sábado, 14 de abril de 2012

Apasionante experiencia de Torres Queiruga en el programa de la voz Tv







Apasionante experiencia la del programa de la Voz TV entrevistando a Torres Queiruga. Me ha recordado a lo vivo aquellas vibraciones que transmitía mi abuela Felisa recordando los tiempos del Concilio. ¿El de Jerusalén, abuela? – No,hijita, el vaticanosegundo.


Ah, tiempos gloriosos, que mi difunta abuela relataba con tanto realismo: aquellas luchas entre buenos y malos (blancos y negros), aquellas connivencias tan fructíferas entre teologuillos vanidosos y periodistas ignorantes que vivían de slogans baratos y que alimentaban aquellos conflictos enre ovejas roñosas y corderos sin mancilla. Pobre concilio.

Lo del otro día con un Queiruga de voz sumisa, las consabidas preguntas de la ignoranta enciclopédica que ejecutó la suerte de la tarde…, todo fue perfecto. Sólo faltó transmitirla en blanco y negro y un 600 y alguna que otra minifalda para completar el decorado.

La jerarquía, no se diga más, ríete de la retrosía de hace 50 años; la iglesia de los pobres, el sacerdocio de la mujer, el derecho a la propia opinión, sobre todo cuando huele que apesta a azufre, como es el caso. Todo ha enfilado según los cánones de los mejores tiempos de la contestación.

Y, por contraste, el pobre Mons. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, insultado y amenazado impunemente, por defender la fe de los débiles, por oponerse valientemente a los dogmas de la mayoría. Estas escenas me traen a la memoria las declaraciones recientes del Obispo de Nueva York: yo moriré en la cama; mi sucesor, lo hará en la cárcel, pero el que venga después será mártir.
Pero como se repitan los programas y las escenitas de Torres Queiruga en la tele, nos vamos a divertir de lo lindo.

2 comentarios:

  1. La verdad que dices José Carlos tiene sentido, el Torres Queiruga se està riendo de la iglesia a carcajadas. y lo gracioso que nosotros de el. además ese señor más que un teologo parece un resentido de algo que en su momento afirmaba creer lo contrario.

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  2. José Carlos, que colmillo retorcido el tuyo.

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