sábado, 8 de junio de 2013

Europa vive aterrorizada ante su propio Lehman: la banca podría desatar el pánico y un nuevo colapso económico


El Gobierno no dice la verdad porque no puede decirla, ni el PSOE ni el PP ni ningún partido que este instalado en la Moncloa va a poner de manifiesto la quiebra del sistema financiero español, lo que se traduce, sin preámbulos, que los bancos del país están quebrados.

A los bancos, y las cajas reconvertidas, les va peor ya que tienen préstamos otorgados a largo plazo, las conocidas hipotecas a 20, 30, o 40 años, que muchas de ellas hacen aguas, y como no las han financiado con los depósitos de sus clientes sino a través de células hipotecarias que vencen a corto plazo, 2011, 2012, 2013 y poco más, pues ahí está el lío unido a múltiples desastres de imprevisión que concluyen en una suspensión de pagos generalizada.

 El volumen de la deuda del Estado, que no era nada que pudiera inquietar a los acreedores, ahora está en el mismo paquete que la deuda bancaria por la brillante idea de avalar la “millonada” que lleva el país hacia el abismo, por no mencionar nada escatológico. Antes de que quiebren los bancos que quiebre el país.

El encubrimiento de la situación empieza en el primer ejercicio que culminó Rodrigo Rato que para no mostrar pérdidas, que hubiera hecho imposible la salida a Bolsa, se cargaron 4.000 millones de euros a los fondos propios.
Hasta ahora el Banco Central Europeo proporcionaba liquidez a la banca española que ha aguantado como ha podido. El Mercado estima en 370.000 millones el agujero del sistema financiero español. El gobierno Rajoy en esta segunda regulación ha impuesto a los bancos una provisión de 30.000 millones de euros que unidos a los 100.000 ya provisionados da una total de 130.000 el diferencial son 240.000 millones que se quedan en el aire. Son cifras estratosféricas y la falta de liquidez monumental. La bola ha ido rodando durante unos años.

Estamos llegando al punto de no retorno, el gobierno junto a un consenso con toda la oposición deberían, urgentemente, soltar el peso muerto de la banca, de lo contrario la caída al abismo arrastrará a España y todos los españoles.

Los alemanes no han tenido suficiente con provocar dos guerras mundiales y arrasar medio mundo en busca de su espacio vital, ahora prescinden de su maquinaria militar y la permutan por una política económica que destroza a los países que pueden haber perdido, por la razón que sea, el paso de la oca en las que las SS desfilaban ante Hitler.

Los ciudadanos no van a consentir los sacrificios que se les piden para salvar a los bancos. El caso de Grecia es una evidencia, así y todo a los señores del dinero se les han puesto los astros en contra. Como sucede en los graves accidentes la catástrofe no se precipita por uno sola falla o error sino por una cadena de ellos. A la determinación del pueblo griego se ha unido el cataclismo de Bankia, la sospecha del Banco Central Europeo de que el Banco de España le está levantando la camisa, que se cumpliera la anualidad del 15M con miles de gente en la calle y portada en el mundo entero. Lo dicho, el dinero en el banco peligra.

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El Economista.

El reconocimiento de ayer de los errores cometidos en Grecia por el Fondo Monetario Internacional (FMI) supuso toda una sorpresa, aunque esconde otra verdad: la Unión Europea ha cometido errores más grandes. Simon Johnson, ex economista jefe de la institución, asegura hoy en una columna en Bloomberg que los líderes políticos ven aterrados el estado del sistema financiero europeo. Habrá más rescates de banca: los contribuyentes y los clientes pondrán más dinero.

El FMI habló claro: Grecia había pedido ayuda al FMI más tarde de lo que debía y necesitando más recursos de los que se le podían dar, principalmente por la oposición de sus socios del euro, que además se negaban a reestructurar la deuda helena, un gran hándicap para encontrar una solución.
La UE y Mario Draghi, presidente del BCE, no niegan errores, pero aseguran que se está en camino de corregirlos. El problema, según Johnson, es que el personal del FMI comprende completamente (aunque no puede decirlo abiertamente) que la mayor y más importante debilidad de la Eurozona que amenaza no solo a Grecia sino a toda la periferia es el estado del sistema financiero europeo.
Los bancos europeos están severamente faltos de capital, lo que significa que funcionan con muy poco colchón y financian sus balances fundamentalmente con deuda. Por todo ello, tienen muy poco capacidad de absorber pérdidas, por lo que tienen mucho potencial para desatar una ola de insolvencia en todo el sistema financiero, tanto europeo como mundial.

Terror a que haya problemas en la banca

Por ello, los líderes europeos viven aterrorizados ante la posibilidad de encontrarse con su propio momento Lehman, cuando una caída moderada del valor de la deuda destara un pánico generalizado y otro colapso en la economía real.
Precisamente por ello, cuando se propuso una reestructuración de la deuda griega incluyendo quitas, la élite financiera europea se opuso, siendo Alemania y Francia los más preocupados por las consecuencias de un default griego.
El ex economista jefe pone de ejemplo al alemán Deutsche Bank y a los franceses BNP y Credit Agricole, que han gestionado muy mal sus riesgos, tanto ellos como sus reguladores nacionales. Deutsche Bank, en concreto, es "el peor" y habitualmente se le denomina como un gran hedge fund, y no precisamente como un cumplido. Alemania esconde los escándalos de Deutsche Bank por puro interés económico.
El origen del problema de "este monstruo bancario europeo", según Johnson, es la "locura" que supone pensar que banqueros y políticos pueden determinar conjuntamente los riesgos de los activos. "¿Qué tiene ahora en el contexto europeo un riesgo bajo o cero?", se pregunta. La deuda soberana, a pesar de lo que pasó en Grecia, y aquellos que prestaron al gobierno griego, es decir, los supuestos poderosos bancos de los grandes países de la Eurozona.

Francia y Alemania son culpables

"¿Y por qué se calla el FMI sobre esta vulnerabilidad?", añade antes de criticar la sobrerrepresentación europea en este organismo, lo que es un gran fallo para el funcionamiento de la institución. Y es que los grandes países europeos no son los deudores, pero son los que crean los problemas al negar la vulnerabilidad de su sistema financiero. 
El ex economista jefe del FMI asegura que la institución no lo hizo mal del todo, ya que los mayores problemas vinieron de la actitud de los grandes países de la Eurozona.
"Los gobiernos francés y alemán son los que deben asumir la responsabilidad por la severidad de la depresión en Grecia y por el excesivo grado de dureza impuesto a la gente vulnerable en la periferia. Hay mucha retórica sobre la solidaridad, pero la realidad es que se ha permitido que la estrategia insensata sobre la banca ha guiado las decisiones políticas macro", concluye.
Por ello, a menos que el FMI sea capaz de enfrentarse a los europeos directa y públicamente, podemos esperar que haya más desastres al estilo griego.

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