miércoles, 19 de junio de 2013

El Banco de España declara la deuda pública en 'alerta roja'


 

 

El Banco de España advierte de que el actual nivel de deuda, próximo al 90% del PIB, puede reactivar la desconfianza de los inversores.

Libre mercado

España acumula una deuda pública 922.828 millones de euros hasta el primer trimestre del año, equivalente al 88,2% del PIB en términos de Protocolo de Déficit Excesivo (PDE) -la contabilidad que emplea Eurostat-, y todo apunta a que seguirá creciendo a corto y medio plazo. Desde que estalló la crisis internacional, en 2007, el endeudamiento del sector público se ha disparado en 540.521 millones de euros, más de 50 puntos de PIB, a un ritmo medio próximo a los 100.000 millones al año.

¿Problema? España aún necesita una profunda reestructuración del sector público para poder estabilizar la deuda a niveles sostenibles. El BdE aplaude que el déficit público, sin contar ayudas financieras, se haya reducido al 7% del PIB en 2012, pero destaca que los ajustes aplicados (subidas de impuestos y recortes de gastos, sobre todo, en inversión pública) se han traducido en "avances acotados, manteniéndose una cifra de déficit todavía elevada". La reducción del déficit en 2012 supuso una "mejora significativa en la credibilidad" de las finanzas públicas, pero "en un contexto como el actual, en el que se mantiene una fuerte sensibilidad de los agentes económicos y mercados financieros a los desarrollos fiscales y macroeconómicos de las distintas economías, adquiere gran relevancia afianzar las ganancias de credibilidad logradas".

la deuda pública escalaría hasta el 95% del PIB en 2014 aunque el déficit cayera al 2,8% para esa fecha. Por ello, el BdE insiste en que "el ajuste fiscal requerido para estabilizar la ratio de deuda pública sobre el PIB […] deberá tener una magnitud considerable, ya que se está desarrollando en un contexto macroeconómico particularmente adverso".



Por Josep Manuel Novoa Novoa (Barcelona, 1949).
Para lo que aquí interesa: periodista, escritor y editor. Antes de dedicarme de lleno a esta faceta de mi vida estuve ligado profesionalmente al grupo de empresas de Banca Catalana como Gráficas Industriales, S.A. Fui gerente de Premsa i Publicitat, S.A. la comercial en su día de Premsa Catalana, S.A. editora del diario Avui, y de Fomento dela Prensa S.A., editora de El Correo Catalán, siendo posteriormente gerente y administrador único de ésta última hasta su desaparición en 1985. Ocupé la gerencia en El Día, en Palma de Mallorca, y cargos directivos de otros diarios.

Lo que descubrí, ayudado por un buen equipo, fue sorprendente: los bancos, fraudulentamente, se lo llevaban todo. No era de extrañar que no quedara ni un céntimo para los demás acreedores. Todo se hacía en una sobredosis de  legalidad, mientras pequeñas empresas se arruinaban los bancos pasaban de puntillas sobre este infortunio, rapiñando con todo, como si nada hubiera acontecido. Fue, para mi estupefacción, el primer indicio de lo dañino que puede llegar a ser para la sociedad los bancos y su mala práctica. Este acontecimiento y el hilo que fui estirando cambio mi forma de pensar y también la orientación de mi vida. Estoy hablando de 1997.

Desde entonces me propuse investigar la práctica bancaria y su intríngulis.  Partía de un punto interesante: tenía la constatación de que los bancos mentían. Voy aclarar este concepto y simplificarlo, el quebrado y sus abogados pactaban, bajo mano, con los bancos para que no tuvieran quebranto, por ejemplo, se formalizaban falsas hipotecas que luego funcionan al margen del procedimiento de quiebra y así daban esquinazo a los demás acreedores que se quedaban sin nada que repartir. Pues bien, estos angelitos abusando de su fachada de alcurnia financiera pasaban por los juzgados arrasando con un ejército de abogados de elevada prosapia y oratoria. Los medios de comunicación, por muy elevada que pueda ser la cuantía de una quiebra, se entretienen en dimes y diretes pero para nada llegan al fondo de la cuestión, donde toda una tropa de acreedores se quedan colgados, y siempre, en cuantías extraordinarias, la Seguridad Social y Hacienda. ¿Y los bancos qué? Pues, los bancos figuran en la lista de perjudicados, pero tan sólo sobre el papel. Fue entonces, desde la asociación APROC que editamos Concursal, una revista mensual con formato de diario, donde poníamos patas arriba la información obtenida desde dentro de los procedimientos judiciales actuando como síndicos elegidos por los acreedores.


¿Sabes quien tiene en sus manos la deuda española? (2)


Sería bueno conocer quienes son los aguerridos especuladores que tienen en sus manos los bonos del Estado español que tan preocupados están que no se les pague. De momento agárrate que viene curva. Seguro que has pensado inmediatamente en bancos extranjeros situados en Nueva York, París, Londres o Frankfurt, pues no. Los bancos y entidades financieras españolas ostentaban en sus manos, un mínimo, el 55% o 60% de los bonos, los extranjeros tienen el resto. Cuando el Gobierno español invocó la necesidad urgente de tomar medidas altamente impopulares debido a la presión de los mercados financieros: Mintió. No hace falta hacer complicados números para situar la presión de estos alborotados y exigentes mercados internacionales. Estamos hablando de los mismos bancos que el Gobierno español les inyecta de una forma u otra 150.000 millones de euros, más o menos la estimación que tienen en tochos sin posibilidad de colocar en un mercado que esta muerto. Estos angelitos, una vez que tapan sus miserias con dinero público o con el aval del Estado se lanzan como hienas magnificando la falta de solvencia española para exigir unos tipos de interés que acabe hundiendo el país. Necesitamos aclarar toda esta milonga y para no hablar de cifras, que en ciertos volúmenes despista, mejor hablare en porcentajes. La deuda pública, es decir la que corresponde al Estado es del 22% del total. Los bancos españoles tienen en sus manos 55% y no hay bonos vencidos.
Los mismos bancos españoles que causaron la crisis son los mismos en exigir, disfrazados de “mercado financiero internacional” enormes sacrificios, a la población, reduciendo drásticamente prestaciones sociales para que se les pague, ante todo, unos bonos a unos intereses cada vez más hinchados olvidando que están tomando el dinero prestado por el Banco Central Europeo a un interés del 1%, obteniendo un beneficio neto entre 5 y 6% por tan solo inscribir un apunte contable ¿No es otra subvención incubierta? De la deuda de los bancos, una deuda privada con un volumen sustancialmente mayor, camuflada como deuda soberana las agencias de rating ni la mencionan lo que pone en evidencia que estos maleantes son meros apéndices de los señores del dinero que precisan del brazo armado y el dedo acusador para exagerar los riesgos e incrementar el tipo de interés que devengan los dichosos bonos. Un saqueo que vacía las arcas del Estado.
Sería también preciso aclarar quienes se esconden detrás del escudo protector “del mercado” que está muy por encima del poder político imponiendo decisiones que afectan a la soberanía de los Estados. El monstruo que saca fuego por la nariz se llama banco, pero los medios de comunicación, siempre a favor de sus amos, tienen la delicadeza de llamarles Mercado cuando estrangulan a toda una nación exigiendo unas condiciones draconianas con tal de exhibir su hegemonía. Para no obviar el dato concreto recordar que la deuda soberana española el 55% esta en manos de bancos nacionales, el 25% bancos europeos, sobretodo alemanes, y el 15% bancos no europeos, en total la participación de la banca es del 95%, el resto son fondos de inversión e inversores internacionales. Otras naciones podrán tener otra distribución pero nada que se aparte del dominio, esplendoroso, de la banca. Se hizo tan ostensible el poder de los bancos que ya no se pudo disimular, no obstante se continuó engañando a la opinión pública, los medios de comunicación continuaron vertiendo información toxica de lo acertado de los recortes sociales y la congelación de las pensiones entre otras lindezas. La sociedad civil lucha con una espada de madera frente al monstruo que sacaba fuego por la nariz.
Todavía queda por explicar el verdadero intríngulis que se llevan los señores del dinero, al inflar el tipo de interés, por la desestabilización del riesgo de impago, este expolio es tan solo la calderilla del negocio subyacente, aunque suponga miles de millones. La prima de riesgo, el tipo de interés que España acaba pagando, está entre el 3 o el 4% por encima del que paga Alemania que esta cerca del 2%. Total, y dando las gracias pagamos entre el 5 o 6% por una deuda que sin crecimiento es imposible de pagar. No obstante, el negocio pata negra de los señores del dinero consiste en llevar al deudor a una posición lo más próxima al abismo. Conocen a la perfección donde, como, y cuando pueden hacer el mayor daño y obtener astronómicos beneficios. Lo que realmente  pretenden, unidos a un coro de sesudos “analistos”, es echar mano a las joyas de la corona, las empresas con servicios públicos que puedan privatizar, léase embargar, a precio de saldo. Este es el objetivo, que los miserables medios de comunicación, a su servicio, cooperan en una piratería a gran escala. Veamos lo fácil que lo tienen.
Desde el momento que se botó el transatlántico europeo del euro acarreó una grieta en el casco, los fundadores no se les antojo crear un Tesoro común para no “socializar” la moneda y así que cada miembro de la unión apechugara con su deuda soberana. Presa fácil para los señores del dinero, se creaba una moneda, por primera vez en la historia financiera, sin Tesoro que pudiera administrar deuda y emitir bonos del Estado. Con un euro custodiado por un Tesoro europeo los especuladores no tendrían nada que hacer, pero pieza a pieza, país por país, solo hace falta empezar por los económicamente más débiles bajo el concepto clásico del divide y vencerás. Para acabarla de adobar, los mejores aliados de los especuladores son los propios miembros de la unión que defienden a capa y espada a “sus” bancos acreedores en lugar de aportar ayudas a la nación miembro en dificultades. Imposible salir bien parado rodeados de esta jauría.
Creo necesario repetirme ya que se trata de la clave de la medicina de palo que se nos aplica. Ver como complemento ¿Sabes que todo el dinero que se emite es deuda?Volviendo a la pregunta: ¿Fue un descuido, una falta de previsión o por el contrario un diseño promovido por los lobbys de los señores del dinero? Una vez rodeados por la jauría la victima, la nación señalada con el dedo acusador, no tiene posibilidad alguna de salir airosa. Unos ganan y otros pierden, veamos ahora quienes son los indefensos perdedores por goleada. Un miembro de la unión en dificultades no puede devaluar ya que su moneda no es propia si no que es compartida. ¿Entonces como puede salir de ese bache sin la ayuda de la devaluación? La respuesta es categórica: Imposible, aun aplicando sacrificios que no llevan a ninguna parte. Volvamos al ejemplo del post anterior del café colombiano. Colombia podía ofrecer su café al mercado internacional a mejor precio, al devaluar el peso, su moneda nacional. De forma indirecta los países compradores del café colombiano ayudaban a restablecer el equilibrio de su deuda. ¿Qué mecanismo reactiva el equilibrio de la deuda en los países de la unión europea? La respuesta también es categórica: las espaldas de los ciudadanos.
Veamos cuan anchas son esas espaldas. Como cualquier hijo de vecino endeudado tendrá que trabajar más para poder satisfacer las pretensiones de cobro de sus acreedores. En consecuencia, la nación señalada con el dedo acusador tendrá que exportar más bienes. Para exportar más se tiene que ser más competitivo en un mercado lo suficiente complejo. ¿Cómo se puede ser más competitivo de la noche a la mañana? Así, de forma súbita no hay otro recurso que bajar el sueldo de los trabajadores. Lo que antes proporcionaba la devaluación de la moneda: un precio exterior más competitivo, no puede aplicarse y se sustituye por trabajar más y cobrar menos. El estupendo invento de la fantástica moneda lo carga a las anchas espaldas de la ciudadanía. No acaba aquí, se tiene que añadir la rebaja sustancial del sueldo de los funcionarios, médicos, catedráticos, policías, administrativos y todo ser viviente en la nomina del Estado. No satisfechos con este jarabe de palo se recortan las prestaciones sociales, se cierran hospitales, quirófanos, se recorta la asistencia a los más desfavorecidos con tal de arrodillarse a los pies de tan singulares próceres usurpadores de la soberanía nacional. ¿Somos idiotas?. Si no es así, lo parece. ¿Tenemos que tragar con todo?
Cualquiera puede deducir que bajo la orientación fundamentalista de recortar el gasto público, reducir los salarios, el crédito bancario e inundar a la victima propiciatoria de malas noticias que el consumo decaerá y consecuentemente habrá más parados que dejaran de consumir con lo que el desempleo se retroalimentara con otros nuevos parados que se irán añadiendo al pozo de las serpientes. El gobierno, ingresara menos por los impuestos derivados del consumo y de las rentas del trabajo y se verá obligado, durante un tiempo, a cubrir el subsidio por desempleo. Una ruina, una muerte anunciada, un sacrificio estéril. ¿Es esta la formula magistral para salir airosos de lo que llaman crisis? ¿No es la vía directa al gran trompazo? Depende de que lado se mire, para los señores del dinero es la culminación de la filosofía bancaria: si no paga me adjudico la garantía. Así, como si se tratara de un préstamo con garantía hipotecaria se lanzan sobre los bienes nacionales. Cabe preguntarse quien les ha ofrecido tal garantía, y lo que es más nauseabundo ¿Quién les faculta para exigir el aval a todo ser viviente que pulula por la nación?
No es de extrañar que bajo esta deriva del sacrificio inútil el presupuesto nacional se desequilibre a pesar de los recortes de gastos, sobretodo en aspectos sociales. La clase política no encuentra otra solución que subir impuestos que la ciudadanía retrae, forzosamente, del consumo, y vuelta a empezar, más paro, más empresas en quiebra y mayor deuda soberana. Es en este punto donde, impacientes, esperan los señores del dinero frotándose las manos después de haber completado la lista de empresas a privatizar. Como el país está en situación precaria el precio de adquisición será todavía más precario. Privatizar algunas empresas públicas puede resolver un problema puntual de liquidez angustiosa, pero si el diagnostico es una falta de solvencia, que es lo que se provoca, es pan para hoy pero hambre para mañana. ¿Cómo se pagará mañana si una fuente de los ingresos se ha transferido? La respuesta es previsible: se agravará la situación, el Estado dejará de obtener unos ingresos y los consumidores atrapados en un monopolio privado tendrán precios monopolísticos. ¿No había otra solución?
La memoria, medio olvidada, refleja los estragos producidos por el poder estratosférico del dinero y los efectos colaterales de asignar a cada individuo la doctrina de que tanto tienes tanto vales. En estas circunstancias la memoria es el único referente viable en esta gran parodia universal donde la realidad se transformó: lo blanco fue negro, subir, fue bajar, la voz de su amo, hizo referencia a la independencia informativa y la globalización fue una bendición del señor. En definitiva, un interesado mundo al revés donde la victima es el agresor y los delincuentes de cuello blanco las hermanitas de la caridad. Instrumentalizar el significado de las palabras fue la aniquilación definitiva de la comunicación sostenida por la lógica y el sentido común. Hoy por hoy la memoria es nuestro único referente y lo ocurrido en la crisis argentina no puede olvidarse.
Argentina, es el recuerdo de un mal trago, así y todo, los voceros oficiales nos contaron una milonga de mucho cuidado. Al unísono y como un coro de ángeles, nos contaron que el derrumbe de la nación argentina provino de la mala administración, de la corrupción de sus políticos y de la ausencia de una recaudación tributaria acorde con la marcha del país. Aunque pueda ser cierto, nada justificó la incautación de los ahorros que los argentinos tenían depositado en los bancos. Para tratar de reconstruir las cosas como fueron es preciso escenificar los acontecimientos. Muy sintetizadamente, pero como sucedió. Mientras Argentina dispuso de crédito no hubo ningún tipo de problema con la deuda soberana, el Mercado, a estas alturas de la narración ya podemos llamar las cosas por su nombre: los bancos prestaron el dinero con buenos tipos de interés. Cuando el presupuesto nacional se desequilibraba, se saldaba el déficit con nuevos préstamos, hasta que, coincidiendo con el verano de 2001, los bancos dijeron que se acabó lo que se daba, que no había más prestamos si no se empezaba a recoger y repatriar el dinero prestado. Atentos a percibir como se fueron desarrollando los acontecimientos.
En las arcas públicas no había dinero y el pool de bancos se empezó a percatar que el soborno sin tasa a los políticos argentinos se había ido de madre. El error ya estaba consumado y encima los gobernantes argentinos plantaban cara. A la exigencia de recobro de la deuda pública se respondió con la amenaza de la suspensión de pagos. Las malas noticias impactaron como un golpe en el hígado en las cúpulas de los bancos implicados. Todos se precipitaron en cuantificar la hecatombe que se venía encima si resultaban fallidos los créditos argentinos. La crisis, más bien la revuelta, se podía contagiar a Brasil y Chile y extenderse por toda Latinoamérica. ¿Qué hicieron los señores feudales ante el amotinamiento de sus vasallos? Pues, tirar de manual, ya hemos visto en párrafos anteriores la alegría en mezclar, intencionadamente, en un mismo discurso la velocidad y el tocino. El deterioro, e incluso la quiebra de las finanzas públicas, que quede claro: las cuentas del Estado, se echan en el mismo saco que los balances contables de las instituciones bancarias, que no hace falta recordad que son empresas privadas.
Esta intencionada confusión merece una pregunta ¿Por qué razón los Mercados mezclan la deuda soberana con la bancaria? Muy sencillo, si aprietan a la banca el pago de la deuda pueden forzar su quiebra y no cobran. El manual bancario es lo suficiente explicito en este punto: cliente muerto no paga. La ensalada resulta ser un arma de distracción, si se mezclan, presionan al Estado por su deuda y de inmediato suben los tipos de interés y siempre están las joyas de la corona a privatizar, y como recurso adicional el aval del pueblo y sus futuras generaciones. Queda claro. Acabemos de escenificar lo ocurrido. Cuando se enfrentaron los señores feudales con sus vasallos poco se podían esperar que la replica a la amenaza de suspender pagos era el garrotazo y tiente tieso: si no paga Argentina pagaran los argentinos. Los señores feudales, a través de sus bancos, se incautaron de todos los ahorros de los argentinos. Las joyas de la corona, las empresas privatizadas, ya estaban en manos foráneas y el último recurso consistía en los ahorros privados de los argentinos. El famoso corralito fue bendecido por altísimas personalidades y todos a una justificaron la confiscación de los ahorros que los argentinos tenían depositado en los bancos. ¿No es un atraco consagrado por la clase política? No se puede olvidar lo ocurrido en Argentina, es un hecho consumado que pone en evidencia hasta donde puede llegar la confraternización del poder político y el económico. El despilfarro y la corrupción traen causa de endeudamiento a escala estratosférica que arruina a países enteros, entonces, cabe preguntarse ¿Cómo demonios se lo montan para que la deuda crezca sin parar? Algo tendrá que ver el olvido y omisión de los bancos, las multinacionales y las grandes empresas en su contribución al Erario público. También algo tendrá que ver con la expansión de los Paraísos fiscales, un tema tabú que ni se menta.

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