarse en los débiles, de adaptarse a ellos, podría entenderse como si los gnósticos fueran seres blindados e invulnerables.
            Pablo, por el contrario, les recuerda que ellos mismos no están lejos del peligro idolatra; “por tanto el que se sienta seguro tenga cuidado de no caer”(10-12).

            Podríamos decir que aquí San Pablo está descubriendo inicialmente el fenómeno psicológicamente inevitable, de la existencia de “progresistas” e “integristas” en el seno de la propia iglesia.
            El consejo del apóstol es que ningún tipo pretenda suprimir al otro. Los “progresistas sepan comprender hasta lo inverosímil de la estrechez mental de los “integristas”, y éstos últimos no vayan tan deprisa en su proclividad a condenar a los otros como bordeando los límites de lo heterodoxo. EL AMOR debe no suprimir, sino superar esa inevitable diferenciación de la psicología humana.
            En una palabra: la Iglesia tiene que contar con la existencia del conflicto en su propio seno, sin tender a crear monopolísticamente ni una iglesia del trigo ni de la zizaña.

 Xabier Pikaza Nacio en la posguerra española (Arrugaeta, Orozko, 1941), hijo de un marino de gran amplitud cultural (conocía casi todos los mares) y de una maestra  sancionada tras la guerra del 1936/1939. Tuvo la fortuna de pasar su infancia entre el caserío del abuelo, con el vasco como primera lengua, y en el exilio de las cabañas pasiegas, en el alto Ríomiera, donde aprendió el castellano, en el entorno de algunos de los últimos pastores nómadas de vacas de Europa. Murió su padre en el año 1953 y desde entonces supo que Dios no escucha al modo humano las plegarias de una madre con seis hijos pequeños. Por dolor y vocación, por búsqueda y gracia, se hizo mercedario (1956) y presbítero (1964), y eso ha sido hasta el 2003.Culminó sus estudios de teología en Salamanca, con una tesis sobre Trinidad y Caridad en Ricardo de San Víctor (1966) y se especializó en el Instituto Bíblico de Roma, doctorándome también en filosofía con un trabajo sobre El trasfondo filosófico de la exégesis de R. Bultmann y O. Cullmann (1972), que le situó en la línea de la hermenéutica existencial, unida a una visión liberadora del evangelio. De 1973 a 1984 fue Profesor Numerario de Dogmática en la Universidad Pontificia de Salamanca. De 1984 a 1989 le obligaron a abandonar la enseñanza oficial, pues no obtuvo el «nihil obstat», por cuestiones teóricas de tipo cristológico, mariológico y pneumatológico. De 1989 a 2003 volvó a Salamanca, como Catedrático de filosofía y fenomenología de las religiones, pero el frágil equilibrio con la jerarquía se rompió en junio de 2003 y tuvo que abandonar la Universidad Pontificia.  De esa forma, se integró de nuevo en  la vida “privada” dentro de la Iglesia. Renunció a los ministerios y a la vida religiosa institucional, descubriéndome así cristiano  a secas, y se encontró a Mabel (y ella le encontró a él) e hicieron un proyecto de vida en matrimonio, casados por la Iglesia, en la que quieren estar y están gozosamente.

 Xabier Pikaza es un hombre conforme al corazón de Dios, que nunca se dejó intimidar por el temor para callar la Palabra del Señor y para decir la verdad aunque no les guste a los jerarcas. Su amor y su compromiso a Dios lo motivan a seguir sin reservas las directivas del Espíritu Santo para salvar almas para Cristo, por predicar y enseñar la Palabra de Dios al costo que sea. Las adversidades nunca pudieron detener el ímpetu de este corazón apasionado y bravo por Jesús.

Xabier Pikaza conoce muy bien a Dios y entiende perfectamente los signos de los tiempos. Sus palabras y sus escritos son un desafío - incómodo muchas veces - en medio de una Iglesia indiferente, apática, en medio del pecado que abunda, en medio de la tibieza, en medio del confort de una iglesia jerárquica cómplice del sistema opresor que produce oprimidos y deprimidos en serie.

A los jerarcas Se les llena la boca hablando de "testigos creíbles" del Evangelio. Pero, cuando tienen uno delante, no lo reconocen ni lo valoran. Es la eterna paradoja de esta nuestra institución que persigue y apedrea a sus profetas. ¡Quizás no pueda ser de otra forma! Xabier Pikaza es una bendición para el mundo y para la Iglesia. La Iglesia (jerarquía incluida) le debe un homenaje.

 Jesús no suspendió a nadie, ni a los paganos, ni a los samaritanos, ni a los pecadores, ni a los publicanos, ni a las prostitutas. Porque Jesús vio que el Evangelio no se enseña suspendiendo a los malos alumnos, sino mediante la bondad con todos.

Tiene razón José Mª Castillo, Jesús no vino a fundar una Religión sino a poner en marcha una forma de Vida basada en el Amor. Eso es el Evangelio.

Es importante que en este mundo trivializado y gris, sin utopías ni ilusiones encontrar a personas como Xabier Pikaza, que por su modo de ser, comuniquen luz y ánimo para que podamos ser humanos y cristianos. A estas personas hay que buscarlas como se busca una perla preciosa y el agradecer a Dios el haberlas encontrado. Teólogos como Pikaza, Meier, Joachim Jeremías, Bonhoefer… son este tipo de personas y teólogos que no siendo en “todo perfectos “se muestran humanos y comunican dignidad, esperanza, amor y sentido de la vida.

 A Xabier Pikaza  Le gusta decir que es un "católico sin más" pero es un teólogo de referencia con más de 30 libros publicados. Acostumbrado a hacer oír su voz discordante y decir que la Iglesia se ha creído en el derecho de imponer, de afirmar lo que está limpio y lo que no, y dio la bienvenida al Papa Francisco.

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