jueves, 9 de mayo de 2013

Los catorce indicios del juez contra la infanta



"Sigo pensando lo que puse en mi resolución", ha afirmado el juez del caso Nóos, José Castro, al día siguiente de que la Audiencia de Palma dejara sin efecto su citación de la infanta Cristina para declarar como imputada en esta causa. En declaraciones a la prensa al salir del Juzgado, Castro ha asegurado que él ya dio su opinión sobre este asunto, en referencia al auto que dictó el pasado 3 de abril, en el que citó a la infanta a declarar como imputada.
"Mi opinión ya la manifesté en mi resolución y me mantengo en ella", ha manifestado el juez, que también ha afirmado que la instrucción continuará. En el auto en el que imputó a la infanta, Castro señalaba que apreciaba indicios de que doña Cristina pudo consentir que su parentesco con el rey Juan Carlos fuera utilizado por su marido, Iñaki Urdangarin y su socio, Diego Torres, en las actividades de Nóos, lo que podría constituir un supuesto de "cooperación necesaria" o "complicidad" en los delitos presuntamente cometidos.

08.05.13 - 10:40 -


El juez José Castro, en su auto, enumera la acumulación de catorce indicios que le han hecho cambiar de opinión con respecto a su determinación en febrero de 2012 de no imputar a la infanta. El magistrado reconoce que, por sí solos, ninguno de ellos sería suficiente para acusarla, pero la conjunción de todos ellos -apunta- hacen ineludible la obligación de escuchar su versión. Y dado que puede autoinculparse, resuelve que no sea citada como testigo, sino como imputada.
1. La evolución de los hechos. El juez enmarca el nombramiento de la infanta como vocal del Instituto Nóos y la compra al 50% de la inmobiliaria Aizoon, como parte de un plan “previo” diseñado por su marido y Diego Torres para enriquecerse de manera ilícita.
2. Nadie le avisó. Castro dice no “terminar de entender” que nadie, y en especial su secretario, Carlos García Revenga, “participara” a la infanta del “trato privilegiado” que estaba teniendo su marido en las instituciones públicas en virtud de su título.
3. Ocultamiento. Las sospechas del juez se hacen más serias al saber que ni Cristina de Borbón ni su marido se “cuestionaran” que Carlos García Revenga ocultara al Rey su participación en el Instituto Nóos.
4. Figurar. El juez no se cree que la infanta desconociera que había sido incluida en la directiva de Nóos como gancho para futuros contratos y recuerda que no hizo nada para “desvincularse” de ese instituto cuando llegaron las primeras noticias de supuestas irregularidades.
5. Mensaje del Rey. Castro no se cree que la infanta, aunque fuera por boca de García Revenga, no supiera de las presuntas ilegalidades que estaba cometiendo su marido, sobre todo habida cuenta de que el Rey mandó al conde de Fontao en 2006 para separar a Urdangarin del instituto Nóos.
6. Padre e hija. El instructor considera increíble que don Juan Carlos “no comentara con su hija las críticas que había hecho llegar a su marido” a través del conde de Fontao.
7. Gastos personales. José Castro recuerda que la hija del monarca cargaba cargos personales a Aizoon, la inmobiliaria supuestamente usada para desviar casi un millón de euros públicos a los bolsillos de Urdangarin.
8. Irregularidades laborales. El juez apunta que la infanta y su marido contrataron a través de Aizoon a trabajadores irregulares para el servicio doméstico.
9. Irregularidades fiscales. Castro recrimina a la infanta, como coopropietaria de Aizoon, que permitiera que su marido cargara a la empresa familiar la facturación de su trabajos profesionales, incurriendo en un delito fiscal.
10. Vela. La infanta, según los correos de Torres, tuvo una “intervención” en las gestiones para la fundación de niños discapacitados intentara tener un equipo de vela (proyecto Ayre) en la Copa América.
11. Las acusaciones de Torres. El exsocio de Urdangarin aseguró “categóricamente” que la infanta tenía la misma participación en Nóos que el resto de los miembros de su directiva, todos ellos ya imputados.
12. A espaldas. “Difícilmente puede estructurase que Urdangarin actuara a espaldas a su esposa” en las negociaciones para Illes Balears o el Valencia Summits, cuando estos encuentros tuvieron lugar en el Palacio de Marivent o en Zarzuela.
13. Corinna. El juez no cree que Cristina fuera ajena a los negocios de su marido cuando éste pasó a Corinna la cuenta en la que debía ingresarle dinero de la fundación Laureus. Un depósito del que era cotitular la infanta.
14. Últimos correos. La última prueba que esgrime Castro es la última tanda de correos aportados por Diego Torres en los que Urdangarin en varias ocasiones informa directamente a su esposa de las gestiones y del día a día del Insitituto Nóos.
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Conforme Cristo establecía su iglesia. Roma estaba en el poder entonces. El espíritu de aquel imperio era uno de orgullo, arrogancia y materialismo. Roma rechazaba al oprimido, incluyendo a las viudas, los huérfanos y los pobres. Desde el Eufrates hasta el Atlántico, grandes monumentos conmemoraban las victorias militares de Roma. Palacios fueron construídos para los héroes de guerras del imperio. Pero en ninguna parte había una casa o institución para los pobres o desamparados. Por ninguna parte del imperio había indicio alguno de la preocupación por los pobres.

Este espíritu de orgullo y codicia también impregnó al reino judío. Los líderes religiosos de Israel estaban empeñados en la adquisición de riquezas y propiedades. Los fariseos usaron trampas legales para robar las casas de las viudas. Mientras tanto, los huérfanos fueron abandonados, y los desamparados eran abusados.

Los trabajadores de clase inferior fueron engañados de sus salarios. Les decían que ellos merecían ser pobres, que Dios les estaba condenando por sus pecados. Por todo Israel, la actitud predominante era, “Sálvese quien pueda.” Pasaban la vida acumulando, deseando, queriendo más y nunca tenían suficiente.
En medio de esta sociedad codiciosa, egocéntrica, y materialista, Cristo derramó su Espíritu sobre un remanente santo. De repente, vientos poderosos soplaron, edificios se sacudieron, y apareció fuego sobrenatural. Cristianos incultos comenzaron a hablar en idiomas que ellos nunca aprendieron. Y los apóstoles de Jesús predicaron el evangelio de condenación con poder. En los días que siguieron, la iglesia adorada, alababa y se movía en con poder sobrenatural: “…los que recibieron su palabra, fueron bautizados…y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, y en el partimiento del pan, y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles” (Hechos 2:41-43).

Tal gente gritará, "Pero Señor, Señor, esto es todo una sorpresa. Creímos en ti. Oramos, ayunamos, fuimos a la iglesia. Somos tus ovejas redimidas. "¿Por qué serán separados estos con las cabras?

El hecho es, si amamos al mundo y sus cosas, no podemos ser de Dios: "Si cualquier hombre ama el mundo, el amor del Padre no está en él " (1 Juan 2:15). Si codiciamos, queriendo cada vez más cosas, no somos una de sus ovejas: "Ni los ladrones, ni codiciosos… heredarán el reino de Dios" (1 Corintios 6:10).
Aún, estos creyentes serán cabras no solamente por su codicia por cosas, o porque no ayudaron al necesitado. El Señor les dirá, "Eres una cabra porque me falsificaste ante el mundo. Tu hiciste que el mundo impío se identificara con la prosperidad, el dinero, y el éxito. Engañaste al pobre diciéndole que quise hacerlos ricos. Y dijiste al enfermo que ellos sufrían porque carecían de fe."
Te bendije. Derrame mis recursos en ti, porque te amo. Pero no abriste tus oídos al llanto de necesidad alrededor tuyo. En cambio, te ahogaste en tus propios bienes. Si tu fueras mío - si me amaras - habrías obedecido mis órdenes."

Repito de nuevo las palabras de Xabier Pikaza:

"Puede haber un perdón interesado, políticamente racional y provechoso (¡para algunos!), expresado en amnistías o indultos al servicio del sistema. Casi todos los imperios, desde los asirios del siglo VIII aC hasta nuestro tiempo, han decretado amnistías políticamente calculadas, para gloria de los soberanos, al servicio de una pacificación particular, para provecho de algunos; tampoco ellas pueden compararse al perdón de Jesús, siempre gratuito, nunca al servicio de un interés partidista."  De Xabier Pikaza en su libro Historia de Jesús. Editorial Verbo divino. ¡Una gran verdad!

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