viernes, 15 de mayo de 2015

La diócesis de Mondoñedo acompañará a su obispo a Santander





VIAJE A SANTANDER

 Acompañar al Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Manuel Sánchez Monge, Obispo de Santander, el día 30 de   mayo a las 12 h en la catedral. Salida el viernes 29 a las 15’30  de Correos. Hotel Dunas de Liencres (a 8 km de Santander).Precio del viaje 95 euros habitación doble y 30 euros suplemento en habitación individual. Plazas limitadas.

Dice D. Manuel en su carta de despedida:

 "Me costó venir hasta aquí desde mi tierra y ahora me cuesta dejaros, porque os he conocido y os amo"

A Muchos de nosotros también nos cuesta dejarle y vamos a ser bastantes los que le vamos a echar en falta. Siga así y cuente siempre con nuestro reconocimiento y consideración de muchas personas de esta tierra que le acogió con esperanza y nos vemos obligados a despedirle con desgarro del corazón.

Hablar de la persona de D Manuel Sánchez Monge es seguro que  el susbstantivo bondad es el más apropiado: bondad de corazón, bondad de conducta.
Bondad: condición de las personas –recurro al diccionario académico-  “ natural inclinación a hacer el bien.” Según Aristóteles, la bondad se dice de varias maneras. Por lo menos de las que aluden los versos famosos de Antonio Machado:
       
“ Y más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy en el buen sentido de la palabra bueno.”

Bueno en el sentido de la palabra es D Manuel: un hombre que sabe reconocer con animo abierto y leal las razones de quienes discrepan de él y que, sin mirar quien es o como es el  que a su lado padece algún menester, abnegadamente procura ayudarle. Así es el amor al prójimo, según la más pura interpretación del mandato evangélico.

D. Manuel es un hombre de mirada limpia, que mira a las personas con unos ojos suaves; unos ojos como de quien, habiéndoles tenido largo tiempo fijos en algo absorbente, los retira después unos instantes con gozo para mirar a un amigo. Unos ojos, me imagino yo, como los que tendría Jesús cuando paseaba por las tierras de Jerusalén y Galilea para mirar a sus amigos.
He descubierto en D. Manuel un hombre bueno, un hombre que por exceso en la blandura y apacibilidad de su genio que cede ante los defectos de los defectuosos y las incorrecciones de los incorrectos, o al menos en muchas ocasiones he comprobado que procede como si no los conociera. Con la mesura y con el diccionario en la mano yo diría: Exceso de blandura y apacibilidad de su genio”

Dos versos de Machado han sido el comienzo para el descernimiento de los posibles modos de bondad; y con dos versos seudomachadianos me gustaría terminar:
 
Y más que un hombre al uso, siervo de una doctrina,
Soy en el buen sentido de la palabra, un Amigo

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